El amor de Esteban Maroto por las historias de espada y brujería es infinito, para una simple muestra basta con visionar cualquiera de sus dibujos. Y el arte que tiene de demostrarlo es precioso. Uno de esos maravillosos trabajos lo realizó a principios de los años 90′, junto a su gran compañero Roy Thomas, otro artista enamorado de este género literario que tantas satisfacciones ha aportado al mundo del cómic. Género que queda hermanado por una línea creativa con el terror a través de personajes como Drácula, ser perfectamente relacionado, sobre todo en su origen histórico, con las batallas espada en mano y la magia oscura en el trasfondo. Este personaje inspiró un gran trabajo.
Pero antes de centrarnos en esta obra, vamos a mirar un poco en qué momento fue publicada. Y ese gran trabajo llega ahora a nuestras manos gracias a Planeta Cómic. Se trata de una joya que seguramente será desconocida para muchos, pues ha permanecido inédita en nuestro país hasta hoy.
Un poco de contexto
Esteban Maroto llevaba ya más de dos décadas dibujando y maravillando en publicaciones americanas como Vampeirella, Creepy y Eerie cuando el 13 de noviembre de 1992 se estrenó en los cines de Estados Unidos Dracula de Bram Stoker, la maravillosa película dirigida por Francis Ford Coppola y protagonizada por el impresionante Gary Oldman en el papel del Conde, sin duda una de sus mejores interpretaciones y caracterizaciones. El éxito de la cinta fue tal que el mito vampírico en el mundo del arte le debe mucho a esta obra. Tan solo dos años después vió la luz Entrevista con el Vampiro, basada en la novela de Anne Rice, dirigida por Neil Jordan con Tom Cruise y Brad Pitt encarnando a los legendarios Lestat y Louis.
Este éxito provocó un fervor que trascendió también al mundo del videojuego, pues hay dos referencias claras en la franquicia de Castlevania: Symphony of the Night, de 1997, aún con la resaca del éxito de la película, narra el asesinato de la segunda mujer de Drácula y la consecuente ira de éste que le lleva a su transformación. Y en Lament of Innocence, de 2003, nos encontramos con la historia contando los orígenes de la serie de una manera muy similar a la que en la película Vlad reniega de Dios y abraza las tinieblas.
En el mundo de la literatura encontramos Anno Dracula de Kim Newman, serie de novelas fantásticas que cuenta una historia alternativa protagonizada por los mismos personajes de la obra de Bram Stoker. Esta primera parte de la saga fue publicada el mismo año que la película, por lo que su influencia directa con la misma podría no estar relacionada con el estreno cinematográfico, pero sí el éxito de las entregas posteriores. En 1998 comenzó la publicación de la serie de manga Hellsing, protragonizada, obviamente, por Abraham Van Hellsing, que en la película fue interpretado por Anthony Hopkins. Esta serie tuvo diez volúmenes y una precuela que se publicó posteriormente, Hellsing: The Dawn, en 2001. Y también una adaptación en anime.
El personaje de Drácula, como todos sabemos, no era nuevo en el mundo de los cómics. Su recorrido en viñetas daría para un artículo propio, como el que mi compañero, maestro de todos, Arturo Porras, le dedicó el año pasado y podéis leer aquí. Desde septiembre de 1969 la revista de la Warren, Vampirella, venía narrando relatos protagonizados por vampiros. Tres años después Marvel lanzó, como parte de su línea de personajes de terror, la serie Tomb of Dracula, escrita por Marv Wolfman y dibujada por Gene Colan entre abril de 1972 y agosto de 1979, llegando hasta su número #70. Este título tuvo una continuación en otra miniserie de cuatro entregas en 1991, un año antes del lanzamiento de la citada película. Esta secuela llevó el subtítulo Day of blood! Night of redemption! y reunió al equipo creativo original. Fue publicada en el sello Epic de la Casa de las Ideas.
Como curiosidad, anterior al Drácula marvelita encontramos el personaje creado por Dell Comics en 1966. Se trata de un descendiente directo del célebre conde, que trabajando como médico experimentaba con un suero hecho con sangre de murciélago que buscaba una cura para los daños cerebrales, sufría un accidente de laboratorio y terminaba contrayendo poderes que le otorgaban superfuerza y demás habilidades vampíricas. No tuvo mucha repercusión y su recorrido duró tres números, entre noviembre del 66 y marzo del 67. Pero no nos desviemos demasiado del tema.
Vlad Drácula
La obra que nos ocupa es Vlad Drácula, que ahora publica Planeta Cómic. Se trata de la reedición de Dracula: Vlad the Impaler, una miniserie de tres números que realizaron Thomas y Maroto entre febrero y abril de 1993, obra que fue publicada en la editorial Topps Comics. La cercanía de la fecha de salida con el estreno de aquella película hace suponer que su creación estuvo incentivada por el boom vampírico ocasionado. Como curiosidad, fue un rara avis, ya que se centraba en el Drácula histórico y no en el vampiro popular. Y es el peso que el primero tiene en la película el motivo que hace suponer la influencia a la hora de crear este cómic. Así, la historia narra la biografía real que inspiró a la propia película, de una manera más histórica que la propia novela de Stoker al no trasladar al personaje a la época contemporánea.
Por cierto, esta editorial, Topps, realizó una adaptación fiel de la película en 1994. El sello tuvo una vida corta, pues tan solo se mantuvo en el mercado entre 1993 y 1998, pero dejó unas cuantas obras para el recuerdo, como una línea llamada Kirbyverse, dando salida a proyectos archivados que Kirby no había podido publicar hasta la fecha, así como adaptaciones de novelas de Ray Bradbury, Elric de Melnibone, títulos como Frankenstein de Mary Shelley, películas de 007, Jurassica Park y series de televisión como Expediente X y Xena.
Volviendo a Vlad, aquella edición original contó con el trabajo del colorista Paul Mounts, conocido por su larga etapa en los Fantastic Four de la época de Joe Quesada como editor y Wolverine, título en el que trabajó en etapas tan destacadas como Enemigo del Estado y el primer Old Man Logan. Sin embargo, la presente edición de Planeta se ha decantado por obviar el color, publicando en blanco y negro. De esta manera, el arte de Maroto sale beneficiado, pues su dibujo gana mucha fuerza y expresividad. De hecho, no hay más que ver las tres portadas originales para apreciar que algo no encaja entre el color y el dibujo. Curiosamente, Topps Comcis volvió a publicar la obra en 1995, con las mismas tres entregas, pero bajo el título Dacula Chronicles y con portadas nuevas, realizadas por Joseph Linsner en un tono que nada tenía que ver con el original.
Pero no es solo que el color haya sido eliminado de la versión original de Topps Comics, resulta que Planeta ha tomado la decisión de editar Vlad Drácula a partir de los dibujos originales de Maroto. Una sabia decisión, pues de esta manera no solo se resalta más la expresividad y la idea real del artista, sino que se aprecia el cómic como una obra de artesanía hecha a mano. Podemos notar el sombreado original, el arte en estado crudo pero curado, llegando a nuestras manos una auténtica joya, exquisita, sin filtros ni retoques digitales que alejen al lector de la esencia más pura de lo que es un cómic.
Con un dibujo de auténtica altura, la obra ofrece una narrativa intensa, con un ritmo cañero, pero no excesivamente acelerado, que cuenta una biografía bastante fiel de la persona de Vlad III, Vlad Dracula, Vlad Tepes, hijo de Vlad Dracul, príncipe de Valaquia pero nunca rey. Un auténtico estratega, un político valiente y un militar audaz y violento. A lo largo de las 96 páginas conocemos su vida de la mano del propio Vlad, quien narra de manera omnisciente y en primera persona sus propias andanzas, aspectos de su vida personal desde la infancia hasta el fin de sus días como ser vivo. Y el inicio como no muerto.
Es una biografía llena de datos históricos y fieles que enriquecen el relato, dando un espectro amplio de la historia de los territorios de los Cárpatos en el siglo XV, como las disputas entre turcos, húngaros, transilvanos, valacos, moldavos, búlgaros y demás regiones balcánicas y griegas. Conocemos a la Orden del Dragón y su cruzada por la defensa de la cristiandad enfrentada a los intereses expansionistas del sultán Mehmed II, que tomó Constantinopla y gobernaba una vasta extensión que pretendía alzarse en el Este de Europa. El propio Vlad explica, de manera amena y sin pausa, todos los tejemanejes, las traiciones, los pactos y las gestiones que le llevan a reinar en tres ocasiones su querida Valaquia, único amor por el que profesa una gran adoración, describiendo con detalle cada decisión como príncipe ambicioso y guerrero hábil en la batalla, pertinaz y terroríficamente creativo. Y es que esa era su auténtica arma: el terror que despertaba contra sus rivales, quienes, como el sultán, a pesar de llevar un ejército más numeroso que el suyo, la simple vista de lo que podía pasarle si fracasaba le hacía retroceder. ¿Qué mejor arma para ahuyentar rivales que un bosque de empalados?
Con soltura y gran cantidad de información, Roy Thomas escribe una historia que ofrece una lectura profunda, que no da descanso pero es más que disfrutable. Cada viñeta está cargada de detalles y avanza en la trama. Y gracias a él podemos conocer acerca del dominio y vasallaje del sultán sobre Transilvania a mediados de siglo, la toma de Valaquia por parte de Vladislav II, líder de los Danesti, la peste que asoló los territorios que hoy son Croacia, Eslovenia y Hungría en 1456, el Concilio de Mantua convocado por el Papa Pío II para cruzar contra los musulmanes al que acudió Vlad pero se negaron a ir los líderes de otras potencias europeas, la traición de Radu El Hermoso, hermano de Vlad, que provocó numerosas deserciones en su ejército y la merma de sus fuerzas… un sin fin de datos que enseñan, pero no como un completo libro de historia, que también lo es, sino como un apasionante relato de espada, culminado con un giro de brujería final que llena de adrenalina.
Sin duda el autor de Conan El Bárbaro y otras grandes obras realizó un arduo trabajo de documentación que plasma con pasión en este cómic. Y la narrativa que acompaña su texto es un componente perfecto para disfrutar página a página. Esteban Maroto supo condensar la información para que la historia pudiera ser entendida y disfrutada. Juega con la composición de página a su antojo para poder contar cada aspecto de la vida de Vlad como le conviene, creando expresivos collages cuando es necesario para avanzar, pero facilitando mucho la comprensión de la lectura. Divide en viñetas clásicas cuando ralentiza los tiempos si es que quiere detener la tensión un instante, alternando los tamaños a su antojo y llenando los espacios en un alarde de versatilidad.
Maroto realiza un gran trabajo de diseño artístico, a través del cual puede apreciarse la madurez y el envejecimiento de los personajes con el paso de los años y las páginas. Van pasando las décadas y de conocer a Vlad de recién nacido nos plantamos con un príncipe de avanzada edad, curtido en mil batallas sin cesar nunca en su empeño por el poder y la conquista. Cada etapa de su vida está perfectamente caracterizada. Y el lector, si presta atención, podrá apreciar la expresividad de sus gestos y el dinamismo en las escenas de batallas. El cuidado en el diseño de las ropas, los atuendos tradicionales de cada cultura, las armas de cada ejército (a destacar la espada toledana que empuña Vlad durante toda su vida) y las armaduras de combate. Aquí quiero destacar que, a pesar de la cercanía con la película de Francis Ford Coppola, el dibujante no cayó en la tentación de confeccionar la imagen de su Drácula asemejándola con la icónica de Gary Oldman. Así, ni su armadura, ni su rostro se parecen un ápice al de la versión cinematográfica, por lo que partió de su propio conocimiento y habilidad para crear a su personaje. Lo cual es una muestra de creatividad, destreza e independencia.
Pero no solo la creación de los personajes destaca, sino que los paisajes son otro punto fuerte a lo largo de la obra. Con seleccionadas splash pages muestra el castillo a orillas del Río Arges, el bosque de los empalados, su retorno. Con viñetas gigantes y prominentes muestra primeros planos del rostro de Vlad, sus acciones en batalla y durante las negociaciones, los duelos, los momentos de máxima tensión. Los tamaños y los espacios están a disposición de Maroto y hace lo que quiere con ellos, logrando un resultado más que satisfactorio.
Esta obra, que ha tardado 26 años en llegar a España, es parte de una iniciativa de Planeta Cómic que es de agradecer, en la que está recuperándose material de este gran artista, injustamente olvidado por parte del gran público. La edición con material original también se ha llevado a cabo con Nave Prisión y Los mitos de Chtulhu, obras disponibles en el catálogo actual, así como Red Sonja, la balada de la diosa roja, que ha reseñado para este día especial mi compañero Raúl Gutiérrez. Y no quiero terminar sin citar la portada coloreada por Santi Casas. El resultado final hace que te preguntes qué tipo de trabajo habría realizado en el interior de la obra, pero el resultado global es tan satisfactorio que no tocaría ni una página. Por cierto, una nota del editor en los créditos iniciales indica que hay tres páginas que fueron escaneadas de otras publicaciones (seguramente de la edición de Topps), puesto que los originales de ésas no fueron encontrados. Se trata de las páginas 59, 60 y 61. El cambio de calidad se nota, aunque queda curioso como anécdota por lo que no molesta. Otra vez, se agradece el detalle de la editorial explicando lo ocurrido.
La lectura de Vlad Drácula engancha y deja al lector con ganas de saber más acerca de este príncipe valaco, pues su final no puede ser más apoteósico. No hubo continuación, pero sí que hay más material de este gran dibujante, cuyo estilo es un verdadero servicio para el disfrute del lector, que puede repasar sus páginas y apreciar detalles entre la multitud que se escapan en un primer visionado, pero que están ahí, para que los encuentres y aprecies. Es toda una joya para los amantes de la espada, la brujería, el terror, la historia y los buenos cómics.
Exquisita
Guión - 9
Dibujo - 9
Interés - 9
9
Intensa
Cuidada obra de artesanía que Planeta Cómic confecciona, recuperando la miniserie Dracula: Vlad The Impaler de 1993, de Roy Thomas y Esteban Maroto, que permanecía inédita en España. Una maravilla narrativa, para la cual se han recuperado los originales en blanco y negro de Maroto.
Espectacular, planeta se merece un aplauso por traer esta obra y por una edición tan cuidada, poder apreciar el arte de Maroto en blanco y negro, a gran tamaño (no me he dado cuenta si lo especifica la reseña, pero me suena que es tamaño álbum) y utilizando los originales, una verdadera delicia. Está en mi lista de la compra, y tengo unas ganas locas de tenerlo.
Pues no lo he nombrado, pero sí, es tamaño álbum. De verdad que es una auténtica maravilla, de esas obras que coges entre manos y sabes que tiene un valor inmenso. Un gran trabajo que ha tardado en llegar, pero ha llegado y bien llegado.