War of Kings: Warriors 02 de 02

Empezamos trasladándonos hasta Hala, capital del Imperio Kree, una semana antes de que se celebrara la boda entre Ronan, el Acusador kree, y Crystal, miembro de la realeza inhumana.

Parece que no todos los kree se muestran felices ante la idea de ser gobernados por Rayo Negro, ni mucho menos, con el traslado de Attilan hasta Hala. Una minoría rebelde está realizando atentados terroristas que, por suerte, no se han cobrado ninguna vida… aún. Los Inhumanos no están dispuestos a tolerar tales insurrecciones ni esperar a que fluya la sangre antes de tomar medidas.

Llevada por la prudencia y en un intento por acercar posturas entre ambos pueblos, Crystal se presenta voluntaria para mediar en el conflicto con los terroristas. Rayo Negro y Medusa, hermana mayor de la joven elemental, aceptan de buen grado la propuesta.

Revisando el lugar del último atentado, Crystal halla una pisada. Gracias a sus poderes elementales, le resulta fácil averiguar de dónde procede el rastro de tierra de la misma, lo que le conduce hasta el jardín de una vivienda de las afueras de Hala. Cuando llama a la puerta de la casa, una mujer kree de piel azul la abre. Tras ella, un grupo fuertemente armado espera la señal para atacar.

Tras una lucha que los kree no pueden ganar, Crystal logra convencerles de que Rayo Negro no está en Hala para gobernarlos, sino para liderarlos. Ahí radica la diferencia. De este modo, una de las rebeldes confiesa que han colocado una tercera bomba. Ésta no puede ser desactivada, porque el detonador a distancia se ha dañado durante la pelea y, para remate de males, el artefacto explosivo ha sido colocado en el Museo de la Herencia Kree, lugar en el que se encuentra, la hija de Crystal, Luna.

Crystal, empleando sus poderes elementales, cruza la ciudad en tiempo récord. Así, logra llegar hasta el museo antes de que se produzca la deflagración. Localiza la bomba y logra disminuir el daño empleando una vez más los dones que las Nieblas Terrígenas le concedieron.

Con el Museo a salvo, Crystal se reúne con Luna. También acude la ex-terrorista con su propia hija. Después de lo sucedido, ha tenido tiempo para recapacitar. Crystal ha arriesgado la vida por su hija, sí, pero también por todos los niños kree que se encontraban en el edificio. La esperanza de llegar a un entendimiento entre ambos pueblos no se ha perdido del todo.

Ya ante Medusa, Crystal se niega a revelar la identidad de los terroristas. Sabe que ahora cuenta con una aliada que puede hacer más bien desde su posición que desde el interior de una celda.

Ver a Luna jugando pacíficamente junto a la pequeña kree es una imagen para la esperanza y el mejor aval que Crystal podría requerir. La paz se encuentra al final del camino y quizá, sólo quizá, más cerca de lo que ninguno podría esperar.

El principio…

Situémonos ahora en la Saqueadora, la nave de los recientemente remozados Saqueadores Estelares. Nos encontramos a escasos días antes de la boda de Crystal con Ronan.

Kaos habla al resto de la tripulación. Su intención es derrotar a Vulcano y restituir el mandato sobre los shi’ar a su legítima gobernante, Lilandra Neremani, que también se encuentra a bordo de la nave, con su vida seriamente amenazada por aquellos que antes eran su pueblo. Ch’od le pregunta su parecer sobre esta misión que él considera un suicidio, pero la mente de Lilandra está lejos, muy lejos de la Saqueadora y los amigos que la acompañan…

Para ser precisos se encuentran centrados en un momento que tuvo lugar quince años atrás, cuando Lilandra era más joven y aprendía en la Academia de Chadilar. Vemos como, empleando un aparato de simulación ambiental similar al que años después regalará a Xavier para mejorar la Sala de Peligro, los cadetes aprenden a combatir.

Tras perder en el entrenamiento frente a su compañera, Lilandra recibe una reprimenda de la instructora. No basta con leer los movimientos de esgrima en los libros. Debe practicar. Debe permitir que su instinto salga a la superficie. Su instinto asesino. Algo que no parece agradar a la joven.

Mientras Freena, amiga y confidente de Lilandra, anima a la futura Majestrix tras las clases, algo sucede en la academia. Algo que provoca gran revuelo y que todos los alumnos huyan en la misma dirección. La maestra de esgrima encuentra a Lilandra y Freena y les anima a marcharse también. El Nido está en el colegio.

La instructora desenvaina su sable de energía y se prepara para hacer frente a los soldados del Nido mientras los alumnos escapan. Sabe que está ofreciendo su vida por conseguirles un poco de tiempo. Desafortunadamente, no les logra demasiado.

Encerrados, solos y aterrados, un grupo de alumnos teme encontrar el final albergando un huevo de eslyzoide que evolucionará para convertirse en un nuevo soldado. Pero Lilandra tiene algo que decir al respecto. Empleando esa astucia que su instructora le echara en cara momentos antes, la joven traza un plan. Atrae a los miembros del Nido hasta la sala de entrenamiento. Utilizando el simulador ambiental, crea un escenario donde priman el fuego y los volcanes, algo que sorprende y aterra a los alienígenas. Gracias a la ventaja que le ofrece la sorpresa, Lilandra consigue eliminar a unos cuántos guerreros.

De este modo, gana el tiempo necesario para que los soldados shi’ar acudan raudos al rescate de los jóvenes. Con todos a salvo, la joven Neremani no se conforma con haber logrado una victoria. Sin concederse tiempo para celebrarlo, regresa a la sala de entrenamiento para continuar trabajando duro. Sabe que el futuro le depara grandes tareas y la complacencia no le preparará para afrontarlas. Sólo el trabajo duro y la disciplina.

Y con esto, regresamos hasta el presente, a bordo de la Saqueadora Estelar. Lilandra responde la pregunta de Ch’od. No, definitivamente, no es una misión suicida. Todo depende de lo que estés dispuesto a sacrificar para conseguir tu objetivo. Permanecerán en pie y pelearán duro. Y al final, ganarán esta guerra –como emperatriz no digo que no, pero como adivina… anda que se iba a forrar la pobre mía–.

Fin.