El tren del indie continúa imparable, el número de títulos nuevos sigue inundando cada mes de novedades y hay que estar atentos para que no se nos escape alguna por debajo del radar. Nosotros seguimos intentando catar un poquito de todas, y hoy reseñamos una serie con toque clásico y con mucho aroma a fábula. Hablamos de Wild’s End, traído por gracia y fortuna de Dolmen Editorial.
Hemos comentado en repetidas ocasiones durante este último año el importante hueco que se está haciendo BOOM! en el sector independiente. La editorial de la onomatopeya lleva tiempo engordando su catálogo con grandes autores poco a poco, y ha terminado de ocupar la primera plana este año con sus dos nominaciones a Mejor serie nueva en los Eisner de la mano de Something is killing the children de James Tynion IV y Werther Dell’Edera y Once and future de Kieron Gillen y Dan Mora. Pero las más recientes no son las únicas series interesantes de la editorial, y algunas nos empiezan a llegar a nuestro país, con algunos años de retraso, pero siempre bienvenidas.
Es el caso de la serie que hoy nos ocupa. Wild’s End: Primera luz es el primer volumen de una historia publicada originalmente entre 2014 y 2015, y que se completaría con dos volúmenes más en 2016 (The enemy within) y en 2018 (Journey’s end). El guion corre a cargo de Dan Abnett, escritor inglés al que hemos podido ver trabajando en muchas editoriales como DC, 2000 AD o Wildstorm, pero al que se recuerda especialmente por su exitosa etapa marvelita guionizando, junto a Andy Lanning y formando el dúo conocido como DnA, aclamadas etapas de Guardianes de la Galaxia y Nova o parte del evento Aniquilación, entre otras cosas . El autor, que se encuentra ahora mismo guionizando la nueva etapa de Rai en Valiant, forma equipo con I.N.J. Culbard, dibujante que se ha prodigado en adaptaciones al cómic de clásicos de la literatura de Arthur Conan Doyle o H.P. Lovecraft entre otros (publicados por Norma en nuestras tierras), y al que recientemente hemos visto en la interesante Everything con Christopher Cantwell, aún inédita en España.
En un mundo poblado por animales antropomórficos, Primera luz nos traslada a principios del siglo XX, a un pequeño pueblo inglés llamado Iglesia del Cuervo, un paraje tranquilo y pacífico cuyo sosiego se ve de pronto alterado cuando empiezan a sucederse extraños ataques a los habitantes del pueblo. Unos ataques que vienen precedidos por la caída de un objeto que llega desde el cielo y que parece haber transportado a unos extraños farolillos con tentáculos con muy malas pulgas. Un grupo de lugareños terminará formando un improvisado equipo que tratará de comprender qué está sucediendo en su hogar y poner a salvo a su comunidad de la singular amenaza exterior.
No entramos en grandes elucubraciones al afirmar que Wild’s End supone el cruce de La guerra de los mundos y El viento en los sauces. Desde su publicación, la obra de Abnett y Culbard se ha etiquetado como el cruce entre estos dos clásicos escritos por H.G. Wells y Kenneth Grahame respectivamente, una especie de revisión de ellas, especialmente de la primera, muy de la mano con las adaptaciones literarias en las que hemos comentado que ha trabajado Culbard habitualmente. Dan Abnett escribe un guion que no trata de actualizar el concepto original de La guerra de los mundos, sino que se sumerge en el estilo original de la obra a la hora de idear su historia, con unos diálogos rimbombantes dignos de la época en la que se ubica la trama. Por el otro lado, la influencia de El viento en los sauces no se respira solo por, obviamente, el uso de animales antropomorfos en su historia. Frente a la experiencia individual del clásico original de Wells, en el que toda la trama gira alrededor de aquel protagonista sin nombre, Wild’s End se sustenta sobre un reparto coral con personajes diversos y con muchos matices distintos apoyados, como es habitual en este tipo de obras, en las especies animales usadas para cada uno (como ya nos enseñó Zootrópolis, el pobre zorro siempre está hecho para ser el bala perdida de la ciudad). Abnett se sustenta sobre estos factores para tejer una trama que no conseguirá despertar la sorpresa como es lógico, dado lo archiconocida que es la historia que versiona, pero que está narrada con mucho oficio y con un buen sentido del ritmo.
En el apartado gráfico I.N.J. Culbard normalmente ya emplea un estilo simple de pocos detalles y colores mayormente planos, pero en esta ocasión esos rasgos están más intensificados si cabe y desarrolla un dibujo más cercano al de la ilustración infantil, otorgándole un aroma a fábula para niños que contrasta con el tono de la historia narrada, que sin ser truculenta se afronta desde una perspectiva adulta y carente de humor. Es un dibujo poco vistoso y sin grandes alardes, pero no desentona gracias precisamente a ese enfoque que se le da a la historia a medio camino del cuento. Además, el rediseño que hace de los clásicos trípodes alienígenas, con aire retro y cierto toque steampunk, resulta original y refrescante. La obra cuenta asimismo con una gran cantidad de material adicional en cada capítulo, desde mapas de la región que nos ayudan a seguir el movimiento de la historia, fragmentos de notas de un personaje, noticias del pueblo, documentos clasificados o incluso un pedazo de un pequeño relato ubicado dentro del universo de la trama. Algunos de estos materiales resultan algo densos y pueden cortar el ritmo de la historia (estoy pensando en concreto en las noticias del pueblo), pero otros como los mapas resultan muy útiles. Además, los documentos clasificados sirven como adelanto del argumento del segundo volumen de la historia.
Con respecto a la edición del tomo, como viene siendo habitual con los títulos estadounidenses de Dolmen, el precio resulta demasiado elevado para el contenido de la obra, aunque no se puede negar que la edición es preciosa y de muy buena calidad. ¿Pero por qué no una edición en rústica más económica? Está claro que es una decisión que la editorial habrá reflexionado bien y que tendrá sus razones (¿quizás la necesidad de justificar un precio alto que ayude a costear la licencia?), pero aun así le queda a uno la sensación de que mucha gente podría dejarlo en esa eterna pila de compras “para otro momento”.
Wild’s End: Primera luz es una obra que sirve como homenaje y como revisión de un clásico de la literatura. Este primer volumen no resultará rompedor por lo conocida que es su historia, pero deja sembrada la semilla, cliffhanger mediante, para una continuación que puede resultar muy interesante y llevar a los protagonistas de la serie a un nuevo escenario que lo cambie todo por completo. Ojalá este arranque funcione y Dolmen nos lo pueda traer pronto.
Guion - 7.2
Dibujo - 6.9
Interés - 7
7
Interesante revisión de La guerra de los mundos con aire de fábula.