«Diciembre, 1942. El conflicto global ha alcanzado un punto extremo. Los Nazis están en lo alto del poder, pero los aliados han tenido sus primeras victorias. Entre todo este caos, los destinos de varios hombres se cruzarán con un proyecto llamado «Legión «: una joven rumana con aparentes habilidades sobrenaturales deberá superar una serie de horribles tests. Si sus habilidades fueran explotadas por los Nazis, les proporcionarían un poder inimaginable…»
La mejor baza del cómic “Yo Soy Legión” es su presencia, su empaque. Contribuyen a ello la cuidada edición, el grafismo de Cassaday y la ambientación argumental que plantea Nury. Haciendo, de esta obra, la más aparente de cuantas nacieron del cruce de talentos que, desde Humanoides, se forjó al combinar autores europeos y norteamericanos en productos que atrajeran la atención del público fiel a uno u otro mercado.
Cassaday es un dibujante premiado frecuentemente en Estados Unidos por el enfoque realista y sugerente que hace del cómic de aventuras y de superhéroes, tal como ha podido verse en sus dos series de mayor renombre: Planetary y Astonishing X-Men. Nury gusta de las tramas complejas, en las que elementos históricos se entremezclan con los arquetipos propios del género de terror, tal como es posible comprobar en la más que interesante serie WEST. La pareja parecía, pues, condenada a entenderse. Y así ha sido, aunque no del todo.
Desde su publicación, el segundo volumen de “Yo soy Legión” ha recibido diversas críticas en nuestro país. Críticas que hicieron me acercara con recelo a la obra. Para descubrir que, indudablemente, ambos autores no hacen aquí su mejor trabajo. Pero, también, que estamos ante una obra con evidentes méritos.
Cassaday no acaba de moverse bien en el formato europeo. Es sabido que, en su storytelling, los norteamericanos abusan del plano cerrado sobre los personajes. Descuidando en exceso unos escenarios en los cuáles, muchas veces, los protagonistas no terminan de integrarse. Todo lo contrario de lo que acontece en Europa, donde habitualmente las panorámicas y los fondos tienen un papel destacado en las historias. Y cuando Cassaday tiene que dar ese salto de uno a otro mercado, de una a otra manera de narrar, no termina de conseguirlo. Sus decorados son pobres en ocasiones y, otras veces, simples fotografías escasamente retocadas. Los planos generales evidencian también cierta falta de dinamicidad en las figuras, posiblemente más por descuido que por incapacidad. A pesar de ello, su dibujo mantiene, casi en todo momento, un considerable atractivo que nos sumerge en la historia haciéndonos creíbles a sus protagonistas.
Nury, ayudado por Cassaday, hace un retrato de personajes muy logrado. Pero, posiblemente, maneja demasiadas subtramas. Hasta el punto de resultar confuso en algunos momentos muy concretos. De todas maneras, en general, se las arregla para mantener el suspense y dosificar la información y, soy de la opinión, para que no chirríen los elementos algo disímiles que mezcla.
De esta manera, ambos autores nos brindan una entretenida historia de aventuras. Para la cual, terror y marco histórico son sólo pinceladas que adornan la trama para conferirle, como decíamos al principio, mayor presencia.
Una de mis series favoritas. Lo malo como suele ocurrir con estas obras es la periodicidad. Habrá que ver la peli, que según dicen iba a dirigir el propio Cassaday (a ver de donde saca el tiempo).
Por cierto, que hay una novela de Roger Zelazny titulada Mi Nombre es Legión con la que los libreros son propensos a equivocarse cuando se pide un tomo de la serie de Nury y Cassaday :P.
Gracias por los comentarios, compañero.