Yuko Shimizu: Ukiyo-e del nuevo siglo

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Yuko Shimizu en el MoCCA. Fuente.
A buen seguro, numerosos lectores entraran en contacto con la obra de Yuko Shimizu a raiz de la publicación de The Unwritten, colección integrada dentro del sello Vertigo (DC Comics) cuyas portadas le sirvieron para protagonizar una sonora irrupción dentro del Noveno Arte… hasta el punto de que su nombre ya es recurrente, cuando se anuncian los nominados a los premios más prestigiosos de la industria. Pero lo cierto es que la carrera de esta ilustradora nipona va mucho más allá de su aportación al mundo del cómic, ostentando una consideración profesional que, tanto por el nivel de sus clientes como por los galardones cosechados, está fuera de toda duda. Un éxito compatibilizado con el desarrollo de un imaginario particular y el tránsito por unas coordenadas gráficas que están íntimamente relacionados con su trasfondo biográfico y su formación académica; pero también con sus influencias artísticas y su evolución autoral, siempre a medio camino entre la tradición y la modernidad.

El siguiente artículo -originalmente escrito hace casi un año para una publicación no especializada- pretende abordar estas y otras cuestiones, incluyendo ejemplos de su trabajo, anotaciones, enlaces y un listado bibliográfico de las obras de esta autora publicadas en España. Pero si estáis interesados en su trabajo y, en general, en el proceso creativo de un ilustrador, no os perdáis su página web y su blog, que contienen numerosos ejemplos fotográficos y textos tremendamente didácticos, que dan buena muestra de la evolución de diferentes encargos.

Yuko Shimizu: Ukiyo-e del nuevo siglo

La publicación de la serie regular The Unwritten estuvo precedida por unas expectativas considerables, justificadas en base al atractivo de un proyecto al que, por diferentes razones, cabría tildar de especial. A saber: por materializar el reencuentro entre Mike Carey y Peter Gross tras su celebrada colaboración en Lucifer1, por insuflar un soplo de aire fresco al renqueante sello Vertigo de DC Comics –sumido en una sempiterna e infructuosa búsqueda de una colección que heredara el éxito y la calidad de The Sandman2–, y por lo prometedora que resultaba una premisa argumental que, sumergiéndose en las entrañas de la literatura, planteaba un juego metaficcional plagado de referencias, comenzando por los evidentes paralelismos y guiños paródicos que situaban en el punto de mira al Harry Potter de J.K. Rowling3.

Pero independientemente de que la obra estuviera o no a la altura de lo esperado, desde el preciso instante en que se hizo pública la portada del primer número –bien fuera a través de webs especializadas, del catálogo Previews o del blog oficial de la editorial–, las aventuras de Tommy Taylor adquirieron un valor añadido para numerosos lectores: servir de puerta de entrada al particular universo de la ilustradora japonesa Yuko Shimizu. Ese efecto se vería multiplicado durante el mes de julio de 2009, cuando las librerías especializadas situaron en sus estanterías las primeras copias de The Unwritten #1, presidido por una portada que pretendía «establecer la atmósfera global de la historia, y no simplemente de su primera entrega«4. Una ilustración elegante y sugerente, que traslada la acuciante sensación de peligro experimentada por el protagonista, desde el instante en que se comienza a intuir los misterios ocultos en la (y en su) intrahistoria literaria. Todo un acierto, tanto desde el punto de vista meramente estético, como desde una perspectiva compositiva y conceptual.

La primera portada de The Unwritten, entintada y en su versión definitiva. Más detalles, aquí.
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Es más que probable que muchos de los interesados en conocer la obra de esta autora –más allá del goteo mensual de excelentes portadas que sigue realizando para The Unwritten–, se toparan con una circunstancia que invita al equívoco, con la que convive desde que su trabajo comenzó a adquirir cierta notoriedad: el hecho de compartir nombre con una compatriota, diseñadora de profesión, conocida por haber creado a Hello Kitty, icono del gigante del entretenimiento nipón Sanrio Co., Ltd. Pero dejando a un lado esta cuestión –que no pasa de anecdótica si tenemos en cuenta lo común que resulta dicho nombre en el País del Sol Naciente–, la Yuko Shimizu que centra nuestra atención no sólo ha venido desarrollando su talento por derroteros muy diferentes, sino que además ostenta una biografía clave para comprender determinados elementos y características apreciables en su obra.

Nacida en Tokio a finales de la década de los 605, comenzó a sentir un fuerte impulso por dibujar desde su más tierna infancia. Pero su idilio con la expresión plástica estuvo a punto de verse truncado por voluntad de un núcleo familiar atado a una tradición oficinista, que no contemplaba como una opción viable que la más joven de la casa se matriculara en una Escuela de Arte. En su lugar, Shimizu se decantó por cursar estudios de publicidad y márketing en la Universidad de Waseda «por tratarse de la especialidad práctica más creativa«6, confiando en que con el paso del tiempo tuviera ocasión de retomar sus inquietudes artísticas. Armada de paciencia, contraviniendo sus deseos y dando prioridad a lo que de ella se esperaba, pasó a formar parte de una empresa en la que desempeñó tareas de Relaciones Públicas durante 11 largos años. Paradójicamente, una carrera profesional de lo más exitosa con la que estaba cumpliendo las expectativas familiares, se convirtió en una losa más pesada de lo que su castigado ánimo podía soportar. Así que durante su particular crisis de los 30 tomó conciencia de la necesidad de dar un giro radical a su existencia: «Me abrumó la certeza de que si no cambiaba mi vida probablemente permanecería en el mundo corporativo hasta mi jubilación, me casaría, criaría a uno dos niños… Aunque quizás podría ser una opción feliz para muchos de mis colegas, a mí me sonaba como una auténtica pesadilla»7. Tomada la decisión, comenzó a prepararse a conciencia, ahorrando el dinero suficiente y sacando tiempo de debajo de las piedras para engrosar un portafolio hasta entonces raquítico, debido a la imposibilidad de compatibilizar sus quehaceres y obligaciones cotidianas con sus verdaderas aspiraciones.

Tres ilustraciones integradas en la exposición Blow Up, comentada en esta entrada.
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Pese a lo arriesgado de la empresa, llegado el momento no se arredró, de forma que rompió con su vida anterior y se trasladó a la ciudad de Nueva York –donde había pasado parte de su infancia– para matricularse en la School of Visual Arts. Allí se enfrentó a un doble reto: no dejarse intimidar por la diferencia de edad respecto a sus compañeros de clase y adaptarse a un choque artístico y cultural inevitable: «En Estados Unidos se enseña a los estudiantes cómo pensar en sus propios términos (…) Los americanos pueden discurrir ideas y conceptos únicos, que japoneses dotados de una gran técnica no serían capaces de desarrollar«8. Aunque lo cierto es que Shimizu no tardó en dar muestras de aunar una gran técnica con un talento innato precisamente para discurrir ideas y desarrollar conceptos únicos, que llamaron la atención de uno de los profesores más destacados de la prestigiosa institución artística: Thomas Woodrof9. Bajo su tutela, finalizó el Postgrado en Bellas Artes10 en 2003, para posteriormente compaginar todo tipo de encargos dentro del campo de la ilustración con un trabajo a tiempo parcial como profesora de alumnos de segundo año de la School of Visual Arts.

Pero, ¿qué línea de trabajo ha venido desarrollando desde entonces? ¿Cómo describir su personalísimo estilo? ¿Qué técnicas y materiales suele emplear? Resulta difícil dar respuesta sucinta a esos interrogantes, porque uno de los rasgos más característicos de esta autora es su eclecticismo, a todos los niveles. En buena medida, sus primeros trabajos estuvieron fuertemente influenciados por la inevitable confrontación cultural, adquiriendo especial relevancia como fuente de inspiración el sexo y su consideración social en Norteamérica: «Cuando me trasladé a los Estados Unidos me percaté de lo obsesionados que están los americanos con el sexo, y pensé que aquello era realmente divertido. También me encontré con fetiches japoneses y asiáticos, un concepto totalmente nuevo para mí. Así que tuve que expulsar todo de mi sistema, dibujándolo«. Dicho proceso de asimilación, interiorización y «exorcismo» gráfico se plasmó en una serie de ilustraciones más sugerentes que explícitas, con las que «hacer pensar a la gente en sexo, ¡aunque en realidad está todo en su cabeza!«. Pero esta vertiente temática también arrojó sus frutos en forma de un curioso proyecto planteado como tesina: un alfabeto compuesto por imágenes construidas a partir de la voluntad de relacionar palabras aparentemente inconexas, más allá de compartir inicial y la intención de que la suma de palabras e imagen terminaran adquiriendo, de un modo u otro, connotaciones sexuales. Un ejercicio –titulado Alphabet book project– que terminaría resultando decisivo en la formación de Shimizu, quien considera este proyecto como básico en el desarrollo y perfeccionamiento de sus habilidades conceptuales11.

Ejemplos de las series Adventures of Little Red Polka Dots and Other Stories y Letters of Desire.
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Dejando a un lado esta etapa de su obra –que ella misma reconoce haber superado12–, dentro de su prolífera producción tienen cabida todo tipo de encargos publicitarios procedentes de las más prestigiosas firmas, así como la colaboración frecuente con revistas de todo el mundo13. En este sentido, su versatilidad le permite afrontar la realización de carteles, retratos e ilustraciones para artículos, calendarios, o portadas para libros y cómics, compatibilizando su profesionalidad con el mantenimiento de una sensibilidad muy particular a la que da salida gracias a la inagotable variedad de temas que abordan las diferentes publicaciones para las que trabaja: ocio, deportes, música, sexo, literatura, artículos de opinión… Sin perder de vista la necesidad de conjugar la condensación de un mensaje subyacente al texto ilustrado, de atraer la atención del lector, y de documentarse a conciencia; una tarea que, precedida de un ejercicio de braimstorming, reconoce que le apasiona: «Siempre es divertido aprender acerca de temas que nunca pensaste que tocarías, y sentirte un poco más inteligente después de que el trabajo esté hecho«14.

A su vez, Shimizu no duda en embarcarse en todo tipo de proyectos paralelos, como pintar un gigantesco mural para una escuela pública ubicada en el barrio neoyorquino del Bronx, encargarse del póster de la última película de Takashi Miike, o poner su talento al servicio de un par de iniciativas benéficas a favor de las afectados por el terremoto que asoló su país natal en marzo de 201115. Pero en cualquiera de los casos, e independientemente de que se trate de un trabajo de encargo o una obra personal –impresionante, la serie The adventures of Little red polka dots and other stories16, su voz artística aflora a la superficie, mostrando un estilo inmediatamente reconocible. Y todo ello pese a que afirma no creer en la palabra «estilo», cuyo significado reduce «no al modo en que una obra luce en la superficie, sino a qué hace que tu trabajo sea tuyo, debido a aquello que haces de forma natural… y esa naturalidad es muy diferente para cada persona«17. Ateniéndonos pues a su razonamiento, cabría señalar que aquello que le «sale de forma natural» es un trazo sinuoso y fluido heredero de la caligrafía oriental, empleado en beneficio de atractivas composiciones que ponen de manifiesto un dominio de la perspectiva y una capacidad de síntesis y evocación poco frecuentes. También se aprecian en su obra una serie de elementos recurrentes, como la utilización de patrones rayados, lunares –o polka dots, como dirían los anglosajones–, vestimentas calcetadas y gotas o burbujas viscosas de formas y tamaños variados que, al igual que el resto de recursos mencionados, contribuyen a crear ambientes extrañamente perturbadores, además de definir texturas, precisar volúmenes y diferenciar planos. Pero aunque estos tics gráficos han propiciado cierta asociación inmediata a su autora, recordando –salvando las distancias– a lo que en su día sucedió con los Kirby dots / crackles18, Shimizu tiene claro que se trata de recursos cuya utilización obedece a un fin, y que lejos está de su intención abusar de los mismos: «Nunca hago las cosas simplemente porque molen. Todo lo que o tener ciertos significados o funcionar visualmente (…) Comencé dibujando rayas porque me gusta dibujar en blanco y negro… y las rayas hacen que me resulte más fácil añadir tridimensionalidad. Necesitaba más patrones, así que empecé a dibujar lunares, que solía usar para añadir textura al agua. De algún modo ya lo he superado, aunque todavía me gusta dibujarlos19. Opciones creativas, todas ellas, que contrastadas con sus influencias más orientales ponen de manifiesto su innata habilidad para conjugar tradición y vanguardia.

Más ejemplos del trabajo de Yuko Shimizu, extraidos de su página web.

Si existe otro factor que contribuye a subrayar ese inusual talento para tomar lo mejor de lo antiguo y lo moderno es el hecho de que su proceso creativo combine el empleo de técnicas artesanales con nuevas tecnologías20; y, por supuesto, contar con una serie de referentes de lo más variado, comenzando por el más evidente: «Hokusai es mi preferido desde que, siendo estudiante de instituto, pude ver su retrospectiva en Tokio. Fue como ser alcanzada por un rayo21. Pero en su inabarcable catálogo de influencias también tienen cabida autores como Tadanori Yokoo, Alexander Rodchenko o incluso Paul Pope, historietista norteamericano y amigo personal de Shimizu al que considera un «gemelo artístico, perdido durante un largo tiempo«, con el que comparte gustos y fuentes de inspiración: «Comenzó en los cómics occidentales y adquirió influencias japonesas, y yo empecé en el manga japonés y adquirí influencias occidentales. Procedemos de extremos completamente diferentes, y nos hemos encontrado en el medio«22.

Así pues, su obra surge fruto de una extraña amalgama de recursos, técnicas e influencias, pasadas por un filtro personalísimo. Una mezcla improbable, materializada a través de atractivas combinaciones cromáticas y acusados contrastes de formas, orquestados en beneficio de la conciliación de elementos aparentemente antitéticos: el peso del acervo cultural asiático con la tradición occidental, presente y pasado con futuro, y sensualidad y sexualidad con estallidos de violencia o desconcierto. Como resultado, una suerte de estampas Ukiyo-e23 del nuevo siglo, cargadas de un tono a medio camino entre lo surrealista y lo onírico

The big wave (after Hokusai), o la explicitación de sus mayores influencias.
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Hace más de una década, Yuko Shimizu apostó fuerte por su verdadera vocación, dando la espalda a los convencionalismos y presunciones de su entorno familiar y cultural. Ahora se dedica en cuerpo y alma a aquello que más le gusta y motiva, con una pasión que considera imprescindible para continuar creciendo dentro del significativo hueco que, por méritos propios, ha logrado encontrar en del mundo de la ilustración24. Reside en una Gran Manzana que ya considera su hogar, comparte estudio con sus amigos íntimos –»familia neoyorquina«, los llama ella– John Hendrix y Katie Yamasaki25, y continúa sorprendiendo a propios y extraños con una imaginativa aparentemente inagotable. Afortunadamente, parece que tiene cuerda para rato, y el hecho de que la editorial alemana Gestalten haya publicado recientemente un libro monográfico26 que repasa sus trabajos más destacados, invita a pensar que nuevos lectores tendrán ocasión de adentrarse en su universo estético; un mundo personal e intransferible al que se puede acceder a través de una completísima página web, testimonio digital de cómo sus vivencias, experiencias e influencias alimentan y moldean una obra en constante evolución.

Anotaciones y enlaces de interés

1. Spin-off de The Sandman, precedido de una miniserie y prolongado durante seis años (2000-2006) como serie regular de 75 entregas. Publicado en su edición original por el sello Vertigo de DC Comics, y por Norma Editorial, Planeta DeAgostini Cómics y ECC Ediciones en España. Más información sobre Mike Carey y Peter Gross, en su página web; y sobre Lucifer y The Unwritten en estos artículos: 1 y 2. [Volver].

2. Serie regular de 75 entregas, obra del guionista británico Neil Gaiman y de una amplia nómina de dibujantes. Publicada entre 1988 y 1996, se convirtió en colección señera del sello Vertigo, cosechando los más prestigiosos galardones de la industria del cómic, e incluso de la literatura fantástica. Publicada en España por Norma Editorial, Planeta DeAgostini Cómics y ECC Ediciones. Más información, en este artículo. [Volver].

3. Parece bastante evidente el punto de ironía existente en el tratamiento de las similitudes entre Tommy Taylor y Harry Potter, que de algún modo sirve de respuesta al sospechoso parecido entre la historia y la apariencia de la criatura creada por J.K. Rowling y la de Tim Hunter, protagonista de la miniserie Los libros de la magia (Neil Gaiman; John Bolton, Charles Vess, Scott Hampton, Paul Johnson. Planeta DeAgostini Cómics. 2006. Sin embargo, en este sentido Mike Carey tira de diplomacia, cuando en una entrevista concedida a Newsawama afirma que «Los magos jóvenes son un arquetipo, y aparecen en infinidad de permutaciones en la literatura del siglo XX. Nosotros simplemente estamos usando a Tom y a Tommy como una herramienta para explorar el rol que la ficción popular ocupa en las vidas de la gente, así como la multitud de creencias y emociones que la gente genera a partir de la ficción«. Más información sobre Los libros de la magia, en este artículo. [Volver].

4. Declaraciones de la propia autora, realizadas durante el curso de una entrevista concedida al blog oficial del sello Vertigo. El proceso de desarrollo de la portada de The Unwritten #1 está explicado con todo lujo de detalles en esta entrada del blog de la autora, ilustrado con numerosas fotografías que arrojan luz sobre cada fase del proceso creativo. [Volver].

5. Resulta complicado precisar el año concreto, que no se especifica en ninguna de las numerosas fichas biográficas centradas en Yuko Shimizu. [Volver].

6 y 7. Declaraciones de la autora, realizadas con motivo de esta entrevista, concedida a la web Illustration Friday. [Volver].

8. Comentado durante una entrevista publicada en el blog Nonslick. [Volver].

9. Más información acerca de la trayectoria profesional de Woodruf en este apartado de su propia página web. [Volver].

10. Master in Fine Arts (MFA), postgrado que requiere dos años de estudio más allá de la Licenciatura. Más información, en este enlace. En lo que a la School of Visual Arts de Nueva York se refiere, en este apartado de su web oficial se especifican los detalles y aquí (Graduate Program 2012-2013) se puede descargar el programa. [Volver].

11 y 12. Declaraciones extractadas de esta entrevista, concedida a la web Pine Magazine. El «alfabeto sexual» titulado Letters of Desire se puede ver a través de este enlace, que dirige a la web de Yuko Shimizu. [Volver].

13. A título de ejemplo, y sin vocación de exhaustividad, en su impresionante nómina de clientes figuran empresas como Microsoft, Pepsi, VISA, MTV, T-Mobile, Atlantic Music, y publicaciones como TIME, The New York Times, The New Yorker, Rolling Stone, PLAYBOY o GQ. [Volver].

14. Declaraciones extraídas de un especial publicado en Websteem magazine, donde detalla los pasos habituales en su proceso creativo. En este sentido, también resultan tremendamente interesantes las entradas etiquetadas en la categoría «illustration process» de su imprescindible blog, alojado en Drawger. [Volver].

15. La propia Yuko Shimizu comenta diferentes detalles relacionados con estos tres proyectos, a través de las siguientes entradas de su blog (1, 2, 3 y 4). [Volver].

16. Recopilada en este apartado de su web oficial. [Volver].

17. Nuevamente, declaraciones extraídas de esta entrevista, concedida a la web Illustration Friday. [Volver].

18. Recurso popularizado por el historietista norteamericano Jack Kirby (1917-1994), del que echaba mano a la hora de plasmar sobre el papel todo tipo de energías de procedencia cósmica o sobrenatural, principalmente en los tebeos que realizó para la editorial Marvel Comics. Más información, en los enlaces que siguen a continuación (1 y 2). [Volver].

19. Declaraciones realizadas durante una entrevista concedida a Lee DeVito, publicada en su blog. [Volver].

20. A saber: dibujo a lápiz, tinta india de la marca Dr. Ph. Martin’s Black Star Matte, pinceles de caligrafía japonesa, papel de grosor y porosidad adaptada a los requerimientos del trabajo, goma de borrar –que a menudo emplea para emborronar la tinta, dándole un aspecto muy característico–, y coloreado con Photoshop, instalado en un Portátil Mac 4G de 14” –conectado a una pantalla de 23” y a una tableta Wacom– que según afirma, pronto tendrá que sustituir. [Volver].

21. La importancia de Katsushika Hokusai en la obra de Shimizu se explicita en este homenaje, titulado The Big Wave (after Hokusai). Tinta sobre papel (versión coloreada digitalmente), 19”x24” / 48cm x 60cm (2002-03). La propia autora comenta lo siguiente, en una entrevista publicada en la web Pine Magazine: «Hokusai es mi preferido desde, cuando era una estudiante de instituto, pude ver su retrospectiva en Tokio. Fue como ser alcanzada por un rayo«. [Volver].

22. Entrevista realizada por Ellen Germain, estudiante de Arte del Instituto Pratt. Vale la pena perderse por el blog o el Flickr de Pope para hacerse una idea del talento que atesora este artista multidisciplinar, convertido en uno de los más destacados de su generación. [Volver].

23. «Pinturas del mundo flotante«. Estampas propias del arte japonés –entre los S. XVII y XX– impresas o talladas en madera. Más información en los siguientes enlaces (1, 2, 3 y 4). [Volver].

24. En la sección de consultas frecuentes de su página web comenta lo siguiente: «Este sector está lleno de gente que ama lo que hace, gente trabajadora, motivada y decidida. Si no eres uno de ellos, esta profesión no es lo tuyo«. [Volver].

25. Se puede apreciar sus respectivos trabajos en los siguientes enlaces (1 y 2). [Volver].

26. El libro se titula simplemente Yuko Shimizu, y su ficha editorial se puede consultar en este enlace. [Volver].

Bibliografía

The Unwritten núm. 1: Tommy Taylor y la identidad falsa (The Unwritten #1-5) USA. Mike Carey, Peter Gross, Chris Chuckry, Jeanne McGee, Yuko Shimizu, Todd Klein. Planeta DeAgostini Cómics, 2010.

The Unwritten núm. 2: El Topo (The Unwritten #6-12 USA). Mike Carey, Peter Gross, Chris Chuckry, Jeanne McGee, Yuko Shimizu, Todd Klein. Planeta DeAgostini Cómics, 2010.

The Unwritten núm. 3: El muerto llama a la puerta (The Unwritten #13-18 USA). Mike Carey, Peter Gross, Chris Chuckry, Jeanne McGee, Yuko Shimizu, Todd Klein. Planeta DeAgostini Cómics, 2011.

The Unwritten núm. 4: Leviatán (The Unwritten #19-24 USA). Mike Carey, Peter Gross, Al Davison, Chris Chuckry, Jeanne McGee, Yuko Shimizu, Todd Klein. Planeta DeAgostini Cómics, 2011.

The Unwritten núm. 5: Hacia el Génesis (The Unwritten #25-30 USA). Mike Carey, Peter Gross, Vincent Locke, Chris Chuckry, Yuko Shimizu, Todd Klein. ECC Ediciones, 2012.

The Unwritten núm. 6: Tommy Taylor y la Guerra de las Palabras (The Unwritten #31, 31.5, 32, 32.5, 33, y 33.5 USA). Mike Carey, Peter Gross, M. K. Perker, Rick Geary, Michael Wm Kaluta, Bryan Talbot, Dean Ormston, Fiona Stephenson, Chris Chuckry, Yuko Shimizu, Todd Klein. ECC Ediciones, 2012.

YUKO SHIMUZU. Gestalten. 2011.

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Alejandro Ugartondo
Autor
17 septiembre, 2012 11:14

Gran artículo. No conocía el arte de esta ilustradora pero es muy llamativo. Muchas gracias

lionsll
lionsll
Lector
20 septiembre, 2012 14:40

 De lo bueno lo mejor y de lo mejor lo superior. Así es este a articulo en el contenido y sobre el contenido que trata