Zero volumen 3: La ternura de los lobos

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Edición original: Zero #’s 11-14 USA, Image Comics.
Edición nacional/ España: ECC.
Guión: Ales Kot.
Dibujo: Adam Gorham, Alberto Ponticelli, Marek Oleksicki, Ricardo López Ortiz.
Entintado:.
Color: Jordie Bellaire.
Formato: Libro rústica, 136 páginas.
Precio: 12, 95 €.

 

Ansiábamos poner ya nuestras manos sobre esta tercera y penúltima entrega de Zero. Cualquiera que esté familiarizado con las reseñas de quien escribe estas líneas conoce mi entusiasmo por el trabajo de Ales Kot, del cual incluso los trabajos más alimenticios y secundarios que pueda firmar consiguen provocarme interés. Es posible que estemos ante uno de los grandes de esta generación de escritores, y Zero probablemente sea una de sus primeras obras importantes, aquellas que más adelante se citarán con admiración.

Recordemos la premisa: a través de diversos momentos temporales, desde los años noventa hasta décadas futuras de este siglo, vamos siendo testigos de la vida de Edward Zero, un operativo de La Agencia criado desde pequeño junto a otros niños para ser los mejores en su desagradable trabajo. Para ello, Kot cuenta con un dibujante distinto en cada uno de los números que componían la obra (aquí los disfrutamos agrupados en tomos), todos ellos excepcionales, pero alejados de los cánones mainstream, con estilos feistas que le sientan como anillo al dedo a la narración.

Inmerso en un sórdido mundo en el que se mezclan lo más sucio del espionaje, la política internacional y los últimos avances de la ciencia aplicados a todo ello, Edward consiguió en el anterior volumen abandonar esa vida y comenzar oculto una nueva vida en Islandia. Pero la felicidad que allí ha encontrado es efímera. Otros operativos de la Agencia le han encontrado y le están observando. Edward lo sabe, no en vano es uno de los mejores. Y los hechos que se pondrán en marcha le llevaran a entrar en contacto con sus antiguos patrones y tal vez a acabar por fin con ese programa que adiestra niños para transformarles en monstruosas máquinas de matar casi carentes de sentimientos. Pero, claro, las cosas no van a ser sencillas, y ni mucho menos agradables.

Zero no ha escatimado nunca en mostrar violencia muy gráfica y espectacular, maravillosamente bien plasmada en viñetas, pero sin frivolizar con ella de forma romántica. No, aquí las peleas son sucias, agónicas, desagradables y dolorosas, por bien coreografiadas que estén. Tampoco se corta Kot en abrir el tomo con una escena de sexo muy explícito, pero igualmente alejado de ensoñaciones adolescentes softcore, y que se siente también muy real. En sus obras también solemos encontrar referencias culturales interesantes poco habituales en le cómic estadounidense, desde Jorge Luis Borges a Noam Chomsky, y en este tomo alude por ejemplo al cineasta soviético Andrei Tarkovski (en uno de los documentos de la vigilancia a Edward que se adjuntan) o podemos ver a algún personaje cantando una canción por cuya letra sabemos que es un tema de los Smiths de Morrissey.

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El apartado gráfico corre a cuenta, como decíamos y es costumbre en la serie, de diversos y sólidos artistas de estilos no convencionales. Este acercamiento encaja perfectamente con esa humanidad descarnada y sin ingenuidades que Zero pretende (y consigue) transmitir. Y es que, a pesar de lo frío y terrible, el trabajo de Kot no es nihilista y ofrece un hálito de esperanza para la existencia, por mucho que no se olvide de recalcar lo horrenda que ésta puede llegar a ser, mostrando una visión honesta y no edulcorada de la misma. Quizás, volviendo a los dibujantes, quepa recalcar el trabajo de Marek Oleksicki, encargado del último episodio, aunque probablemente esto quede ya más en el terreno de los gustos personales.

Si algo queremos achacarle a este volumen por sacarle algún defecto, tal vez pudiésemos hablar del abandono ya total de la estructura en episodios autoconclusivos en distintos momentos de la vida de Edward que caracterizaron el primer tomo. Y que su lectura resulta muy rápida, quizás por lo prolongado de las escenas de acción. A cambio obtenemos quedar más centrados en una trama concreta, así como un cómic de ritmo trepidante, por lo que de nuevo queda en el terreno de los gustos el veredicto. El mío no puede ser más favorable. Y aunque se empiezan a vislumbrar esos elementos que parece que por salirse en una medida por la tangente han decepcionado a quienes ya han finalizado la lectura de la serie en su edición original, de momento este tomo se ciñe a las expectativas que teníamos del mismo, altísimas por otro lado. Muchas ganas hay ya de que aparezca pronto la última entrega en castellano y poder emitir un juicio sobre ese misterioso ejercicio metatextual que parece que empaña el final de la obra. Y es que, así expresado, y dadas las filias personales que a uno le aquejan, de entrada ese supuesto punto negro suena más bien a que va ser otro elemento que contribuya a poner a Zero en un pedestal. Habrá que leer.

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pelayo
pelayo
Lector
9 diciembre, 2015 19:14

Aparte de todos los méritos que Sergio ha mencionado, este tomo contiene una (dos, en realidad) de las peleas cuerpo a cuerpo más salvajes que he visto nunca en un tebeo, ¡madre mía lo que se hacen! Lo que no sé es si esa línea argumental sobre lo que ocurre en el futuro va a quedar bien arreglada. Veremos.

Dillinger
Dillinger
Lector
10 diciembre, 2015 11:38

Bueno, me has convencido para seguir con él. Parece que evoluciona bien.
Me da miedo el cambio de rumbo que empieza a tomar.

DavidMen
DavidMen
Lector
10 diciembre, 2015 16:42

Hola Sergio, a mí también me está cautivando este «Zero». Qué otras obras puedes recomendar de Alex Kot, que estén publicadas en España? mil gracias