Wonder Woman #45-49

Espero que hayáis disfrutado de las vacaciones, de “Batman V Superman”, y de todos los cómics que os hayáis podido leer. Espero que esteis de buen humor, porque lo que viene hoy no va a gustar; la reseña de una, por desgracia, muy mala recta final de la etapa de Wonder Woman. Prometía ser un arco como mínimo entretenido, y de repente, a partir del número 46 todo se ha precipitado por un acantilado de forma brusca y completamente decepcionante. Aún faltan tres números por llegar, pero mucho tiene que mejorar la cosa para poder arreglar este lamentable desaguisado. Veremos a ver si Meredith Finch es capaz de tal heroica proeza.

Tras un comienzo de arco interesante y entretenido, algo así como un “blockbuster” de sábado noche en la televisión podríamos decir, que analizamos la semana pasada, nos encontramos dos números que a priori cierran de forma abrupta esta historia. Y digo a priori, porque se abre otra, pero tiene todo tan poco sentido que es hasta difícil de explicar. Digamos que veremos en qué acaba toda la incursión rebelde del infantil Aegeus, aparecerá en escena el “cerebro” que está detrás de todo esto, y que se nos estaba insinuando ya prácticamente durante los anteriores números, y nos ilustrará su “elaborado” “master plan”. Pero todo de forma muy abrupta, confusa, rápidamente y mal, todo pasa muy rápido, no se explica bien, y nadie entiende nada, como es lógico. Por no hablar de la aparición estelar de ciertos personajes y el cambio de roles de alguno de ellos, que a muchos les va a disgustar, y que tiene una paupérrima explicación narrativa, un «deus ex machina» de toda la vida vamos. Aunque por lo menos todo esto tiene cierta implicación y consecuencias trascendentes para el futuro de la colección. Pero sigamos deshuesando esta podrida carne, porque habéis de saber que todo lo propuesto en los anteriores números se tira por la ventana, como fotocopias mal impresas. Da la impresión de que Meredith Finch no sabía como finalizar esto, o no le ha gustado a su editor por dónde iba la historia, y le dan un vuelco absurdo y sin sentido, que deja toda la trama a la deriva sin ningún rumbo claro. Y todo esto en las dos o tres últimas páginas del número 46, que es donde todo se precipita y se va al traste, puesto que en el número 45 la historia había llegado a un clímax muy bien narrado y escrito. Es el ejemplo perfecto de cómo fastidiar todo en tan poco espacio y tiempo.

Y después la cosa no mejora precisamente. Tendremos un intrascendente número 47 con la aparición estelar de Cheetah, que literalmente no nos dice nada. Es un número absurdo, que no aporta absolutamente nada a la nueva y pobre trama abierta a partir del número anterior, y que encima nos cambian de dibujante para ponernos a un Miguel Mendonça que no está mal, pero que está lejos del nivel de David Finch, que por cierto el dibujo de éste es prácticamente lo único positivo que vais a poder leer en esta reseña.

Pero es que la cosa empeora aún más queridos lectores, espero que no seáis muy fan de Wonder Woman, porque éstos números pueden doleros de verdad en el alma, como ha sido por desgracia mi caso. Y el causante de tal agravio es el nefasto número 48, que si no llega al paupérrimo nivel del número 46, poco le queda. Titulado «The Price of Poison», desde luego hace honor a su nombre, porque leerlo es un veneno mortal y un precio que no merece la pena pagar. Es más, saltaos este número, y el anterior también ya de paso, porque de verdad, no pasa absolutamente nada, no os vais a perder después en la «trama» por llamarlo de alguna manera. Lo único salvable es literalmente la última página, porque hay un «cliffhanger» de manual, pero ni aún con eso os hace falta para entender lo que viene después. Y sí, el siguiente número, el último antes del célebre 50, es un buen número. Ocurren cosas bastante interesantes, aparece un personaje misterioso que pone todo «patas arriba» y plantan las bases de una buena historia para los siguientes números, que además acaba de forma inesperada y te deja con ganas de más. Es, en esencia, un número digno y decente. Pero los tres anteriores son tan lamentables, tan insignificantes e innecesarios, que en el conjunto de esta reseña, el guión no merece ni de lejos el aprobado. Y repito una vez más, lo salva todo, o más bien palia como buenamente puede, David Finch, porque si no estaríamos hablando de un vergonzoso y desesperanzador suspenso, de éstos que te hacen plantearte el futuro de tus acciones y decisiones.

Así que, como os he dicho anteriormente, pasad de los dos números que os señalé (el 46 por desgracia tenéis que leerlo para entender la historia, aunque podéis/debéis pasar directamente a las últimas páginas), o intentad olvidaros de todo lo que ha pasado, y centrarse en lo que viene, que vuelve a prometer una historia muy interesante. Pero francamente, después de lo que han hecho con el arco de Aegeus, ya no me fío, a pesar de que pinta mejor lo que viene ahora que el susodicho arco argumental. Así que, voy con cautela, y con las expectativas bajas, así la posible puñalada envenenada me va a doler menos que antes. Os aconsejo humildemente que hagáis lo mismo.