War of Kings: Guardianes de la Galaxia/Nova (1ª Parte)

Antes de nada, decir que el equipo está formado en este momento por: Starlord, Adam Warlock, Gamora, Drax, Mantis, Mapache Cohete, Martyr (Phyla-Vell), Jack Flag y Dragon Lunar (aunque también hay apariciones del Mayor Victoria, Groot y Bicho Amoroso).

El Bar Starlin’s en la estación espacial fundada en la cabeza de un Celestial decapitado que los Guardianes de la Galaxia han convertido en su base de operaciones. Guardianes + alcohol de todo el Universo conocido + soldados shi’ar de permiso = gresca de cantina. Faltaría más. Así empezamos el número, con los Guardianes liándose a mamporros con los soldados shi’ar que no han tenido otra cosa que ofender al difunto padre de Phyla-Vell… cerebros de pájaro… ¡Je!

En plena efervescencia, llega Adam Warlock con Gamora. El chico de oro sigue investigando a la Iglesia de la Verdad Universal o, al menos, eso es lo que le cuenta a Starlord. Ya de paso, como el que no quiere la cosa, le informa de que el tejido de la Realidad no podrá soportar el conflicto iniciado entre krees y shi’ars, por lo que los Guardianes de la Galaxia tendrán que hacer honor a su nombre y poner paz de la manera más diplomática posible. ¿Diplomática? Adam… nunca aprenderás.

Su objetivo: sentar a Rayo Negro y a Vulcano para que hablen acerca del conflicto. Vale, Adam no aprenderá, pero está claro que Starlord no está bien de la azotea.

De este modo, los Guardianes se dividirán en dos equipos. Por una parte, uno liderado por Starlord y compuesto por Martyr –chungo lo tienen llevando a alguien con ese nombre–, Jack Flag, Gamora y Bicho, que se encargarán de hacer entrar en razón al nuevo rey de los kree, Rayo Negro. Otro, encabezado por Mapache Cohete, cuenta entre sus miembros a la artillería pesada en las personalidades de Adam Warlock, Groot, Mayor Victoria y Drax, que tendrán que convencer a Vulcano de sentarse a parlamentar con el enemigo y contener el daño de una nega-bomba lanzada por los shi’ar para que el Universo no se desparrame. ¡Qué cosas! Guardando el fuerte se quedan Cosmo, el simpático perro parlante jefe de seguridad, Mantis y Dragón Lunar, que acaba de volver de la muerte y no está para fiestas. Es lo que tiene morirse, que resulta de un cansado, tú…

Mientras el equipo de Mapache Cohete intenta que Disradi –lugar bombardeado con las nega-bombas shi’ar– no se convierta en un hermoso boquete en el tejido de la Realidad, el equipo de Starlord llega a Attilan, que actualmente flota sobre Hala, capital del Imperio Kree. Starlord ha tenido relaciones más o menos buenas con los kree y confía en que los inhumanos sigan siendo una raza pacífica abierta al diálogo. Desgraciadamente para él, las cosas han cambiado mucho para la Familia Real Inhumana durante este tiempo, y la respuesta de Rayo Negro no puede ser más clara. No.

Adam Warlock consigue transmutar el planeta de Disradi en una ernome pepita de metal místico que cierra la brecha del Continuo Espacio-Tiempo y pone a salvo la Realidad… una vez más. Cuando terminan, el equipo es transportado hacia el crucero de Vulcano, que se había quedado cerca para observar el espectáculo. Pero los shi’ar son precavidos, y el crucero está blindado contra teleportaciones, de modo que el equipo queda flotando a la deriva. Todos, menos Adam Warlock.

Warlock es esoterismo encarnado… magia de la buena y, de alguna manera, eso le permitió atravesar el escudo anti-teleportación shi’ar. Sorprendido por no encontrarse junto al resto del equipo, Adam es asaltado por Vulcano, que descarga su tremendo poder contra el chico de oro. Mientras, afuera, Mapache y los demás están a punto de ser apresados por los shi’ar cuando… son teleportados a salvo. ¿Dónde? En la Saqueadora Estelar, chatos, ¿dónde si no? –que se encuentra oculta dentro de un crucero shi’ar que el equipo de Kaos ha apresado. Escondidos bajo las narices del enemigo. Cuánto se aprende con la Patrulla-X, ¿eh?– Y, para mayor sorpresa generalizada, resulta que Mapache Cohete y Ch’od se conocen. «Saquearon» juntos en tiempos pretéritos junto a Corsario. Cuando el resto de naves shi’ar detectan el comportamiento extraño del crucero en que se ocultan, los Saqueadores lo hacen explotar aprovechando la confusión para huir en su propia nave, con los Guardianes junto a ellos, claro está.

Y de aquí, directamente a la saga principal. ¿Os acordáis de su maravillosa entrada, no es cierto?

¿Hace falta decirlo?

Continuará…

Veamos también los precedentes de Nova. Worldmind ha recreado, sin que Richard lo sepa, los Nova Corps y, como se aburría, ha convertido a Ego, el Planeta Viviente, en Nu-Xandar, una suerte de mundo base para los nuevos Corps. Pero esas no son las únicas sorpresas. El superordenador ha mantenido a Ego en la órbita de la Tierra mientras reclutaba a miles de humanos para los Corps. Cuando Richard se enteró, no le sentó precisamente bien pero, al protestar, Worldmind, que también tiene su genio, le quitó sus poderes. Es entonces cuando ciertas pruebas médicas llevadas a cabo en las instalaciones del Proyecto P.E.G.A.S.U.S. confirmaron que, debido a la prolongada exposición de Richard a la Fuerza Nova, éste se muere. Cuando todo parece perdido, aparece el fantasma de Wendell Vaughn y le otorga un regalo que le salva la vida. Aquí empezamos.

En el Golfo de Sarenta, territorio Kree, se encuentra la nueva centurión Suki Yumiko, amiga con intereses amorosos de otro de los nuevos reclutas del Cuerpo, Robbie Rider que, humillantemente, se ha visto relegado al puesto de telefonista mientras dure la guerra –y creo que es la primera vez que veo a un Nova con gafas–.

La misión de los Nova es defender el mundo kree de la amenaza shi’ar. Pero en conflicto, hay mucho más que disparos y vidas, hay emociones. El Nova Prime que dirige la escuadra de Suki, de nombre Tarcel, es shi’ar de nacimiento. Él considera a Vulcano un traidor y a Lilandra como la verdadera heredera del trono del Imperio.

Parece que los Nova Corps llevan la ventaja hasta que los shi’ar realizan un teletransporte masivo sobre la órbita del planeta. Ha llegado la élite del Imperio Shi’ar: La Guardia Imperial.

Mientras tanto, cerca de Ego, Wendell Vaughn en forma fantasma instruye a un uniformado Richard Rider en el uso de las bandas cuánticas que ahora porta y que son lo único que impide que muera en ausencia de la Fuerza Nova. Con más ánimo que esperanzas de victoria, Richard y Wendell comienzan el asalto a Ego sabiendo que la poderosa consciencia cósmica de éste último hará imposible tomarle por sorpresa.

En Nil-Rast, Gladiador encabeza el asalto atravesando a un centurión Nova en el proceso. La Guardia Imperial da buena cuenta de cuanto miembro de los Corps encuentra a su paso. Pero Tarcel no está dispuesto a ceder y se arroja contra el pretor. Cuando Gladiador derrota a Tarcel y está a punto rematarle, un rayo gravimétrico le golpea por detrás. Es Suki, que intenta a la desesperada salvar a su líder. Pero nada puede herir al jefe de la Guardia del Emperador Vulcano, ni siquiera el poder de un centenar de Novas. Para preservar la vida de varias cohortes, Tarcel no tiene otra opción: se rinde.

Entra en escena Strontiana, prima de Gladiator –porque todo Superman que se precie, debe tener una Supergirl– y jefa de los Pretorianos, un grupo de seres superpoderosos similar a la Guardia Imperial. Vulcano desea que Gladiador vuelva a la flota para ver cómo atrapan a Lilandra. El pretor cumple sus órdendes llevándose a Tarcel para que sea interrogado y dejando a los Novas atrapados en manos de Strontiana. Desgraciadamente para ellos, la prima de Gladiador no conoce el significado de la palabra piedad. Ayudada por sus fieles Pretorianos, terminan con la vida de todos los Corps rendidos. Impotente, Robbie observa lo ocurrido desde Nu-Xandar, alias Ego.

Richard, utilizando el poder de Quasar, logra entrar en Ego y llegar hasta el cerebro. Allí, espera poder enfrentarse a Worldmind mas, cuando se aproxima, sólo es para descubrir que Worldmind no ha tomado el control de Ego, ¡sino que Ego es Worldmind! Como diría Alberto, WTF!!!!!

No me gusta repetirme, pero ya sabéis lo que toca…

Continuará…