Void Indigo ocupa un lugar muy especial en la historia de Marvel editando cómics de autor. Puede parecer mentira, pero Marvel solía publicar muchos cómics de autor en los años 80. Hoy día los siervos de Mickey Mouse la Casa de las Ideas sólo publica unos cuantos bajo el sello
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Génesis y cancelación de Void Indigo
Void Indigo es fruto de la imaginación del nunca suficientemente valorado
La propuesta no fue aprobada. Miller recicló algunas ideas para Batman en esa obra maestra llamada El Regreso del Caballero Oscuro; Gerber no tuvo tanta suerte reconvirtiendo esa fallida propuesta en algo viable. Nadie estaba interesado en sus ideas para Wonder Woman y Superman… hasta que contactó con Epic Comics. De entre todas las editoriales, Marvel, con la cual siempre mantuvo una relación conflictiva, fue la única interesada en sus ideas para un nuevo universo DC. El editor Archie Goodwin estaba especialmente interesado en una cosa en concreto: los planes de Gerber para
Siguiendo el modelo de los Nuevos Mutantes, Marvel decidió dividir la serie de Gerber y Mayerik en dos partes. La primera se publicaría dentro de la línea
Lo que nadie imaginaba fueron las reacciones de los libreros y lectores ante el fuerte contenido violento de la segunda parte. Tan asqueados estaban los primeros, que boicotearon la serie, cancelando todos los pedidos del segundo número y exigiendo públicamente su cancelación. Archie Goodwin no tuvo más remedio que ceder, y la serie se canceló antes de poder ser terminada. Pero ¿merecía la serie tal final?
Marvel Graphic Novel #11: Void Indigo
Void Indigo es una historia de venganza y reencarnaciones como sólo Steve Gerber podría narrar. Trata sobre
La primera parte es una historia de origen con una influencia muy clara: la revista
Lo que viene a continuación es otra historia sobre un alienígena adaptándose a un planeta desconocido cuyas costumbres no conoce. Hay momentos muy divertidos, pero todo transmite una sensación de familiaridad, de ya saber qué sucederá, que juega en su contra. El verdadero Steve Gerber está desaparecido o, mejor dicho, más preocupado en preparar a sus personajes para la futura miniserie de Epic que en contar una buena historia. Y menuda historia. El guionista expone muy poco, pero ya deja entrever en una secuencia metafísica, el único momento “made in Gerber” de la novela gráfica, que la venganza de Jaghur es sólo una parte de Void Indigo; hay mucho más, o mejor dicho, demasiado, en juego.
El dibujo de Val Mayerik sigue los cánones de la época, empezando por ese estilo pictórico. Desde luego, sus páginas podrían haber sido publicadas en alguna serie de Conan el Bárbaro o en Heavy Metal, aunque no son el mejor trabajo del co-creador de Howard el Pato. Muy estático y en más de una ocasión poco agradable a la vista, solo convence en los momentos más pseudo-cósmicos de la novela.
Insípida y poco inspirada, el mayor pecado de la undécima Marvel Graphic Novel es que concluye justo cuando la historia empieza realmente; pese a venderse como tal, no es un cómic independiente, en el sentido de que se puede leer sin la segunda parte. Desgraciadamente, estamos indudablemente ante el peor cómic de Steve Gerber.
Void Indigo #1-2
La segunda parte de Void Indigo es Steve Gerber en estado puro, sin contenerse, sin inhibiciones, y sin respeto a sus lectores. El cómic perfecto para quien, tras leer Omega el Desconocido o Howard el Pato, deseó leer a un Gerber desatado. Esto es lo que sucede cuando el creador de Destroyer Duck tiene carta blanca para ser más Steve Gerber que de costumbre. Todas las señas de identidad del guionista están aquí presentes y elevadas al cubo.
El guionista coge la historia bastante básica de la novela gráfica y la complica y enreda de múltiples formas. Aparecen personajes que no parecen guardar relación alguna con la trama principal y se muestra a una organización secreta urdiendo algo. Y para rizar el rizo, de repente surgen divinos que vuelven a sugerir que el destino del universo está en juego. El guion no se vuelve algo ininteligible, pero sí hará que uno se cuestione qué tiene Gerber en mente. Y claro, al llegar al último número publicado, quedan muchas dudas sin resolver. ¿Cuál es la naturaleza de ese artefacto?, ¿cuál es papel de esa oráculo que “toca” a sus clientes?, ¿por qué debe aparearse Jaghur con esa otra mujer para saber la verdad?…
Gerber explicó hace ya tiempo cómo quería terminar Void Indigo y, desgraciadamente, no parece que todos los misterios de la serie se hubieran resuelto satisfactoriamente. Incluso revisando lo que hizo público no termina de quedar del todo claro qué está pasando. En opinión de este redactor, Gerber probablemente lo tenía todo bien pensando, y asumió inconscientemente que los lectores serían capaces de entenderlo con la información disponible. Ahora bien, de haberse terminado, Void Indigo sería posiblemente uno de esos clásicos de culto cuyas incoherencias y desvaríos lo hacen incluso más divertido.
El dibujo de Val Mayerik es mucho mejor que en la novela gráfica. Usando su estilo de siempre y colores convencionales, hace páginas más atractivas, aunque a veces peca de narrativa confusa. Desafortunadamente, las únicas copias del cómic datan de, obviamente, 1984, lo que hace difícil valorar realmente su trabajo porque la mayoría no están en muy buen estado y el proceso de impresión hizo flacos favores a los colores del dibujante.
Respecto al contenido de la obra, hay que destacar que, en efecto, Gerber tenía ganas de ser violento y polémico como pocos. El problema es que, para bien y para mal, hoy día cualquier cómics de superhéroes de Marvel es mucho más violento que Void Indigo. Tampoco puede decirse que Mayerik dibujara cochinadas, porque el contenido sexual se resume en unos cuantos pechos femeninos expuestos. Desde nuestro punto de vista, es un cómic muy inofensivo. Y tampoco hay que irse muy lejos en el tiempo: la escena de cómics underground era mucho más ofensiva cuando se publicó la obra. Entonces, ¿por qué se indignaron los libreros? Según Gerber, el motivo fue que la violencia de su obra era demasiado realista para su época; la mayoría de autores coetáneos la plasmaban con dibujos cartoon o de proporciones exageradas y en escenarios poco creíbles. En cambio, él y Mayerik hicieron morir a personas creíbles de maneras creíbles en una ciudad de Los Angeles muy parecida a la real.
Si algo enfureció sobre todo a los libreros, eso debió ser la escena con la que empieza el primer número: un ejecutivo travestido degollando a una prostituta travestida. En 1984, antes de la llegada de Watchmen y Vertigo, algo así era no sólo inaudito, sino también suicida. Demonios, un cómic así tendría hasta problemas hoy día.
En definitiva, Void Indigo es un cómic que de haberse terminado sería considerado hoy uno de los cómics de Epic/Marvel más interesantes de los años 80 gracias a su excentricidad y sus excesos. Volviendo a la pregunta de si merecía ser cancelada, la respuesta es un claro
El futuro
Steve Gerber murió en 2008, dejando incompleta Void Indigo. Siempre expresó interés en escribir los cuatro números restantes si tuviera tiempo y una editorial interesada, pero al final recicló parte de Void Indigo en la serie Nevada, publicada en 1998. Eso, indudablemente, contribuyó a que jamás se terminara la historia de Jaghur, ya que los lectores la percibirían como una copia de la segunda. También Val Mayerik quiso terminar la serie y cuando Gerber murió, se planteó hacerlo con otro escritor siempre que la familia de su fallecido compañero diera su beneplácito. Esos planes no se materializaron. No obstante, aún quedan motivos para la esperanza: el dibujante volvió al medio que lo vio crecer el año pasado en la antología digital Aces Weekly y recientemente dibujó la miniserie Badger para First Comics. Quién sabe, quizás dentro de poco Jaghur podrá finalmente vengar su propia muerte.
Como curiosidad, Steve Gerber, para satisfacer a sus lectores, subió al Internet una copia del manuscrito con el que presentó a Archie Goodwin el argumento de los números no publicados. Siguen estando accesibles siguiendo este enlace.
Buen articulo. Gracias a Internet pude hacerme con la novela grafica y los dos números y la historia no tenia mala pinta, una «bizarrada» muy de Gerber que tamizado con la creatividad de los años 80 y la serie B daba un tono único a este comic, que en si a los conceptos que publican muchas de las series independientes que aun con calidad no sorprenden mucho.
Vamos, que mezclar espada y brujería, travestis, alienígenas, conspiraciones y ect… era algo muy ochentero y de serie B. Es una lastima que no se continuase aunque tengo el comic de Nevada y si que me acuerdo que había un transunto del protagonismo no me acuerdo mucho
de su paso por la miniserie… habrá que releerla