Vengadores Vs. Patrulla-X Nº02

Un gran crossover que sabe a muy poco

 

Contiene: Avengers Vs. X-Men #03 y 04
Guión: Ed Brubaker, Jonathan Hickman
Dibujo: John Romita Jr.
Formato: Grapa, 56 páginas.
Precio: 3,50

 

La serie central de Vengadores Vs. Patrulla-X tiene un problema evidente, y es que transmite la impresión de que le faltan partes, o de que algunas dichas de dichas partes no son más que anzuelos para otras series, cuyo valor inherente se acerca a cero. Como un monstruo de Frankenstein que apareciese sin una oreja o un brazo, la colección troncal da la impresión de ser un conjunto de retazos en el que, si bien todo queda adecuadamente explicado y con coherencia, faltan cosas. Más o menos importantes… pero cosas, al fin y al cabo. En cualquier caso, abrimos el número con la regeneración de Lobezno y una vez más se plantea una pregunta: ¿cómo es posible que le vuelva a crecer el pelo después de que se lo quemen? ¿Cómo crece hasta la longitud deseada en un periodo de tiempo tan breve? ¿Y por qué no sigue creciendo sin parar, cómo sabe cuándo parar? ¿Lo controla el propio Lobezno? Ah, al carajo.

El papel de Lobezno como Vengador sigue estando poco definido en esta serie -recomiendo hacerse con Lobezno y la Patrulla-X para comprender mejor sus motivaciones y sentimientos… y porque es una compra muy recomendable en general-, pero funciona bien como término medio entre ambos bandos, apoyando al primero pero con información de primera y sentimientos encontrados sobre el segundo. A continuación vemos uno de los primeros movimientos de Cíclope como líder de la Patrulla-X… y no sé si atribuirlo a la torpeza del guión, a una información que quizá se desarrolle en otra colección o a mi propia y abundante estupidez, pero no me termina de quedar clara la estrategia del mutante. Ganar, lo que se dice ganar, apenas gana tiempo. ¿Por qué no hace que el grupo se marche antes a la vez que crea una ilusión mental (hola, Emma)? ¿O quizá estaban esperando al regreso de Magik? Entonces, ¿por qué no se marchan en cuanto aparece? Es un detalle sin apenas importancia, pero empezar un cómic encogiéndose de hombros rara vez es una buena señal. No obstante, durante esta secuencia inicial hay un momento muy chulo (revelar quién queda por encima de quién supondría revelar la sorpresa) que merece la pena mencionar.

La huída de Hope la dibuja adecuadamente como una joven resoluta con un punto de tormento, sin que resulte inaguantable por su sufrimiento o una cerebrito: el guión consigue ese difícil equilibrio entre el razonable miedo de una adolescente y la determinación de un personaje especial. Bien. La breve secuencia en la que los Vengadores interactúan con el Instituto Jean Grey también está conseguida, pues logra transmitir tensión y desconfianza en no muchas viñetas, proporcionado los suficientes matices para retratar la difícil relación entre ambas partes sin que resulte forzada. El caso es que los Vengadores consiguen una serie de ubicaciones en las que buscar a Hope y… oh, por el amor de Dios, Daredevil, ¿te importaría no sostener tu bastón en todo lo alto cuando aún lo tienes en modo «bastón de ciego», con empuñadura y todo? Que los presentes conozcan tu identidad secreta no significa que tengas que airearla como si tal cosa. Eso, llévalo al hombro mientras subes al avión, no pasará nada si a alguien le da por sacarte una foto desde un helicóptero, o algo. Cristo.

La confrontación entre Lobezno y el Capitán América (venga, sabíais que estaba a la vuelta de la esquina) es realmente buena en su desarrollo, no tanto en su concepción. Como viene siendo habitual, los motivos que conducen a ella son algo exagerados -¿esta gente no es capaz de discrepar en lo más mínimo sin llegar a las manos?-, pero su desarrollo es muy entretenido a la par que visceral. Los estilos de lucha de cada uno -violento pero preciso el de Lobezno, táctico y astuto el del Capitán- quedan muy bien reflejados con una narración fluida que siempre sitúa al lector en la perspectiva adecuada… pero la conclusión es tan anticlimática y está tan cogida con alfileres que provoca risa. Mirad al miembro de los Vengadores que embosca a Lobezno. Miradlo bien. Sed honestos y decidme que no os choca, aunque sea un poquito, que el mutante de los SENTIDOS AGUDIZADOS no sea capaz de OÍRLO VENIR. Y no, no es que se haya hecho pequeño, porque en una de las viñetas previas vemos su puñetera sombra y comprobamos que o está a tamaño normal o ya ha aumentado. La pelea estaba yendo muy bien, ¿había que arruinar el final de este modo? Es un plan absurdo por parte del Capitán América, sobre todo teniendo en cuenta todos los recursos de los que dispone. Patético. El caso es que a Lobezno le hacen un Alien (lo entenderéis cuando lo leáis) y descubrimos que el mutante de las garras, además de capaz de regenerarse, es invulnerable. Pues vale.

El encuentro entre Hope y Lobezno es… bueno, aceptable. Por un lado, la relación entre ambos queda bien reflejada en cada viñeta y lo tenso de la crisis, que afecta a ambos, se transmite en cada línea. No obstante, quizá ganaría coherencia si Lobezno dejase de sacar las garras en cuanto la ve. En la colección del personaje se define como un salvador de los niños, y en este mismo ejemplar opta por ponerla a salvo… ¿pero, por otra parte, la quiere matar? Estaría bien que las acciones del personaje estuviesen regidas por una cierta coherencia, o al menos consistencia no ya entre series, sino dentro del mismo ejemplar.

La búsqueda de Hope por las distintas ubicaciones del mundo provoca sentimientos encontrados. Por un lado, los diferentes modos de los que hacen uso ambos grupos para localizarla son lo bastante distintivos y chulos a su manera, así que eso es un punto positivo. Pero por otra parte, apenas alcanzamos a ver fragmentos de las peleas que se suceden entre los Vengadores y la Patrulla X. De la mayoría solo vemos una única escena en la que ni siquiera se intuye quién puede ser el ganador. Es comprensible que la intención de Marvel sea vender muchos ejemplares de las colecciones incluidas en el crossover, de modo que si quieres saber quién es el vencedor de tal o cual emparejamiento tengas que hacerte con otro cómic… pero por otra parte, sería de agradecer que la serie troncal tuviese algo más de contenido, que ofreciese algo más por sí misma, que fuese algo más que un mero escaparate, una galería de «previas» inconclusas. Me viene a la cabeza -y soy consciente de que son dos casos completamente distintos en todos los niveles-, el encuentro entre los Vengadores y la Liga de la Justicia, serie en la que un reducido número de ejemplares bastaba para presentar, desarrollar y concluir numerosos emparejamientos y combates. En este caso estamos ante un crossover, mientras que aquello era una serie cerrada disfrutable por sí misma, pero como lector hubiese agradecido que las peleas que aquí se nos muestran se desarrollasen aunque fuese un poco más. No es pedir mucho, ¿verdad que no? La conclusión, pese a tener un punto predecible, sitúa las cosas en un punto interesante que suscita el interés por el próximo ejemplar.

Vengadores Vs. Patrulla-X sigue haciendo un trabajo entre correcto y mediocre, y nada más, a la hora de contar una historia entretenida cuyos principales alicientes o tardan en llegar (la amenaza del Fénix) o no se desarrollan lo más mínimo (los combates). El desarrollo de los personajes es pobre incluso en el caso de los protagonistas, como Cíclope, Lobezno y Hope, y aunque la trama avanza a un ritmo adecuado en ocasiones puede resultar incluso apresurada, superficial, un escaparate. El resultado se inclina todavía más hacia el lado negativo de la balanza si a todo esto le sumamos el que algunas escenas o no quedan bien explicadas o son absurdas (¿cuál era el plan de Cíclope, exactamente?, ¿cómo sale Lobezno entero de una caída semejante?, ¿cómo es posible que le embosque quien le embosca? Y ya puesto a hacer preguntas, ¿nadie les ha dicho a los guionistas que en la puñetera Antártida no hay osos polares?). Vengadores Vs. Patrulla-X es una colección que se siente satisfecha de sí misma con muy poco, que pese a avanzar a buen ritmo no se molesta ni en pulir detalles que la afean ni en encontrar su propia identidad. Aún le queda margen de maniobra, pero los números pasan y aquí todavía estamos esperando la mejoría.