Cuando recibí el plan del equipo para celebrar el 20º Aniversario de Zona Negativa lo primero que pensé fue en reseñar una obra de mi personaje favorito: Superman. Pero me encontré con que todas las grandes obras, todas mis favoritas, del Hombre de Acero publicadas durante estas dos últimas décadas ya estaban magistralmente reseñadas, analizadas y tratadas por mis compañeros. Y no me gusta escribir sobre terreno ya escrito, lo he hecho alguna vez y no me sienta bien. Así que, aunque me pese que no haya una obra de Superman en este especial, me puse a pensar en otros personajes. Llegué a la conclusión de que con casi todas las primeras espadas de DC Comics, mi editorial, me toparía con grandes artículos. Pero una luz verde cruzó mi cabeza. No emitida por una linterna, sino un reflejo en el agua. Me acordé de mi querido Alec Holland, la Cosa del Pantano y de esta etapa que tanto me sorprendió y maravilló. Mi colega Jordi T. Pardo sí que hizo una reseña del primer tomo que ECC publicó en España, pero faltaba mucha tela que cortar sobre el trabajo del amigo Snyder, así que me propuse ser yo, aprovechando esta tesitura, el que se encargara de ello. Y he aquí mi aportación a este festival.
Introducción / Contextualización
En noviembre de 2011, cuando Zona Negativa tenía ya 12 años, las tiendas de cómics y demás puntos de venta de Estados Unidos recibieron una de las novedades más esperadas por los lectores de DC Comics. Hacía solo dos meses que la editorial había iniciado el tan famoso reboot de todo su universo, volviendo al #1 de todas sus colecciones, incluyendo las clásicas Action Comics y Detective Comics, así como contando de nuevo los orígenes de todos los personajes (con alguna excepción) en una controvertida decisión que el tiempo ha demostrado que no fue, tal vez, la mejor estrategia. La idea de renovar y actualizar los personajes a los tiempos que se vivían en ese momento, con la economía mundial aún en recesión, una sociedad cambiante y distinta a la generación pre redes sociales e Internet, la idea de pintar a los superhéroes tradicionales como jóvenes, ya no adultos, del momento sonaba muy arriesgada pero también necesaria. Y aunque las ventas de los primeros meses acompañaron y apoyaron el movimiento orquestado por Jim Lee, Dan Didio y compañía, la crítica y acogida de los lectores tradicionales e mostró cauta y, con el paso de los meses, se volvió en su contra.
Esta etapa, la de los llamados The New 52, porque ponía a la venta esa cantidad de nuevas series, es una etapa oscura, extraña, en la que la editorial renegaba de todo su pasado y buscaba crear un nuevo universo. Fueron unos años, hasta agosto de 2016, de un deambular errático, con muchas series con una calidad no tan alta como debería haber sido a pesar de contar con, a priori, buenos equipos creativos. Muchos grandes autores tuvieron desencuentros creativos con la editorial y abandonaron la casa dando un portazo. Pero no todo fueron sombras, aunque muchos personajes no vivieron sus mejores tiempos, hubo unos cuantos a los que estos años les sentaron muy bien. Por ejemplo Aquaman y Green Lantern, gracias a Geoff Johns; Wonder Woman con la atrevida etapa de Azzarello y, como no, el Batman de Scott Snyder. Y este mismo autor es el que dio vida a esta serie: Swamp Thing, La Cosa del Pantano, que fue, personalmente, uno de los títulos de más calidad durante este tiempo. Escribió 18 números que supusieron el regreso de este carismático personaje, uno de los más queridos de la casa y favorito de muchos autores.
La Cosa del Pantano llevaba cinco años sin serie propia. Desde que en septiembre de 2006 Joshua Dysart y Enrique Breccia firmaran Swamp Thing #29, que supuso el final del cuarto volumen del personaje, la criatura había permanecido en el limbo de DC. Esta serie fue su regreso al Universo DC convencional, pues era el primer título de Swamp Thing fuera del sello Vertigo desde Swamp Thing vol. 2 #129, número que incluyó por primera vez el logo, publicado en marzo de 1993. A partir de este momento se alineaba de nuevo con los personajes de la línea principal, lo cual no conllevó para nada la pérdida de calidad, aunque sí que la orientación fue diferente a lo que nos habían tenido acostumbrados las últimas series.
Esta nueva era se alargaría durante 40 números (más un #0 y el 23.1 dedicado al villano Anton Arcane y un especial anual) y ofrecía un nuevo comienzo de las andaduras de Alec Holland como avatar del verde. Contar una nueva génesis del personaje suponía olvidarse, a priori, de Tefé Holland. La hija de Alec y Abby, que había llegado a protagonizar la cabecera Swamp Thing en el tercer volumen de la misma, que fueron 20 números escritos por Brian K. Vaughan entre mayo de 2000 y diciembre de 2001, además de tener mucha presencia en el cuarto título, iba a desaparecer de este nuevo universo DC. Tan solo tuvo una efímera aparición en el #20, escrito ya por Charles Soule, que tomó las riendas de la serie a partir del #19, tras la marcha de Scott Snyder.
Entre agosto y octubre de 2011, los meses previos a la publicación del primer número de esta nueva serie, se publicó Brightest Day Aftermath: The Search of Swamp Thing, una miniserie que servía de epílogo del crossover y que traía de vuelta a la Cosa del Pantano y a Alec Holland, por separado. Misterio que era resuelto en los tres números que duró el título y que, de alguna manera, servía de premisa a Scott Snyder para partir con un Dr. Holland enteramente humano y separado del verde. Aunque sus repercusiones tampoco afectaron mucho a la serie.
En España ECC Ediciones publicó esta serie en formato tomo de tapa blanda. La grapa no fue una opción. En total salieron tres tomos bajo el título La Cosa del Pantano (en julio y noviembre de 2012 y marzo de 2013) que recopilaban cuatro números cada uno, del #0 al #11 USA. Los números originales #12-18 fueron incluidos en unos tomos titulados Mundo Putrefacto, que recopilaron dicho crossover, que supuso la unión de fuerzas de Swamp Thing y Animal Man, con una pequeña colaboración de Frankenstein. Fueron otros tres tomos, que más adelante iremos detallando. Después de este evento, se publicó La Cosa del Pantano #4, que ya incluía la etapa de Charles Soule. Una decisión un tanto desacertada, pues el que no estuviera atento a la continuidad encontraría un salto incomprensible entre el tercer y cuarto tomo. Actualmente estos tomos están descatalogados, aunque toda la etapa de Snyder está recopilada en un único tomo de 520 páginas que recoge los 18 números de la serie regular, el #0 y el anual publicado en diciembre de 2012, en pleno crossover, así como los números de Animal Man, escritos por Jeff Lemire, que afectan al evento.
La Cosa del Pantano de Scott Snyder, #0-18 y Annual #1
La historia comenzaba con unas viñetas en las que se mostraba a Superman, Batman y Aquaman observando un fenómeno que empezaba a llamar la atención de la prensa mundial: los animales se estaban muriendo. Desde lo alto del Daily Planet Clark Kent veía una bandada de palomas caer muertas repentinamente. En la batcueva un montón de murciélagos aparecían muertos. Y en las profundidades marinas el rey de Atlantis observaba atónito un banco de peces hundirse muertos en las profundidades. Algo estaba pasando en la naturaleza. Para investigar este acontecimiento, Superman visitaba a Alec Holland en busca de consejo. El que fuera uno de los mejores biólogos del mundo ahora trabaja en un aserradero, ajeno a cualquier ajetreo superheroico. Y tiene una conversación más que interesante con el Hombre de Acero, pues negaba rotundamente ser La Cosa del Pantano. He aquí cuando se nos presenta una situación anómala. Alec cuenta que nunca ha sido la criatura. Que tiene recuerdos vividos por ella, pero no de haberlo sido. Solo recuerda el accidente de su laboratorio, mientras trabajaba en la fórmula bio-regenerativa y haber despertado en un pantano, helado y empapado, pero no es consciente de nada más. Además, le cuenta muchos detalles del comportamiento del mundo vegetal, por lo que los lectores aprendemos mucho gracias a él.
Mientras, vemos que extraños acontecimientos están sucediendo en todo el mundo. Unos miembros de una investigación paleontológica son atacados por insectos que emanan de criaturas no muertas. Es el avance de la putrefacción, el enemigo natural del mundo verde. Un ser formado por la muerte y la destrucción gana terreno para devorar todo rastro de vida del mundo. Y eso es algo que La Cosa del Pantano debe impedir. Un antiguo avatar del verde se acerca a Alec y le pide que se convierta en el monstruo que niega haber sido. Le habla de Sethe, a quien describe como «el portador de la tormenta y la pestilencia», el enemigo del verde y del rojo. Le cuenta el porqué de sus recuerdos. Le dice que era uno de los candidatos más fuertes para ser el avatar del verde, pero que su muerte trastocó los planes del parlamento de los árboles y ahora le han traído de vuelta a la vida con la esperanza de que llegue a ser el héroe que está destinado a ser. Aunque ello suponga renegar de su forma humana para siempre. Algo a lo que Alec se niega rotundamente.
Pero su vínculo con el verde es muy fuerte y no para de oír su llamada. Siempre la ha oído. Y la putrefacción lo sabe y le persigue. Huyendo de un ataque que sufre en el motel en que vive, es rescatado por Abigail Arcane, al final del segundo número. En el tercero ella le cuenta su vinculación con ese tercer mundo que no es el rojo ni el verde. Le habla de su familia, del malvado Anton Arcane, y que necesita rescatar a su hermanastro William antes de que se convierta en el señor de la putrefacción y se una a Sethe en su cruzada por destruir toda forma de vida. Aquí sucede otra curiosidad de la historia, pues Abby afirma que tuvo una relación con la antigua Cosa del Pantano hasta que desapareció. Alec reconoce acordarse de ella, tener sueños con ella, pero no recordar haberla conocido. Y la ama tal y como la amaba el monstruo. Sin embargo la vinculación de ella con la putrefacción es muy fuerte y nota su propia llamada, lo cual es peligroso para Alec, quien sabe que debería deshacerse de ella antes de que sea demasiado tarde y se una a las huestes del mal.
Juntos emprenden un viaje en busca de William. El niño tiene el don de hacer crecer la putrefacción de todo cuanto le rodea. Todos los objetos del mundo tienen algo de putrefacción, ya sean diminutas células muertas o cicatrices en la piel, y William puede modificarlas a su antojo. En su primera aparición, en el tercer número, aparece en un hospital, encerrado en una burbuja de plástico. Se dice que no puede salir al exterior por su enfermedad. Pero en realidad está allí porque Abby lo había internado, con la esperanza de que no pudiera ser embaucado por Sethe ni pudiera usar sus poderes. Sin embargo consigue salir y mata a todo el personal del edificio. Comienza su marcha siguiendo la llamada del mal y mata a todo lo que le rodea. En poco tiempo gana tanto poder que se une a la putrefacción y va a en busca de su hermana con la intención de convertirla en la reina negra.
Desde el principio Scott Snyder teje una historia encaminada a la conversión de Alec Holland en La Cosa del Pantano. Todos sabemos que ésta será inevitable, que llegará tarde o temprano, pero no tenemos prisa por verla. Consigue crear una interesante empatía hacia Alec, obviamente no es fácil renunciar a ser humano, por muchos poderes que pueda llegar a tener como el paladín del verde. La transformación tiene lugar, finalmente, en las últimas páginas del séptimo número, en las que Yanick Paquette realiza un espectacular encadenamiento de viñetas fusionando el organismo del ser humano con el influjo del verde, convirtiendo al buen doctor en ese monstruo llamado a salvar el mundo. Y su presentación en sociedad, o en plena guerra contra el ejército de no muertos, es una tremenda demostración de fuerza y poder de este personaje, demostrando la versatilidad del arsenal de poderes y técnicas de combate que tiene ocultos en su cuerpo, quedando una página de gran impacto.
Se da la transformación después de que el propio Alec sea informado por el parlamento de los árboles de que está perdiendo una guerra que no quiere librar, pero que tiene muchas consecuencias negativas para el mundo entero. Necesita llegar a verse culpable por su dejadez. La guerra contra la putrefacción ha empezado desde la primera página, pero él pensaba que podría librarla sin necesidad de combatir. Su viaje con Abby en busca de William resulta inútil. Después de verse obligado a librar una épica batalla que consigue vencer, vuelve a casa, al pantano. Pero no ha ganado la guerra, pues Anton Arcane está volviendo para terminar lo que Sethe y la putrefacción no han podido hacer.
En noviembre de 2012, después de un año de publicación, salió a la venta el especial número 0. En él nos contaba qué había pasado realmente la noche del accidente de laboratorio que había matado a Alec Holland. Se veían elementos canónicos escritos por Len Wein, pero era una nueva interpretación. En lugar de ser causado por un grupo de empresarios que quieren hacerse con la fórmula bio-regenerativa, era el propio Anton Arcane el que quería dar muerte a Alec, antes de que llegara a transformarse en la nueva Cosa del Pantano. Estaba magistralmente dibujado por Kano, sin alejarse demasiado del estilo de Paquette y Rudy, los dibujantes que se habían alternado en los lápices de la serie. Al mes siguiente salió a la venta Swamp Thing Annual #1. Habría dos más en años posteriores, pero solo el primero fue escrito por Snyder. Fue incluido en el primer tomo de Mundo Putrefacto. No contaba mucho, tan solo un encuentro adolescente entre Alec y Abby que, siendo sinceros, no era una gran historia.
Después de once números y, con la putrefacción derrotada y Anton Arcane huyendo después de un primer enfrentamiento con Swampy y Abby, comenzaba su viaje junto a Animal Man hasta lo más profundo del reino de la podredumbre.
Mundo Putrefacto
En la última página de Swamp Thing #11 aparecía Buddy Baker y su familia en casa de Abby. Arcane acaba de huir, herido, hacia un portal que le conduce a lo más hondo de su mundo. Animal Man convence a Swamp Thing de la necesidad de darle caza para acabar con la putrefacción, a la que también había tenido que combatir, de una vez por todas. Los dos avatares, el del verde y el rojo, se lanzaban hacia una aventura más complicada de lo que esperaban y que terminaría por tener unas consecuencias para la humanidad apocalípticas.
Básicamente, la Cosa del Pantano y Animal Man se introducen en el portal y en su persecución sus caminos se separan. Ambos terminan por llegar a un mundo en el que Anton Arcane ha vencido. Todos los héroes han caído. La tierra está impregnada de muerte y desolación. Pero aún quedan unos cuantos supervivientes que luchan en un mundo al borde de la desaparición. Y los dos, siguiendo cada uno su rumbo, convergen en una gran batalla contra Arcane por restaurar la paz y la vida, así como el equilibrio entre los reinos del rojo, del verde y de la putrefacción.
Este fue un gran evento. Una historia llena de misterio que afectaba a todo el universo DC. Sin embargo, la influencia que tuvo para el resto de colecciones fue inexistente. Algo que, por otra parte, se agradece pues no son pocos los crossovers que se alargan demasiado y abarcan más títulos de los que deberían. Sin embargo, durante las páginas que duraba, llegaba a afectar a todos los personajes de la editorial, pero ver que estos acontecimientos de gran impacto se veían reducidos a las series de Swamp Thing y Animal Man (de pasada también en Frankenstein, Agent of S.H.A.D.E.) era desaprovechar el potencial real de esta idea. Así, Scott Snyder y Jeff Lemire se encargaban de estructurar una odisea que abarcaba los números #12-18 de Animal Man y Swamp Thing, así como los #13-15 de Frankenstein.
El personaje de Frankenstein, cuya serie sí se vio afectada por este evento, aunque de una manera muy independiente y sin la presencia de los otros dos protagonistas ni del villano, era un invitado durante la batalla final contra la putrefacción. Uno más del grupo de supervivientes que se alineaba para luchar contra los no hombres y los putrefactos, entre los que tienen especial protagonismo Black Orchid, Beast Boy, Steel y Medphyll, el nuevo Green Lantern, que acompañaban a Animal Man y Poison Ivy, Deadman y Bárbara Gordon hacían lo propio con Allec. Durante la batalla, Frank llegaba a convertirse en Green Lantern tras la muerte de Medphyll. Pero su relevancia en la trama era escasa. Su colección terminó en el #16, un número después de finiquitar el crossover. A partir de ahí, pasó a ser un integrante de la Justice League Dark y personaje regular en la serie semanal The New 52: Futures End.
ECC publicó este arco en tres tomos de tapa blanda, recopilando en el primero, en abril de 2013, los números USA #12 de Animal Man y los #12-16 y Annual #1 de Swamp Thing. En el segundo, en junio, los #12-16 de Frankenstein Agent of S.H.A.D.E. Y en el tercero, en agosto, los #13-18 de Animal Man y los #17-18 de Swamp Thing. El segundo tomo es bastante prescindible, pues como decía anteriormente, no hacían acto de aparición ningún otro personaje principal y puede obviarse sin perderse un detalle de la historia. De hecho, en Estados Unidos los números que formaban parte de Mundo Putrefacto se vendieron dentro de un recopilatorio de su serie y no dentro de los dos tomos del crossover.
Esta serie de La Cosa del Pantano, leída en toda su extensión incluyendo el evento, puede ser un buen punto de entrada al personaje. Claro que muchos recomendarán antes la gloriosa etapa de cierto escritor de Northampton, o la original de Wein y Wrightson, pero en esta encontramos muchos elementos interesantes. La etapa de Scott Snyder al frente de la Cosa del Pantano supuso el regreso de este personaje al Universo DC por todo lo alto. Ofreció un enfoque distinto en cuanto a su origen y exploró la relevancia para el mundo de la existencia de un héroe capaz de proteger la naturaleza y por ende la vida del planeta. Enfrentarlo a la putrefacción fue la mejor metáfora del bien contra el mal, la vida contra la muerte. Y un ejemplo de que este personaje es el superhéroe mundial definitivo, porque sus poderes llegan a donde no llega ningún otro justiciero. Porque no solo puede salvar a un desvalido en un atraco, sino que puede luchar contra la misma destrucción del mundo por reverdecer el planeta y permitir que siga existiendo.
El arte
Esta serie representa a la perfección ese eterno debate entre guión vs dibujo, pues es, personalmente, una de esas situaciones en las que las dos partes tienen el mismo peso. El guión atrapa, crea empatía, engancha. Pero es que el dibujo enamora, maravilla, sumerge al lector realmente en la trama. Es impactante, plástico, transmite las sensaciones que quiere el guionista.
Los dibujantes que acompañaron a Scott Snyder fueron Yanick Paquette (#1-3, #5, #7-9, #13-14 y #16), Marco Rudy (#4, #6, #8-9, #11-12 y #15), que mimetizaron sus trabajos realmente bien, dándole a la serie una psicodélica identidad visual, rompiendo la estructura clásica de viñetas, otorgando mucha fluidez al dibujo y añadiendo un sin fin de detalles en las separaciones de dibujos que llenaban cada página de elementos ornamentales que ayudaban a ambientar la historia. Otorgaban a cada página un montón de sensaciones cuando Alec y Abby estaban juntos. Las páginas de acción salpicaban fuerza y dolor. La transformación en el monstruo es una de las más completas y maravillosas. Y es que, abras por donde abras cualquiera de los cómics que la componen, esta serie regala auténticas obras de arte.
Si Paquette y Rudy hicieron un trabajo de altura, el colorista principal, Nathan Fairbairn, que coloreó todos los números, realizó un trabajo soberbio. Llenó de colores brillantes e intensos cada página. Complementó y aumentó el nivel de los dibujantes. Con paletas de colores muy completas, contrastando siempre los tonos verdes y complementarios dedicados a la Cosa del Pantano con los negros, rojos y oscuros de la putrefacción, discerniendo completamente entre los espacios dedicados a los dos personajes. No es la única vez que ha trabajado con estos dibujantes, pues también coloreó los dibujos de Paquette en Wonder Woman: Tierra 1.
Francesco Francavilla (#10), Kano (#0) y Becky Cloonan (Annual #1) completaron la lista con colaboraciones esporádicas. Francavilla hizo el número que supuso el regreso de Anton Arcane, dotando de una imagen muy misteriosa, con una estructura más clásica y una narración desbordante. Rompe mucho con el arte del dúo principal, pero otorga al relato el aporte que necesita. Tiene un estilo muy personal, de la escuela italiana de cómic, que se maneja a la perfección en historias de terror y suspense. Se coloreó a sí mismo, dándole una gama de rojizos, muy característico en sus trabajos, dotando de una sensación de anochecer al pantano y gran intensidad al drama que vivía Abby. Un excelente trabajo, muy diferente al resto de la colección, pero muy intenso.
Kano estuvo más en línea con Paquette y Rudy en su aportación al número 0. Casaba bastante bien con la línea que se estaba llevando, aunque su estructura de página era más estática. La caracterización de personajes era perfecta, las viñetas de ataques y explosiones fueron perfectas. Hizo un trabajo que, a pesar de no tener la psicodelia y la lluvia de detalles de éstos, no tenía nada que envidiar a los dibujantes principales. Volvió a trabajar en la serie dibujando los números #19-20 y #22-23 con Charles Soule. Fue una pena que no continuara, porque su estilo es perfecto para este título.
En cuanto a Cloonan, dibujó el especial anual y su estilo, sin ser ni mucho menos desdeñable, no se adaptaba realmente a las necesidades de la historia, en mi opinión. El tomo de ECC que recopila todos los números escritos por Snyder incluye en sus créditos más dibujantes, al contar con números de Animal Man y algún que otro trabajo de páginas sueltas, pero estos que hemos citado fueron los principales.
Ventas
El inicio de la etapa de los New 52 en DC conllevó un espaldarazo de ventas en Estados Unidos. En el caso de Swamp Thing, comenzó con unos geniales 54.757 ejemplares vendidos del #1 y mejoró hasta llegar a los 58.634 en el segundo. Cifras bastante buenas, que, por ejemplo, según Comichron hoy, comparando con la estimación de ventas de agosto de 201, le situarían cerrando el top 20 de cómics más vendidos. La cantidad se mantuvo en el tercer número llegando a los 52.300 pero a partir del cuarto no solo no llegó a superar las 50.000 copias sino que se fue alejando. Los tres siguientes quedaron en 44.660 del #4, 43.806 del #5 y 41.235 del #6. Y no se trataba del periodo de estabilidad, algo habitual en los nuevos títulos. Es normal que una cabecera de un personaje popular venda muy bien al principio y, tras unos números, caiga y se estabilice. Resulta que las ventas de Swamp Thing #7, el número de la épica transformación, siguieron bajando hasta los 40.268 ejemplares vendidos, siento la última vez que superaba la barrera de los 40.000 hasta el #14, que se cerró con unos 42.036, pero es que entre medias, del #8, con un Alec recién transformado luchando como un auténtico badass contra los no hombres, al #13, con el inicio del viaje en el mundo apocalíptico, las ventas rondaron los 39.000-36.000. Que, hoy no estaría mal, actualmente entrarían en el top 50, cifras que para DC no son tan malas, teniendo en cuenta que no son de Batman, cualquiera de sus series, ni Superman ni Justice League, sino de un personaje que, aún siendo muy querido, es un héroe de culto que no siempre tiene una serie a la venta.
La etapa de Snyder reportó unos datos aceptables, que no bajaron de las 30.000 ventas. Hay que señalar que el #0 supuso un pequeño repunte aumentando a los 40.123 y el Annual se quedó en 32.293, pero el final del viaje de Alec Holland antes del cambio de equipo creativo terminó con una caída a los 30.716 que no está mal, pero quedaba lejos de los ilusionantes 50.000 que vendieron los tres primeros. La posterior etapa de Soule no presentó números mejores, sino que la caída fue progresiva, llegando a vender Swamp Thing #40, el último de la serie 15.966 unidades, esto sí, números que ahora mismo le situarían en torno al puesto 130 de ventas, difíciles de hacer que una colección se mantenga a flote. Como curiosidad, esos 30.000 que sujetó hasta el final de los días de Snyder, están al nivel de ventas que está presentando hoy en día Justice League Dark, la serie escrita por James Tynion IV en que aparece como miembro regular nuestro querido monstruo.
¿Qué pasó después?
Llegó Charles Soule para escribir del #19 hasta el #40, publicado en mayo de 2015, y cerrar una etapa de gran altura. Además, también se unió a la Justice League Dark, equipo al que sigue perteneciendo. Entre marzo y agosto de 2016 se publicó una mini serie, que suponía el sexto volumen, escrita por nada más y nada menos que Len Wein, acompañado por el dibujante Kelly Jones. Cuentan los rumores que en DC intentaron reunir a los padres del personaje, pero que Bernie Wrigthson ya no estaba bien de salud para poder trabajar. Así, contaron con un dibujante calificado como el más parecido a Bernie Wrightson. Fueron seis números llenos de nostalgia, muy interesantes, en los que se giraba hacia el terror clásico, volviendo un poco a los enfoques del cómic de los 70′. Además, aparecieron personajes invitados del mundo sobrenatural de DC como el Fantasma Errante, El Espectro, Zatanna y Felix Faust, además de recuperar a Anton Arcane y Matthew Cable. Esta serie está disponible en el catálogo de ECC como La muerte no descansa. La serie no duró más a causa del empeoramiento de la salud de Len Wein, que nos dejó el 10 de septiembre de 2017, medio año después que Wrightson.
También volvimos a tener un título de Swamp Thing en febrero de 2018. Originalmente llamado Swamp Thing Winter Special, fue un número especial que contaba con un relato de Tom King dibujado por Jason Fabok. Una auténtica maravilla para los amantes del personaje. La criatura viaja por un bosque nevado junto a un niño al que quiere poner a salvo de un monstruo que le persigue. El mismo número incluía el guión que Len Wein dejó preparado para el séptimo número de la serie que estaba realizando con Jones. Además, se incluía el dibujo de éste, pero mudo, pues fue así como se quedó el trabajo con la muerte de Wein, a medias. ECC trajo este especial incluyendo el cuento escrito por Mark Russell, titulado Young Monsters in Love para San Valentín de ese año. Por cierto, Mark Russell es uno de los autores que más interés ha mostrado los últimos años en hacerse cargo de una nueva serie, pero hasta la fecha DC Comics no ha querido volver a darle su propia cabecera.
Curiosidades
Los primeros números presentan varias curiosidades que harán sonreír al lector más atento. De hecho, son unos pocos easter eggs que he encontrado mientras releía. El primero de ellos, en el primer número, es que el Motel en que se hospeda Alec Holland se llama Totleben’s Motel. Se trata de un pequeño guiño a John Totleben, entintador de Stephen Bissette en sus días de dibujante de Swamp Thing. Llegó a trabajar en un total de 71 números entre 1983 y 1987.
Unas páginas más adelante, Allec introduce la contraseña de la caja fuerte de su habitación, donde guarda la fórmula bioregenerativa. Ésta es 1971, que corresponde al año de publicación de House of Secrets #92, número en el que apareció por primera vez la Cosa del Pantano, en un relato de ocho páginas en el que ya se mostraba la traición, el incendio y el regreso como monstruo. Curiosamente, el protagonista se llamaba entonces Alex Olsen.
En el segundo número de la serie vemos que en el depósito de la moto de Abby pone Bissette Motors. Guiño, sin duda, a Stephen Bissette. En la imagen que he adjuntado más arriba, sobre la visita de un antiguo avatar del verde a Allec, a la derecha de la cabeza de Sethe hay un cartel que dice Writhson Dinner. Está claro.
En el quinto, en el letrero de un comercio del pueblo donde se encuentran, detrás de William, colgado de una de las ramas invocadas por Allec momentáneamente, se lee Corben & Co. Lo interpreto como un guiño a Richard Corben, uno de los mejores y más influyentes dibujantes de cómics de terror y fantástico, que llegó a trabajar en Swamp Thing durante el cuarto volumen, con Joshua Dysart y Will Pfeifer.
El último que he encontrado, seguro que se me ha pasado alguno más, es la portada del #10, que es un homenaje a la portada del décimo número de la primera serie de Swamp Thing, dibujada por el mismísimo Bernie Wrightson. El propio Paquette, quien la dibujó, añadió un recuadro de homenaje a este gran artista.
No he querido leer mucho la parte de la historia por si me lo leo pero la verdad es que, como fan del «rito de la primavera», el dibujo (y el color), tan psicodélico me ha encantado. Gracias!
Excelente y muy bien documentado artículo. Fue con esta serie que me Introduje al Reino Verde y del cual nunca quise salir. Personalmente me gustó más la etapa de Soule, porque expandía la mitología del personaje (amé el Avatar del Gris). Ahora solo nos queda esperar que se editen en español los números que salieron en Walmart. Un abrazo y gracias por el artículo!