Zero #6-10

 

Edición original: Zero #6-10 (Image Comics).
Guión: Ales Kot.
Dibujo: Vanessa Del Rey, Matt Taylor, Jorge Coelho, Tonci Zonjic, Michael Gaydos.
Color: Jordie Bellaire.
Formato: Grapa, 32 páginas.
Precio: $2,99.

 

La propuesta de Ales Kot con Zero es una que no puede abandonarse luego de un primer volumen o sus equivalentes cinco primeros números. Interesa seguir leyendo el cómic por sí mismo y también porque intriga si el autor podrá mantener su idea a medida que avanza en los ejemplares publicados.

En pocas palabras, en la lectura de estos siguientes cinco números que se recopilarán en un segundo tomo recopilatorio (a la venta en septiembre) nos encontramos con la misma idea sostenida y reforzada: un personaje atractivo con historias que conmueven, movilizan y sorprenden, narradas de maneras que destacan y sobresalen entre el resto de los cómics.

Continuamos entonces siendo testigos de la vida de Edward Zero y de La Agencia acumulando misterios e interrogantes, especialmente en el plano de los motivos que generan las situaciones que se leen. Lo más notable de este segundo volumen, en lo que respecta a la continuidad de la historia, es que no vacila a la hora de poner en situaciones extremas a los personajes que se suponen son parte importante del reparto, generando que la narración avance (llegamos ya a ver el año 2021), siga sorprendiendo a los lectores y no se estanque en un status quo de manera innecesaria.

Es destacable, también, que aproveche la temática del cómic (espías en la guerra) para realizar una declaración directa y precisa sobre la Guerra de Bosnia, refiriendo a las violaciones de mujeres que sucedieron entonces con el interesante añadido de que el dibujante de ese número (el #9) es de nacionalidad croata. Este capítulo está presentado como un flashback a aquella época, en el año 1993, siendo de esta manera el más autocontenido de estos cinco (aún sin abandonar la trama general de Zero y La Agencia).

Los restantes cuatro números son menos independientes entre sí estando directamente conectados, perdiendo un poco esa cualidad que referíamos para el primer volumen pero no por ello deja de ser una serie muy bien lograda para una lectura mes a mes. Esto, claro, tiene que ver con lo que se mencionaba antes de que la historia avanza y en ciertos momentos es preciso establecer referencias más directas para ello, lo cual se nota específicamente entre el #7 y el #8.

En lo que respecta a la presentación de esta historia, se mantiene la misma identidad de presentar un dibujante por número, siempre de estilos diversos pero sosteniendo los diseños de personajes identificables y una manera de dibujar realista, y siempre también trabajando sobre guiones realizados con modos narrativos diferentes, coloreados por Jordie Bellaire y con el diseño que engloba de una portada a la otra de Tom Muller. Asimismo, continúa aprovechándose de complementos (del tipo de transcripciones de interrogatorios) para anclar y profundizar en la trama.

En efecto, casi todo lo mismo que decíamos para el primer volumen es cierto para el segundo y no tiene mucho sentido repetirlo. Seguramente continuará de la misma manera en sus próximas entregas que veremos desde octubre, en una historia que todavía tiene bastante que contar y explicar, y que también tiene las intenciones de hacerlo. De hecho, por lo que se avanza del #11 y el #12, se continuará desde donde dejamos al final de estos cinco números y redoblará la apuesta para el tercer volumen. Por lo que hemos visto en sus primeros diez cómics, allí estaremos.