Por Juan Luis G. Isasi
Hace 20 años…
20 años de Zona Negativa. Cómo pasa el tiempo. Y en 20 años cómo ha crecido, posicionándose sin lugar a dudas como uno de los referentes en divulgación del cómic en castellano. Mi más sincera enhorabuena a todo el equipo que está y ha estado haciendo posible esto.
Y si se celebra un aniversario como éste es inevitable echar la vista atrás y pensar: ¿dónde estaba yo hace 20 años? Probablemente leyendo comics. De mutantes, seguramente, para más señas. Y se produce la casualidad de que en ambos momentos, entonces y ahora el universo de los X-Men, que entonces era enseña de Marvel, vive circunstancias similares.
La franquicia mutante ha tenido más que altibajos en los últimos 20 años. Muchos derivados de cosas tan comunes como mala elección de autores, equipos que no funcionan o injerencias editoriales en los equipos creativos. Vamos a repasar el viaje.
Revolution.
En el año 2000 se estrenó X-Men, siendo un éxito inesperado de crítica y público y que sería la puerta de entrada, ya parcialmente abierta un poco antes por Blade, de todo lo que estaba por llegar en términos de adaptaciones cinematográficas, de Marvel en particular.
Marvel Studios como lo conocemos ahora no era una realidad, y las comunicaciones entre Fox y Marvel Comics eran inexistentes. Pero La Casa de las ideas no quería perder el tren de reclutar nuevos lectores que pudieran salir corriendo del cine hacia su librería más cercana. Necesitaban un balón de oxígeno por el delicado momento financiero en que se encontraban y tirar del éxito mutante parecía una apuesta segura. Así que reclutaron de nuevo a Chris Claremont, otrora Patriarca Mutante para tratar de rescatar la grandeza de años pasados. El resultado fue Revolution.
De Revolution podemos acordarnos de varias cosas. Lo prometedoras que fueron las tres series dentro de Counter-X, la iniciativa comandada por Warren Ellis tratando de reformular las colecciones menores del universo mutante (Generacion-X, X-Man y X-Force), y lo fallida que fue la vuelta de Claremont.
Hubo poco tiempo, injerencias editoriales y unos diseños horribles. Los diseños, por cierto, cuentan por ahí que fueron hechos tratando de emular los uniformes de la película solo que no habían visto ningún fotograma de la misma. Visto el resultado final , es facil de creer.
New X-Men.
Fue de las primeras franquicias a las que metió mano Joe Quesada cuando entró como Editor de Marvel. Cierre dramático de series y relanzamiento de otras con nuevas propuestas. Y la gran idea de traer a Grant Morrison. Con tal vez el mayor cambio en la franquicia desde Segunda Génesis, New X-men voló la cabeza de muchos. La salida del armario mutante de Charles Xavier así como el cambio radical del concepto de ‘escuela’ para convertirla en algo real, son solo dos de los múltiples conceptos que trajo Morrison y que dieron la vuelta a la franquicia de arriba abajo y para bien, haciéndonos olvidar de un languideciente lustro de creciente decadencia.
Nuevos trajes, esta vez sí que inspirados en la película y el arte de su compañero de fatigas Frank Quitely junto a otros artistas de la talla de Igor Kordey (a mi me gustaron sus números), Marc Silvestri, Phil Jimenez o Chris Bachalo.
Conceptos como la nueva y loca X-Force/X-Statix de Milligan y Allred, o los Exiliados de Winnick y McKone fueron también nuevas series que junto a New X-Men dejan esta época de los incipientes 2000 con una nota muy alta pese que a otras propuestas fueran más mediocres. La colección madre Uncanny X-Men se quedó un poco huérfana de focos pese a contar con Joe Casey, estrella en alza en aquellos años. En realidad la posterior etapa tan atacada de Chuck Austen en mi opinión fue más interesante.
Un acierto de esta época fue el de no solo traer propuestas arriesgadas y rompedoras sino ofrecer distintos sabores en el menú, y es que los fans de los elementos más clásicos encontraron en la cabecera Xtreme X-Men las últimas grandes sagas guionizadas por Chris Claremont para los mutantes.
Wheddonnising X-Men.
Tras la marcha de Morrison, quien estuvo cerca de 50 números muy alabados, parecía complicado mantener alto el listón. Sin embargo repitieron una estrategia que había funcionado con Spiderman un par de años antes, trayendo a gente del mundo de la televisión. Josh Wheddon y sus Astonishing X-Men extendieron el legado de ciertas tramas y cambios añadidos por Morrison a la vez que bajaban el grado de locura general de las historias volviendo al pijameo (empezando por los trajes, más superheroicos).
La etapa fue muy recordada y fue complementada por la continuación de argumentos en X-men con Chuck Austen y en Uncanny X-Men con Chris Claremont quien junto a Alan Davis parecía un equipo de lujo listo para repetir gestas de años atrás pero que sin embargo no tuvieron tiempo de realizar. Por mandatos editorial había que hacer algo por seguir metiendo en el cajón algunas las propuestas que dejó Morrison entre ellas la de una excesiva y creciente población mutante. Llegaba Dinastía de M.
Consecuencia directa de las tramas que estaba realizando Brian Michael Bendis en Vengadores, la locura de la Bruja Escarlata hizo temblar los cimientos mutantes reduciendo la población a 198 individuos al pronunciar las famosas tres palabras ‘No Más Mutantes’ en el final de la miniserie. Qué casualidad que casi todos ellos fueran los miembros activos de los escuadrones mutantes y sólo los mutantes de tercera o cuarta fila se quedaron sin poderes, pero eso es motivo para otros análisis.
Dicen las malas lenguas que es aquí cuando empiezan los primeros bloqueos editoriales en la franquicia mutante. Si Marvel no puede hacer una película de X-Men porque no tiene los derechos, vendidos a Fox durante la época de quasi quiebra, , vamos a prohibir la creación de todo nuevo mutante que pueda ser un potencial éxito en el cine. Y qué mejor que hacer una saga para dar una explicación coherente a esta limitación. La realidad es que, bloqueos aparte, la decisión de esta decimación estaba más motivada por dejar el camino libre a un Universo Marvel donde los mutantes no fueran una especie dominante y poder hacer una Civil War más creíble.
Tras Dinastía de M y la decimación, las historias mutantes entraron en una nueva dinámica. No solo eran perseguidos sino que ahora eran una especie en peligro e iban a hacer lo que fuera por sobrevivir. Grandes colecciones salieron de esta época como X-Factor, que seguiría hasta entrada la siguiente década, o New X-Men, con historias de la rama joven mutante guionizadas por el dúo Yost/Kyle y donde en cada número los jóvenes mutantes caían como churros..
San FranciXco.
Consensuado que la etapa de Claremont ya no funcionaba como antes, se da un giro a la franquicia trayendo a grandes guionistas del panorama marvelita de la época, Ed Brubaker y Mike Carey, rescatando para las tramas algo que llevaba tiempo sin ser visto: un viaje espacial. Brubaker se llevó a los mutantes al espacio durante un año en medio que coincidió con la revitalización de ese rincón del universo Marvel que estaba realizando Dan Abnett y Andy Lanning. Carey por su parte trajo una historia más intimista pero no por ello menos espectacular y entre los dos dejaron claro que los mutantes eran una Especie en Peligro.
Tras aterrizar a su equipo de mutantes de nuevo en la Tierra, Brubaker delega el timón de la principal colección mutante a Matt Fraction que arriba el barco mutante en San Francisco donde la Patrulla-X establecería su base de operaciones a tiempo para el Uncanny X-men 500 y durante unos cuantos años más, con unos guiones interesantes pese a los lápices de Greg Land.
La sensación de abocación a la extinción dió lugar a historias muy interesantes y a la denominada Trilogía del Mesías donde se produjeron los últimos grandes crossovers mutantes hasta la fecha. En estas tres sagas, que se continuaban entre colecciones, se narraba desde el nacimiento de Hope y su huida a través del tiempo junto a su padre adoptivo Cable hasta su vuelta a nuestra época como adolescente y supuesta salvadora mutante.
X-Force fue el otro grupo cuyo concepto sufrió cambios, pasando a ser un equipo de operaciones especiales y con licencia para matar, heredero argumental de los New X-Men de Craig Kyle y Chris Yost pero elevando el nivel de amenaza. Este rincón mutante dio también sus historias para el recuerdo como Necrosha, manteniendo el ambiente opresivo y con sensación de desesperanza.
La Trilogía del Mesías cerró con Segunda Venida, donde el propósito de Hope es revelado y se deshace el hechizo que la Bruja Escarlata lanzará en Dinastía de M. Parecía que se rompía así el oficioso mandato editorial que restringía la creación de nuevos mutantes en la compañía.
Civil Mutant War.
La creciente militarización mutante fue un motivo de conflicto entre Cíclope y Lobezno, el cual, en algo que pudiera parecer algo fuera de caracter años atrás, prefiere preparar a las nuevas generaciones para la paz y no para la guerra. En el evento mutante Cisma se produce la gran batalla que llevaba tiempo fraguandose entre ambos líderes mutantes, en la hoja de ruta trazada por Marvel para los dos personajes. Como consecuencia de la saga, la Patrulla-X se ve dividida.
Esta división trajo el nacimiento de dos colecciones : La magnífica y loquísima Lobezno y la Patrulla-X de Jason Aaron y la injustamente olvidada etapa de Kieron Guillen en el nuevo volumen de La Imposible Patrulla-X.
Sin embargo algo muy gordo se avecinaba a nivel creativo en el sector mutante y los planes que hubiera podido haber a largo plazo con el desarrollo de estos personajes o con el desarrollo de las tramas del Mesías (por otro lado algo redundantes una vez acabó la trilogía) se dejaron de lado cuando se anunció uno de los que han sido últimos macro eventos mutantes : Vengadores vs Patrulla-X.
Durante la saga, donde dan una vuelta de tuerca innecesaria e incongruente a la figura de la fuerza Fénix, el personaje de Cíclope es arrastrado definitivamente al lado de los villanos cuando asesina a Charles Xavier. Las motivaciones de hacer de él un villano siempre quedan poco claras para el que escribe, ya que atenuantes similares como posesión por fuerza maligna o locura transitoria han sido suficientes para que los Vengadores redimieran a otros personajes. Pero eso podria ser terreno para otro artículo.
El terreno quedaba abonado para un cambio de un autor insignia para los mutantes que allá donde va hace acopio de todo lo que puede: Brian Michael Bendis.
The Bendis Bunch.
Si durante años anteriores la sensación de historia pensada a largo plazo era evidente, y era algo que se agradecía y dejaba notar en la calidad de las historias, la llegada de Bendis es todo lo contrario: un gran golpe de efecto sin final u objetivo claro.
La premisa que trajo fue curiosa y arriesgada: traer del pasado a los cinco miembros originales de La Patrulla-X para servir de espejo en el que reflejar a los fallos y actitudes erróneas de sus contrapartidas presentes. El apartado gráfico era espectacular, con Stuart Immonem a los lápices, y el primer año de historias fue un soplo de aire fresco. No funcionó tan bien su versión de la Patrulla-X de Cíclope , con un plantel de nuevos mutantes faltos de carisma que no terminaron de conectar.
Con el foco editorial puesto en el nuevo autor, Jason Aaron decide abandonar a los mutantes dejando a la franquicia prácticamente en manos de Bendis. No tardaron mucho en deshacer toda la suavización en el carácter de Lobezno planteada en los últimos años con la más drástica de las formas: matándolo.
Secret Wars y el inicio de la mediocridad.
Se estaban barruntando más cambios editoriales. Dicen los mentideros que la falta de derechos cinematográficos de los mutantes enojaba bastante a las altas esferas de Marvel, que estaba deseando bajar el foco en estas seres para iluminar a la nueva estrella 100% bajo la batuta Marvel: los inhumanos.
Los Vengadores llevaban años con un arquitecto de lujo que se encargó de plasmar una historia río compleja a través de todas sus colecciones, desembocando en el mas grande evento de los últimos años en Marvel: Secret Wars. Recordando un poco ciertas ideas de La Era de Apocalipsis, todas las colecciones de Marvel fueron sustituidas por series con los mismos personajes pero ambientadas en mundos distintos. El gran final de la etapa de Hickman fue todo un acontecimiento que no solo se llevó por delante a los Cuatro Fantásticos sino al ultimo aliento de la línea editorial mutante de años pasados. Comienza la caminata en el desierto.
Con la mayoría de los grandes iconos mutantes muertos o fuera de escena (Xavier, Jean Grey, Lobezno y Cíclope), los mutantes empiezan una etapa que a nivel de autores pintaba bien. Jeff Lemire era un guionista muy reconocido y Cullen Bunn había dado toda una sorpresa con la colección en solitario de Magneto.
La trama general era clara y recordaba a tiempos pasados. Una gran epidemia se cernía sobre los mutantes en forma de Nieblas Terrígenas. Era curioso, lo mismo que llevaba un par de años ahogando a los mutantes a nivel editorial (la apuesta por los inhumanos y personajes inhumanos como Moon Girl o Ms Marvel era clara) lo hacía en los cómics. Los mutantes morian al contacto con la nube terrígena que sobrevolaba el planeta.
Ninguna de las colecciones destacó , quizá la más interesante fue La Imposible Patrulla-X de Bunn que de algún modo era en realidad heredera espiritual de su colección de Magneto. Los cinco mutantes trasladados en el tiempo, en cambio, cayeron en una colección donde nadie sabía qué hacer con ellos. Mencionar al personaje de Laura Kinney, antigua X23, que asumió el manto de Lobezna.
La etapa se saldaría con un Inhumanos vs Patrulla-X donde ganaban los mutantes. La cruda realidad de las ventas había dejado patente que los inhumanos no interesaban, y la apuesta por proveer a Marvel Studios de unos sustitutos de los mutantes a ciertos efectos no cristalizó. De modo que mientras unos se retraían hasta casi desaparecer prácticamente como línea editorial (a dia de hoy la unica coleccion inhumana que sobrevive es Ms Marvel) los otros intentaban emprender el camino de retorno a la grandeza. Pero no sería un camino fácil, aún quedaba bastante para salir del desierto.
ResurXXion.
Con una propuesta de corte clásico, empezando por las cabeceras (se sustituyeron los adjetivos por los colores, rememorando con el oro y azul los equipos mutantes de los 90) y bajo el nombre de Resurxxion, se presentó el enésimo relanzamiento mutante.
Sin embargo tampoco este terminó de despuntar. En Patrulla-X Oro, Marc Guggenheim empezó con mal pie, con unos mensajes ocultos de corte político dejados por el dibujante Ardian Syaf que terminaron provocando su despido fulminante. La colección nunca llegó a tener una estabilidad artística.
Patrulla-X Azul seguía contando las aventuras de los Cinco Originales (los mutantes desplazados temporales) con algo más de fortuna que su anterior volumen. En realidad este sería el último paso en de las aventuras de Magneto contadas por Cullen Bunn y era lo realmente interesante de la serie ya que el destino de la joven Patrulla-X y su propósito en nuestra época hacía ya tiempo que había dejado de tener rumbo o interés real más allá de lo bien contadas que estuvieran sus historias.
Baile de nombres en la cúpula editorial terminan por poner el clavo en esta etapa. C. B. Cebulski entra como editor en jefe dejando a Jordan D. White como editor mutante. Cebulski decide emprender el retorno a la grandeza mutante (junto al de otras áreas del universo Marvel) pero de forma pausada y sin grandes relanzamientos. La vuelta de Jean Grey (y su consecuente Patrulla-X Roja, serie muy bien recibida por crítica y público), la vuelta de Lobezno o la presentación de nuevas miniseries mutantes a cargo de nuevos nombres fueron rematados por la saga que cerraría la saga de los Cinco Originales: Exterminio.
Con Exterminio los mutantes originales vuelven a su época en una aventura espectacularmente dibujada por Pepe Larraz, un autor que llevaba tiempo haciéndose hueco y que en esta saga desplegó todo su arte y se colocó como uno de los autores top de la editorial dejando una miniserie, junto a Ed Brisson, que pasará al recuerdo de las grandes sagas mutantes.
Todo parece encarrilado para que los mutantes vuelvan a su gran lugar, pero la travesía por el desierto aún no había terminado.
Era de Hombre X.
Con un nuevo volumen se presenta La Imposible Patrulla-X en un modelo de publicación semanal , alternando guionistas y dibujantes. La idea trata de emular el reciente éxito de Avengers: No Road Home pero no lo consigue. El inicio de la colección deja una sensación agridulce viniendo de la magnífica Exterminio.
Nombres como Kelly Thomson, Matthew Rossenberg o Ed Brisson no consiguen desplegar aquí todo lo bueno que habían estado mostrando meses atrás en diferentes miniseries mutantes.
Tratando de emular el éxito de La Era de Apocalipsis se presenta La Era de Hombre X, donde casi todos los mutantes se ven transportados a un nuevo mundo donde aparentemente la utopía mutante es una realidad. En general mediocre, esta etapa aún se está publicando en nuestro país.
Mientras tanto la publicación de Imposible Patrulla X continuaba su curso, presentado un mundo sin Patrulla-X en el que el recién resucitado Cíclope debe salvar a los mutantes que quedan.
Todo parecía augurar una etapa de nuevo fallida si no se hubiera hecho oficial la compra de Fox por parte de Disney. Los mutantes volvian a Marvel en todos los sentidos. No entraremos en rumorologías pero a los pocos días de oficializarse la operación en los medios, se hizo otro anuncio: Jonathan Hickman volvía a Marvel. Y volvía a relanzar La Patrulla-X, prometiendo un cambio de magnitud similar al producido hace 40 años en Segunda Génesis o hace 20 con los Nuevos X-men.
Hocus Pocus.
Y aquí nos encontramos, 20 años después y disfrutando de nuevo como niños de estas dos colecciones con las que Hickman promete revolucionar el universo mutante (y a fé que lo está consiguiendo), House of X y Powers of X, que están haciendo que semana a semana debatamos en redes sociales sobre lo que nos están contando como hacía tiempo que no debatíamos en redes por un cómic. Tratando de entenderlo, tratando de adelantarnos y especular sobre lo que va a pasar. Y sobre todo disfrutando del trabajo perfecto de Pepe Larraz, ya elevado a estrella total y absoluta, y de R. B. Silva.
Presentadas como dos miniseries de publicación quincenal y alterna (cada semana hay un número de una u otra), House of X y Powers of X, cuya edición en castellano por parte de Panini Comics a partir de Noviembre se ha traducido como Dinastía de X y Potencias de X (leído Potencias de diez) está siendo realmente un cambio real tal y como prometían, con conceptos que están para quedarse, con ideas locas que pueden dar mucho juego, y con la seguridad de que por fin y después de muchos años, hay un plan claro y definido para los mutantes en Marvel.
En el horizonte está la nueva oleada de títulos mutantes, Dawn of X, que después de lo que estamos leyendo en HOX-POX estamos seguros que será un éxito ya que en Hickman we trust.
Buen repaso, aunque me sorprende que se dedique tan poco espacio al guionista que posiblemente más ha durado en los títulos X en los últimos 20 años: Mike Carey. Por otro lado, su etapa, además de larga, ha sido bastante anodina, aunque Hickman diga ahora que tuvo sus cositas interesantes.
Y discrepo en lo de Counter X: en general, ese relanzamiento me pareció una porquería. Se llevó por delante las buenas etapas de Jay Faerber y John Francis Moore en Generación X y X Force, muy disfrutables, aunque continuistas, eso sí, para cargarse a los personajes y encajarlos en las ideas peregrinas que tenía Ellis. A X Man no se lo cargaron porque su serie ya era catastrófica.
Y rompo una lanza por Claremont y su «segunda venida». Vale que fue fallida pero creo que desarrolló muchas ideas interesantes que podrían haber dado juego si le hubiesen dejado margen de maniobra.
Después de Morrison, casi nada destacable. Es curioso cómo guionistas muy competentes han fracasado estrepitosamente en su paso por los mutantes, no sé si porque los editores no les han dejado hacer o porque no tenían nada que contar con los personajes: las etapas de Fraction, Brubaker o Lemire son perfectamente olvidables. En mi modesta opinión, claro.
A mí la a etapa de Carey me encantó.
Los Extreme X-Men de Claremont mucho mejores que los mutantes de Morrison y los X Force de Jeph Loeb (lo único que me ha gustado de este guionista) continuados por Francis Moore muy disfrutables, no como lo que vino después con Ellis.
Y la colección de Hopeless también me gustó bastante.
Después de Morrison vino Whedom, que me gustó bastante más.
Sobre lo de Hickman, entiendo que se avecina macro artículo sobre las dos series, y a él me espero para los comentarios. Pero es necesario que se abra un hilo donde poder hacer spoiler a ritmo USA.
Por cierto, he cotilleado las estantería de Juan Luis «Lord Isasi» a raíz de la imagen destacada del post… Y estoy flipando con su sala de lectura. ¿Se puede casar un hombre con una habitación? Menuda colección, pura fantasía.
https://www.youtube.com/watch?v=LjDALRBsKSA
Gracias por el repaso por que he estado muy desconectado de X-Men estos 20 años, excepto por Morrison. Me apunto a esta nueva etapa con Hickman!