Shutter Island: “Vivir como un monstruo o morir como un hombre bueno”

Shutter Island es un inquietante thriller psicológico que dirige Martin Scorsese y que cuenta, de nuevo, con Leonardo DiCaprio como protagonista. Se trata de la cuarta película de esta pareja, después de Gangs of New York, El Aviador e Infiltrados.

Este filme, ambientado en una isla convertida en claustrofóbica prisión, se basa en la novela homónima de Dennis Lehane (autor también de los libros en los que se basan Mystic River y Adiós pequeña, adiós, además de varios guiones para la televisiva The Wire). Todo comienza cuando dos policías deban acudir a esta misteriosa prisión para investigar la desaparición de una peligrosa asesina que se ha escapado de la institución mental donde la recluían y podría estar escondida en la isla.

El gran protagonismo recae sobre Leo DiCaprio, que ya ha demostrado en multitud de ocasiones su poderío interpretativo y su fuerza en la gran pantalla; aquí lo vuelve a hacer. Nos presenta a un marshall torturado y taciturno, un tipo al que la vida le ha dado tantos reveses que lo único que le queda para aferrarse a ella es su trabajo.

Poco a poco iremos conociendo más detalles de su pasado e iremos reviviendo con él todos las tragedias que definen los diferentes matices de su personalidad (por momentos entramos en su mente, casi literal). Su compañero está interpretado por Mark Ruffalo, en una de sus interpretaciones más sutiles y completas. Los dos irán investigando cada rincón de Ashcliff, ese centro, mezcla entre institución mental y penitenciaria, que se encuentra en Shutter Island y que dirige el amable y amenazante doctor Crowley, encarnado por Ben Kingsley.

Durante esa investigación los espectadores “visitaremos” los distintos emplazamientos (como si fuéramos pasando niveles en un videojuego) y descubriremos secretos, a la par que conoceremos a diferentes personajes, cada uno más variopinto y extravagante. Cada uno de estos personajes tienen memorables escenas individuales (en las que aparecen ellos con DiCaprio, la mayoría de las veces) y están interpretados por actores de primera categoría; destacan Max Von Sydow, Emily Mortimer, Elias Koteas, Michelle Williams y Jackie Earle Haley.

Este último interpreta magníficamente a George Noyce, uno de los enfermos mentales que aparecen en la película, y en un momento determinado le dice al personaje de DiCaprio, el marshall Teddy Daniels, que “nunca saldrá de la isla”. Y puede resultar profético (no os puedo contar más sin desvelaros el final) si tenemos en cuenta la metáfora real de “esa isla” que no deja de ser otra cosa que la psique humana, un lugar inhóspito e inexplorado, en el que podemos perdernos o escondernos, pero del que jamás podremos salir.

Shutter Island es una de esas películas de Scorsese que sin llegar a sus niveles más altos, si que se encuentra en cercanía a otras suyas como El Cabo del Miedo o Casino. El propio Scorsese ha afirmado que en esta ocasión ha intentado hacer un homenaje visual al cine de Hickcock en general y a Vértigo en particular; también ha dicho que visionaron muchas de las películas de los años 40, como Yo anduve con un zombie y Cat People, de las que sacaron ideas para crear atmósferas, y que repasaron trabajos de Tourner y Polanski… Hay influencias de todos ellos, sin duda, y de todas las películas previas de él mismo. Además, añadiría otra similitud, en mi caso todas las escenas oníricas de Daniels (que en ningún momento se sabe bien si son sueños, recuerdos, visiones, alucinaciones…) me recordaron a la obra general de David Lynch y concretamente a Twin Peaks.

Es en esos momentos oníricos, donde se mezclan realidad y ficción, donde reside la mejor parte de la película. La saturación de los colores, los movimientos de cámara, los trucajes y los sonidos hacen que entremos en ese rinconcito de la mente humana derivado del subconsciente. Con ello consigue que dudemos de todo durante la mayor parte del metraje. Si tuviera que definir esta película con una sensación, sería esa, la duda (aunque también podrían ser «intranquilidad» y «misterio»).

En definitiva, se trata de una película de género pura, basada en literatura de género pura y dura, que mezcla elementos de literatura gótica y de género negro con otros más melodramáticos y que nos regala un puzzle onírico rozando lo surrealista. Todo ello aderezado de buenas interpretaciones, imágenes que se quedan en la retina por un tiempo y un clima de misterio dirigido con mano firme, con buen pulso, por Martin Scorsese.

Al final, sólo me queda recitar la misma pregunta que se hace Teddy Daniels, qué preferiríais, “vivir como un monstruo o morir como un hombre bueno”. Sé cuál sería mi elección, ¿y la vuestra?

Nos leemos.