Edición original: ago. 2008/nov. 2010; Vertigo (DC Comics).
Edición España: nov. 2009/jun. 2011; Planeta DeAgostini.
Guión: Matt Wagner.
Dibujo: Amy Reeder Hadley.
Entintado: Amy Reeder Hadley.
Portadas: Amy Reeder Hadley.
Color: Guy Major.
Rotulista: Jared K. Fletcher.
Precio: 16,95 € (Rústica, 240 págs.)
Autor del artículo: Raúl Martín
Madame Xanadu no es un personaje ni mucho menos nuevo. Tras muchos años de ofrecer sus servicios de adivina en el Universo DC, la que originariamente fuera ideada como La Mujer del Lago de las leyendas del Rey Arturo, terminó por trasladarse a Vertigo en 2008. Ahora llega a nuestro país la edición de su primer tomo recopilatorio, del que daremos buena cuenta. Se trata de una colección discutida, con un buen resultado comercial y destacadas nominaciones en los premios Eisner. Pero una calidad artística argumentable, y una apuesta fuera de la tónica del ejercicio Vertigo actual, la convierten en ineluctable materia de discusión. Asomémonos al pasado del personaje, y tratemos de descubrir su futuro dentro de Vertigo.
Un breve repaso a la historia del personaje
Como se ha comentado en la introducción del artículo, la protagonista de esta colección no es en absoluto una recién llegada al mundo de cómic. Hemos de remontarnos hasta 1978. Fue en Doorway to Nightmare #1, por aquel entonces uno de los pocos resquicios de DC en el campo de las historias de misterio, cuando se presentó a esta adivina del tarot de largo pasado. Madame Xanadu continuó en las páginas de The Unexpected una vez se clausurase la colección que la viese nacer; incluso contó con una fugaz colección con su nombre como cabecera. Tras considerables apariciones a lo largo y ancho del Universo DC, la clarividente volvió a contar con cierta relevancia en sagas como Day of Vengeance, 52 o Countdown, gracias especialmente al vínculo que ha mantenido con la rama mágica del mentado universo superheroico.
Como padre del proyecto actual de Madame Xanadu habría que suponer al editor Bob Schreck; el cual deseaba que se contasen historias más adultas sobre el personaje y por eso la mudó a Vertigo. Pero empezaremos a contar la historia de esta colección hablando de Brandon Montclare. El actual Assistant Editor de esta obra trabajó antes para la editorial Tokyopop, allá fue donde estrechó el lazo de colaboración con la joven dibujante Amy Reeder Hadley (Fool’s Gold) . De manera que cuando Montclare comenzó a trabajar para DC y más tarde para Vertigo, no dejó de buscar un lugar donde la artista pudiera encajar. Finalmente, ese trabajo resultó ser esta colección, al interesar su propuesta a Schreck. “Cuando [Brandon Montclare] se trasladó a DC y luego a Vertigo –comentaba Amy Reeder Hadley en una entrevista- , quería encontrar un proyecto para mí. Algo con un escritor colaborativo con el que poder desarrollar mi narrativa. Bob Schreck y Karen Berger me mostraron mucho apoyo, y luego enrolaron a Matt Wagner. ¿Y quién puede decir que no a Matt?”
Primera aparición de
Madame Xanadu
Una vez escogido el pilar gráfico, el editor tiró de agenda y contactó con Matt Wagner (Grendel, Mage), gran conocido por su parte y por la del público Vertigo gracias a Sandman Mystery Theater. Schreck pretendía rehacer por completo al personaje desde su origen, y junto al ya fichado Wagner construyeron un nuevo pasado (muy parecido al ya establecido, pero con ciertos cambios), además de pasear al personaje por diversos acontecimientos de la historia mientras vivía una suerte de romance platónico con el también inmortal Phantom Stranger. Resulta que Matt Wagner en un principio sólo pretendía colaborar durante la primera saga –la que el lector español puede encontrar ahora en sus librerías-, pero nuevamente la mano del editor intervino para anclar al escritor definitivamente a la colección. Tan sólo fue necesario convencer a Michael William Kaluta (diseñador del personaje original), para que colaborase con Wagner en el segundo arco argumental. Respecto a la entidad de la serie, Wagner no tiene intención de basarse en la continuidad del personaje: “Tiendo a seleccionar las partes del protagonista que me gustan y a ignorar las que no tienen resonancia para mí –declaraba Matt Wagner–. No siento que tenga ninguna responsabilidad de honrar a una convulsa continuidad que ha sido manipulada por docenas y docenas de autores a lo largo de los años. En esta ocasión, lo que estoy intentando hacer es mantener la verdadera esencia de esa continuidad sin estar obsesionado con los detalles”.
En cuanto al tomo en castellano, la edición es correcta. La cubierta es de cartoncillo grueso, como la mayor parte de los tomos de la línea. Pero sin embargo el acabado es satinado, como el Vertigo Visions: Soldado Desconocido. Además de numeración de colección en el lomo, se incluyen todas las portadas originales y también se reflejan, aunque en menor medida, las diferencias tipográficas del original. Completa la edición una pequeña introducción de James Robinson y pequeños bocetos al principio y al final del volumen.
Personajes principales, secundarios de lujo y apariciones estelares
Y así es como Madame Xanadu pasa a ser la ninfa Nimue Inwudu, hermana de la malvada Morgana, ambas procedentes de las leyendas artúricas. No será hasta que el personaje abandone Europa y se establezca ya como adivina en la corte del caudillo mongol Kublai Kan, cuando responda a su nombre definitivo. La explicación de ello no carece de lógica, puesto que Xanadu era el nombre del palacio de verano de aquel poderoso líder. ¿Y qué decir de la protagonista de esta colección? Es un ser sufrido y pasional, que busca por encima de todo el ayudar a todo mortal que se cruce en su camino. Aunque esta compasión no la exime de cierto nivel de manipulación; o de un sentido de la supervivencia que aflora en ciertas ocasiones. El personaje tampoco hace ascos a utilizar sus atributos sexuales en su favor, o de hacer interpretaciones un tanto miopes de los acontecimientos que presencia.
Phantom Stranger es a lo largo de trama un polo completamente opuesto a la viajera adivina. Este ente sobrenatural personifica desde un principio el misterio y los grandes fundamentos trascendentales que están por encima de todo lo mundanal que acontece. Se trata del típico ser atado a un gran poder y misión que es incapaz de desviarse del camino impuesto para su existencia. En un principio se prueba a hacer un tibio acercamiento a la humanidad del personaje, aunque pronto queda encasillado en ejecutor o cómplice de los eventos. Semejante contraposición de conceptos termina, como no puede ser de otra manera, creando un conflicto entre la ninfa y el inmortal.
La colección de Madame Xanadu está dispuesta en una serie de saltos temporales que conducen al lector a diferentes acontecimientos de la historia, en los que la ninfa se ve envuelta. En primera instancia, nos encontramos como punto de partida en la mítica era del Rey Arturo; por lo tanto los primeros personajes emanan de tales leyendas. Así es como hallamos a Morgana (causante de grandes infortunios al Rey y sus caballeros), junto a su sanguinario hijo Mordred, o al famosísimo Mago Merlín. Sin embargo y a modo de guiño, Wagner también introduce a Cathbad. Se le atribuye a este hombre ser el primer druida del Reino de Ulster, y protagonista a su vez de sendas leyendas. De esta manera astuta, el autor mezcla mitos y añade un poco de diversidad a la historia.
La siguiente aventura ya posee un marco temporal y documentado con más exactitud. Al acontecer en la corte de Kublai Kan, sabemos que la ficción sucede a mediados o finales del S.XIII. Este poderoso gobernante, que ascendió al poder del Imperio Mongol tras una disputa con su hermano Möngke en 1260, llegaría a ser incluso emperador de china durante más de 20 años (1271 – 1294). En esta misma trama encontramos al célebre comerciante veneciano Marco Polo. Los varios viajes que el mercader efectuó por Asia le condujeron efectivamente hasta la corte del gran Kan, llegando a contar incluso con la completa protección del caudillo en su periplo por estos vastos territorios.
La colección salta a la sazón a un momento no menos interesante: La Revolución Francesa (14 de Julio de 1789). En la estancia de Madame X en Francia, la viajera mantiene un acercamiento a María Antonieta, mujer del cuestionado Rey Luis XVI. Nacida en Viena y procedente de dicha corte, esta soberana nunca contó con el amor del pueblo francés, el cual la llegó a apodar madame déficit por su alto nivel de despilfarro. En la colección se nos presentan sus dos facetas más conocidas, la frívola de las pomposas fiestas de la corte, y la de una falsa campechana de manipulada sencillez. Tampoco dejamos de conocer su trágico final, aunque ahora se haga una interpretación un tanto libre de la figura de esta soberana.
En su penúltimo peregrinaje del arco argumental, Xanadu se establece en el barrio londinense de Whitechapel a finales del S. XIX, por lo que es inevitable que se vea envuelta en el truculento caso de Jack el Destripador (1889). Para tratar este misterio, la colección invita al Inspector Abberline junto a otros protagonistas de la investigación como el Superintendente Arnold. Además, varias víctimas del cruel asesino hacen acto de presencia en esta historia. Los detalles que utiliza la colección son algunos de los ya conocidos por el público en general. Aunque tanto la elección del asesino, como el propósito y significado de las muertes, es algo nacido por completo de la imaginación de Matt Wagner.
Pese a que los prebostes de la colección han proclamado por activa y pasiva que no había necesidad alguna de enlazar a Madame Xanadu con ningún tipo de continuidad o universo, a lo largo de estos números han sido varios los invitados del mundo del cómic que han hecho aparición en sus páginas. En algunas ocasiones los mismos se han revelado de forma exigua o anecdótica, pero en otras han ocupado un papel sustancial en la trama, o incluso han coprotagonizado todo un número.
El primer personaje que hace su aparición es el Demonio Etrigan, suficientemente conocido en el UDC desde que Jack Kirby lo gestase en 1972. Además, en el final de esta larga saga (# 09 y 10), llegamos al Nueva York de la primera mitad del S. XX. Aquí conocemos a dos personajes de los albores de lo que con el tiempo llegó a ser el Universo DC. El primero es el mago John Zatara, aparecido nada menos que en Action Comics # 1 de 1938 y creado por Fred Guardineer. El momento histórico es también propicio para que Xanadu y este mago aventurero crucen sus caminos, y de paso se rinda homenaje a los precursores del género. El siguiente en aparecer es un tal Jim, que no es otro que Jim Corrigan. Hablamos de un rudo policía cuyos días tendrían un final dramático; y que retornaría convertido en El Espectro, de creación fechada en 1940 por Jerry Siegel y Bernard Baily.
Y dejamos a la más ilustre de las intervenciones -al menos para el fan de Vertigo- para el final. Resulta que en el número #06 de la serie nuestra protagonista recibe, tras muchas elusiones, la visita de Muerte. Nos referimos por supuesto a la popular hermana de Sueño que en 1989 naciera en las páginas de The Sandman #8. Esta creación de Neil Gaiman interpreta un deslumbrante papel, haciendo gala de todo su glamour y magnética figura. Éste es casi con toda seguridad el cameo de la colección en el que más esmero se ha puesto para conseguir transmitir la personalidad del personaje a su gran legión de fans. Para su caracterización, la dibujante Amy R. Hadley reconoce que tan sólo le bastó con leer The Sandman: “No estudié ninguna otra serie aparte de The Sandman. La leí al completo y al terminarla sentí como que no sería muy duro trabajar con ella. Creo que entendí la clase de persona que era y cómo capturarla en mis páginas. […] Intenté mostrarla como si todo fuera informal. Ese es su trabajo y lo ha hecho un billón de veces. Sin embargo, hay algo en Madame Xanadu que le consigue llegar al corazón”.
El sonado cameo de Muerte
La labor de los autores y el editor
Pasemos ahora a hablar del apartado artístico de la serie. El guión que Matt Wagner nos presenta es una curiosa mezcla de historia, romance y melodrama. La trama está constituida en una cadena de episodios escasamente interconectados en la cual dos personajes principales (Madame Xanadu y Phantom Stranger) cruzan sus caminos con diferentes consecuencias y desenlaces. La disposición es prácticamente calcada en todas las etapas salvo en la concluyente de Nueva York. Por otra parte, las referencias históricas son bastante casuales y aparentemente no parece que el guionista se proponga aleccionar en la materia al lector. Cada época histórica se trata más bien de un escenario exótico donde unos actores principales que prácticamente no evolucionan convergen y continúan su tortuosa – aunque previsible – relación de atracción y rechazo. Respecto a aquellos que realizan un cameo, el resultado termina por apostar la colección en una desconcertante tierra de nadie que consigue el no poder identificarla como de Vertigo o del Universo DC.
“[Xanadu y Phantom Stranger] Progresan a lo largo del tiempo – explica Wagner –, a través de los encuentros de nuestras dos estrellas en varios periodos y culturas. […] Se trata de la primera narrativa extensa que hago sobre un personaje femenino desde el segundo arco argumental de Grendel – continua Wagner-. Aquí es necesario interiorizar los conflictos y luchas que en otras colecciones serían más obvias y externas. Me parece que la historia es bastante intrincada y esto podría hacer a los lectores regresar, esperando saber más sobre la protagonista del título y sobre cómo se torna más familiar que en que la versión que recordaban en aquella serie con portadas de Kaluta”.
Si bien el planteamiento de la colección admite dudas, la elección de Amy Reeder Hadley al frente del apartado gráfico es todavía más incomprensible. La dibujante parece tener problemas en todos los aspectos que la correcta visualización de las historias requiere. Empezando por la narrativa, el diseño de los personajes, el vestuario, los escenarios y hasta la expresividad de sus modelos. Todo en su conjunto no consigue transmitir más que artificialidad, junto a una continuada falta de recursos que no cesa a lo largo de toda la colección. Aunque no se pueda negar el esfuerzo de la artista por documentarse (ciertos aparejos, así como algunos vestuarios parecen fruto de cierta labor de averiguación), Hadley carece por completo de la virtud de integrar tal labor a su estilo. La situación se confunde todavía más cuando la artista intenta hacer gala de complejidad en una suerte de caóticas páginas con viñetas en confusa distribución, donde no da la impresión que se consiga en absoluto el efecto buscado. En conclusión, se ha escogido a una artista de amerimanga, que por mucho que lo intente no logra otra cosa que tal estilo. Por muy pretencioso que pueda llegar a ser la idea de la cual parta.
Composición de página doble
“Suelo cultivar mi propio camino, por lo que me sorprendió un poco la sugerencia [de la dibujante] –comentaba en su momento Matt Wagner, referente a la elección de Hadley-. Cuando vi su material me gustó. Pero pensé que no estaba seguro de que aquel fuera su proyecto más adecuado. Porque Fool’s Gold es muy diferente de Madame Xanadu, y le había dado muchas cosas diferentes a dibujar y de diferentes periodos. Lo cual ella admitió que suponía un reto. Pero, para mi sorpresa, cumplió”.
Y en esta ocasión parece interesante tener en cuenta la figura del editor, puesto que se trata de un cimiento regular de la serie. Bob Schreck plantea desde el principio a sus autores una colección en la que se apuesta por juventud junto a profesionalidad. La elección del equipo no cabe duda que tiene como objetivo el éxito comercial del producto. Schreck nos ofrece una serie Vertigo de un personaje DC conocido aunque secundario; que no cierra las puertas a ninguno de los dos bandos a la hora de plantear apariciones estelares. Aunque algunos invitados parezca que tienen un efecto más propagandístico que argumental. Sin embargo, Bob Schreck parece que no ha hecho mal su trabajo. Ha conseguido una colección cómodamente asentada en el sello Vertigo y sin problemas de ventas. Algo que hoy en día no es sencillo de conseguir. A nivel de crítica, Madame Xanadu consiguió 4 nominaciones a los Premios Eisner 2009 (Mejor Serie Nueva, Mejor Guionista, Mejor Equipo Dibujante / Entintador y Mejor Portadista), aunque terminase por no conseguir ningún galardón.
Por desgracia, Bob Schreck fue despedido hace unos meses de DC. De manera que ya veremos cuál es el camino de la colección de ahora en adelante. Este editor, además de esta serie, estaba trabajando en la también abierta Sweet Tooth, de Jeff Lemire. Otros productos a su cargo dentro del sello han sido Bang! Tango y The Nobody. Para DC, este hombre se encargó de obras como Dark Knight Strikes Again, o de conducir la línea Batman. Anteriormente también ha editado obras para Dark Horse de la talla de Sin City o Hellboy. De manera que estamos ante un profesional de cualidades irreprochables, que por desgracia se ha visto afectado por una injusta política de despidos de la multinacional Warner.
Normalmente, intento encontrar un significado en el trasfondo de las historias de Vertigo. Una esencia que integre página tras página y número tras número. Pero en este caso a un servidor se le ha quedado cara de bobo al querer hallar tal motivo. Porque Madame Xanadu no parece tratar de nada. Se supone una serie de devaneos en los que la protagonista se acaba involucrando y que pronto serán sustituidos por otros semejantes, sin que continúen aportando nada. Considero que en gran parte el guión desperdicia los interesantes hechos históricos que suceden y los destila hasta presentar una versión de nivel preescolar que cumple con el único propósito de servir de decorado cartón-piedra a la egocéntrica Xanadu. A eso hay que sumarle personajes unidireccionales, pobres y planos –que nadie se pierda la caracterización que hacen de Merlín–, más desarrollos previsibles, apariciones gratuitas de personajes del UDC y épica artificial a base de lenguaje grandilocuente.
Sobre el dibujo tampoco hay demasiado bueno a decir. Tal vez algunas portadas curiosas y algunos esfuerzos por presentar fidelidad al período de turno. Por contra el lector ha de sufrir un arte mal acabado, sin identidad y con composiciones tan mareantes como antinarrativas. Todo para dejar claro que se ha elegido a una artista a la que claramente le viene el proyecto muy grande; y que por mucho que lo intente –cosa que no puedo negar– no logra en ningún momento hacerse con las riendas de la narración.
Una de las mejores portadas
obra de A.R. Hadley
En conclusión, sin olvidarse de que la obra ha recibido nominaciones y buenas críticas, el que suscribe no puede recomendar esta colección. Porque no hay nada en ella que me pueda parecer interesante. No es una colección de época, ni una historia de amor, ni un cómic de aventuras. Se trata más bien de una combinación de lo que algunos creen que puede ser Vertigo: sexo, historia, drama e irreverencia. Pero al no contar con un motivo definido que la impulse, Madame Xanadu queda reducida a una colección gris y olvidable.
- Artículo de la Wikipedia anglosajona sobre el personaje y ficha de la colección en Comic Book Database.
- Entrevista donde Matt Wagner marca los rasgos principales de la serie.
- Entrevista a Amy Reeder Hadley, centrada en especial en la aparición de Muerte.
- Madame Xanadu en De Vertigo.
- Vertigo Visions: Madame Xanadu vol. 2. 128 págs. 10,95 €. Planeta DeAgostini.
- Vertigo Visions: Madame Xanadu vol. 3. 192 págs. 16,95 €. Planeta DeAgostini.
- Vertigo Visions: Madame Xanadu vol. 4. 144 págs. 16,95 €. Planeta DeAgostini. Último número.
No puedo estar más de acuerdo con el artículo… una colección bochornosa, que aplica como sugiere Raúl una supuesta «fórmula Vertigo» de la forma más torpe posible y cuyas nominaciones a diversos premios de envergadura sólo quedan justificadas en base a la superficialidad que cada vez se apodera más de la mentalidad crítica: si hay muchas frases subordinadas, lenguaje grandilocuente, períodos históricos retratados a tutiplén sin justificación alguna, pizcas de magia y erotismo y algún que otro cameo entonces estamos hablando de algo serio y profundo. Pues no, y menos en este caso. Respecto a la Hadley… amerimanga sin fundamento, mal ejecutado, poco imaginativo, con nulos recursos y algo copión (la protagonista es, básicamente, la princesa Mononoke).
Lo único salvable es la aparición de Muerte que, no obstante, se presenta como cuando uno se encuentra en una fiesta aburrida, sin esperarlo, a un amigo de toda la vida algo pasado de copas: te alegras de verlo pero para pasarlo bien sería mejor que estuviera sobrio. Y es que aunque es Muerte y uno siempre la echa de menos, el personaje está algo forzado y pasado de rosca… más que tratarla de forma sutil parece que hace acto de presencia sólo para caer en una sarta de clichés y frases estereotipadas del personaje; para decir «aquí estoy, elevando el nivel de ventas». Pero con todo viendo el resto se agradece y mucho.
No me llamaba la atención pero gracias a este excelente artículo confirmo mis sospechas. No sé si en Vertigo se esta produciendo un cambio de orientación, lo digo por series como esta o la anunciada con Stephen King como estrella de relumbron para contar historias de vampiros… Pero bueno Vertigo sigue teniendo propuestas interesantes fuera de ello.
Pues nada, otra serie Vertigo a olvidar, y últimamente ya van unas cuantas. Por cierto, que si aún siguen rescatando personajes ‘secundarios’ de DC, creo que sería mucho más interesante darle serie propia al Fantasma Errante, o si no al Espectro. Lo malo es que quizá sean demasiado conocidos en el Universo DC como para pasarlos a Vertigo…
Madre mia,acabo de ver el primer numero y me e quedado un poco WTF? con lo de
Merlin acostandose con una Xanadu mas bien niña,aunque ella no pone muchos reparos,pero joer no me lo esperaba
Hola a todos,
José, veo que coicidimos por completo en la valoración de la serie (je,je, menuda sorpresa, ¿verdad?) Aunque esta ocasión por desgracia ha de ser negativamente.
Mythos, de producirse en Vertigo un cambio orientación, este sería el enésimo. De todas maneras, lo bueno del sello es que en su interior pueden convivir pacificamente series de lo más variadas. En cuanto a lo de Stephen King, ya puestos yo hubiera preferido que el escritor fichado hubiera sido Neil Gaiman.
Clavos, no soy muy partidario a que muden personajes. Creo que lo mejor para el sello es tener su propia mitología y no importarla de fuera. Aunque el Espectro sí daría mucho juego. Aunque, a mí el que me encantaría en Vertigo sería Hitman (ya sé que tal y como terminó la serie sería muy difícil) y de paso que se incluyera a su equipo creativo original. O al menos a Ennis.
Billiboy, con tu ejemplo muestras muy claramente algunas de las estupideces que se darán en esta colección. Creo que con Merlin se despachan especialmente agusto.
Estoy contigo Raúl Martin, quisiera ver al Hitman en Vertigo.
Pues a mi si me gusto, a traves de el comic se da un proceso de maduraciòn, muy lento es cierto, del personajeque la vuelva una niña despreocupada a una mujer capaz de participar en su propio destino
El dibujo de Hadely, aunque lo critican por ser «Amerimanga», es diferente a lo que nos tiene acostumbrado vertigo, la experimentacion siempre ha sido algo caracteristico del sello, y es interesante