War of Kings: Ascension – 01

La última vez que vimos a DarkHawk, volaba junto a un coleguilla bastante chungo, de nombre Talon, a velocidad astroestúpida con destino a la Zona Negativa –mira tú por dónde–.

La Nebulosa de Arkano, hace tres semanas: observamos la masacre perpetrada por los Inhumanos al comienzo de Secret Invasion: War of Kings. Restos de naves skrull a mansalva y un comandante desesperado que flota entre ellos dedicando sus últimos pensamientos a resumirnos lo acontecido. De repente el espacio se rompe y aparece algo misterioso, un pequeño objeto brillante… ¡una joya DarkHawk! Flota hasta el comandante y un flash de luz nos lleva al título: MATERIAS OSCURAS: El Secreto de los DarkHawks – Parte 1 de 4.

La Zona Negativa, tres semanas después: nuestros dos DarkHawks favoritos –y únicos, de momento– se enfrentan a una oleada de bichos semejantes a los que pudimos ver en la Oleada de Aniquilación a las órdenes de Annihilus. Resulta que estos servían a un tal Catastrophus –que nombres tan bonitos tenemos en la Zona Negativa, ¿eh? –, una suerte de lugarteniente del propio Annihilus, y es prioritario pasar a través de ellos. De paso, Talon continúa con el entrenamiento de Chris como Halcón Oscuro.

Talon reconfigura su armadura –algo que Chris logró en su día por puro azar, pero que no consigue esta vez– y se cepilla a los bichos. Los dos DarkHawks discuten sobre esto. Chris viene del mundo de los superhéroes, y ya sabemos todos que la mayoría de ellos tienen un gran respeto por las vidas ajenas. Talon advierte a Chris que le queda mucho que aprender antes de convertirse en un verdadero raptor, incluyendo el control de su ira.

Powell recuerda a Richard Rider, más conocido como Nova. Talon le dice que los Nova son un cuerpo de orden. Guardianes de la paz. Los Raptor son mucho más que eso. Son catalizadores del orden, no sus guardianes. Arquitectos del destino.

Talon también le recuerda que la armadura raptor fue forjada eones antes de que la Humanidad siquiera existiera. Lo que quiere decir que no está preparada para que un humano la porte. De ahí los ataques de ira que experimenta nuestro héroe. Pero, con entrenamiento y voluntad, el mentor alien está seguro de que Chris será un excelente DarkHawk. Sólo tiene que conseguir dominar la armadura y escuchar su voluntad. La Guerra de los Reyes se aproxima y Talon no puede manejarla solo. Necesita la ayuda de Powell y, precisamente debido a ello, Chris tiene que aprender rápidamente a manejar la armadura que le ha sido conferida.

Tras la conversación, ambos DarkHawks se dirigen a la razón de que vinieran a la Zona Negativa. El Heteropteron –una fortaleza nada gay, al parecer–, actual residencia nómada del tal Catastrophus.

Gracias a su cable-garra, Talon da forma a una especie de sonda alada con forma de ave. Ahora, Chris y él podrán ver a través de sus ojos.

La sonda localiza el objetivo: La Vara Cósmica de Annihilus. Catastrophus la conserva –y custodia– en el interior de su fortaleza. Y los DarkHawks deben recuperarla para conseguir mediar en la guerra kree-shi’ar. Esto promete.

Mientras van por la Vara, Talon finge estar en peligro para que Chris reconvierta su armadura a modo transformer… este… quería decir a modo de combate total. Tras dudar, Chris lo consigue, aniquilando a todos los enemigos a su alrededor. Al ver que Talon sólo estaba forzándole para que lograra reconfigurar la armadura raptor, Powell, consciente de que ha matado a multitud de bichos, estalla en un ataque de ira y ataca a su mentor. Chris tiene ahora los recuerdos de la armadura y ve crímenes, secuestros, asesinatos… ¡los DarkHawk eran intrínsecamente malvados!

En un momento dado de la batalla, el alienígena Talon, posa su mano sobre la joya de Chris e invoca al raptor dentro de él. El humano es sólo una mancha que hay que purgar. Sorprendentemente, parece conseguirlo. Su hermano raptor, después de siglos dormido, despierta y se apodera de Chris. “El humano se ha marchado”, afirma el tío simpatías. “¡Ahora sólo queda el raptor!”

Continuará…