War of Kings: El Resumen 05

Comenzamos en Attilan con una reflexión de Crystal en off sobre la muerte de Lilandra. Sabe que ahora la guerra será muy difícil de detener. –Debemos recordar que los Inhumanos permitieron que Lilandra partiera junto a los Saqueadores Estelares con la esperanza de que pudiera recuperar la soberanía sobre el Imperio Shi’ar y así terminar con el derramamiento de sangre–.

La noticia llega hasta el rey Rayo Negro. Ahora que la antigua emperatriz de los shi’ar ha muerto sólo queda un recurso para terminar con la guerra: el plan de contingencia –y eso que dice Medusa de que “la galaxia nos perdone algún día” no contribuye a hacerme sentir más tranquilo, precisamente–.

Acto seguido, Attilan enciende sus motores y se prepara para abandonar Hala –¿alguien más tiene miedito?–

Nos trasladamos ahora hasta la nave insignia de la flota shi’ar, el Hammer II. Vulcano se regodea con la muerte de Lilandra, algo que él considera un triunfo. El almirante Ka’ardum advierte al emperador que la muerte de la ex-majestrix podría desatar una guerra civil entre los partidarios de Neremani y los propios de Vulcano. Los shi’ar no podrían sobrevivir a una guerra en dos frentes. Por lo tanto, el almirante aconseja firmar la paz con los kree… inmediatamente.

Vulcano se vuelve hacia Talon. La Fraternidad de los Raptores ha sido quien ha eliminado a Lilandra. El raptor explica que lo han hecho porque la Canción de Datos les suministra información de lo que está por venir. No muestra especial respeto por la figura de Vulcano, a quién considera poco más que un mero custodio temporal del Imperio Shi’ar. Ni que decir tiene que el inflamado ego de Vulcano llega a ebullición. Ataca a Talon, que abandona el Hammer II. Los raptores tienen sus propios planes y cada movimiento que realizan es por una razón que conviene a esos misteriosos propósitos. La alianza entre Talon y Vulcano llega a su fin.

Los datos de la inteligencia shi’ar desvelan la partida de Attilan de Hala. Y lo que es peor. Ha puesto rumbo al espacio shi’ar. Vulcano debe ser informado de inmediato. El emperador no tarda mucho en dar orden de preparar la flota y a la Guardia Imperial. Si los Inhumanos quieren asestar un único golpe que termine con la guerra, van a encontrarse con que puede que ese golpe no lo den ellos, sino que lo reciban.

De regreso a Attilan… ¿Recordáis el artilugio que Maximus construía en números pasados para el rey? Bien, pues forma parte del plan de contingencia que Medusa mencionó y que se ha puesto en marcha con el despegue del Gran Refugio. Ronan y Crystal irrumpen en la sala del trono. Quieren saber qué está pasando.

Maximus explica que su ingenio no es otra cosa, sino un arma terrígena. Él lo apoda la Bomba-T. Ojo al dato, que esto puede ser considerado reque-te-spoiler. La Bomba-T servirá para eliminar aquello que provoca las guerras, los conflictos y las disensiones de un plumazo: las diferencias. Ya no habrá razas diferentes. No habrá especies diferentes. No habrá diferencias genéticas, pues una vez la Bomba-T surta su efecto, todos se convertirán en Inhumanos, su genética modificada por las Nieblas Terrígenas… en todo el Universo, gracias a la voz de Rayo Negro. Así pretenden alcanzar la paz universal.

Ni que decir tiene que Crystal está abominada ante la sola idea de este loco plan y que Ronan la secunda, aunque sobre el pensamiento del Acusador pesan aún más cosas. Como el hecho de que los kree son una raza que se encuentra en un callejón evolutivo y, de ser expuestos a los efectos de las Nieblas Terrígenas, sólo se convertirían en una especie de Alfa Primitivos –una suerte de deshechos genéticos, residuo de la exposición, que los Inhumanos han empleado durante generaciones como trabajadores–.

A pesar de las protestas de Crystal, que explica lo que le dijeron los Guardianes de la Galaxia sobre el colapso de la Realidad, y de Ronan, Rayo Negro parece decidido a continuar con su plan.

Regresamos a Chandilar, capital del Imperio Shi’ar, donde dejamos a los Saqueadores Estelares y a Gladiador luchando por sus vidas contra las fuerzas de seguridad. Es precisamente la furia por la muerte de Lilandra lo que lleva al ex–pretor a lanzarse contra Araki y sus Comandos de la Muerte. Uno de ellos, el llamado Capa Negra posee un arma y fuerza suficiente como para herir incluso a Gladiador. Parece que está a punto de matarle cuando, repentinamente, explota. Ha sido Rachel Grey, que le tenía ganas desde que el alien se cepillara como quien no quiere la cosa a toda la familia de su madre que es también la suya. Después, Gladiador hace lo propio con Araki –mira que le tenía yo ganas a este tío… pero no de ahora, no. Desde hace mucho, mucho tiempo. No se puede ser tan malo, oyes…–

A la vista de los acontecimientos, los Saqueadores Estelares comprenden que, con la muerte de Lilandra, la paz tiene escasas posibilidades de formalizarse. Vulcano está loco y no va a cejar en su empeño hasta que los kree o los shi’ar sean completamente aniquilados.

Attilan llega a las fronteras del espacio shi’ar y la Bomba-T es lanzada con el rey Rayo Negro en su interior para poder potenciar su efecto a través de su voz. Maximus confiesa a Medusa que el rey se sacrificará para traer un futuro de paz e igualdad a todo el Universo. Las energías necesarias para hacer funcionar el artilugio terminarán con la vida del monarca.

Medusa contacta con su esposo. Le ha ocultado la verdad y ahora, vuelve a abandonarla, esta vez para siempre. “Dime algo”, ruega la reina de los Inhumanos. “Adiós”, es la única réplica de su esposo.

Mientras la Bomba-T es conectada algo atraviesa los Centinelas defensivos y rompe el casco de la nave-bomba. Se trata de Vulcano.

Próximo episodio, el explosivo final de la serie: Rey contra Rey.