Voces en la Oscuridad 1

 

Edición original:Yami no Koe, Asahi Sonorama 2003.
Edición nacional/ España: Ediciones Tomodomo 2016.
Guión:Junji Ito.
Dibujo:Junji Ito.
Formato: Tomo manga rústica con sobrecubierta 238 páginas.
Precio:8€.

 

Al mencionar las palabras “terror” y “manga” a cualquier persona que esté mínimamente vinculado con este medio de cultura e impresión es inevitable que uno de los primeros nombres que aparezca en su mente sea el de Junji Ito. El autor japonés (Prefectura de Gifu, 1963) es sin duda alguna uno de los máximos exponentes en el horror ilustrado nipón, posiblemente uno de los mayores maestros a la hora de generar unas atmósferas de calidad, lo suficientemente inquietantes, impactantes y sobrecogedoras como para atraparte a la vez que destapan una repulsa interior y una sensación de agobio. Recientemente el mangaka visitó el Salón del Manga de Barcelona, dentro de una serie de actividades que ha hecho posible el resurgir de sus grandes obras y relatos de la mano de varias editoriales españolas.

Una de estas licencias conforma el tomo del que hablamos hoy, “Voces en la Oscuridad” (Yami no Koe), una compilación de 7 relatos cortos en los que Ito da rienda suelta a su tinta para introducir al lector en una vorágine de sensaciones que van de lo irreal a lo desagradable, todo ello en un ambiente mundano y cercano que permiten que te sumerjas en sus viñetas y no vuelvas a emerger hasta haber bebido por completo de las más de 230 páginas que conforman el compendio.

En el caso de este recopilatorio ocurre una cosa curiosa, al menos en su edición española, ya que nos encontramos en el caso de una licencia compartida entre dos editoriales. La que reseñaremos aquí forma parte de la colección de dos volúmenes que Tomodomo puso a la venta, en la que el segundo número incorpora los 7 relatos que faltan de “Shin Yami no Koe Kaidan”, algunos de los cuáles están íntimamente ligados a un relato de la primera colección o a obras posteriores; y por otro lado, ECC incluyó estos relatos en su colección mensual, “Relatos terroríficos de Junji Ito”. Las diferencias radican sobre todo en la distinta periodicidad y diferente compilación, si bien hay que decir que la edición de Tomodomo cumple con unos estándares de calidad más elevados en cuanto a formato y precio.

Como decíamos, en el texto que nos ocupa vamos a encargarnos de diseccionar el primer tomo de los dos que conforman la obra de Tomodomo. A primera vista tenemos la ejecución típica de un tankōbon de está editorial: 238 páginas de edición rústica, con un tamaño algo superior a la media (14,8×20,4 cm) y una gran calidad de materiales, especialmente en la sobrecubierta y el papel. Dentro encontraremos los 7 capítulos que conforman la obra, así como unas palabras finales del propio Ito en las que arroja algo de luz al porqué del recopilatorio y su título. Breve, pero interesante.

Si bien la sobrecubierta es de una calidad excelente, con un dibujo potente a todo color que llama la atención tanto en portada como en contraportada (aunque esta última con un efecto mosaico que no acaba de convencer), el interior es algo decepcionante, ya que la cubierta es un fondo rojizo que pega muy poco con el contenido de la obra. Además el color es algo que resta algo de opresión, una característica vital del dibujo de Ito, al que le sienta mucho mejor la tinta cruda y el entramado sobrecargado.

Hilado al anterior párrafo, y antes de ahondar un poco en los relatos que nos ofrece este “Voces en la Oscuridad”, hay que mencionar un poco acerca del dibujo de una manera unitaria, ya que una de las claves que caracteriza a Junji Ito es una precisión milimétrica a la hora de plasmar su estilo único en las viñetas. En cuanto se abre el tomo hay que prepararse para un espectáculo del entintado puesto al servicio del dibujante, no solo para ilustrar el mensaje, la historia que nos quiere contar, sino también para ser un mensaje en si mismo. Es una verdadera gozada poder disfrutar de las líneas claras en el diseño de los personajes que se confunden con el caos que imprime Ito en su sombreado y entramado manual, y con el que consigue crear un ambiente de absoluta pesadilla en los entornos más cotidianos, haciendo que el terror venga de la propia miseria humana.

Estos ambientes opresivos generados a golpe de trazo son sin duda una de las grandes señas de identidad del mangaka, todo un maestro a la hora de meterse en los sentidos del lector a través del dibujo. En este caso, el tratarse de relatos cortos supone una enorme ventaja respecto a otras obras de mayor extensión, ya que el impacto inicial no se supera y es imposible acostumbrarse a la atmósfera desasosegante y malsana que se nos plantea, con lo que al horror de la narrativa se le suma el malestar sensorial de lo que transmite, haciendo de la lectura una experiencia perfecta para el que goce de ello, y un trago para el que se acerque por primera vez a Ito.

Entrando ya en materia, vamos a dar un rápido repaso a los 7 relatos que articulan este compendio, en lo que vamos a encontrar un poco de todo: desde historias de fantasmas y apariciones clásicas del folklore japonés, a otras más centradas en un misterio, una leyenda o incluso alguna que solo narra un evento común cuya representación del ambiente lo convierte en el mayor de los terrores.

La primera historia es “Las tinieblas chupasangre”, un relato en el que se ahonda en los miedos e inseguridades de la psique humana representadas en una enfermedad como la bulimia, que sirve de punto de partida para que Ito desarrolle un gran relato de angustia y paranoia. De ahí pasamos a una de las narraciones más celebradas del autor, “Los fantasmas del prime time”, que si bien tiene la apariencia de la típica historia de fantasmas y maldiciones, esconde en su interior una pequeña crítica a los medios de comunicación y la sociedad que los consume. Además aporta su pequeña dosis de humor (acentuada con la localización española de Ana María Caro).

Lo siguiente que leemos es “El estruendo”, una típica historia de terror en un bosque nipón que sin embargo gana enteros gracias al misterio que encierra y que nunca soluciona el autor, así como la fuerza del dibujo en los momentos clave, en los que realmente eres capaz de sentir al leer lo que sentirías de vivir los hechos narrados. Tras esto llegamos al que quizá sea el relato troncal de “Voces en la Oscuridad”, ya que enlaza con un par de relatos del volumen 2 de Tomodomo, acerca del personaje de Sôichi, recurrente en otras historias de Ito. En “El misterio de la casa encantada” nos encontramos ante la génesis de la leyenda de ese personaje, una historia con un dibujo muy potente que da lugar a algunas de las ilustraciones más icónicas del maestro del terror japonés y que además posee uno de los mejores diseños de personaje del mismo, así como un perfecto ritmo narrativo.

“Glicéridos”, el siguiente capítulo que podemos leer es, sin apenas dudas, una de las obras clave de Junji Ito. En las poco más de 30 páginas de extensión que tiene logra generar una sensación de agobio, asco y opresión, como pocas veces se han visto, algo similar a lo que ocurre en otro de sus grandes mangas, “Gyo”, pero con el punto a favor del que ya hablábamos, la imposibilidad de acostumbrarte a ese ambiente en tan poco tiempo. Sin duda uno de los relatos clave a la hora de venerar a Ito como un auténtico genio.

Por último tenemos dos relatos que bajan algo el ritmo, que no el nivel. “Los enraizados”, otra historia famosa que incluso cuenta con adaptación televisiva y que ahonda en el miedo que generan tanto el no saber porqué ocurre algo como el sentimiento de culpa; y “La llamada del condenado”, quizá el relato más flojo de los 7, pero que cuenta con un gran dibujo y un personaje principal extremadamente inquietante.

Junji Ito es todo un maestro, no solo del terror, sino de contar historias. En “Voces en la Oscuridad” da una vuelta de tuerca más a la concepción del horror, como un reflejo de la miseria de la sociedad y lo ridículo de la existencia. Personajes y temas truculentos, absurdos, excéntricos, inquietantes y perturbadores se dan la mano en esta colección de relatos cortos que supone una gran oportunidad de acercarse por primera vez al autor, así como de disfrutar de su obra en pequeñas e intensas dosis.