Edición nacional / España: Un verano en las dunas, Fulgencio Pimentel, mayo 2016.
Guión, dibujo, tinta y color: Seth.
Formato: 88 páginas a bitono editadas en cartoné, más un cuadernillo de ocho páginas a color.
Precio: 19,95 €.
Hay algo dulce en los tebeos de Seth. Un ansia de vida, una defensa de lo hermoso, aunque lo bello yazca en lo profundo del tiempo y la memoria. Hay algo dulce en sus páginas por esa tendencia a la línea clara indie yanqui, suave de por sí, con sus curvas, sus negros duros que no duelen, con sus encuadres cuidados, elegantes, que jamás abruman, con esas viñetas cerradas con manchas tan expresivas como amables al tiempo. Serán también esas facciones, esas líneas sencillas que encierran toda emoción, que la definen con tino. Hay algo dulce, reitero, por esa mirada nostálgica, donde se hace evidente el tiempo perdido y cada recuerdo, por desagradable que sea, viene teñido por la desazón de lo que no va a volver. Esa nostalgia que le lleva a defender tiempos pasados como tiempos mejores, donde se entremezclan épocas siempre que se destaque todo aquello que la aleje de la que realmente esté tocando vivir. Y no hay nada más desubicado que un personaje anacrónico. Lo que nos lleva a que en la obra de Seth hay algo muy agrio a su vez, como no podía ser de otra manera. La añoranza de un pasado no vivido no puede traer otra cosa que melancolía. Y en esto, el autor de la magna George Sprott es un ejemplo tremendo. Tanto, que hace bandera de ello.
Un paseo en las dunas es una obra menor, hay que aceptarlo rápido. Pero eso no quita a que le falte calidad. Es menor ya que comparada con la citada George Sprott o La vida está bien si no te rindes, pues claro, no le llega. Lo cual es lógico. Comparar obras de juventud con aquellas que han encumbrado al autor es injusto, innecesario e inútil.
De modo que habrá que disfrutar de esta antología de dos historias cortas como lo que es: la simiente de lo que estaba por venir. Y ya se disfrutan aquí, como comenté arriba, ciertas virtudes que ronean la obra de Seth. Ya quisieran muchos noveles demostrar semejante personalidad de entrada. El trazo ya está cerca del caricato posterior. La destreza estética y narrativa asoma sin duda. Pero donde triunfa Seth es en la descripción de los momentos de vida, en la plasmación de emociones, máxime cuando estas están teñidas de cierta decepción, de cierta humillación. La desesperanza y el ridículo como motores para la creación son clichés de artista joven. Pero aquí funcionan. Pero claro, no están a la altura de la madurez posterior. Ni falta que hace. Y como no podía ser de otra forma, ambas historias lo son de iniciación, son pasos a la madurez. Y estas siempre vienen tan cargadas de ilusión como de decepción. Leerlas, seguro, no será una decepción. Será, si tienes corazón, una ligera catarsis.
Guión - 7
Dibujo - 7.5
Interés - 8
7.5
Semilla brillante de lo que estaba por venir.