Edición original: Marvel Comics – noviembre 1993 – octubre 1994
Edición España: Comics Forum – mayo 1994 – abril 1995
Guión: John Francis Moore
Dibujo: Ron Lim
Entintado: Adam Kubert, Mike Smith, Chris Ivy, Jim Sanders III, Cam Smith, Gary Martin, Jimmy Palmiotti, Scott Koblish, Mark McKenna, Greg Adams, Harry Candelario
Color: Tom Smith
Portada: Ron Lim, Adam Kubert, Tom Smith
Precio: 175 pesetas (maxiserie de doce números, de veinticuatro números cada una)
La llegada de la línea 2099 al panorama editorial estadounidense se completó rápidamente con una quinta colección, primera dedicada a un equipo de pijamas. La elección, lógica y casi inevitable, era que la Patrulla-X fuera la elegida para tal honor. Después de todo, se trataba del buque insignia de la empresa y de su franquicia grupal más poderosa de su negocio. El guionista John Francis Moore -que ya venía realizando un muy interesante trabajo con la presunta versión futurista del Doctor Muerte- y el entonces prolífico Ron Lim -cuyo nombre estaba muy unido a la franquicia galáctica de Marvel-. En España, la colección llegaría en la forma de una maxiserie de doce números, que se publicó pocos meses después del inicio de la escudería futurista.
La serie presenta a una nueva Patrulla-X, fundada y liderada por Xi’an Chi Xan, que aspira a mantener vivo el sueño de Charles Xavier, defendiendo a la población mutante y buscando la concordia con el resto de la humanidad. Él es el último de una serie de herederos espirituales del Profesor-X, la cual ha intentado infructuosamente llevar a la praxis el mensaje xavieriano. El destino final de la Patrulla-X original (entiéndase por tal, la del momento presente) y el de sus sucesoras es desconocido, pero el estado de cosas deja patente que sus éxitos han sido más bien escasos. La especie mutante no ha mejorado su situación, pues las corporaciones que detentan el control real no son mucho más respetuosas de lo que podían serlo los gobiernos estatales. El gen-x es un recurso más que utilizar, en la guerra sin cuartel por la hegemonía en el libre mercado y las mutaciones más aberrantes son convenientemente aisladas, como se dejó caer en la colección dedicada a Ravage.
La historia comienza con Timothy «Fitz» Fitzgerald, un joven que, habiendo descubierto su condición mutante de una forma bien dramática, encuentra en su momento de mayor desesperación a la Patrulla-X de Xi’an. Este personaje es el vehículo del que se valen los autores para que la parroquia lectora conozca a este nuevo equipo defensor de los derechos de la «mutantidad». Con el tiempo, Fitz asumirá un rol muy activo y llegará a convertirse en el líder del equipo pero, al principio, llegará justo a tiempo para ver cómo la alineación se desbanda. En la mejor tradición del Alpha Flight de John Byrne, esto será la excusa para que los personajes principales corran aventuras individualizadas y se pueda profundizar un poco más en sus personalidades. Por fortuna, Moore y Lim demostraron que podían diseñar y poner en el tablero piezas dotadas de cierta profundidad, cuyas semejanzas con las contrapartidas de los días del pasado presente eran superficiales. Fitzgerald tenía un poder difícil de controlar y, junto a él, teníamos a un líder de masas (el citado Xi’an), un volador garrudo (Lemuel Krug, Halcón Sangriento), un velocista (Henri Huang, Meanstreak), un metálico cambiante (Edward van Beethoven-Osako, Metalhead), una pisónica (Shakti Haddad, Cerebra), una generadora de cristal (Ruth Kirsten Porter-Ogada, Cristalina) y una elástica (Kimberly Kristine Potters, Serpentina). Todos los personajes protagonistas tienen algún detalle que, superficialmente, les emparenta con alguna creación precedente; afortunadamente, los parecimientos se quedaron en la apariencia.
Uno de los aspectos positivos, muy positivos, de esta colección, fue que sus autores la aprovecharon para desarrollar en profundidad más aspectos del futuro de 2099. Para empezar, se alejaron un poco del escenario neoyorquino y llevaron el asunto hacia el interior y, más concretamente, a Nevada. Las Vegas es, en ese porvenir, la ciudad de oropel, juego y hedonismo que conocemos, pero sus poderosas familias ya no temen a un inexistente poder público. La situación de la población mutante permite conocer un poco mejor cómo están las cosas, más allá de la populosa capital del mundo. Moore presenta, a través de Halcón Sangriento, las preocupaciones de un ecologista que ve cómo las corporaciones mundiales están exprimiendo despiadadamente los recursos del planeta; a su vez, utiliza a Cristalina -de padre wakandiano y madre thorita- para demostrar las dificultades que tiene una persona de origen multi-cultural para configurar sus dos herencias. La fe de su madre en los perdidos dioses nórdicos -a la que ella se aferra, en la forma de un colgante con forma de martillo- fue la causa de su extrañamiento y de la brecha que la separa del resto de su familia. El carismático Xi’an es presentado como un líder con los pies de barro, en unos tiempos en los que la conversión del muy honorable y muy calvorota Charles Xavier en Onslaught aún estaban por verse. Asuntos controvertidos como la experimentación con seres humanos, la esclavitud mutante o la violencia contra las mujeres fueron los puntos centrales argumentales de diversas historias, las cuales dejaron patente que John Francis Moore fue uno de los mejores guionistas con los que contó la franquicia.
X-Men 2099 se presentó como la inevitable contrapartida de la popular franquicia mutante y acabó por convertirse en una de las mejores series con una X en la portada, de las muchas que se podían encontrar en aquellos tiempos. John Francis Moore supo dar a esta serie un tono y un contenido muy distintos de los que presentaba en la serie dedicada al Doctor Muerte. Por su parte, Ron Lim, sin dejar de tener ese estilo tan fácilmente identificable (especialmente, en los rostros) hizo uno de sus mejores trabajos, en buena medida gracias a las tintas de un buen puñado de profesionales del pincel. El resultado fue una de las mejores colecciones de la franquicia del 2099.
La tercera de las grandes colecciones del 2099. Solo quedaría una más: Motorista fantasma 2099. Después de eso todo lo que vino era tirando a basura y termino condenando a la línea. Quizá si se hubieran centrado en unas pocas series en lugar de empezar a sacar versiones 2099 de todas las series de Marvel podríamos haber disfrutado de más tiempo del «futuro oficial» de Marvel.
Esta serie nunca acabó de engancharme como sí hicieron otras como la mencionada más arriba Ghost Rider 2099. Creo que lo que no me acababa de gustar era precisamente el hecho de estar ambientada en un lugar tan diferente al resto de series
Yo con esta simplemente no pude. Me pareció muy alejada del resto del universo 2099 ya planteado y aún más del mundo mutante conocido. Ninguno de sus personajes tenía suficiente carisma y los diseños eran muy pobres, personajes muy random y olvidables. Para colmo había que sufrir a Ron Lim. Solo salvo los especiales ilustrados por los hermanos Hildebrandt. Lo que nunca leí fue el X-nation donde debutó Humberto Ramos. De 2099 solo son salvables Spiderman, Doom y Ghost Rider. El resto era muy pasable y la guía estética se la saltaban cada dos por tres. Con el trabajazo que se pegó Leonardi ambientando todo una época y civilización para luego ver a Ron Lim en acción.