Mi sitio no está aquí fuera. Debo irme a casa
Seth es el seudónimo de Gregory Gallant, un historietista canadiense nacido en 1962. Su comienzo en el cómic se produce en la serie Mr. X en la que sustituye a los hermanos Hernández en el dibujo en el sexto número de la serie, en la que permaneció hasta el número trece. En 1991 aparece Palookavile, la serie de aparición aperiódica en la que ha ido prepublicando la mayor parte de sus trabajos. En esta cabecera han aparecido las historias que conforman los tomos Un verano en las dunas (Fulgencio Pimentel), La vida es buena si no te rindes (Salamandra Graphic) por la que recibió el premio Ignatz y Ventiladores Clyde. Otros trabajos suyos como Wimbledon Green (Sins Entido) o La G.N.B. Doble C. La Hermandad de Historietistas del Gran Norte (Sins Entido) ha aparecido directamente en formato novela gráfica. George Sprott (Random House Mondadori) surge de una colaboración con The New York Times Magazine. Además de a los cómics, Seth también se dedica al diseño de libros entre los que destacan los que ha realizado para los recopilatorios de Fantagraphics Books de la serie de Charles Schulz Peanuts, por los que ha recibido premios como el Eisner o el Harvey, así como su trabajo en Collected Doug Wright y John Stanley Library. También es un reconocido ilustrador que ha colaborado en medios como New Yorker además sus intereses también abarcan la escultura, el modelismo o la poesía. El documental Seth’s Dominion aparecido en 2014 trata sobre su trabajo.
Ventiladores Clyde es la empresa familiar fundada por el padre de Abraham «Abe» Matchcard y Simon Matchcard. Dos hermanos muy distintos entre sí, pero que arrastran conflictos del pasado que han marcado su vida. La novela gráfica va dando saltos en el tiempo para que podamos ser testigos de los episodios que marcaron la vida de los protagonistas y su empresa.
La génesis del libro se remonta a finales del siglo pasado, mientras paseaba por Toronto Seth vio el viejo escaparate de una empresa llamada Clyde Fans Limeted en la esquina de King con Sherboune. Al asomarse a su interior descubrió un despacho lleno de muebles antiguos de los años sesenta y en cuyas paredes estaban colgadas las fotos de dos hombres de mediana edad. A partir de esas imágenes fabulo la historia que se acabaría por convertir en Ventiladores Clyde.
Aparentemente puede parecer que estamos ante un cómic que trata sobre ventas o sobre la historia de la empresa Ventiladores Clyde, pero en cuando rascamos esa capa vemos que trata sobre la familia Matchcard. Y si seguimos rascando vemos que trata sobre la soledad, la memoria y el paso del tiempo. Unos temas que podemos encontrar en casi todos los títulos que componen la obra de Seth. Los hermanos Matchcard son aparentemente muy distintos, Abe es extrovertido y egoísta por el contrario Simon es tímido y solitario, pero en el fondo son las dos caras de la misma moneda. Una moneda que según sus palabras es el propio Seth ya que ambos reflejan aspectos de su forma de ser. Lo mismo sucede con sus padres que son un reflejo de los de Abe y Simon. Así que este libro no dice más sobre Seth que en otros aparentemente biográficos como La vida es buena si no te rindes, sobre todo del Seth actual y que sirve para dotar de verosimilitud a la vida de la familia Matchcard.
uno de los aspectos más fascinantes de la obra es la capacidad de Seth para recrear un mundo congelado en una época pasado. Los objetos y los edificios evocan a un tiempo más sencillo y fácil. En que había tiempo para pararse y ver la vida pasar. Una mirado nostálgica no exenta de romanticismo pero que no esconde los problemas que debían afrontar sus habitantes y que le sirve a Seth para construir una historia que pivota entre la realidad y la ficción, algo habitual entre su producción.
Los dos hermanos han encontrado distracciones, contar chistes sobre vendedores y recitar una encuesta para ser mejor vendedor en el caso de Abe y coleccionar fotos trucadas en el de Simon, que les permiten no afrontar el pasado y solucionar sus problemas para enfrentarse al futuro. Hay un interesante juego en la forma de Abe de contar su historia, ya que según avanza la historia vemos que no está siendo del todo sincero, ya que se limita a contar su versión. Según pasan las páginas descubrimos que ni él es tan sincero, ni Simon es tan raro. Que ambos deben vivir unas vidas que han forjado sus decisiones tomadas hace tiempo, pero Abe se hace trampas a sí mismo para no culparse por ellas, mientras que Simon es consciente de la vida que ha elegido y la vive de manera consecuente. El deterioro de la memoria, aunque en este caso de manera involuntaria, también está personificado en con la madre que tiene demencia y va perdiendo los recuerdos. Estas dos ideas enlazan con la idea de preservar la memoria para mantenerla viva que es tan importante en la obra de Seth, y la importancia de contar las cosas cuando pasan, no después, ya que el tiempo siempre altera la realidad. Por esos son tan importantes los coleccionistas y los objetos que coleccionan ya que se convierten en los garantes de la realidad, pero ni ellos ni nadie está capacitado para detener el paso del tiempo ni la inevitable decadencia que a todo atrapa, da igual que sean personas, objetos o negocios.
En Ventiladores Clyde se puede observar la evolución que ha sufrido Seth como historietista, tanto a nivel gráfico como a nivel narrativo que es la más importante. En los primeros capítulos vemos un dibujo más elaborado y limpio, lo mismo que sucede con la prosa que es mucho más poética y recargada, algo que cambia con el paso de las páginas volviéndose, tanto el dibujo como la prosa, más sintéticos y sencillos permitiendo que la imagen cuente el grueso de la historia. En esta evolución se puede observar la importancia de Chris Ware en el trabajo de Seth, sobre todo a la hora de componer la página. Pero no es el único autor del que se puede ver la influencia y vemos otros más clásicos como Frank King. Sin embargo, el aspecto que más destaca a nivel narrativo de esta obra es el control del tiempo y el ritmo de lectura que permite recrearte en cada una de las viñetas como si fuera un pedazo de historia preservado en el tiempo. Seth lo consigue gracias al fantástico uso que hace de los silencios y las elipsis. Aunque no tiene ningún problema en acelerar el tempo cuando la historia lo pide como en la escena en la que Abe busca a su padre. El resultado es que consigue que devórenos las casi quinientas páginas de una obra en la que aparentemente parece no suceder nada, pero en la que vemos dos vidas.
Salamandra Graphic nos ha traído una edición espectacular, con un diseño que respeta el que el propio Seth ha realizado para la edición original. La obra incluye todas las portadas de los catorce números de Palookavile en los que se publicó la historia originalmente. El trabajo de maquetación y rotulación de Sergi Pujol es extraordinario. Es una enorme suerte que Salamandra haya tomado el testigo de Sins Entido y podamos disfrutar de las obras de autores como Seth tan bien editadas.
Ventiladores Clyde es cómic en estado puro. Un compendio de todas las habilidades y sapiencia de Seth, en el que están presentes todos los temas que han marcado su trayectoria, en especial la memoria y el paso del tiempo. Una novela gráfica que debería estar en todas las escuelas de cómic porque ensaña más que mil manuales. Una de las obras más importantes que se han publicado en lo que va de siglo XXI que mezcla lo mejor del cómic «moderno» con las enseñanzas de los clásicos.
Guión - 9.5
Dibujo - 9.5
Interés - 10
9.7
Obra Maestra
Seth ha firmado una obra que reflexiona sobre la memoria y el paso del tiempo, en la que se puede ver su evolución como dibujante y narrador. Ventiladores Clyde demuestra las infinitas posibilidades que tiene el medio tanto en el fondo como en la forma.
¡Qué gran cómic!
Pinta a ser una obra maestra con el tiempo…sino lo es ya.
Dices que el trabajo de el traductor y maquetador es una maravilla pero los textos se han quedado con un tamaño de letra ínfimo en muchos de los bocadillos. Y un tipo de letra muy fino que no coincide con el original y que sobre fondos negros se lo come la tinta. Me da la sensación que cuesta bastante leerlo. En la edición anterior los textos eran más cortos y con una letra con más cuerpo lo q facilitaba la lectura.