Parece que los humanos os han jugado una mala pasada.
Por fin podemos disfrutar del tercer álbum de
Emilio Ruiz es un guionista, fotógrafo, diseñador y realizador audiovisual nacido en 1960 en Santander. Su carrera en el mundo del cómic está íntimamente ligada a su mujer, Ana Miralles, que ha dibujado todos sus guiones para cómics: El brillo de una mirada (Casset), En busca del unicornio (Glénat), De mano en mano (De Ponent), Muraqqa (12 Bis) y Wáluk (Astiberri).
Ana Miralles es una historietista nacida en Madrid en el año 1959. Su carrera comenzó profesionalmente en el año 1982 dentro de la revista Rambla, posteriormente colaboraría con otras como las añoradas Madriz y Cairo. El Brillo de su mirada (Glenat) aparecido en 1990 fue su primer álbum. Posteriormente daría el salto al mercado francófono con Eva Medusa (Glenat) con guion de Antonio Segura. Para este mercado realizaría también la trilogía En busca del unicornio (Glenat) la adaptación de la novela de Juan Eslava Galán. En 2001 comenzó la serie de 13 álbumes Djinn (Norma) con guiones de Jean Dufaux, gracias a la se convirtió en una estrella en ese mercado. En 2009 volvió al mercado nacional con De mano en mano. Además de su trabajo en el cómic tiene una carrera paralela como ilustradora en todo tipo de formatos. En 2009 recibió un más que merecido Gran Premio del Salón de Barcelona.
En La ruta del Can Mayor, volvemos a encontrarnos con Wáluk y Esquimo que en su búsqueda de sustento se tropiezan con una extraña figura. Esta les pondrá en un problema del que solo podrán salir gracias a la ayuda del búho Uhuapeu. Pero su ayuda tiene un precio, cuyo pago hará que se vuelvan a cruzar con los perros de trineo que aparecieron en el anterior álbum, a los que deberán ayudar y enseñarles el valor de la libertad y la independencia. Como todos los álbumes de la serie hasta la fecha se puede leer de manera independiente, aunque algunos personajes se presentaron en el álbum anterior.
Los números anteriores de Waluk son un canto a la naturaleza y a la necesaria protección que debemos hacer del planeta si queremos legarles algo habitable y bello a nuestros descendientes. Algo que cada vez se antoja más complicado visto como algunos dirigentes se esfuerzan en negar el cambio climático en un intento de seguir manteniendo unas industrias que no son sostenibles. Castor, el humano que conocimos en el tomo anterior es un fiel reflejo de este tipo de comportamiento, un egoísta incapaz de ver más allá de sus narices y solo preocupado por sí mismo. Wáluk y Esquimo tienen cada vez más difícil subsistir y ven como su modo de vida está en peligro de extinción.
También volvemos aparecer a los perros de tiro que conocimos en La gran travesía, un reflejo de los peligros de confiar en quien te priva de libertad a cambio de la seguridad de tener unas necesidades básicas cubiertas. Un paralelismo no solo en la sociedad actual con políticos que prometen soluciones fáciles a problemas complejos, sino también en el trabajo que Miralles realizo en Djinn, que le permitió ganar fama y dinero, pero le obligo a dibujar algunas escenas más que cuestionables. En ambos casos hay solución, solamente hay que elegir la libertad. Y visto el resultado de esta serie la decisión ha sido la correcta.
El motor de la obra sigue siendo la tierna relación entre los dos osos, una prueba de que si tienes un amigo fiel tus carencias y debilidades se pueden compensar. Y que hay que dar voz tanto a jóvenes como ancianos, ya que su forma de ver las cosas puede aportar soluciones. Una historia que sigue transmitiendo unos valores que hacen que cualquier padre o madre la pueda dar a sus hijos convencida de que la lectura les convertirá en mejores personas, además de divertirles y hacerles amar la naturaleza. Al fin y al cabo, a ellos le corresponderá salvar lo que dejemos del planeta.
Es un tomo en el que la fantasía adquiere una importancia que hasta la fecha no tenía, algo que sirve para que las historias no caigan en la monotonía. Además de evitar la necesidad de mostrar escenas explicitas, ya que la serie nunca oculta la crudeza de la naturaleza, pero siempre evita mostrarla de manera innecesaria.
El precioso trabajo de Miralles no debería hacernos olvidar el gran trabajo de Ruiz a la hora de construir una historia que tenga varios niveles de lectura, algo que hace que se pueda leer con cualquier edad y disfrutarla de manera distinta, pero plena. Pero no solo brille en ese aspecto, sino que también lo hace con los diálogos llenos de un humor muy fino y realmente bien construidos.
Los anteriores álbumes eran una nuestra perfecta del enorme talento de Ana Miralles como artista, pero en La ruta del can mayor está más brillante si cabe, puesto que además de demostrar su capacidad para reflejar la naturaleza en este álbum vemos elementos fantástico-onírico que están igual de bien dibujados. Con un cambio de estilo que los separa de las escenas situadas en la realidad, sin perder coherencia con el resto de la obra. Narrativamente es inmejorable, con su conjugación de espectacularidad con legibilidad aprovechando los mecanismos que da el formato apaisado. Los animales son realistas además de expresivos, los paisajes son de una belleza sin igual. Pero sin duda lo mejor es el color, que logra que veamos los diferentes tonos de blanco de la nieve y el hielo, el enorme crisol de todos los colores del artico o los juegos de luces de la aurora boreal, un fiel reflejo de la naturaleza en toda su belleza. Un trabajo brillante de una de las artistas más dotadas del medio.
La edición de Astiberri sigue con la calidad de los dos álbumes anteriores, buena reproducción, papel y tamaño que nos permiten disfrutar del trabajo de
Emilio Ruiz y Ana Miralles han creado con Wáluk una serie que consigue aunar la belleza con la crudeza de la naturaleza, la amistad y la ecología, con unos diálogos repletos de ternura y con un fino sentido del humor. Una obra que se disfruta a muchos niveles, pero quién sea capaz de volver a ver la cosas como un niño se enamorará sin remedio de Wáluk y Esquimo y se perderá por la belleza de los paisajes polares que dibuja una autora con un talento sin igual. Tanto que es inevitable sentir el frio y la suavidad del pelaje de los osos.
Guión - 8
Dibujo - 9
Interés - 8.5
8.5
Delicioso
Emilio Ruiz y Ana Miralles nos recuerdan lo bonito que es soñar como un niño, mientras nos enseñan lecciones sobre ecología, amistad y libertad.