Vertigo USA: American Vampire

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El tiempo pasa volando… si a finales de octubre del año pasado dedicábamos un amplio reportaje al anuncio de una nueva serie regular de Vertigo centrada en una suerte de neovampiros americanos, guionizada en su primer arco por Stephen King y Scott Snyder, y dibujada por Rafael Albuquerque, hoy interrumpimos la programación habitual a base de novedades patrias para comentar nuestras impresiones a raíz de la publicación de su primer número en USA.

Antes de eso, empero, recordemos algunas claves generales: la colección, de título American Vampire, nace con el propósito de «presentar a los lectores una nueva raza de vampiros, una especie más musculada y viciosa con distintivas características americanas». Con el fin de que todo salga a pedir de boca –y también con el de asegurarse un buen bombazo publicitario– su primer arco argumental –de cinco números– contará dos historias separadas, una escrita por Snyder y la otra por King. Así, mientras que la historia de Snyder versará sobre las aventuras de Pearl y sus sueños de convertirse en estrella del Hollywood de los años veinte, la historia de King nos presentará el origen del primer vampiro americano: Skinner Sweet, ladrón de bancos, vaquero asesino allá por 1880 y, a la postre, un vampiro más fuerte y rápido que sus predecesores, equipado con colmillos de serpiente de cascabel y que obtiene sus poderes del sol. Tras la conclusión del arco, Snyder y Albuquerque se dedicarán a desarrollar la historia de la estirpe de Skinner a través de varias décadas. Y, tal y como está planteada la cosa, podemos deducir que King simplemente creará al personaje, escribirá el primer arco, cobrará su cheque y se irá. En el reportaje que publicamos en octubre también tuvimos la oportunidad de conocer algunas declaraciones de los implicados, que reproducimos ahora de nuevo:

  • Scott Snyder: «Nada podría ser más excitante para mí que tener la oportunidad de reimaginar un monstruo clásico, de inventar toda una nueva mitología e historia secreta… nada excepto tener la oportunidad de hacerlo con Stephen King en Vertigo. Honestamente, no puedo pensar en ninguna otra influencia más crucial o inspiradora para mí que Vertigo y Stephen King. Tenerlos a ambos involucrados en American Vampire junto al increíble Rafael Albuquerque es todo un sueño hecho realidad para mí».
  • Stephen King: «Me encantan los vampiros, y la idea de seguir las oscuras hazañas de un vampiro americano único realmente encienden mi imaginación. La oportunidad de hacer la historia de origen –estar presente en el momento de la creación– fue emocionante. Le debo un montón de gracias a Scott Snyder por dejarme compartir su visión y sorber de su cubo de sangre».


Pearl y su estilo años veinte

  • Rafael Albuquerque: «En un tiempo en que los vampiros están por todas partes, Scott y Stephen parecen haber hecho lo imposible: una nueva serie original, inventiva y llena de detalles. Es un proyecto desafiante y excitante en el que estoy orgulloso de trabajar».
  • Karen Berger: «Publicar una serie con un enfoque fresco sobre el mito del vampiro sería lo suficientemente increíble, pero añadir los talentos de Scott Snyder, una nueva y excitante voz en el campo de la ficción, y de Stephen King, el maestro del horror en persona, está más allá de lo impresionante. Estamos emocionados con el hecho de que Vertigo sea el hogar de este nuevo trabajo tan especial, y estamos seguros de que será una contribución esencial al atractivo popular y atemporal de lo vampírico en cualquier parte».

Ni que decir tiene que tras el anuncio oficial en Graphic Content, los medios especializados –primero– y generalistas –después– se ocuparon de pregonar la buena nueva a los cuatro vientos. Así, Newsarama nos deleitó con más declaraciones a propósito de la obra en las que quedaron un poco más claros el proceso creativo, las intenciones del equipo y la génesis de la obra. Lo primero que tenemos que decir es que el concepto original de la historia es de Snyder, que al parecer envió la descripción a King para ver si éste podía escribir un cita promocional. El propio Snyder nos lo contaba: «[King] me escribió de vuelta y me dijo que realmente le gustaba el material y que le encantaría hacer un texto promocional. Pero decía que también le gustaría hacer un par de números. Obviamente, dije que sí. Después continuó diciendo ‘¿Te importaría si prolongase esto un poco?’. Y acabó haciendo cinco números. Tomó una dirección excitante tras el segundo o tercer número. Y en ese punto, era totalmente su criatura imaginativa. Y la serie es mucho mejor por ello. Añadió grandes cosas al personaje y a la historia y a sus relaciones […] Y está muy entusiasmado con el hecho de decir que es su primer cómic original».

Respecto a la nueva raza de vampiros, Snyder explicó también para Newsarama lo siguiente: «Como la especie vampira, a lo largo de los últimos dos milenios, ha tenido distintas poblaciones en épocas diferentes, ocasionalmente muta en una nueva especie de vampiro. Y de este modo hay todo un árbol familiar secreto de especies diferentes detrás de la dominante –la clásica, nocturna, bebedora de sangre y afectada por la luz del sol– que llegó a dominar Europa. Skinner Sweet tiene así poderes completamente nuevos y también debilidades totalmente genuinas. Esta raza de vampiros es más feroz, más fuerte y más efectiva. Se encuentra en el desierto y se expone a la luz constantemente. Es más musculada, animal y fiera. No es educada. Es una criatura más ligada a los desiertos de Las Vegas y California que a lo urbano, escenarios más elegantes donde puedes operar de noche y ocultarte durante el día. Sus colmillos son más largos y propios de una serpiente, y posee una cualidad ofidia en la forma en la que ensancha sus mandíbulas. Y sus uñas son más más largas que las de los vampiros europeos. Asi que se siente como algo más propio del Oeste americano, del paisaje americano, que cualquier otra cosa que haya visto antes».


Pearl a color

Sobre el personaje principal, Skinner Sweet, Snyder también se explayó lo suyo: «Fue divertido porque le dije a Steve [Stephen King] que pensaba en Skinner como en una especie de Joker en cierta manera, y que era totalmente antisocial y terrible. Y el dijo ‘vale, creo que ya lo pillo’. Y me quedé preguntándome si lo habría hecho lo suficiente malo. Pero entonces fue como si, ufff… nunca me di cuenta el enorme pozo sin fondo de maldad que hay en este personaje hasta que él [King] se hizo cargo».

Y fiel a una política hábilmente publicitaria, Snyder también se tomó su tiempo para hablarnos del personaje de Pearl, la joven que desea ser actriz en el Hollywood de los años veinte: «Acaba convirtiéndose en la víctima de este vicioso ataque vampiro por parte de los vampiros de la vieja escuela, de los europeos. Y Skinner Sweet simplemente parece estar por allí cuando eso ocurre. Y así empieza la vida de Pearl como vampira americana. Por su lado es una historia clásica de venganza [aunque] hay un poco del binomio Hannibal Lecter/Clarice en la relación que se establece entre Pearl y Skinner. En primer lugar, hay un secreto en la razón por la que él la ha creado, una doblez en sus motivaciones. Pero en su mayor parte, hay cierta moralidad en la misión de ella… había un montón de discriminación hacia la mujer en el Hollywood de los años veinte, y mi historia va sobre estos vampiros dominantes que secretamente dominaban la industria cinematográfica. Y Pearl es alguien a quien apoyas, porque crea un sentido de justicia y destruye el sistema que la engañó para ir a una prueba y acabar asesinada».

Pero lo más curioso, sin duda, fue cómo llegaron Snyder y su propuesta a la línea Vertigo. Al parecer nuestro hombre estaba en la lectura de un libro para el que había escrito una pequeña historia superheroica cuando un editor de la línea apareció y preguntó si había algún auténtico fanático de los cómics. Snyder respondió afirmativamente y, tras encarar la pregunta prototípica de qué estaba leyendo en esos momentos –Final Crisis y Secret Invasion–, fue nuevamente cuestionado acerca de posibles propuestas para la línea Vertigo. Y allí mismo soltó la idea acerca de los vampiros que le llevaba tanto tiempo rondando por la cabeza, a pesar de que pensaba que, por el lugar escogido, esperaban algo más literario. Pero no… el tema resultó ser del agrado del editor. Karen Berger lo explicaba así: «Las raíces de Vertigo están en el terror. Tiene sentido para nosotros hacer una serie sobre vampiros. Pero si la hacemos, tenemos que hacerla de una forma fresca y excitante. Y precisamente American Vampire va sobre eso».


Sin embargo, como apuntamos, medios generalistas como el New York Times y algún que otro blog literario continuaron la cadena, a los que se fueron sumando más y más páginas especializadas dentro del mundo del cómic (como Comic Book Resources o IGN) y la propia Vertigo Graphic Content. A través de estos medios supimos que el hecho de que en el mundo real sólo conozcamos al vampiro clásico forma parte de la mitología de la serie –que explorará cómo esta raza se hizo hegemónica sobre las demás–, que el protagonista vive pensando que el Oeste nunca debió ser «domesticado» y que ser americano significa ser salvaje, o que los arcos del cómic versarán tanto sobre la vida de Skinner como sobre la historia de su progenie, en una línea temporal que nos llevará a través de distintas etapas en la historia de Estados Unidos y de su cultura. Una estructura que Snyder definió como parecida a la de Criminal o Northlanders, sólo que con un personaje principal mucho más reconocible y activo, dada su inmortalidad. Y, por supuesto, también hubo espacio para hablar del gran trabajo que a juicio de Snyder estaba llevando a cabo Albuquerque en la parte gráfica, con un estilo art deco a base de lápices y tintas densas para la ambientación en los años veinte y un estilo a base de aguadas para la parte que se desarrolla en el Oeste (la historia de Stephen King).

Ante todo esto, las reacciones de los lectores de esta página y de cualquier otro medio especializado se dividieron entre los que veían la colección con esperanza de leer buen material y los que la veían como una hábil estrategia publicitaria que buscaba subirse al carro de los vampiros ahora que estaban en alza, con King como reclamo y un espíritu ciertamente hereje para con el canon del mito. Sea como fuere, American Vampire consiguió su objetivo: en el plan editorial de la línea Vertigo para 2010 tiene ya hueco, llegará por estos lares en noviembre y lo hará en forma de recopilatorio en cartoné a 14,95 € la pieza. Objetivo: asaltar el mercado generalista. ¿Podría haberse ejecutado un marketing más agresivo? Sí. Y, de hecho, se ejecutó…

A dos días del debut…

Más allá del hecho de anunciar una portada alternativa de Jim Lee para el número #1 de American Vampire, estaba claro que en algún momento antes de su salida al mercado el verdadero rey de la función haría acto de presencia. Y afinando al máximo la gestión de los tiempos, el mismísimo Stephen King se marcó una entrevista –con previa asociada– el pasado lunes 15 de marzo, a dos días del debut de la colección. ¿El medio elegido? Pues The Daily Beast, cuya editora jefe es nada más y nada menos que Tina Brown –ex editora de Tatler, Vanity Fair y The New Yorker, así como escritora de un best seller sobre Diana de Gales–. Publicidad, publicidad, publicidad… amplificada además por un trailer en la web del propio King y por otra previa el martes 16 de marzo, unida a un listado con las películas sobre vampiros favoritas de Scott Snyder. ¿La más influyente en American Vampire según el guionista? Pues Los viajeros de la noche, de la recientemente oscarizada Kathryn Bigelow. Lo dicho: publicidad.

En fin, vayamos al grano… ¿Qué nos cuenta King en la entrevista? Pues lo que todo el mundo quiere oír, que para eso hay que vender tebeos: pullas hacia esos vampiros actuales que «son como juguetes, que son preciosos, y que hacen que quieras domesticarlos y llevártelos a casa contigo»; comparaciones entre el vampirismo y el capitalismo; alabanzas hacia su criatura («un verdadero animal sin domesticar»); reivindicación de la sexualidad «oral» y «peligrosa» del vampiro frente al romanticismo de Crepúsculo; afición por Superman, el Capitan Marvel, el Casper de Harvey Comics («probablemente debería avergonzarme por admitirlo») y los tebeos de terror de EC Comics (que inspiraron su Creepshow); el enorme respeto que se le tiene ahora a los cómics gracias a Watchmen, Batman, Chabon o Picoult; y un largo etcétera con frases para ganarse al respetable.


Dos portadas para el número #1

No faltan tampoco, claro está, las anécdotas, enfocadas a subrayar su inexperiencia en la guionización de cómics (es la primera vez que hace uno él mismo) y el profundo respeto por unos profesionales que han sido sus maestros. Especialmente graciosa es la que describe una llamada de los editores realizada para comentarle que ya no se usan burbujas de pensamiento. King lo cuenta así: «Recibí una llamada embarazosa de los editores en la que me dijeron ‘Eh, Steve, ya no hacemos estas cosas’. ‘¿Ya no hacéis estas cosas?’, dije. ‘No, cuando un personaje habla, habla; pero si está pensando, intenta narrarlo poniéndolo en los pequeños recuadros de narración’. Así que lo adapté al nuevo estilo. Pero creo que es una pena perder ese recurso… una de las cosas interesantes de la palabra escrita en oposición a la palabra hablada de una película es que puedes introducirte en los pensamientos de los personajes».

Más interesante resulta la comparación que hace King del cómic con las series de televisión (campo en el que tiene experiencia con productos como The Stand o The Shining): «Cada noche es como si fuera el número de un cómic. Y lo que uno intenta hacer es crear un clímax en un punto determinado, y después vuelves y empiezas en un punto más alto y terminas en un clímax aún mayor que el primero… es casi como las olas de un tsunami. Tratas de llegar más y más alto. Así que tiene algunas cosas en común con un una historia corta». Y ya para terminar el apartado, comentar que tampoco tiene desperdicio su reflexión sobre la vida y el tiempo: «Una de las cosas que pasan cuando escribes algo como este cómic es que los argumentos empiezan a sugerirse ellos mismos. No importa el formato en el que estés trabajando, historias cortas, novelas o cómics… será mejor que estés escribiendo sobre algo o estarás perdiendo el tiempo. Y me parece que este cómic va sobre el tiempo, y sobre cómo nos hacemos mayores. Me encanta todo el concepto del vampiro porque su característica más atractiva es que nunca envejece».

American Vampire #1

Y llega la hora de la verdad… miércoles 17 de marzo de 2010 y el tebeo en la calle. Por fin se puede opinar con fundamento. ¿Veredicto? Pues pese a todas las dudas razonables que pudiéramos tener los más suspicaces, el primer número de American Vampire ha resultado ser, a mi juicio, todo un señor tebeo. En total son 32 páginas de cómic: 16 guionizadas por Snyder, 16 guionizadas por King y todas dibujadas por un más que sólido Albuquerque. Y lo más curioso: el guión de King le da mil vueltas al de Snyder.

Pero no nos precipitemos. Como hemos dicho, la primera mitad del material la ocupa Snyder con la historia de Pearl Jones, una atractiva aspirante a actriz en el Hollywood de los años veinte que se adivina cordero rural entre lobos cosmopolitas y viciosos. Sus circunstancias y vicisitudes suenan por supuesto excesivamente manidas –Mina Harker y su amiga Lucy se nos vienen a la cabeza casi de inmediato–, aunque Snyder se muestra capaz de dotar de voz propia (limitada, pero propia) a los personajes que hay debajo de este arquetipo y del de su inseparable y casquivana compañera de habitación. A esta sensación se le suma el hecho de que la paleta de colores de Dave McCaig no casa bien con el dibujo de Albuquerque, de forma que ni uno ni otro consiguen reflejar la época a nivel de ambientes cotidianos. Todo es demasiado contemporáneo como para surtir el efecto de evocación deseado.


Snyder & Pearl

No obstante, Snyder y el equipo creativo sí tienen dos importantes aciertos: el primero, el retrato que hacen de unos vampiros que son mezcla perfecta de Louis B. Mayer y del Max Schreck de La sombra del vampiro… a la hora de retratarlos pareciera como si el guionista cobrara pulso y el equipo gráfico consiguiera saber lo que quiere y cómo compenetrarse para conseguirlo. Y el segundo acierto, la introducción de un Skinner Sweet que aunque recuerde excesivamente al Sawyer de Perdidos en pintas y maneras, resulta magnético. Empero, lo cierto es que si el «Continuará» que aparece en la última página de esta primera parte hubiese sido también el del tebeo, estaríamos hablando de un relativo fracaso, porque nada nos hace querer saber cómo acaba una historia que, en realidad, ya sabemos cómo acaba. Todo suena a ya visto en el trabajo de Snyder, y sus bondades no justificarían seguir comprando un cómic que, pese a no ser malo, ni cautiva ni apasiona; simplemente se deja leer y entretiene si no se le pide demasiado.

Sin embargo, ese «Continuará» no es conclusión del tebeo, sino preludio de las 16 páginas que le corresponden a un Stephen King que probablemente no sea el grandísimo novelista que sus admiradores quieren ver en él, pero que sabe de sobras cómo contar una historia para enganchar a los lectores: lo que cuenta –el origen de Sweet en el salvaje Oeste– atrapa, sus diálogos son como balas, consigue que Albuquerque y McCaig hagan maravillas y, sobre todo, entiende que ser carismático no entra en conflicto con ser un malnacido. Su Sweet también tiene mucho de canalla pero, a diferencia de Snyder –que sigue la senda del «tipo malo pero de buen corazón muy en el fondo»– el de Maine no lo hace para nada complaciente. No trata de dulcificarlo; no hace concesiones a la galería; no le proporciona comodidad al que lee… Sweet mata niños, mujeres y todo lo que se le ponga por delante; y, encima, es condenadamente listo y maquiavélico.


King & Sweet

A todo esto se le une que la trama tiene un ritmazo, que no se deduce tan fácilmente como la de Pearl y que su desarrollo es de notable alto. Así que, cuando uno llega al final, sabe seguro que querrá leer el siguiente número pese a ser consciente de que no se está ante una joya del Noveno Arte, sólo ante un buen tebeo. Señor King, los editores estarán contentos: su magia ha funcionado. Ha demostrado que la publicidad agresiva no es necesariamente mala si lo que intenta es vender un producto que merece la pena. La gran pregunta es… ¿qué ocurrirá cuando el arco concluya, King se vaya, y la colección quede únicamente en manos de Snyder? Pues a saber. Visto lo visto, decaerá mucho. Pero en cualquier caso, habremos disfrutado hasta entonces con una historia que, de todas formas, tiene toda la pinta de ser relativamente independiente y autoconclusiva (aunque deje la puerta abierta para futuras aventuras de Sweet desde finales del XIX hasta nuestros días). Poco más que decir… un saludo a todos ¡y hasta el mes que viene!

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GatoSamurai
GatoSamurai
Lector
18 marzo, 2010 9:19

No me parece una idea original ni de lejos… pero habrá que echarle un ojo a ver que tal, antes de juzgar.

Por cierto, lo de las burbujas de pensamiento y el señor King… ¿Que pasa que no se ha leido ni un comic suyo de La Torre Oscura?

Phantomas
Phantomas
Lector
18 marzo, 2010 10:21

Yo ya dije que a mi me llamaba la atención, los vampiros son mi especie de terror favorita de toda la vida…

De momento por las imágenes, que bien está el color en la historia del Salvaje Oeste y que rara en la de los años ’20

Phantomas
Phantomas
Lector
18 marzo, 2010 15:42

tonos pastel

Si, justo eso… Esta mañana estaba espeso y no sabía como definirlos, pero exactamente es eso, demasiado tono pastel 😛

Clavos
Clavos
18 marzo, 2010 22:59

Entonces es más bien un inicio engañoso, ¿no? Habrá que valorar la obra cuando Snyder se haga cargo del guión completamente en solitario, y eso que yo a King lo daba por perdido desde hacía años. Veremos si sigue siendo un digno entretenimiento por entoces, aunque vamos, un poquito más de riesgo y ‘profundidad’ no hubiera venido nada mal, cosa que lamentablemente falta un tanto en Vertigo hoy en dia. No sé, una trama más oscura y que ahonde más en lo sobrenatural podría dar bastante juego. Veremos qué pasa…

Raúl Martin
Lector
19 marzo, 2010 11:24

Como muchos sabrán, los primeros números de una colección Vertigo son muy abiertos, y cuesta hacerte una imagen general de la dirección de la serie hasta al menos el final de su primer arco argumental. Dicho esto, el primer número de American Vampire no cumple nada de la premisa promocional, ya que nos muestra una historia de vampiros normales y corrientes. No hay nada de innovador en sus chupasangres por ahora. Lo más destacable es la revelación de que los vampiros formaban parte de los estratos más poderosos de la sociedad (algo ya visto antes en Rapaces o las películas de Blade) y que hubo vampiros en el lejano oeste (a lo que no tengo ejemplos, pero que seguro que se debe haber tratado ya).

El cómic te cuenta dos historias más bien autoconclusivas. La de Snyder no tiene mucho a destacar, tal vez unos diálogos resultones. La de King es más clasica y dinámica, con incicio-nudo-desenlace bien definidos y muy aprovechada. Sin embargo, como fan de King me esperaba una huella distintiva más evidente. La marca de King queda patente sólo en el desarrollo de Skinner, un mal nacido que recuerda un poco a su Randall Flagg (Apocalipsis), pero sobre todo a Eduard Delacroix de La Milla Verde. Pero encuentro que hay cómics con un tono más King, como la recién estrenada N. de Marvel.

En resumen, A. Vampire me parece un cómic a medio camino entre mediocre y bueno, pero por ahora nada original, que puede derivar a una buena serie oscura de vampiros o a un producto más del montón. Es pronto para ser concluyente al respecto.

Raúl Martin
Lector
19 marzo, 2010 11:39

Se me olvidaba comentar el apartado gráfico. Albuquerque me parece que presenta un dibujo variado, capaz de llegar a donde el guión necesita y descriptivo. Aunque coincido con que el color es un poco chillón y pasado de tono.

John Space
John Space
19 marzo, 2010 11:44

Ya les han vuelto a pintar mal los colmillos.