Back to the basics
«I dont’trust them, I don’t know them.»
El regreso de Waid a DC (Batman/Superman World’s Finest) no ha sido un hecho puntual y de corto recorrido. La editorial desde entonces ha ido incorporando guionistas destacados (Zdarsky, Wilson) y ampliando la colaboración de los que mejor desempeño estaban mostrando (Ram V, Taylor, King). Buenos escritores están copando las principales cabeceras, sacan títulos nuevos, reinicios interesantes.
Los guionistas están “dominando” la editorial. Cada uno a su manera. King con sus propuestas aparentemente marginales y minoritarias, Taylor con su estilo colorido e hiperdinámico, Ram con su barroquismo, Zdarsky se centra más en entornos lluviosos y urbanos… a Waid en cambio, el más veterano, el que tiene un nombre más consolidado en la industria, le han dejado desarrollar su rinconcito, cuidar de su jardín.
El Waidverso es un remanso, un oasis de edadplatismo, el lugar donde vemos los héroes tradicionales, en su concepto más puro (aunque algo remozado) viviendo aventuras de tono más clásico. El Waidverso es un… verso libre pero que representa las principales filias de su autor.
Este mes estrenamos un fill-in de la serie principal que está escribiendo el guionista. World’s Finest Teen Titans surge de Batman/Superman World’s Finest. Se trata de recuperar los Teen Titans pre-crisis, donde tenemos a Robin como líder enfurruñado, a Wally como Kid Flash, el romance entre Aqualad y Donna Troy, Speedy, Bumblebee, etcétera. Una auténtica gozada (y dolor de cabeza) para entomólogos de la continuidad…
Se trata de los primeros titanes de los ochenta pero ubicados en la época actual, con móvil, tablets, drones y publicaciones en streaming.
DC parece que le ha dejado la llave de los juguetes a Waid, no en vano se trata de un escritor fiable más orientado a construir que a destruir. Además, el día que deje esa línea, se cierra y a otra cosa, ya que no forma parte de la continuidad. Aunque eso es algo que nunca se puede afirmar de forma muy contundente en DC.
En esta primera historia vemos como los Titanes se enfrentan a un par de misiones rutinarias y convencionales. Una mera excusa para situar a los personajes, sus relaciones y el contexto. También para mostrarnos el vínculo de los héroes adolescentes con sus mentores. Este es un hecho importante porque la relación entre Robin y Batman es determinante para la interacción entre Dick y el grupo. Batman no permite que su ayudante se abra a sus compañeros, que les diga su identidad secreta. Sus rigidez le aísla. Primer conflicto.
Este pequeño detalle, lógico y coherente con los personajes nos dice mucho. La idea clásica de la identidad secreta, la paranoia de los héroes más tradicionales (y sobretodo la del desconfiado Batman), la relación entre los miembros del grupo, la soledad del líder… introspección al más puro estilo edad de plata pero modernizada a los tiempos actuales (o sea, mucha menos turra).
Waid es un escritor sobrado de recursos. Nos ofrece una historia aparentemente convencional, con los mimbres que debe tener un buen cómic de superhéroes. Pasan cosas, todo fluye. No busca epatar con recursos puramente de impacto y la naturalidad con la que mezcla la modernidad del contexto con el aire añejo de la historia encaja a la perfección.
Sin embargo, está claro qué edad tiene la persona que ha escrito este cómic y a qué público va dirigido. Los elementos que vinculan este tebeo con la sociedad actual son casi accesorios, con un nivel de impacto muy bajo. Waid los usa para dar contexto y poco más. Es como un señor mayor que solo usa el móvil para llamar y como mucho para enviar SMS. Él se centra en la historia, en los personajes.
Es un trabajo notable pero inocuo para lectores jóvenes. Va dirigido a adolescentes… de los ochenta y noventa.
Respecto al apartado gráfico, el dibujo de Emanuela Lupacchino encaja como un guante. De estilo nítido y claro, muestra una capacidad destacada para dibujar la figura humana (cuerpo, rostros, movimiento, gestos). El estilo es sencillo pero sin fallos sin desproporciones, con una capacidad de síntesis envidiable que le permite no mostrar ni un detalle de más ni uno de menos.
La narrativa fluye sin elementos que distorsionen la lectura ni busquen dejar al lector con la boca abierta por la trangresión o el impacto, no, la ilustradora italiana pone su capacidad al servicio de la historia maximizando el guion de Waid, explicando más allá de lo que dice el escritor.
La portada de Chris Samnee marca el tono y no engaña respecto a lo que nos encontraremos dentro. Un cómic colorido, agradable, bello y claro.
Se trata, en definitiva, de un primer número entretenido escrito con calidad y oficio, que explica mucho más de lo que suelen hacer otros inicios de colección, y a pesar de que aquí tengamos la ventaja de conocer a los personajes principales, este pistoletazo es ideal para que se ponga como ejemplo en las escuelas de cómic de cómo hay que empezar una serie, explicando cosas, manteniendo el interés y dejándonos a los lectores con ganas de más.
Lo mejor
• El aroma clásico del cómic.
Lo peor
• Será inocuo para un determinado tipo de público.
Clasicismo
Guion - 8.5
Dibujo - 8.7
Interés - 8
8.4
Waid y Lupacchino nos traen a los Titanes de toooooda la vida. Un cómic fresco que esperemos que no pase desapercibido en medio del sinfín de novedades mediocres que se publican semanalmente.
