Voces en la Oscuridad 2

 

Edición original:Shin Yami no Koe Kaidan, Asahi Sonorama 2006.
Edición nacional/ España:Ediciones Tomodomo 2016.
Guión:Junji Ito.
Dibujo:Junji Ito.
Formato:Tomo manga rústica con sobrecubierta 216 páginas.
Precio:8€.

 

Decía H.P. Lovecraft que el miedo más intenso y antiguo de todos a los que se enfrenta el hombre es el miedo a lo desconocido. Sin duda esta es una máxima que ha influido, como muchos otros aspectos del máximo exponente del terror gótico, en la obra de muchos autores que se dedican al terror. Pero en el caso de Junji Ito, la mezcla y el contraste entre el terror oriental y el occidental hace que vaya un paso más allá. Si lo desconocido por sí solo ya nos pone los pelos de punta, ¿y si lo desconocido usase algo conocido como elemento para permanecer oculto? Esa premisa es la arteria principal del terror psicológico de Ito, que adquiere su mayor fuerza en este segundo tomo de Voces en la Oscuridad.

Voces en la Oscuridad 2 es de nuevo un recopilatorio de algunos de los mejores relatos del mangaka japonés, segundo de los tomo publicados por Ediciones Tomodomo, en el que da rienda suelta a la búsqueda del horror a través de lo mundano. Esta colección de siete pequeñas historias es, en muchos sentidos, bastante más “occidental” tanto en los temas que aborda como en los escenarios en los que se mueven los personajes. Se aprecia por ello mucho mejor la influencia lovecraftiana en el desarrollo del terror y nos encontramos ante historias mucho más comprensibles y accesibles para el gran público, aunque no por ello menos angustiosas o repulsivas.

Ito intenta en todo momento contarnos las cosas con un enfoque diagonal, pensando fuera de la caja y dando un paso más a la hora de generar un miedo que se basa en el “¿y si…?”. El autor japonés tiene una manera muy oscura de ver las cosas, y en lo que el resto del mundo vemos algo normal, él es capaz de conjurar algo terrorífico y desagradable. El objetivo final, y que cumple con creces, es provocarnos sensaciones extremas con la ambientación y con la historia, hacernos pensar como él para llegar a temernos a nosotros mismos y a nuestro entorno. Para Ito el terror tiene un exceso de miedos físicos, de ataques de lo visible y prefiere recurrir a lo invisible, a la obsesión, la locura y la psique humana como fuente más profunda y más efectiva de los miedos. Todo ello para concluir en que los auténticos monstruos somos nosotros mismos.

Como en la mayoría de su producción, Ito basa el segundo tomo de Voces en la Oscuridad en una cuidada construcción de historias y un dominio perfecto de la tinta y el trazo, haciendo que el dibujo y la atmósfera que rodea al relato y sus protagonistas sea un personaje más, quizá el más importante que se le presenta al lector. El autor japonés ya ha señalado en varias ocasiones que primero se preocupa por pensar una buena historia, manteniendo su mente fuera del horror, y luego, a la hora de planear cómo dibujarlo, es cuando encuentra su parte terrorífica, una manera de trabajar que sin duda da sus frutos.

Como comentábamos en la reseña del primer volumen de este manga, la extensión de cada capítulo es corta, unas 30 páginas por relato, lo cual ayuda muchísimo a la hora de interactuar con las historias de Ito, ya que la mente en ningún momento se prepara y se acostumbra a los estímulos que está recibiendo. La inmersión que se consigue en los relatos es muy poderosa, y para ello Ito no recurre a personajes carismáticos ni a giros de guión perfectos, de hecho la estructura de los mismos es muy predecible, sabiendo positivamente que ninguno tiene buen final. Sin embargo es la manera de contarlos, el hecho de que sus protagonistas podamos ser cualquiera de los lectores y los eventos a los que se enfrentan no sean algo que no nos pueda ocurrir a nosotros en el día a día, lo que provoca que todo funcione tan bien. Todo ello unido a lo ya mencionado de la tremenda ambientación de los mismos, capaz de generar sensaciones muy palpables que se salen de las páginas.

Entrando ya a valorar los siete cuentos que conforman el tomo, el festival del terror comienza con un par de ellos que están relacionados entre sí y con el tomo anterior. Esta es otra de los paralelismos con Lovecraft que encontramos en esta obra, ya que al igual que el autor estadounidense, Ito ha sido capaz de crear su propio folklore, usando elementos que canalizan la historia y anticipan los hechos, provocando la tensión en el lector. En este caso nos encontramos con uno de los personajes más carismáticos de las narraciones de Junji Ito, tanto por construcción como por diseño: Sôichi Tsujii. Este personaje es el eje principal sobre el que se articulan los dos primeros relatos de Voces en la Oscuridad 2, sirviendo de precuela y secuela a los hechos acontecidos en el relato El misterio de la casa encantada del primer tomo, y continuando los hechos de Las caprichosas maldiciones de Sôichi (que este mismo mes de mayo publica ECC), una serie de volúmenes basados en historias acerca de este tétrico joven que al alcanzar su madurez regenta una peculiar casa encantada itinerante.

El frente Sôichi es el primer capítulo que tiene como protagonista al pequeño de los Tsujii, continuación directa del relato que aparece en el primer tomo editado por Tomodomo. En este nos encontramos con Michina, la prima de Sôichi, que se encuentra buscando a parte de su familia retenida contra su voluntad por el malévolo antagonista. Esta historia es muy continuista con su precuela y puede que eso le pase factura, al introducir personajes ya conocidos y perdiendo parte de su efecto, una muestra más de que el continuismo directo no sienta bien a la obra de Ito. No obstante el diseño de personajes es genial en esta historia, con momentos y viñetas que sin duda sirvieron de posterior inspiración para obras como Hideout de Masasumi Kakizaki.

Sin embargo el segundo relato, La mascota de Sôichi, es mucho más fresca que la anterior. Es una suerte de spin-off de la familia Tsujii. En ella además observamos un par de elementos dignos de mención. Por un lado es el primero de los capítulos de ambos tomos que conforman la mini-colección en la que Ito utiliza su peculiar humor. Nos encontramos ante una estructura que bien podría ser la de cualquier capítulo de Doraemon o Shin-Chan, con una familia que encuentra un gato en la calle, lo acoge para cuidarlo y ocurren situaciones cómicas y emotivas. El problema es que las emociones en las historias de Ito son mucho más oscuras y macabras, sobre todo con Sôichi de por medio, y el humor es bastante negro. Es quizá la historia en la que más patente queda ese contraste que el autor da entre lo cotidiano y lo malvado, afectando en este caso incluso a la estructura y la narrativa. Por otro lado, el dato más curioso que podemos aportar de esta creación es que es el germen del posterior El Diario Gatuno de Junji Ito, también publicado en España por Ediciones Tomodomo, en el que el autor hace la mezcla al revés: si en Voces en la Oscuridad 2 el humor negro salpica una historia espeluznante, en El Diario Gatuno de Junji Ito, es el diseño inquientante lo que matiza una historia humorística. En cualquier caso hay que destacar la introducción del elemento gatuno, animal por el cual Ito se siente fascinado y que no es extraño a las historias de terror, como por ejemplo en Poe, otra de las fuentes de las que bebe el nipón a la hora de construir sus historias, y que también usaba la psique humana y la obsesión como un vehículo para narrar sus inquietantes relatos.

Dejando a un lado las apariciones estelares del magnífico Sôichi, el tercer capítulo nos presenta la historia de El valle de los espejos enfrentados. Ya hemos comentado que este tomo contiene los relatos más “occidentalizados” y normales, dentro de lo que cabe, de Junji Ito. En este caso encontramos una mezcla perfecta de elementos del folklore japonés (similares a los encontrados en El Estruendo en el primer tomo) con mitos literarios europeos. Basicamente encontramos una versión del Romeo y Julieta de Shakespeare introducido en medio de una ambientación clásica japonesa: un valle, un pueblo maldito, apariciones y maldiciones… Esta historia tiene un elemento muy fuerte y frecuente en el terror como es la aparición de espejos. Normalmente los espejos son usados en este mundillo como portales al más allá, como reflejo de las dos caras de la realidad. Ito da una vuelta de tuerca a esto y pone este elemento a la disposición de su manera de narrar y de los temas que vertebran su obra. Aquí los espejos no muestran lo oculto, aquí nos hacen ver como somos y eso basta para horrorizarnos y angustiarnos al vernos juzgados de la misma manera que juzgamos a los demás, en un relato que pone de manifiesto el horror y la desgracia que puede generar el odio.

¡No quiero convertirme en fantasma! es el cuarto relato del tomo y es la clásica historia de la chica de la curva, como la conocemos en España, pero con el toque que solo Ito le puede dar. Hay cierta moralina en esta narración, siguiendo los preceptos del cine de terror setentero y ochentero, en el que los malos actos engendran terribles consecuencias, una suerte de karma del miedo que golpea terriblemente al protagonista de la narración. Espectros en la biblioteca es sin duda el capítulo en el que más palpable es la influencia de la literatura de terror gótico en el mangaka de Gifu. La gran protagonista de la historia es una enorme biblioteca de cientos de miles de volúmenes que obsesiona hasta el extremo al protagonista. Un relato angustioso narrado desde dentro y desde fuera por el matrimonio protagonista y un acercamiento genial de Ito a la locura, la obsesión, las fobias y los traumas. El autor ya comenta que se documenta muchísimo en materia psiquiátrica antes de llevar a cabo ciertas de sus creaciones, y se nota en la manera de abordar esos temas tan comunes al ser humano desde un enfoque que sirva para contar una historia de miedo. Esta historia es sin duda la más interesante del tomo, ya que si bien puede ser la menos terrorífica o la más mundana, en eso reside su encanto, a lo que hay que añadir las reminiscencias a la obra de Poe o Lovecraft una vez más y el espectacular diseño de escenarios.

Algo similar ocurre en el siguiente capítulo, La melodía de la oscuridad, donde los personajes se ven atrapados por los fantasmas del pasado, haciendo una representación física del sentimiento de culpa, el apego desmedido y la obsesión. En este caso volvemos a apreciar rasgos del gótico y de autores como Lovecraft, Mary Shelley y demás prebostes del género al mediar en los hechos la aparición de la ciencia y la tecnología como un elemento terrorífico, algo que permanece latente en nuestra sociedad, que poco a poco se adueña de nuestro día a día pero que puede causarnos un gran daño. Estos elementos son capitales en otras obras del autor, como en Gyo, donde la evolución desmedida y los avances sin control dan lugar a la degradación del mundo.

Para terminar, Voces en la Oscuridad 2 cierra con Terror Aplastante, otra de las historias interesantes de este tomo que vuelve a adquirir tintes lovecraftianos orientados en este caso a la presencia de un terror primigenio, causado por fuerzas muy superiores a la humana que no comprendemos pero con las que interactuamos. Es un relato que se caracteriza por la sencillez de su presentación y a la vez por la fuerza de sus viñetas. En este caso el miedo surge tanto de lo desconocido como en pensar si la humanidad no será el juguete de una entidad superior, que cuando se canse de nosotros o se enfurezca por algo que hagamos nos quite del medio de un plumazo, con muchas reminiscencias a mitos como del de Cthulhu.

Hay que hacer una mención especial al dibujo en este segundo recopilatorio que, si bien no llega a las cotas de ansiedad y angustia que generan otras obras de Ito, está mucho mejor resuelto, ayuda más a la narración que a las sensaciones y tiene algunas de las imágenes más impactantes que ha podido crear el autor. El diseño en Espectros en la biblioteca o la capacidad de generar movimiento en Terror Aplastante, las criaturas repulsivas de La mascota de Sôichi… cada breve historia de este tomo tiene su seña particular, su granito de arena a no poder olvidar lo que hemos leído por su terrible fuerza icónica. Todo ello unido al perfecto dominio de la tinta del autor, de lo mejor que se puede encontrar en el mundo del manga.

Este segundo volumen de Voces en la Oscuridad puede parecer a priori más descafeinado y menos directo que el primero. Es evidente que el terror utilizado aquí es mucho menos visceral que en Glicéridos o Los enraizados, pero sin embargo tiene una sensibilidad especial para tocar fibras mucho más sensibles y profundas relacionadas con la psique humana y ese miedo primigenio del que llevamos hablando desde el inicio de la reseña. Da gusto encontrar tantas reminiscencias del estilo de terror gótico tanto en temas como en diseños, que también aparecen en otras obras del autor como su adaptación de Frankenstein, pero aportando sus propios matices y manera de ver las cosas. Una auténtica galería de los horrores que de nuevo sirve como una genial manera de acercarse por primera vez al impresionante mundo del autor para no volver a salir de él, como diría Poe, nunca más.