Wonder Woman: El espíritu de la verdad

 

Edición original: Wonder Woman: Spirit of Truth, THE WORLD’S GREATEST SUPER-HEROES
Edición nacional/ España: ECC Ediciones
Guión: Alex Ross, Paul Dini
Dibujo: Alex Ross
Entintado: Alex Ross
Color: Alex Ross
Formato: Cartoné, 72 páginas
Precio: 12,50 €

 

Después de Batman: Guerra contra el crimen y Superman: Paz en la Tierra, esta vez toca Wonder Woman: El espíritu de la verdad, para cerrar la divina trinidad de DC Comics, de la mano del dios del Olimpo del dibujo: Alex Ross. Una vez más, estamos ante una breve historia monográfica de un personaje, en este caso centrado en la amazona, en la que se nos muestra los valores más significativos del personaje que le convierten en el icono y el símbolo que es hoy en día. Es decir, sigue la línea de las dos anteriores, y de las que están por venir, y que esperemos que ECC Ediciones también nos traiga a la mayor brevedad posible: Shazam: El poder de la esperanza, Liga de la Justicia: Orígenes Secretos y Liga de la Justicia: Libertad y Justicia, cerrando así el ciclo Los mejores superhéroes del mundo. Es posible que algunos penséis que es un fastidio tener cada historia separada en tomos diferentes que todas juntas en un mismo tomo, pero lo cierto es que esto permite que las podamos disfrutar en un formato más grande de lo que suele editar ECC (aún sin llegar al absolute), que de otra forma sería impensable a nivel comercial, por el posible precio elevado del susodicho tomo.

Dejando al lado el tema de la edición, muchos podéis pensar que puede resultar repetitivo hablar una vez más de una obra de este ciclo de novelas gráficas de Paul Dini y Alex Ross, habiendo hecho ya reseñas de las dedicadas a Batman y Superman. Pero lo cierto es que cualquier excusa es buena para hablar de una obra de Alex Ross, y ahora que se están reeditando sus obras en DC, es un buen momento para refrescarnos la memoria y recomendarlas a lectores que aún no se hayan acercado a este gran artista. Además, Wonder Woman es un personaje diferente y, como tal, tiene una historia distinta, que en este caso es lo de menos, y lo que es más importante, transmite valores muy diferentes a los de sus dos compañeros.

Guerra, paz, verdad, cada uno de ellos es un valor diferente, y ofrece un carácter simbólico distinto a cada personaje de la Trinidad deceíta. Mientras que Batman simboliza la incansable lucha personal contra los delincuente, a los que pretende aterrorizar para persuadirles de sus crímenes y delitos, Superman es una figura positiva, bondadosa y mesiánica que solo utiliza la violencia cuando es necesario, y que solo desea la absoluta ausencia de conflictos en el planeta del cual se siente el mayor protector. Wonder Woman, simplificándolo mucho, de alguna manera se situaría entre éstos dos anteriores, quizás más cerca de la filosofía de su amigo Clark Kent que de Bruce Wayne, aunque lo cierto es que todo es mucho más complejo. De hecho, podemos decir que los tres representan valores e ideales diferentes. Diana persigue la justicia en el mundo en el cual es una extranjera, en el que le cuesta encajar y entender a sus habitantes, y sin embargo solo busca la resolución de conflictos y la verdad mediante su lazo. La mujer maravilla además, a pesar de su carácter foráneo, es el superhéroe más cercano a los más necesitados, especialmente mujeres y niños, lo cual le hace de alguna manera la heroína más preocupada por la injusticias de carácter social en la Tierra, algo que evidentemente lleva inscrito en su ADN por su origen como símbolo feminista. Wonder Woman lucha contra terroristas, contra gobiernos y contra empresas y corporaciones, lo que sea necesario para defender a los más desfavorecidos en una injusta sociedad muy diferente de la utopía en la que ella ha crecido y vivido toda su vida. Como os decía, el argumento de esta obra es lo de menos, puesto que el mayor aliciente está en la perfecta representación de Wonder Woman en sus valores más significativos e icónicos, esos que siempre han ido ligados al personaje y por los que se le reconoce desde su creación a manos de William Moulton Marston en 1941.

De Alex Ross no se puede decir nada que no haya dicho ya, puesto que seguramente es el tipo de artista por el que sobran las palabras y la mejor forma de definir su arte es directamente acercándose a alguno de sus trabajos, como el que hoy aquí reseñamos por ejemplo, para comprobarlo por vosotros mismos. El cómic, al igual que los dos anteriores, está narrado sin bocadillos, si no simplemente mediante breves líneas de texto esquinadas para no entorpecer el trabajo de Ross, y repleto de espectaculares splash-pages. Cabe destacar la representación que hace Ross de Wonder Woman, como una mujer adulta y madura y no especialmente hipersexualizada, salvo quizás por su indumentaria, que por otra parte es la clásica del personaje. La edición de ECC muestra precisamente en los extras el modelo que Ross utilizó para ilustrar su Wonder Woman particular, así como otros detalles y matices de este artistazo.

Esta vez, en lugar de incluir imágenes en el cuerpo de texto, os dejo con una galería de diversas páginas del cómic para que os podáis deleitar más y mejor con el trabajo del señor Ross que en las reseñas anteriores.

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