ZN Cine – Crítica de Al final todos mueren de Javier Botet, Javier Fesser, David Galán, Roberto Pérez y Pablo Vara

 

Dirección: Javier Botet, Javier Fesser, David Galán Galindo, Roberto Pérez Toledo, Pablo Vara
Guión: Javier Botet, Javier Fesser, David Galán Galindo, Roberto Pérez Toledo, Pablo Vara
Música: Marc Jovani, Alejandro Ventura
Fotografía: Alberto Morago, Paco Cintado, Juanjo Verga, Víctor Benavides
Reparto: Manuela Vellés, Alejandro Albarracín, Miguel Ángel Muñoz, Elisa Mouliaá, Andrea Duro, Javier Botet, Macarena Gómez, Ismael Fritschi, Juan Blanco, Daniel Pérez Prada, Teresa Soria Ruano, Andrea Ros, Laura Díaz, Jonathan D. Mellor, Daniel Herrera, Juan Trueba, Javier Zapata, David Mora, Sara Martínez
Duración: 110 minutos
Productora: Meteorito Films / Películas Pendelton
País: España
Valoración:

 

Al final todos mueren es una nueva película coral dirigida por cuatro nombres como David Galán Galindo, autor de Curvas, el aclamado Rigor o La apuesta de Pascal; Javier Boret, director de geniales cortos Suena fatal y tiene eco o Star love y en pleno rodaje de Las brujas de Zugarramurdi con Álex de la Iglesia, además de ser conocido por ser la niña Medeiros en REC; Pablo Vara, artífice de la premiada webserie Segunda Clase, Teen Wars o Solos; y Roberto Pérez Toledo, director de la película Seis puntos sobre Emma y los cortos Rotos y Los gritones. Además, Javier Fesser (El milagro de P. Tinto) dirige el prólogo y el epílogo. El apocalipsis se cierne sobre la Tierra y cada director aportará su particular visión en cada uno de los cuatro capítulos que forman el largometraje. Como película fragmentada que es, es más apropiada una crítica mínimamente estructurada por dichos capítulos, sobretodo tratándose de tramos tan diferenciados y personales, aunque sin perder la perspectiva de que se trata de una película al uso, al más puro estilo Four Rooms.

Al final todos mueren tiene una premisa inicial que brilla con honestidad desde el primer segundo, alejándola del tópico hollywoodiense y despojando la esperanza de la visión del espectador. El mundo se acaba, y punto. No hay ni una ligerísima opción de salvación, ni vamos a ver una lucha encarnecida por salvar las vidas de los protagonistas. No va de eso, sino de todo lo contrario, pues la humanidad ha aceptado el fin de la especie debido al meteorito (de diámetro tres veces Zaragoza, casi nada) y la película es un viaje explorando las consecuencias humanas de tan fatídica noticia, siempre desde una óptica fresca y juvenil. El prólogo de Javier Fesser aúna el tiempo cinematográfico con el real mediante una cuenta atrás en pantalla en la que al espectador se le consigue por momentos transmitir la angustia de ver su hogar devastado, y todo esto junto a un post-humor serio y castizo del que tan de moda está. En resumidas cuentas, que el título del film no engaña a nadie, salvo porque todos mueren incluso al principio, que no quepa duda, y no es spoiler.

Grabada en escasos doce días y con un presupuesto a todas luces independiente, la apuesta de este grupo de cineastas es arriesgada y personal. Querían hacer esta película ellos, y nadie más, y la han llevado a cabo. Es admirable cómo el tono apocalíptico del largometraje se mantiene a lo largo de todos sus minutos sin diluirse, y no me refiero al tono del fin del mundo estético, al recurso fácil del efecto especial y el drama artificial, no. Al final todos mueren consigue que cada línea de diálogo y cada situación parezca que realmente ha pasado por e filtro de un alma humana, una razón, que sabe que su vida se acaba en cuestión de días u horas. No es un simulacro cinematográfico, y puedo afirmar con rotundidad que se pueden ver en al película algunos de los diálogos más humanos y racionales, así como decisiones, de la mayoría del cine de catástrofes. Cada espectador empatizará tarde o temprano con alguna situación de las que se muestran, sobre todo con la plácida angustia que baña todo el film.

En 42 días para el impacto, la primera parte de la película, dirigida por Javier Botet, se nos presenta el devastador retrato de un serial killer en busca de lo que todo psicópata mediático ambiciona: la reverencia. Protagonizado por el propio director (a.k.a. la niña Medeiros), que con su extraño y magnético físico otorga unos carices enfermizos que lo enriquece infinito. Si un psicópata da tanto miedo por fuera como por dentro, ¿qué más se puede pedir? La relación establecida entre asesino y víctima, interpretada por Teresa Soria Ruano, resulta ser lo que tantas veces hemos visto, ese tira y afloja demencial que si tanto se utiliza sera por su efectividad. El segundo corto, a falta de 13 días para el impacto, dirigido por Roberto Pérez Toledo, nos sumerge, y nunca mejor dicho, en el concepto de románticos del fin del mundo, y es que… ¿se puede frenar la pulsión declaratoria a tu amor platónico cuando no te queda nada que perder porque todo se viene abajo? En la piscina municipal donde se desarrolla hay cabida para el amor instantáneo en un corto que gana enteros por lo morboso de su premisa pero que se diluye levemente en algunas flojas actuaciones. La chispa de los diálogos de los jóvenes protagonistas en sus baladís conversaciones pre-apocalipsis consiguen conectar con el espectador en esa suerte de huida hacia adelante de todos.

A falta de 8 días para el impacto, el encargado de narrarnos el tercer capítulo es Pablo Vara, en un corto que mejora lo ya visto pese a tratar el tema por antonomasia del género: el refugio. El debate moral está servido y la ética se convierte en el punching ball particular del grupo protagonista, integrado por caras conocidas como Miguel Ángel Muñoz o Macarena Gómez. La dirección de Pablo Vara, fundamentada en los primeros planos -tan necesarios si lo que se pretende contar se ve reflejado en el rostro de los actores-, es tan buena como las actuaciones, que creédme, en este caso son de notable alto. Por otra parte, si de algo adolecía Al final todos mueren era de la ausencia de coherencia debido al formato capitular elegido, y se ve ligeramente solventado en este tercer fragmento con cierto elemento que enlaza con otra parte del film, creando así un pequeño túnel de conexión entre episodios que refuerza el resultado final. Y por último, llegamos al cénit de la película, que es el cuarto y último capítulo, a 3 horas para el impacto, dirigido por David Galán Galindo… Impresionante, sencillamente impresionante. Desde el homenaje en el logo a Marvel Studios al monólogo inicial defendiendo lo imperecedero de la creación de ficción por encima de lo efímero de los sentimientos humanos. El director rinde un precioso homenaje pre-crisis (nunca mejor dicho), a la par que desternillante, al mundo del cómic desde el prisma de alguien que lo ama y lo vive, uno de los nuestros al cien por cien. Esta historia final, a priori la más intrascendente, se acaba tornando la más bonita, real y emotiva, y seguramente ni siquiera fuese esa su intención, y es que hay que ver cómo el director conjuga magistralmente los momentos emotivos con un abrupto humor. Qué decir de la dupla protagonista, Ismael Fritschi (el friki culto pero hermético) y Elisa Mouliaá (toda una madre coraje), artífices ambos de unas líneas de diálogo y una sinergia realmente maravillosa. El final de este capítulo es de lo más bonito que recuerdo últimamente, siendo incapaz uno de verlo y permanecer estoico, sobre todo si se es una aficionado al noveno arte, así de simple.

Al final todos mueren es un peliculón con todas las letras, muy consciente de sus limitaciones productivas que le vienen impuestas desde su génesis y que ha sido capaz de dinamitar para llevarse por delante la pesada losa de lo «independiente», convirtiéndose en una de las experiencias cinéfilas más entretenidas que he tenido en mucho tiempo. Un pelín incohexa por la elección formal, sí, pero brutalmente honesta en premisa, hasta la médula. Hablar de Al final todos mueren es hablar de cine, pero de ese cine de verdad, del que nace por necesidad y no por mercadotecnia. Del cine de autor que tenía que hacerse sí o sí, del que pese a la dificultad, resulta una obra -que no producto- genial. Ojalá estos señores no dejen de hacer cine, en mayúsculas.

ALEXANDRA ————————(BARCELONA) 17.45h / 20h / 22.15h

LA DEHESA CUADERNILLOS ——————- (ALCALÁ DE HENARES)

ARTISTIC METROPOL ——————————————-(MADRID)

PARAÍSO MIRASIERRA ——————-(MADRID) 16.30 horas

PEQUEÑO CINE ESTUDIO ————– (MADRID) 22 horas

TOMÁS LUIS DE VICTORIA —————(ÁVILA) 18 horas

CINEMES LA VAILET—– (SANT VICENÇ DELS HORTS, BARCELONA)

CINESMAX ——————————————-(PETRER, ALICANTE)

CINES DEILAND ———————————————-(LANZAROTE)

CINE BORMUJOS AL ANDALUS ——————————– (SEVILLA)

MULTICINES EL PALILLERO —————————————(CÁDIZ)

CINE ROXY VALLADOLID ——— (A PARTIR DEL 8 DE NOVIEMBRE)

CINEBORA TALAVERA DE LA REINA——— (A PARTIR DEL 8 DE NOVIEMBRE)

MULTICINES PORTO PI PALMA ——— (A PARTIR DEL 11 DE NOVIEMBRE)