El Regreso de Adam Warlock
«De vuelta en el Mundo del Alma, mi lugar de paz»
Si hay algo que, para desgracia de muchos, y regocijo de otros tantos, define la Marvel Comics de C.B. Cebulski esto es, sin duda, el amor por la nostalgia de una editorial. La etapa atenerio, la de Axel Alonso, estaba definida en síntesis, por el legado de grandes figuras superheroicas a través de la susitutición de las figuras originales por sucesores muy diversos en cuanto a raza, género o sexualidad.
Sin embargo, C. B. Cebulski, consciente de las muchas polémicas que esto trajo para Marvel, y sin abandonar del todo aquellas ideas que ahora vuelven con fuerza en el reflejo cinematográfico de la editorial, ha decidido apostar por el regreso de ciertos personajes o conceptos que en su momento cosecharon tal éxito, que todavía hoy son recordados falsamente, como lo mejor que nos ha dado la editorial.
En ese sentido, tenemos las nuevas aventuras de Genis-Vell a cargo de Peter David, quien también ha realizado varias miniseries protagonizadas por el Spiderman del traje negro hecho de simbionte, o incluso una nueva historia protagonizada por Los Cuatro Fantásticos sustitutos que creara Walter Simonson.
Pues bien, el pasado 2023, Marvel Comics, siguiendo esta tónica que acabamos de explicar, nos sorprendió con Warlock: Rebirth, protagonizada como su propio nombre indica por Adam Warlock, el ser perfecto creado por Stan Lee y Jack Kirby en Fantastic Four #66 como Él en un lejano Septiembre de 1966, desarrollado por Roy Thomas, ya como Warlock en Marvel Premiere #1 de Abril de 1972, y sobre todo, definido por Jim Starlin en varias colecciones y sagas cósmicas que comenzaron en 1975 con Strange Tales #178.
Warlock, fue para Starlin uno de sus personajes fetiches, junto a por supuesto Thanos, Estela Pletada, Gamora o Pip el Troll entre otros, en esa saga cósmica que comenzó en la serie del Capitán Marvel a mediados de los setenta, y que continuó en una recién estrenada década de los noventa con todos los cómics que llevaron a la saga del Guantelete del Infinito.
Tras dicha saga, la llamada Trilogía del Infinito (una de ellas) conducida por Starlin, tuvo diversas iteraciones de importancia de Adam Warlock, definido siempre como un personaje trágico, que buscaba su lugar dentro del cosmos Marvelita, al tiempo que luchaba contra una versión de sí mismo que personificaba el mal primigenio y que fue bautizada como Magus.
En aquellos años, las colecciones que hacían las veces de “relleno” o tie in a los diversos eventos cósmicos comandados por Jim Starlin, eran, en su mayoría guionizadas por Ron Marz, quien hacía las veces de mano derecha de Starlin. Al mismo tiempo, en no pocos de estos eventos, y en muchas de estas series, el ilustrador era Ron Lim, un dibujante en opinión de este redactor, que nunca fue reconocido de la forma que merecía. Quizás Lim no destacaba especialmente por ningún aspecto de su trazo, pero es un dibujante cumplidor con las fechas de entrega y que tampoco falla especialmente por ningún aspecto de su dibujo, siempre limpio y funcional para el cómic de que se trate.
Con dicho escritor y dicho dibujante llega Warlock: Renacimiento, una mini serie de cinco números ambientada en la época de Warlock y la Guardia del Infinito, aquella serie en la que Warlock y otros emblemáticos personajes cósmicos se encargaban de proteger las Gemas del Infinito para evitar la caída de estas en malas manos.
En esta ocasión, la mini serie se define como una pequeña aventura en la que Warlock tendrá que lidiar con la existencia de otro ser concebido como él, y quizás más perfecto y poderoso que el propio Warlock.
En la aventura en cuestión, como no podía ser de otra manera, le acompañarán personajes bien conocidos y queridos por los fans de este tipo de historias como Gamora (en su versión clásica y no en la actual más cercana a las películas de Disney) o Pip el Troll.
La realidad es que, guste o no guste, este ejercicio de nostalgia, que a quien esto escribe le genera cierta fatiga y agotamiento, no se puede negar que Marz y Lim sepan perfectamente lo que están haciendo, trayéndonos una historia que huele a clásico, sabe a obra de hace décadas, pero que tiene un guion y un ritmo más ágil que aquellas historias, en lo que sin duda es un regreso al pasado pero bien entendido y haciendo uso de las técnicas narrativas actuales.
Además, y a pesar de que esta obra esté pensada para lectores más veteranos, Marz y Lim no se olvidan de los más legos en conceptos cósmicos, y al principio de la obra, dedican un par de páginas a poner en contexto la figura de Adan Warlock, y el pasado más reciente de éste, al menos de la parte más clásica y sin ahondar en su interacción con Los Guardianes de la Galaxia Modernos (que cronológicamente es muy posterior a esta obra).
Por tanto, ahí tenemos a Thanos en su aspecto más tradicional, al Alto Evolucionador, a la Gema del Alma… y otros tantos conceptos que de hecho, pueden volver a la palestra hoy gracias al auge que han tenido con el Universo Cinematográfico Marvel.
En cuanto a Lim, realiza un dibujo que como decíamos, sin destacar especialmente, pero tampoco sin padecer de ningún defecto muy reseñable, cumple perfectamente la función que se le asigna, regalándonos un cómic actual con un aspecto de gran reserva.
Imprescindible para fans de Warlock o de la épica cósmica Starliniana, y un buen punto de partida para quien quiera catar estas historias y no sepa por dónde comenzarlas.
Lo mejor
• Ron Lim y Ron Marzo saben realizar un cómic con sabor a clásico sin olvidarse de las técnicas actuales de narrativa y de dibujo.
Lo peor
• La excesiva e innecesaria nostalgia que impregna casi todas las publicaciones de la Marvel actual.
Guión - 6
Dibujo - 6
Interés - 6
6
Nostálgica
Ron Marz y Ron Lim regresan a Marvel Comics con una buena dosis de nostalgia basada en Adam Warlock, uno de los personajes cósmicos fetiche de Jim Starlin.
Personalmente, esta línea nostálgica me gusta y me entretiene. No tiene más pretensión que ofrecer un producto nostálgico pensando para un público muy concreto.
No veo que perjudique al resto de la línea editorial en la que se pueden seguir encontrando propuestas más innovadoras como las de los mutantes o las obras de Al Ewing o Jed MacCay.
Puede que a la Marvel actual le falte alguna serie más rompedora pero creo que eso sea problema de ofrecer estas miniseries de corte nostálgico, sino más bien de la dificultad que tiene Marvel (y DC) de atraer talento que quiera crear algo nuevo dentro de una de las grandes