ZN Cine – Crítica de Mindscape de Jorge Dorado

 

Dirección: Jorge Dorado
Guión: Guy Holmes (Historia: Guy Holmes, Martha Holmes)
Música: Lucas Vidal
Fotografía: Óscar Faura
Reparto: Mark Strong, Taissa Farmiga, Brian Cox, Indira Varma, Noah Taylor, Saskia Reeves, Clare Calbraith, Jessica Barden, Alberto Ammann, Julio Perillán, Hovik Keuchkerian
Duración: 95 minutos
Productora: The Safran Company / Antena 3 Films / 26 Films
País: España

 

Este pasado fin de semana se estrenaba en nuestro país Mindscape, thriller psicológico y ópera prima del director Jorge Dorado, una nueva promesa de nuestro cine forjado como ayudante de dirección de maestros como Pedro Almodóvar, Baz Luhrmann, Guillermo del Toro o su compatriota Juan Carlos Fresnadillo. En el currículum de Jorge Dorado también destaca su nominación junto a Luis Berdejo a los Premios Goya de 2006 por su cortometraje La Guerra, un honor que repite este mismo año en la categoría de Mejor director novel por su desempeño en la producción de la que hoy hablamos. Pero no sólo para el español Jorge Dorado Mindscape supone un nuevo principio porque este resulta ser también el proyecto debut de la productora Ombra Films fundada por el cineasta catalán Jaume Collet-Serra y Juan Sola y con la participación de Antena 3 Films, Canal + y Televisió de Catalunya. Esta nueva productora nace con la intención de apadrinar jóvenes talentos patrios y darlos a conocer en Estados Unidos en películas de género, principalmente thrillers y filmes de terror, sujetas siempre a un bajo presupuesto, rodadas en inglés y con un reparto internacional.

Esta posibilidad le ha llegado a Jaume Collet-Serra después del moderado éxito de sus películas en el mercado estadounidense, La casa de cera, La huérfana y Sin Identidad, las cuáles han servido también para ligarle durante los últimos años a la eternamente aplazada adaptación del Akira de Katsuhiro Otomo, pero también para analizar y comprobar cómo en comparación a Hollywood «hay mucho talento en España, y muy poca industria». La primera piedra de esta iniciativa personal, Mindscape, cuenta también con el director de fotografía Óscar Faura, responsable en su área de algunos de los grandes éxitos del cine español más reciente como son El orfanato y Lo imposible de Juan Antonio Bayona, mientras el compositor madrileño Lucas Vidal se responsabiliza de la banda sonora de la película.

Esta producción tuvo su estreno el pasado Festival de Sitges, logrando cierto reconocimiento entre la crítica, presentando un filme con un reparto encabezado por Taissa Farmiga, hermana de Vera Farmiga y actriz a la que muchos conocerán por su trabajo en American Horror Story, mientras el carismático Mark Strong, actor todoterreno al que hemos visto en los últimos años en títulos como RocknRolla, Sherlock Holmes, Kick-Ass, Green Lantern, John Carter o La noche más oscura, consigue darle réplica tirando de veteranía y grandes dosis de sobriedad británica. En un segundo plano, Brian Cox, Noah Taylor, un siempre correcto Alberto Ammann o Julio Perillán al que no veíamos en la gran pantalla desde Vicky Cristina Barcelona y NO-DO. Estos son los responsables principales de hacer valer el guión firmado por el debutante Guy Holmes, un libreto repleto de influencias a todo tipo de clásicos modernos, principalmente por películas de ciencia ficción como Origen, Minority Report o La Celda, thrillers psicológicos y producciones de terror como El silencio de los corderos, El sexto sentido o La zona muerta y bañando todo ello con unas gotas de «sensualidad ambiental» inspiradas en la Lolita de Vladimir Nabokov. No obstante, Jorge Dorado ha manifestado su intención previa de apartarse de los caminos estéticos y argumentales recorridos en estas producciones evitando «seguir la senda de lo que ya estaba hecho».

«Quería que la película tuviera ese toque de cine negro con el detective […]», continúa comentando Jorge Dorado, «porque tenía mucho miedo de que Mindscape se quedara en algo anecdótico, es decir, un detective que posee un poder y una historieta de una niña tonta, así que jugué con los hilos del cine negro, algo que no figuraba en el guión, para conseguir que el relato tuviera más relevancia». La sinopsis de Mindscape de Jorge Dorado se centra en un futuro cercano en la que encontramos una unidad especial de detectives capaces de introducirse en los recuerdos de la gente para revolver todo tipo de casos que normalmente acaban siendo archivados por falta de pruebas o pistas que ayuden a su resolución. En esta unidad encontramos a John Washington, un antiguo agente que dejó de ejercer después de la muerte de su mujer y de haber sufrido un ataque al corazón en la sesión de uno de sus casos, reincorporándose a la disciplina del cuerpo con un trabajo aparentemente sencillo y sin complicaciones: conseguir que una adolescente con problemas de personalidad abandone su huelga de hambre. Pero la joven en cuestión, Anna Greene, se convertirá en un verdadero rompecabezas, una chica aparentemente frágil e inofensiva, pero con una personalidad fría y manipuladora, un reto para el agente John Washingston que tendrá que averiguar si se enfrenta a una astuta sociópata o a la víctima de un trauma como ella insiste en asegurar.

Nunca es fácil hablar de sensaciones. Siempre prefiero criticar las películas con argumentos en detrimento de lo que me hace o no sentir dicho film, pero mucho me temo que Mindscape es la excepción que confirma la regla, pues lo que sintió mi cuerpo es – desde mi humilde punto de vista – lo que define a la obra. Vayamos por partes. Al inicio de Mindscape se nos sitúa en un mundo donde los detectives mentales existen y uno de ellos, que ha caído en desgracia por motivos personales, recibe un encargo inusual pero sencillo: conseguir que una chica deje su huelga de hambre. Por el tráiler ya sabíamos que había el misterio de un crimen sangriento, así que lo que hallamos en la primera mitad del film es una trama bien articulada en la que se van poniendo sobre la mesa una sucesión de pistas que… Y aquí me detengo para describir esta primera parte: interesante e intrigante. Tiene un toque de lentitud que va a la par de la elegancia. Todo parece funcionar al dedillo, como si estuviésemos ante un reloj en vez de imágenes en movimiento… Pero (continúo) llega un momento en que la sucesión de pistas deja claro que no se va a ninguna parte o, expresándolo desde otra perspectiva, que se está dando vueltas sobre un mismo asunto. Entonces las sensaciones cambian. El film se convierte en una espiral que sabemos que va a llevar a un inevitable desenlace, y la lentitud que antes tildaba de elegante se vuelve tediosa y, en ocasiones, insoportable. A la que se acerca el final y la espiral se estrecha, el guionista empieza a repetir pistas que antes ya nos había facilitado, haciendo más que evidente el “efecto Sexto Sentido”… Y, seamos francos, en ese clásico la última sorpresa funcionaba porque no se veía venir, no porque la anunciaban con flechitas iluminadas por neón. Con todo esto en mente, y haciendo uso de la metáfora, Mindscape es un chicle. Al principio sabe a gloria, pero con el tiempo se va desluciendo. No nos importa, porque el gustillo está en masticar, pero al final decidimos hacer una inmensa burbuja que sabemos que nos va a estallar en la cara… Ese es el ciclo de vida de Mindscape, solo que la burbuja se detiene en un punto y no explota jamás. Nos deja con la sensación de inminente explosión seguida de la inevitable suciedad.

Dicho esto, la película es como todas, con sus partes buenas y malas. La trama está bien llevada pero tiene sus agujeros. Además, se deja al aire ciertos acontecimientos que, dado lo mucho que se habla de ellos en la cinta, deberían explicarse. Los actores hacen un buen trabajo, aunque los seguidores de American Horror Story sabemos que la chica protagonista tiene un problema. O no sabe actuar o siempre interpreta el mismo papel por exigencias del guion. Sea culpa suya o de sus encargos, me gustaría verla haciendo algo diferente. La fotografía, la música… Todo es más que correcto. El conjunto es bastante loable, sí. Pero ese chicle que se alarga… Esa espiral asfixiante… Esa lentitud que te hace decir basta… Al final salí del cine sin saber si me había gustado la película o no. De hecho, todos mis comentarios al respecto fueron bastante incongruentes… Por lo tanto, me siento incapacitado para recomendaros o no el film.

La propuesta de Jorge Dorado en Mindscape no deja de ser loable, como igualmente podemos decir de la iniciativa de Jaume Collet-Serra de dar a conocer a nuestros jóvenes talentos al mercado estadounidense, pues esto no deja de ser una muestra más de los difíciles tiempos que corren para nuestro país, pero hay que reconocer que el visionado de esta ópera prima, por partida doble, por parte de su director y también de la productora Ombra Films, no deja de ser un tanto agridulce, pese a ser conscientes de ser un primer paso. El planteamiento de partida de Mindscape ya nos deja entrever la estructura de un thriller psicológico, centrado en el tour de force mantenido por los personajes interpretados por Mark Strong y Taissa Farmiga, siendo su componente de ciencia ficción apenas una anécdota o una excusa para adentrarnos en una historia ciertamente convencional y ya explorada con anterioridad. Por su factura, la labor de los actores siempre será el puntal sobre el que se sostendrá un relato de este tipo, un primer peaje superado en Mindscape, con un Mark Strong que consigue mostrar sus credenciales en la película y una Taissa Farmiga que cumple con el mismo papel que viene interpretando en American Horror Story.

El resto del reparto no tiene papeles de suficiente entidad, ni se mantienen en pantalla el tiempo necesario como aportar grandes cosas al conjunto, posiblemente un primer desacierto en el guión porque acaba restando unos matices y profundidad nunca despreciables y porque también habría supuesto un alivio a tanta tensión sexual y actoral de la pareja principal. Esto además habría ayudado a relajar una puesta en escena, excesivamente sobria y poco atractiva, que no aporta al espectador más punto de empatía que sus atormentados y tramposos personajes, aún cuando Jorge Dorado consigue mantener la tensión en gran parte del metraje con bastante solvencia y con un meritorio trabajo en la dirección de actores. No obstante, la magnífica escena inicial de la película pone desde un primer momento muy alto el listón, uno que prácticamente no vuelve a rozar, uniéndose esto a una intensa sensación de déjà vu en algunos momentos en la que tiene que ver mucho la previsibilidad que puede alcanzar el relato, sabemos en todo momento que habrá una vuelta de tuerca final, pero los personajes no consiguen engañarnos, no nos acaba de hacer dudar de lo que está pasando y nos deja una conclusión demasiado sencilla y fácil de asimilar.

Desde luego, tema a parte los posibles huecos argumentales, las piezas puestas sobre el tablero para jugar al despiste y que no acaban de ser bien explicadas o resueltas. En este caso, la problemática viene determinada por la evidencia de sus influencias, porque por mucho que Jorge Dorado haya intentado darle una personalidad extra al guión de Guy Holmes, dotando la historia de cierto halo al cine negro clásico, las huellas de sus referencias siguen estando muy frescas sobre la superficie y en la estructura de la película, dejándonos la sensación de estar ante «un Origen a lo pobre», cambiando lo onírico del filme de Christopher Nolan por lo puramente mnemotécnico, sustituyendo efectos especiales de última generación por una suerte de thriller psicológico parco y austero, más reprimido y conservador de lo que parece hacernos creer la tensión sexual de sus protagonistas. No obstante, Mindscape deja entrever la buena base de un director como Jorge Dorado, manejando con relativo pulso un filme en el que se evidencian sus carencias presupuestarias, dejando pequeños flirteos de su talento que esperamos confirmar en próximas producciones como también deseamos el éxito y la prosperidad del proyecto de Ombra Films iniciado por Jaume Collet-Serra con esta producción entretenida pero difícil de conservar y retener en el recuerdo.

 Próximamente en los mejores cines. Lo más destacado de Enero.