ZN Cine – Crítica de Jack Ryan: Operación Sombra, de Kenneth Branagh

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Dirección: Kenneth Branagh
Guión: Adam Cozad, David Koepp (Personajes: Tom Clancy)
Música: Patrick Doyle
Fotografía: Haris Zambarloukos
Reparto: Chris Pine, Kevin Costner, Keira Knightley, Kenneth Branagh, Colm Feore, Gemma Chan, David Paymer, Nonso Anozie, Karen David, Lee Asquith-Coe
Duración: Desconocida
Productora: Paramount Pictures / Skydance Productions
País: Estados Unidos
Valoración:

 

Debo empezar esta crítica reconociendo que la visita a la sala de cine para ver la última entrega cinematográfica de las aventuras de Jack Ryan estaba presidida por una cierta dosis de escepticismo. Habían pasado doce años desde el último y fallido intento de relanzar la versión fílmica de una franquicia novelística en franca decadencia y la premisa de esta Operación Sombra era la misma que entonces: un protagonista en los inicios de su carrera.

Hay que reconocer que Jack Ryan ha sido, tanto en el original novelístico como en sus adaptaciones cinematográficas, uno de los principales héroes de acción de la década de los noventa del siglo pasado. Paradójicamente, mientras la gran pantalla acogía exitosos filmes, la parte literaria iba derivando hacia la inverosimilitud, con un personaje aupado a la presidencia estadounidense que cedía el testigo a su hijo de idéntico nombre. La muerte de Tom Clancy no ha impedido que la Paramount y Skydance hayan tentado a la suerte relanzando al personaje para una nueva generación de espectadores, sin basarse en una novela concreta. El elegido para interpretar al analista de la CIA fue el nuevo capitán Kirk, Chris Pine, convirtiéndose en el cuarto actor en interpretar a don Jack.

La primera incursión de la saga en la pantalla grande se produjo en el año 1990, con La caza del Octubre Rojo. Allí, sin embargo, la presencia del carismático Sean Connery en el papel del capitán de submarino Marko Ramius, eclipsó la presencia de Alec Baldwin. Sería Harrison Ford, de profesión sus héroes, el que prestara a Jack Ryan su efigie y su brío en Juego de patriotas y Peligro inminente, hasta que las dificultades para adaptar otras novelas como El cardenal del Kremlin y las diferencias creativas en el desarrollo de La suma de todos los miedos determinaron su salida de la franquicia. La contratación de Ben Affleck en su lugar se convirtió en la oportunidad perfecta para relanzar la franquicia y contar historias ambientadas durante los inicios de la carrera de Ryan, pero los resultados, como se indica un poco más arriba, no fueron excesivamente halagüeños. ¿Conseguiría Pine situar su nombre a la altura del de Ford, como lo había hecho en el caso de Shatner? ¿o por el contrario quedará, junto a Baldwin (uno de tantos) y Affleck, convertido en un “pudo haber sido y no fue”?

Lo primero que hay que indicar a la hora de abordar específicamente el comentario de Operación Sombra, es la repetición de una advertencia realizada en un párrafo anterior: no estamos ante la adaptación de una novela sino ante una historia completamente nueva, que toma muchos elementos de la historia del personaje literario para adaptarlos a una época más reciente. Así, mientras que el Ryan original nacía en 1950, el nuevo es un joven que está terminando su doctorado en el año 2001. Los atentados del 11-S inflaman su fervor patriótico y acaba alistado en la infantería de marina. En ambos casos alcanza el grado de teniente, viendo truncada su carrera militar a consecuencia de una grave lesión en la columna vertebral. Sin embargo, lo que en las novelas es consecuencia de un accidente durante unas maniobras en esta nueva película se convierte en un inverosímil acto de heroísmo durante la guerra de Afganistán. Tenemos una especie de aspirante a superhéroe que muy pronto se verá captado por la CIA y unido sentimentalmente a la que posteriormente será su esposa, la oftalmóloga Caroline “Cathy” Muller. El secreto con el que lleva su relación con la agencia marcará la evolución de su relación de pareja. Infiltrado en Wall Street, descubrirá la existencia de un complot destinado a ser un nuevo capítulo en las relaciones entre Estados Unidos y Rusia. Viktor Cherevin, un hombre de negocios ansioso por poner de rodillas a la superpotencia enemiga de su patria, será el adversario al que enfrentarse, con la hegemonía mundial como premio de fondo.

El Jack Ryan que tenemos aquí se encuentra al principio de su carrera. Las motivaciones que le llevan a abandonar sus estudios como economista se presentan bajo la forma de un patriotismo altruista que le lleva a solicitar un destino en primera línea cuando viste el uniforme de oficial de infantería de marina. Su capacidad analítica llama la atención de un oficial de la armada, el capitán Thomas Harper (interpretado por Kevin Costner), que será su introductor en la agencia. Su paso por la rehabilitación a partir de la lesión de columna le llevará a conocer a su futura esposa, la ya mencionada Cathy Muller (interpretada por una Keira Knightley cuyo rostro se parece cada vez más al de Lena Headey). Su asignación en Wall Street le llevará más allá de su puesto inicial de analista y al enfrentamiento directo y personal con Cherevin (magistralmente interpretado por el actor y director Kenneth Branagh). Una buena presentación del protagonista, una colocación adecuada de las piezas principales… y una película que tiene mucho envoltorio visual y poco contenido.

Operación Sombra tiene un problema muy grave en mi opinión, y es la endeble de una trama que constituye (o debería) la piedra angular de toda la historia. Las historias de Jack Ryan contienen acción, por supuesto, pero relacionada íntimamente con una intriga organizada en el seno de un conflicto geopolítico desarrollado a gran altura. El riesgo de una guerra total entre las dos superpotencias de la guerra fría, el largo conflicto entre el Reino Unido y el IRA, la guerra sucia en la batalla contra los cárteles de la cocaína colombiana… Clancy utilizó un trasfondo real para que su más famosa criatura desarrollara su carrera, pero cuando en la traslación a otro medio se cambia algún elemento de ese telón, la trama empieza a deshilacharse. Así, en Pánico nuclear, la desaparición de los terroristas islámicos y el cambio de la Unión Soviética por la Rusia de principios de este siglo restan verosimilitud a una historia en la que don Tom jugaba con el conflicto árabe-israelí y la siempre tensa relación entre las cabezas de dos bloques enfrentados. Por eso, aunque fue una buena idea separar a Ryan de la cronología novelística, el desarrollo posterior ha llevado aparejado un pastiche político-económico que no termina de tener pies ni cabeza, siendo rematado por una conspiración bastante chapucera en la que se intenta recuperar la antigua dicotomía este-oeste en el marco de una economía mundial rendida al capitalismo. ¿Es el hundimiento de Lehman Brothers culpa de un empresario ruso ansioso de revancha? ¿en qué consiste el plan? ¿cómo unos paupérrimos agentes durmientes podrían desencadenar un caos que redundara en beneficio para Moscú? Sin los guionistas adecuados, el filme casi fuerza la conclusión de que las historias de Clancy sólo funcionan cuando hay guerra fría. El reparto está bien seleccionado, y Chris Pine se desenvuelve bien como un novato Ryan (aunque va a acabar sufriendo el síndrome “Liam Neeson” en su versión de interpretar a personajes de acción en sus mocedades). Branagh realiza un buen trabajo como director y demuestra una vez más sus incontestables virtudes como actor (esa capacidad para transmitir sensaciones usando solamente la mirada sigue siendo impresionante) pero aquello que debería ser el punto fuerte de la cinta es su talón de Aquiles. Ya sabemos que las relaciones entre Estados Unidos y Rusia no pasan por su mejor momento pero ¿hay que trasladarlo a la gran pantalla con un planteamiento tan maniqueo? ¿no se entiende que lo que podía funcionar utilizando a la URSS y al KGB no se desarrolla de igual manera cuando se emplea a Rusia y al FSB? El detalle de que el único representante del gobierno ruso que aparece en la película esté interpretado por Mikhail “la danza clásica murió cuando yo me casqué la rodilla” Baryshnikov es toda una declaración de intenciones.

En conclusión, Operación Sombra es una película entretenida en la que se puede disfrutar de buenas escenas de acción y de unas maravillosas imágenes de Moscú, tanto de día como de noche, pero cuyos planteamientos argumentales parecen más próximos a Invasión en los USA, Desaparecido en combate, Espías como nosotros o Amanecer rojo que a algo serio. Saber que próximamente habrá una nueva versión de este último título donde la Unión Soviética es sustituida por la todopoderosa potencia global conocida como Corea del Norte solamente indica que se ha implantado en un sector de la industria cinematográfica la intención de recuperar una filmografía evocadora de un mundo, el del enfrentamiento sordo entre los bloques, que desapareció hace un cuarto de siglo.

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El clon
El clon
3 febrero, 2014 12:25

Acabo de leer la reseña. Mi más sincera enhorabuena, Luis Javier, es magnífica.

No he visto todavía la película, aunque me interesa por un par de motivos: thriller de espionaje y Kenneth Brannagh. Aunque entiendo que la primera parte falla, la segunda me ha anima a verla en el cine.

Muchísimas gracias, y enhorabuena por tu trabajo.

frankbanner71
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Lector
3 febrero, 2014 13:45

pinchazo en los usa.
me da que a estas alturas,el sr.brannagh debe estar algo mas que arrepentido de no haberle metido mano a la secuela de thor.

en lo que a mi respecta,no he tenido el menor interes en ninguna de las anteriores entregas del personaje,y esta no me infunde mayor interes al respecto.

me quedo con las dos b.

bond y bourne.

Kravinoff
Kravinoff
Lector
3 febrero, 2014 14:21

Anda, no sabía que Tom Clancy hubiera muerto.

No tenía buenas sensaciones con esta peli, así que tu (magnífica) reseña confirma mis sospechas: no han sabido trasladar a Jack Ryan al contexto actual.

Igverni
Lector
3 febrero, 2014 16:14

Ví en youtube una entrevista a Chris Pine que decía que había visto miles de videos de Tom Cruise, porque quería intentar salir en pantalla corriendo tan guay como él…

En ese momento pensé: si eso es todo lo que le
preocupaba para interpretar al personaje, estamos apañados con la película.

No tenía pensado verla, la pinta es de peli mala que no se da cuenta de que lo es… y todo el mundo me lo está confirmando.

Gracias por tu crítica, Luis javier!!!

Mr. X
Mr. X
Lector
3 febrero, 2014 16:26

A mí es que Tom Clancy me parece el primo tonto de Frederick Forsyth, que a su vez es el primo tonto de John LeCarré que es sobrino segundo de Eric Ambler.

Kravinoff
Kravinoff
Lector
3 febrero, 2014 20:14

«A mí es que Tom Clancy me parece el primo tonto de Frederick Forsyth, que a su vez es el primo tonto de John LeCarré que es sobrino segundo de Eric Ambler.»

Jo, jo, me encanta, te robo la frase 😉

Aunque la verdad es que Frederick Forsyth me molaba mil en mi juventud, además de unas cuantas anécdotas absurdas que tengo por llevar libros suyos al internado, pero esa es otra historia.

frankbanner71
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Lector
3 febrero, 2014 20:22

mas que anecdotico,casi apocrifo,jorgenexo.pero si,te lo reconozco,esa es buena.

Mr. X
Mr. X
Lector
3 febrero, 2014 20:28

«Aunque la verdad es que Frederick Forsyth me molaba mil en mi juventud, además de unas cuantas anécdotas absurdas que tengo por llevar libros suyos al internado, pero esa es otra historia.
»

Coñe, ¿fue a un internado?
Qué vida más pintoresca la suya.
A mí también me gustaba mucho Forsyth de adolescente, en especial las primeras novelas, Chacal, Los perros de la guerra,Odessa… Lo que pasa es que, mucho tiempo después, cayeron en mis manos los libros de su primo listo y del tío segundo del primo listo, que son infinitamente mejores, y pensé: vaya, el tiempo que perdí leyendo a este tío, cuando los que de verdad molan son LeCarre, Ambler y Graham Greene.

Kravinoff
Kravinoff
Lector
3 febrero, 2014 20:46

«Coñe, ¿fue a un internado?
Qué vida más pintoresca la suya.»

Fuí, ví, y vencí 😉 Sé que disto mucho de ser el típico veinteañero, pero no tengo ni idea de que imagen os estaréis formando de mí. Aunque me mola crear misterio sobre mi persona(¡Y sin recurrir a mi falso gemelo malvado!).

De Forsyth me quedó con La Alternativa del Diablo, me gustó mucho su estructura y en su día me pareció un In Crescendo brutal. Chacal, Odessa, o el Negociador me gustaron también bastante, pero sí, pasas a los otros y se quedan instantáneamente obsoletas.

Mr. X
Mr. X
Lector
3 febrero, 2014 20:58

Hablando del tema, he de decir que para mí el Kaiser Soze es, clarísimamente, una versión el Dimitrios de La máscara de Dimitrios de Eric Ambler (una de las mejores novelas de intriga y espionaje que he leído).

Es verdad, La alternativa del diablo estaba bien, tenía un protagonista de lo más carismática que luego repetía en El manipulador (si no de nombre, el personaje prota del servicio secreto inglés era superparecido).

La peli de Odessa no la he visto. Si la de Chacal, la versión moderna de Bruce Willis es una tontichorrada, pero la antigua mola bastante.

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Lector
3 febrero, 2014 21:42

¿y la version torpe de bond,harry palmer?.¿a nadie le mola?.aunque incluyo tambien EL CUARTO PROTOCOLO,que aunque no es de harry,casi,casi…