Zero #1-5

 

Edición original: Zero #1-5 (Image Comics).
Edición nacional/ España: Zero núm. 01 (ECC Ediciones)
Guión: Ales Kot.
Dibujo: Michael Walsh, Tradd Moore, Mateus Santolouco, Morgan Jeske, Will Tempest.
Color: Jordie Bellaire.
Formato: Grapa, 32 páginas.
Precio: $2,99.

 

¿Cómo hacer para que una de espías con toques de ficción especulativa, no sea lo mismo que las incontables historias ya realizadas? Encontramos en Zero de Ales Kot una respuesta a este interrogante tanto en el planteo narrativo como en la manera de presentarlo, aprovechando ciertas cualidades propias del cómic.

Comenzando por la premisa básica, Zero cuenta la historia de Edward Zero (precisamente), un espía de La Agencia. El cómic abrirá con el recurso, bastante común pero no por eso menos efectivo para generar intriga, de empezar la narración por el final: vemos al protagonista al borde de la muerte (o eso aparenta) y comienza a contar él mismo su historia. Esta se irá desenvolviendo número a número mostrando momentos precisos de su vida, diferentes misiones que por un motivo u otro son relevantes, o bien las consecuencias de estas lo son.

No es en esto dónde encontramos lo distintivo de la propuesta de Zero, sino en la manera en que lo hace. Por un lado, cada número de la serie es relativamente autoconclusivo con su planteo inicial, conflicto y final; la relatividad pasa por la construcción de una trama mayor a medida que avanza, pero ya llegaremos a ello.

Cada cómic, a su vez, tiene su estilo presentando así diversas facetas de las historias de espías, y para plasmar esto de la mejor manera en el producto final contamos con un dibujante diferente para cada número de Zero. Claro que no sólo es cambiar al artista (eso en sí no modifica demasiado) sino que cada guión está estructurado de manera distinta según lo que se cuenta, con el notable añadido de que Kot logra potenciar y sacar provecho al trabajo de su compañero. Es el caso, por ejemplo, de Tradd Moore quien realiza una tarea mucho más interesante que en su Luther Strode con Justin Jordan; sin cambiar el estilo de su trazo, en compañía de Kot mejora marcadamente su composición de página y narrativa secuencial. En este mismo sentido, nos encontramos con cómics que tienden más hacia la acción pura, otros que se presentan más en el género bélico, otro en el thriller… y siempre con maneras variantes de contarlo y de presentarlo en el dibujo, aunque manteniendo siempre cierta línea, sin derivar en niveles experimentales.

De este modo, no sólo es Zero una serie distinta, sino que cada número es diferente a los demás. La univocidad a los diferentes lápices y tintas se realiza desde el color (aún cuando aporta paletas que varían según la historia) de Jordie Bellaire, y al rotulador Clayton Cowles.

En cuanto al contenido propiamente dicho de Zero, en los primeros cinco números que componen su primer volumen, tenemos a este agente especial entrenado (y modificado de varias maneras que no terminan de develarse) desde niño cumpliendo misiones de eliminar objetivos en varios sitios conflictivos (léase Palestina o Irlanda), ambientados la mayoría en el cercano futuro de 2018 (avanzando la narración hacia el 2019 y planteando el final en 2038, más un flashback al 2000). A pesar de la poca distancia, Kot juega con un avance tecnológico importante en lo que respecta a la industria bélica, y por allí pasa toda la trama. No obstante, el centro de la historia es el personaje y sus propios conflictos con la Agencia que lo crío y formó, en parte por las exigencias extremas (no sentir emociones, no ser nadie) pero también por una conspiración que se sabe que está detrás de todo el argumento.

En su primer volumen no llega a revelarse demasiado, pero sí lo suficiente como para saber más o menos por dónde irán los tiros y generar la intriga de averiguar si era así o ser sorprendidos en el curso de la narración. Para ello, como ya se anticipó, Kot va construyendo de manera paulatina esa historia mayor que abarca a Edward Zero y todas problemáticas, en base a las misiones que se nos van contando en los cómics pero también valiéndose de contenidos complementarios que aportan detalles a la historia, como ser transcripciones de interrogatorios, archivos clasificados y otras cuestiones del estilo.

Mención aparte merece el diseño de Tom Muller, quien aporta lo suyo en el trabajo de portada, contraportada y retiraciones para distinguir aún más a Zero del resto. Cada número lo hace diferente, siempre relacionado con el tema y la historia que se cuenta en su interior.

Presentando una historia que no deja de ser bastante común pero de una manera no muy habitual, este cómic logra ser algo diferente y atractivo para quienes no buscan leer siempre lo mismo. Sin embargo, no está siendo tan bien recibido en las ventas (está rondando los 6 mil ejemplares por mes, aunque el tomo alcanzó unos nada despreciables 2 mil), con lo cual no está del todo garantizada su publicación regular. Al momento de escribir esto cuenta con 10 números publicados, completándose así un segundo volumen que se publicará recopilado en septiembre, y ya está anunciado su #11 para octubre y el consiguiente #12 para noviembre. Quizás Kot pueda mantener su proyecto propio aún con ventas relativamente bajas (apoyado en su trabajo para Marvel, quizás), ya que al tratarse de un cómic de Image depende más de eso que de una decisión ejecutiva. Hablando de estas cuestiones editoriales, cabe notar que este primer volumen tendrá su edición española en el mes de octubre por parte de ECC Ediciones.

Quienes se acerquen a este tomo, se encontrarán con un personaje atractivo, con historias que conmueven, movilizan y sorprenden, y con una trama intrigante que incitará a leer un segundo volumen. Y eso haremos la próxima semana en esta misma sección.