Wonder Woman: Tierra 1

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Edición original:Wonder Woman: Earth one USA.
Edición nacional/ España:ECC Ediciones.
Guión:Grant Morrison.
Dibujo:Yanick Paquette.
Entintado:Yanick Paquette.
Color:Nathan Fairbairn.
Formato:Cartoné, 144 págs. A color.
Precio:15,95 €.

 

La serie de novelas gráficas Tierra Uno nos ha traído a Superman, Batman y los Titanes en la que es una adaptación de los personajes a un nuevo origen, similar o idéntico, queda eso en manos de cada uno de los guionistas, donde aparecen pequeños cambios, sutiles en muchos casos, pero determinantes a la hora de definir al personaje que, libre de continuidad y gozando de libertad creativa, sus autores exploran sin pudor alguno.

Estaba claro que Morrison no iba a ser diferente a Johns, Lemire o Straczinski e iba a tocar alguna de las cuerdas del origen clásico de Wonder Woman con la que hacer resonar el resto de la historia de forma novedosa y porque no hasta provocativa. Y no nos ha decepcionado.

Con Morrison nada es simple, sencillo o fácil. Si bien una primera lectura de esta obra puede llevarnos a pensar que Morrison la ha escrito en piloto automático, una segunda lectura permite descubrir que ante la sencillez de ideas hay un trasfondo que rompe con lo establecido. Morrison entiende que Wonder Woman es el personaje más humano de DC y es sobre esto en lo que centra su atención. Es cierto que se deja llevar en exceso por la dualidad hombres y mujeres, algo que por otro lado parece imposible de ignorar, al menos en este primer tomo donde necesita plantar claramente este conflicto de forma que le permita superarlo en su inevitable continuación.

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Morrison buscar provocar al lector anclado en tiempos pasados mostrando con todo lujo de detalles la forma de ser de unas Amazonas que han sido capaces de construir la sociedad perfecta sin la necesidad de los hombres. Esa polaridad tan extrema resta algo de fundamento a la historia de origen, porque aquí es lo que tenemos, un origen contado de forma diferente, pero origen, a fin de cuentas. Las amazonas están muy sexualizadas, algo que siempre ha estado ahí, pero que Morrison no teme mostrar en un cómic de primera línea, remarcando esa condición como algo positivo, digno y sano que las refuerza como sociedad sin que ello implique problema alguno. Una sociedad matriarcal apartada durante milenios del resto, donde mujeres inmortales conviven de forma pacífica desarrollando sus propias fuentes de divertimento tanto físico, mental y espiritual. Es un primer paso, eso está claro, pues estamos frente a una imagen muy clásica de Wonder Woman que se rompe en el momento en el que sus motivaciones para salir al mundo exterior están intrínsecamente ligadas a ella y su especial forma de entender y percibir a las personas. Ya no hay un hombre que la “rescata” de Isla Paraíso y le muestra el mundo exterior, sino que es la propia Diana la que desea poder descubrir eso que son solo imágenes planas del espejo de su madre, donde solo parece existir la guerra, el hambre, la desigualdad y el sufrimiento.

Y todo esto es fascinante porque atrapa de lleno al lector, por muchas ambigüedades que se puedan ver, por lineal que resulte la historia o por esa contradictoria imagen que se percibe a lo largo de toda la obra entre lo moderno y lo clásico, sin llegar en ningún momento a poder discernir claramente en qué dirección nos quiere llevar Morrison. Son zancadillas literarias menores que para nada rompen la magia del cómic. Morrison da la sensación de haber empezado de forma casi hasta predecible, para permitirse el lujo de soltarse de forma más salvaje en el segundo tomo.

Pero donde la obra brilla con una fuerza que deslumbra es en el trabajo que hace Yanick Paquette, siendo capaz de plasmar con una belleza y una elegancia tan grande no solo Thesmyscira, sino a todas y cada una de las amazonas, que llega a abrumar por completo los sentidos. Su dibujo es tan limpio y su trazo tan orgánico que todo parece fluir con tanta sencillez que uno se deja atrapar por las imágenes. Yanick capta a la perfección la esencia de las amazonas dotándolas de un regio aspecto físico que impone, pero sin hacerles perder en ningún momento esa elegante feminidad que las hace tan especiales. Pero Yanick también tropieza en la misma piedra que Morrison cuando nos dibuja a las amazonas demasiado similares, demasiado uniformes sin apenas diferencias en sus atributos físicos. Lo cual no le quita merito a su trabajo que demuestra ser excelente y pausado, detallado hasta la extenuación y que permite que Yanick Paquette pase a ser considerado uno de los más grandes dentro del medio.

Una obra que sorprende, divierte, apasiona y fascina a partes iguales, llenando los sentidos con imágenes que quedan grabadas a fuego en la retina y que demuestra que Morrison respeta al personaje por encima de todo. Y es que solo desde el respeto se puede plasmar lo que en esta obra se puede ver y leer. El tándem guionista – dibujante se complementa de tal forma que la obra trasciende por si misma siendo más grandes sus aciertos que sus errores al dignificar aspectos del personaje que se encontraban en una tierra de nadie llena de formalismos. Morrison quiere y consigue ser elegante en su planteamiento, plasmando el choque entre una sociedad gobernada por un punto de vista integramente femenino y otra tradicionalmente gobernada por hombres, como grito a favor de la aproximación de posturas. De nada sirve levantar barreras de alambre de espino, porque eso demuestra muy poco y es donde Diana se erige como ese nexo conciliador y camino correcto a seguir mediante el feminismo.

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Según esté estructurada la cabeza del lector verá más o menos cosas, disfrutará más o menos, pero el poso y la matriz, el núcleo, es que juntos podemos hacer más que separados. Una obra con mil lecturas, tantas como lectores se acerquen a ella, fascinante de principio a fin, bella como pocas se han visto este año y salpimentada con ese toque Morrisiano tan necesario en toda obra del escocés.

Un trabajo que debe leerse de forma personal, sin demasiadas injerencias externas, que dejen abierta la mente para elaborar cada uno sus propias conclusiones que permitan un debate abierto y distendido sobre las diferentes semillas que Morrison ha dejado adecuadamente plantadas en este preludio a lo que pueda venir más tarde.

Y esperamos que pronto.

  Edición original:Wonder Woman: Earth one USA. Edición nacional/ España:ECC Ediciones. Guión:Grant Morrison. Dibujo:Yanick Paquette. Entintado:Yanick Paquette. Color:Nathan Fairbairn. Formato:Cartoné, 144 págs. A color. Precio:15,95 €.   La serie de novelas gráficas Tierra Uno nos ha traído a Superman, Batman y los Titanes en la que es una adaptación de…

Sutil en elos cambio, consecuencias interesantes.

Guion - 8
Dibujo - 10
Interés - 9

9

Una obra que respeta al personaje y modifica sutilmente su origen clásico para permitir una renovación muy interesante con enormes posibilidades.

Vosotros puntuáis: 6.62 ( 20 votos)
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Dr. Nemesis
Dr. Nemesis
Lector
6 agosto, 2016 9:07

Saludos Gustavo y gracias por la reseña, me ha ayudado bastante y esta compra va segura, no tan solo por que sea una historia de Wonder Woman o porque el de los guiones sea Morrison, porque aunque con eso me baste en primera instancia, lo que dices me ha formado expectativas algo más grandes de las que ya tenía.
Y una cosa aparte, es Straczynski.

Tachuela
Lector
6 agosto, 2016 10:55

>>Morrison quiere y consigue ser elegante en su planteamiento, plasmando una sociedad donde el odio por los hombres es algo más que una palabra, como grito contra el machismo y el feminismo en sí mismo. De nada sirve estar en un lado u otro, porque eso demuestra muy poco y donde Diana se erige como ese nexo en el que solo la igualdad es el camino correcto a seguir.>>

Revisad este párrafo, porque os fallan las definiciones.

Machismo: Actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres.
Feminismo: Ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres.

El término medio entre el machismo y el feminismo no es la igualdad, sino la ligera superioridad del hombre sobre la mujer 😉

Eme A
Lector
En respuesta a  Tachuela
6 agosto, 2016 12:18

Venía a decir eso mismo (de hecho lo tenía dicho en otra parte y venía a enlazarlo) pero ya me lo ahorro

Tachuela
Lector
En respuesta a  Gustavo Higuero
6 agosto, 2016 15:32

No dudo que el cómic cumple, Morrison es un autor con las ideas muy claras.

¿Pero ahora la reseña queda un poco rara, no? Si Diana defiende la igualdad de sexo, ¿por qué no se pone la palabra adecuada al contexto? ¿Por qué la palabra «feminismo», que lleva años siendo un símbolo de defensa de los débiles, parece una palabra incómoda? Me parece equivalente a tener miedo a escribir «tolerancia» o «respeto».

Nacho Teso
Autor
En respuesta a  Tachuela
6 agosto, 2016 15:47

Yo no veo miedo a escribir la palabra feminismo por ningún lado.

juan-man
juan-man
Lector
En respuesta a  Gustavo Higuero
6 agosto, 2016 15:51

Lo siento, Gustavo, pero no: la correcta tampoco es «hembrismo». Fundamentalmente porque el hembrismo no existe. El hembrismo es un término acuñado desde una sociedad machista para definir lo que según algunos sería lo opuesto al machismo. Pero en una sociedad patriarcal es imposible que exista ‘lo opuesto al machismo’, porque la opresión recae sobre el género femenino, nunca sobre el hombre. Todo desequilibrio se da a favor del hombre, y cualquier desequilibrio en favor de la mujer (la llamada ‘discriminación positiva’) no es sino una manera (limitada) de tratar de paliar o corregir desigualdades que llevan ahí desde hace milenios. Así que no: la WW de Morrison nunca puede ser «un grito contra el machismo y el hembrismo», porque los ‘gritos contra el machismo y el hembrismo’ son, en esencia, un discurso machista: un discurso que trata de crear un enemigo inexistente para perpetuar el statu quo, pretendiendo hacer ver que existen dos extremismos opuestos e igual de malos, cuando no es así. Así que te sugiero, con todo respeto, que revises esa frase una vez más, y que te documentes y, si careces de la información necesaria, consultes antes de hacer afirmaciones no solo atrevidas, sino de discurso peligroso.

Anónimo
Anónimo
En respuesta a  juan-man
6 agosto, 2016 16:16

Se nota que nunca has trabajado en un servicio de urgencias. Te encontrarías «verdades incómodas». La sociedad debe proteger al individuo ante cualquier tipo de discriminación o violencia por encima de cuestiones de género. Asumiendo una verdad mayoritaria (que vivimos en una sociedad, en general, machista) como un «todo» lo único que hacemos es generar aún más desequilibrio, sumando a la injusticia que sufren las mujeres la que también sufren muchos hombres. Son cuestiones difíciles porque requieren una precisión quirúrgica a la hora de ser abordadas para que nadie se quede fuera y, claro, lo más fácil es justificar la incompetencia mediante el maniqueísmo. Si promovemos un mensaje de etiquetas genéricas tan sólo enquistamos el problema dando argumentos de peso a los auténticos machistas, si en cambio comenzamos a abordar estos problemas de injusticia social con auténtica humanidad y sin prejuicios desarmamos no sólo al machista sino a todo aquel que quiera hacer política con algo tan serio.

juan-man
juan-man
Lector
En respuesta a  Anónimo
6 agosto, 2016 16:38

Es que no se trata de eso. Evidentemente, «verdades incómodas» hay en todas partes, y solo se puede juzgar caso por caso. Y, como dices, con humanidad y sin prejuicios. Hasta ahí, todo de acuerdo. Pero no me estaba refiriendo a eso. El autor del texto utiliza el término «hembrismo» como opuesto de «machismo». Para que tal cosa existiera, tendría que existir un movimiento o ideología cuyo fin fuera menoscabar los derechos del hombre. Y eso, sencillamente, no existe. Existe un movimiento cuyo fin es la igualdad de derechos entre hombres y mujeres y el fin de la opresión de la mujer. ¿Que en esa lucha por la igualdad se cometen errores e injusticias? Sin duda. Es como decir que el sistema judicial ha encarcelado a inocentes alguna vez. Pero los abanderados contra el «hembrismo» utilizan esos posibles errores e injusticias como enmienda a la totalidad, como si pretendiéramos abolir el sistema judicial y soltar a todos los presos porque uno fue encarcelado injustamente. Y de ahí a maximizar esos errores (estadísticamente insignificantes, aunque eso no los haga menos terribles) y enarbolar supuestos problemas (inexistentes) como el tan traído argumento de las denuncias falsas (repito, estadísticamente insignificante) o el de las muertes de hombres a manos de sus mujeres (en este caso, directamente, estadísticamente inventado: busca esos artículos que año tras año hablan sistemáticamente de 30 maridos muertos, siempre 30, todos los años 30, jamás con datos concretos)… de una cosa a la otra, insisto, va un paso. Por eso ciertos discursos son peligrosos, aunque el que los esgrima ni siquiera sea consciente de ello y lo haga con toda su buena voluntad.

Anónimo
Anónimo
En respuesta a  juan-man
6 agosto, 2016 19:45

En mi opinión, tomando como referencia tu argumentación, tampoco existiría el machismo (al menos en la sociedad occidental) ya que no existe un «movimiento machista» como tal. Lo que existe es mucho más tácito que eso y, por lo tanto, más ilocalizable y peligroso.
No voy a entrar en lo de las estadísticas, ya que además de ser un elemento fácilmente manipulable -según los intereres- pueden servir para justificar daños colaterales como demuestra tu discurso. La gestión política de todos estos asuntos me parece aparente, frívola y desapegada de la realidad, más afín a cuestiones de marketing que de racionalidad. No quiero personalizar mi discurso, pero dentro de ese mar de fría estadística me he encontrado en mi actividad profesional con alguno de esos «náufragos» cuya situación personal hacía muy propia la metáfora empleada, al sentir en sus carnes la desesperación de quien se siente solo y aislado ante las aguas de la ley.
Obviamente yo no tengo la alternativa al modelo actual y lejos de mi voluntad estaría desproteger a esa gran mayoría de mujeres víctimas de ciertos energúmenos; lo que sí me ha demostrado la vida (no la literartura) es que el discurso de buenas y malos puede resultar en una crueldad extrema sobre ciertos individuos y a mí lo que me surge es ayudar a unas y a otros, ya que sería incapaz de explicarle a nadie que es un «daño colateral» o que la penuria de su situación redunda colectivamente de modo positivo. Eso es politiqueo y no, no es que sea potencialmente peligroso, lo triste es que ya, de facto, es nocivo.

Jordi T. Pardo
En respuesta a  Anónimo
6 agosto, 2016 20:15

Muy interesantes vuestros comentarios. Si la polémica y malentendido ha servido al menos para que el debate se abra de esta manera bienvenidos sean.

Ferranoalgo
Ferranoalgo
Lector
6 agosto, 2016 11:58

NI MACHISMO NI FEMINISMO, MORRISONISMO Y TAL

Juan Luis Daza
Autor
6 agosto, 2016 12:34

Magnífica reseña Gustavo, compra asegurada para un servidor por los autores y el tratamiento que según dices dan al personaje.

Jordi Molinari
Autor
6 agosto, 2016 16:50

Una obra deliciosa, con un arte exquisito, y que hará que ya no pueda ver a Steve Trevor igual. Muchas veces criticamos los cambios de aspecto sin justificación, aquí una vez más el clavo escocés la clava.

juan-man
juan-man
Lector
En respuesta a  Gustavo Higuero
6 agosto, 2016 17:50

Por mi parte, disculpas más que aceptadas. Te honra el gesto, y la nueva redacción del párrafo es infinitamente mejor. Yo pido disculpas también si mi comentario pudo sonar más agresivo de la cuenta. Gracias a ti, Gustavo, por el artículo y por tu actitud.

Tachuela
Lector
En respuesta a  Gustavo Higuero
6 agosto, 2016 18:30

Gustavo, disculpas más que aceptadas, sobre todo porque se nota que nunca ha habido mala intención por tu parte. Espero que todo esto no te haya perjudicado. Por mi parte, yo solo quería referirme a la corrección a la hora de escribir, a usar las palabras adecuadas cuando son necesarias. El «hembrismo», como ha señalado correctamente juan-mas, es un enemigo ficticio inventado por el machismo desde que las mujeres empezaron a reivindicar la igualdad. A quien busque material de la época de las sufragistas verá que a las mujeres que pedían el derecho al voto se las ponía como mujeres con bigote que querían tener más poder que los hombres. Es decir, ya se acusaba hace un siglo a las feministas de ser en realidad «hembristas». La sociedad sigue repitiendo caricaturas y ataques contra el feminismo de hace un siglo, y es justo hacer lo posible por dejar eso atrás de una vez.

Creo que cuando se trata de un personaje con una trayectoria como la de Wonder Woman el feminismo no debería ser un tabú. Es más, para entender correctamente las intenciones de los mejores autores de Wonder Woman una lectura feminista es más que necesaria, del mismo modo que el Capitán América es inseparable de una lectura política.

batlander
batlander
Lector
En respuesta a  Gustavo Higuero
7 agosto, 2016 1:33

Bah, todo el mundo ha entendido lo que has querido decir perfectamente. Asi que no tienes que disculparte por nada. Todo lo demas son sofismas.

jaque
jaque
Lector
En respuesta a  Gustavo Higuero
7 agosto, 2016 10:30

Menos mal que te «abroncaron y ahora suena bastante menos tarugo», lo que hay que leer por ahí.

jaque
jaque
Lector
6 agosto, 2016 18:31

Perdón, debo haberme equivocado, venía a leer la reseña de un comic q me quiero comprar, buena reseña por cierto, y ….

Alejandro Ugartondo
Autor
7 agosto, 2016 1:16

La iniciativa Tierra Uno me parece muy interesante y esta entrega es una compra segura. Gracias por la reseña Gustavo. Por cierto, se sabe si su continuación ya está prevista o aun no tiene fecha?