Vertigo Bazar: The Sandman presenta #1 (Los Chicos Detectives)

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Edición original: ago./nov. 2001; Vertigo (DC Comics).
Edición España: oct. 2008; Planeta DeAgostini
Guión: Ed Brubaker.
Dibujo: Bryan Talbot.
Entintado: Steve Leialoha.
Portadas: Dave McKean.
Color: Allen Jamison, Daniel Vozzo.
Rotulista: Willie Schubert.
Precio: 8,95 (Rústica, 96 págs.)

 

Post de referencia. The Sandman: Un fragmento de la Eternidad

¿Por dónde empezar cuando hay más de un principio? Por el primero de ellos, supongo… Corría el año 1991 y Neil Gaiman estaba en pleno apogeo del arco Estación de Nieblas en The Sandman. Ya sabéis: Lucifer se larga del Infierno y le deja a Sueño la llave del reino y todas las complicaciones que conlleva su sucesión. El caso es que con el hogar de las almas condenadas sin dueño, éstas se estaban dedicando a vagar por el mundo, y el vehículo que el bueno de Gaiman nos presentó para poner en pie parte de este contexto (en The Sandman #25 USA) fue la historia de dos muchachos en un internado. O tal vez debiera decir un muchacho muerto y el otro vivo, porque Edwin Paine había sido asesinado en 1916 y vagaba por las instalaciones, solo y aburrido, hasta que se encontró en 1990 con un Charles Rowland vivito, coleando y absolutamente aterrorizado por los engendros salidos del averno en virtud de los recientes acontecimientos (materializados por otra parte en la forma de matones de colegio). Paine intentó entonces ayudar a Charles como pudo y, si bien este último acabó muriendo, cuando despertó no se descubrió solo y abandonado como su predecesor, sino que encontró a alguien con quien poder pasar sus días. El resultado de todo esto fue una amistad que estaba llamada a ser eterna –nunca mejor dicho–, y dos fantasmas juveniles que se negaron a pasar al más allá para así poder vivir aventuras terrenales sin nunca crecer.

Cierto tiempo después, volvimos a encontrarnos al dúo en el crossover de Vertigo La Cruzada de los niños, constituidos para la ocasión en una suerte de detectives privados –tras aprender el oficio a base de películas y novelas– y contratados por una muchacha para encontrar a su hermano. Después de eso, poco supimos de ellos pese a sus breves incursiones en Los Libros de la Magia, pero eso habría de cambiar cuando a partir de 1997 se decidió desde DC Comics aprobar la colección The Sandman presenta, donde tendrían cabida a modo de modestos spin-offs diversas miniseries y one-shots dedicados a personajes secundarios de la serie madre. Uno de ellos, la miniserie de cuatro números The Dead Boy Detectives: The Secret of Immortality escrita por Ed Brubaker en 2001, es el que nos llega ahora bajo el título The Sandman presenta: Los Chicos Detectives.

Respecto a la edición de Planeta DeAgostini, poco que decir: reproducción cuidada, portadas originales, ningún extra y algunos (muy pocos) fallos mecanográficos que hacen que se dupliquen algunas preposiciones aquí y allá.


Su primer encuentro en
The Sandman

No fue ésta, sin embargo, la última vez que nos topamos con Edwin y Charles. Jill Thompson los recuperó para sus aproximaciones en clave de manga al universo The Sandman en A las puertas de la Muerte (2003) y, de una forma mucho más patente, en Los Detectives Muertos (2005). Por cierto, una curiosidad: este último trabajo de Thompson, de título original The Dead Boy Detectives (formato Digest, sin el The Sandman presents por delante y ya publicado por Planeta en su momento con el título referido) es el responsable de que el cómic del que hoy vamos a hablar se haya tenido que traducir como Los Chicos Detectives. Tened cuidado y no confundiros a la hora de comprarlo/encargarlo/pedirlo.

Argumento

Charles Rowland y Edwin Paine, detectives privados amateurs con oficina sita en lo alto de un árbol, se enfrentan a un nuevo caso: un misterioso asesino está consumiendo la vida de los niños sin techo de Londres y Marcia, una chica que teme por su vida, los contrata –o algo así– para encontrarlo y detenerlo. En el camino se encontrarán a personajes como Hettie La Loca, el inmortal Hob Gadling, el Marqués de Marquez y la histórica sombra de un brujo que no quiere morir: Gilles de Rais.


Los detectives, su despacho
y su cliente

Análisis y valoración

Ed Brubaker, que produjo esta miniserie prácticamente justo antes de alcanzar la gloria (con anterioridad en DC Comics sólo había hecho Prez, La escena del crimen y Deadenders), definió la obra que hoy nos ocupa en su momento como un «cómic para todas las edades» y especialmente para «adultos jóvenes», rechazando absolutamente que se pusiera en la cubierta el característico lema que suele acompañar a las obras de Vertigo: «Para lectores adultos». Con influencias confesas tales como John Bellairs, Daniel Pinkwater, Sherlock Holmes o The Hardy Boys, Brubaker tuvo claro que lo que quería era hablar sobre niños que no pueden ni quieren evolucionar, envejecer o morir… y de adultos que consiguieron de distintas formas alcanzar capacidades similares. El subtítulo del cómic, de hecho, lo dice claro: el tema central es la obtención de la inmortalidad.

Sin embargo, el gran problema de Brubaker en este sentido es olvidar que cuando se quiere contentar a mucha gente, se corre el riesgo de hacerlo sólo a medias. Y quedarse a medias es, de hecho, una forma de no contentar a una parte de los lectores. En efecto, todo aquel que se acerque a esta obra pensando que por ser un spin-off de The Sandman debe de tener gran parte de su esencia y profundidad quedará decepcionado; más aún si cabe cuando reflexione acerca de la oportunidad perdida que ofrecía una base argumental a la postre interesante. Para colmo de males, apenas cumple la función de ampliar de forma satisfactoria el universo de Morfeo de cara a sus completistas. Eso sí, aquéllos que se acerquen con la perspectiva de leer un tebeo entretenido puede que sí queden satisfechos, ya que el cómic es agradable, deja un muy buen sabor de boca y se olvida pronto y fácilmente.


El origen del villano

¿Qué ha pasado para que un autor tan brillante incluso en sus inicios se vea incapaz de desarrollar una buena historia, sin más logro que el del modesto entretenimiento? Analizando un poco las páginas, me aventuraría a especular que el principal escollo del guionista ha sido la condición infantil de sus protagonistas. Brubaker es un escritor que siempre ha estado acostumbrado a las tramas adultas, los personajes maduros y los argumentos con gancho… unas preferencias muy limitantes cuando se trata de poner voz a dos chiquillos imberbes y desenfadados; tan limitantes de hecho que el bueno de Ed ha pasado olímpicamente de proporcionarles consistencia: el lector no empatiza con ellos, sus diálogos son absurdos –especialmente cuando pretenden ser graciosos– y nos importa bien poco lo que les pase o les deje de pasar.

Curiosamente además, si algo salva el tebeo, son los personajes adultos. No sólo los heredados de The Sandman –aunque volver a ver y leer a Hettie La Loca o a Hob Gadling sea un gustazo– sino también el villano de la función, que no es otro que el personaje histórico de Gilles de Rais; el mismo Gilles de Rais que ayudó a Juana de Arco en la Guerra de los Cien Años (en la adaptación de Besson lo interpretaba Vincent Cassel), que se retiró a la campiña francesa, que se volvió un alquimista y presunto brujo medio loco, que se dedicó a matar y sacrificar niños a diestro y siniestro, y que acabó siendo ejecutado por sus crímenes. No obstante, incluso aquí hay problemas para Brubaker, ya que con pocos personajes sospechosos no se puede estructurar una trama de misterio al estilo whodunnit clásico y, en este caso, tenemos sólo a tres (de los cuales conocemos muy bien a dos y sabemos rápidamente que el tercero miente más que habla). Apuntad, por tanto, otro defecto: previsibilidad.


Viejos conocidos

El apartado gráfico a cargo de Bryan Talbot tampoco es nada del otro mundo. Correcto y descriptivo, emplea la línea gruesa para definir contornos y define rasgos faciales a base de un trazo muy fino que suele combinar con el hatching para encontrar matices y efectos lumínicos, si bien abusa del feísmo en personajes que no lo requieren en absoluto (Marcia, por ejemplo). Todo ello en el marco de un diseño de página con el espacio interviñeta respetado (blanco o negro) y estructurado a base de viñetas cuadradas y rectangulares con tendencia a la superposición (con la salvedad de las viñetas ovaladas e irregulares que emplea para los flashbacks).

Concluyendo: un tebeo relativamente fresco, correcto y entretenido, que deja buen sabor de boca, pero cuya falta de pretensiones, múltiples carencias y defectos lo aconsejan sólo para paladares moderadamente exigentes y para completistas de The Sandman. Sin duda lo peor que puede decirse de él es que no ha sabido aprovechar el excelente material de partida para edificar una trama más atractiva, adulta y profunda, quedando lo que debiera haber tenido por referente a Charles Dickens en fallido remedo de Enid Blyton.

Páginas recomendadas

Artículo sobre el cómic en la Wikipedia en inglés y ficha de la miniserie en Comic Book Database. Además, páginas oficiales de Ed Brubaker y Bryan Talbot.

Otros complementos interesantes: unas pocas declaraciones a propósito de la obra en Comic Book Resources, todos los spin-offs de The Sandman indexados, artículo de Álvaro Pons en La Cárcel de Papel, y dos reseñas de Juanjo Palacios dedicadas a los tomos de La Cruzada de los niños (1 y 2) editados por Planeta.

Última actualización de este artículo: 23 de enero de 2010

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Phantomas
Phantomas
Lector
19 septiembre, 2008 12:20

Pues eso… ¡¡¡a por las 150!!!

ZANTOBLIN
Lector
19 septiembre, 2008 12:54

¿100 reseñas? ¿Eso cuanto tiempo és? Más de 2 años, ¿verdad?
Cómo pasa el tiempo…

Phantomas
Phantomas
Lector
19 septiembre, 2008 13:38

Joder, espero estar, no me seas gafe… Y encima me dice eso en este post 😛

Dr. Mabuse
Dr. Mabuse
19 septiembre, 2008 14:22

Para un profano como yo de Sandman (que espera esa «misteriosa» reedición como agua de mayo) recomiendas este spin-off como pequeño aperitivo, o mejor no leerlo hasta leer la serie madre… Gracias

señor punch
19 septiembre, 2008 20:55

y mientras, la serie madre duerme el sueñoi de los justos USpongo que tiene algo de justicia poética para Norma: quien quiera no esperar meses (años, apuesto) para completar he Sandman, debe rebuscar en buenas tiendas y tener mucha suerte (dudo que aún se puedan encontrar los tomos de Norma, pero…)
O visitar la biblioteca.

(como culpable del blog destinado a analizar la serie de Gaiman declaro que los miles de spin-offs surgidos del éxito incuestionable de Sueño, no me interesan demasiado… salvo los que hace Gaiman, claro)

señor punch
20 septiembre, 2008 20:37

gracias por el piropo, pero de experto poco tengo, y además soy un despistado del copete con poco de enciclopedista (que para buscar spin offs tendría que darle al google como un loco, a riesgo de olvidarme el más gordo de ellos :P), pero desde luego, si algo relativo a Sandman viniera de la pluma de su creador, me interesa (aunque luego no sea bueno… ya ha ocurrido) mientras que los ejercicios de mercadotecnia como The Dreaming o el …Presents me repelen un poquito… aunque a veces pueden ser interesantes o incluso brillantes, que no digo que no. es lo que hay.
Eh, y que yo os leo re li gio sa mente, todos los días o casi, aunque no suelo intervenir (que somos muchos blogs, que con seguir el puñao que sigo me sobra trabajo 🙂 )