ZN Cine – Crítica de Riddick de David Twohy

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poster Riddick

Título original: Riddick
Dirección: David Twohy
Guión: David Twohy
Música: Graeme Revell
Fotografía: David Eggby
Reparto: Vin Diesel, Karl Urban, Katee Sackhoff, Jordi Mollà, Nolan Gerard Funk, Dave Bautista, Bokeem Woodbine, Raoul Trujillo, Antoinette Kalaj, Keri Hilson
Duración: 119 minutos
Productora: Universal Pictures
País: Estados Unidos
Calificación:

 

El desembarco de un actor como Vin Diesel en el mundo de la actuación, algo que muchos espectadores negaran que se haya producido nunca, no pudo ser más accidentado, ocurrió cuando tenía tan sólo siete años, al colarse junto a unos amigos en un teatro de Nueva York en Greenwich Village con la intención pasar el rato destrozando el mobiliario y las instalaciones. No obstante, en lugar de denunciar el altercado, la directora de la obra en curso Dinosaur Door, Barbara Garson, le ofrecería un papel en la representación consiguiendo, hemos de suponer, hacer saltar una chispa de pasión en el jovencito Vin Diesel por el mundo del celuloide. Después de trabajar en su adolescencia como portero de discoteca, cuestión que tampoco sorprenderá a nadie, el debut oficial en la cuna de Hollywood de este actor esculpido en testosterona, con ascendencia dominicana e italiana, no podría haber sido más esperanzador, logrando en 1990 un minúsculo papel como enfermero en la película Despertares de Penny Marshall al lado de Robert De Niro y Robin Williams. Pero, como esta misma película rezaba, «los milagros sencillos no existen», en años sucesivos Vin Diesel no conseguiría más papeles, aunque no desistió en su empeño por convertirse en una estrella, reorientando sus actitudes, produciendo, escribiendo y dirigiendo el corto Multi-Facial (1994) y lanzándose posteriormente al abismo con un largometraje, Strays (1997), con el que llegaría competir en el Festival de Sundance. En estos proyectos, Vin Diesel también se reservó los papeles más interesantes de las historias, lo cual atrajo la atención del mismo Steven Spielberg, en esa época en la que aún era regularmente apodado El Rey Midas de Hollywood y, aunque no convirtió al actor en oro, sí le ofreció un destacado papel en su epopeya bélica Salvar al Soldado Ryan (1998) relanzando su carrera en Estados Unidos. Pero, su marcado físico y su participación en producciones como Pitch Black (2000) de David Twohy y The Fast and the Furious (2001) de Rob Cohen han sido las que han acabando definiendo y condicionando su carrera hasta la fecha.

En el caso de Pitch Black, Vin Diesel se convertiría en el principal reclamo de una película de ciencia ficción de bajo presupuesto, apenas 24 millones de dólares, interpretando a Richard B. Riddick, «reo fugado y criminal» según su propia descripción, el letal asesino de ojos plateados capaz de ver en la oscuridad, experto en el manejo de cuchillos y capaz de sobrevivir a cualquier situación. Esta modesta producción, dirigida por el guionista de Critters 2 (1988), Velocidad Terminal (1994) o Waterworld (1995), con un reparto secundado por Radha Mitchell, Cole Hauser, Keith David, Lewis Fitz-Gerald o Claudia Black, lograría un meritorio éxito al duplicar su presupuesto, convirtiéndose de paso en una película de culto en virtud del fascinante personaje interpretado por Vin Diesel y creado por Jim Wheat y Ken Wheat. En realidad, mucho más de lo esperado, porque el Pitch Black de David Twohy sólo proponía una vuelta de tuerca al concepto implantado por el Alien (1979) de Ridley Scott hacía más de veinte años atrás, con una historia simple y austera, con sus evidentes limites presupuestarios, en la cual el superviviente, un Riddick siempre misterioso, cínico e inquietante, resultaba más temible y peligroso que la amenaza de un enjambre de criaturas extraterrestres capaces de destrozar y devorar a un ser vivo en cuestión de minutos.

Trailer español de Riddick

Por lo tanto, no es extraño que Richard B. Riddick se convertiría, nunca mejor dicho, en el ojito derecho de David Twohy y Vin Diesel, decidiendo armar y proyectar sobre él la que habría de ser una ambiciosa saga de películas con pretensiones de expandir su propio universo y convertirse en el Star Wars de una nueva generación. Esta resultaría ser la génesis de Las Crónicas de Riddick (2004), secuela con un presupuesto cuatro veces mayor al de la original Picth Black, en la Vin Diesel recuperaba su personaje, escoltado, en este caso, por un reparto al que sumarían caras nuevas como Thandie Newton, Karl Urban, Colm Feore, Alexa Davalos o la veterana actriz británica Judi Dench. En esta nueva aventura, Richard B. Riddick se convertía en un antihéroe, un Conan galáctico enfrentado él solo a un imperio de colonizadores conocidos como necróferos, causantes, entre otras terribles desgracias, de la casi extinción de los furyanos, una raza de fieros guerreros evolucionada de los antiguos humanos de la que forma parte nuestro «rápido y furioso» protagonista. En su voluntad de conquistar todo universo conocido, el estreno de Las Crónicas de Riddick, nuevamente con David Twohy detrás de las cámaras, se complementaría con el corto animado Las crónicas de Riddick: Furia Negra, encargado al realizador sur coreano Peter Chung, y en la que se narrarían los sucesos acontecidos entre el final de Pitch Black y su respectiva continuación.

Paralelamente, para acabar de expandir del universo de Pitch Black, se lanzaría al mercado el primer videojuego de la compañía Tigon Studios -fundada en 2002 por el mismo Vin Diesel– protagonizado por el personaje, Las Crónicas de Riddick: Fuga de Butcher Ba, al que seguiría algunos años después, en 2009, Las Crónicas de Riddick: Asalto en Dark Athenea. Pero, por desgracia, todo esto no evitaría que Las Crónicas de Riddick se convirtiese en un pequeño traspiés, la película sería tachada por la crítica por poco más que «Riddick-ulous» auqnque funcionaría en taquilla lo suficientemente bien como para recuperar la inversión de Universal Studios, no entrar en pérdidas y poder enterrar así a Richard B. Riddick para siempre… o eso creímos hasta el anuncio de la presente tercera entrega de la saga: Riddick. De la misma manera que la sinopsis de esta nueva Riddick, el letal asesino y posterior Séptimo Mariscal Necrófero, había sido dado por muerto por sus enemigos, pero nada más lejos de la realidad, Richard B. Riddick solamente se encontraba aislado -una vez más- en un recóndito planeta con escasez de recursos y asediado por terribles bestias asesinas. Todo cambiará cuando lleguen al planeta un grupo de mercenarios con la intención de cortarle la cabeza y cobrar su recompensa, una misión que no resultará nada fácil de cumplir…

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Escena de Riddick de David Twohy con Vin Diesel

Los primeros avances de esta produccion y los posteriores trailers de Riddick avecinaban un cierto paso atrás en la saga, se parecía adivinar un remake encubierto de Picth Black, con repetición de esquemas, historia e incluso situaciones, aunque con un mayor presupuesto y un reparto renovado con actores como Katee Sackhoff (Halloween: Resurrección, White Noise 2: La Luz), Dave Bautista (El hombre de los puños de hierro, Los Guardianes de la Galaxia), Bokeem Woodbine (Desafio Total), Raoul Trujillo (Apocalypto, Cowboys vs. Aliens), Matt Nable (Killer Elite, Around the Block) o el español Jordi Mollà (Encontrarás Dragones, Elizabeth: La edad de oro). Del resto se encargan David Twohy, en la dirección y el guión como en entregas precedentes y, por supuesto, la estrella de la función, un Vin Diesel que le tiene totalmente pillada la medida a su personaje. ¿Qué nos encontramos, pues, en este regreso a los orígenes? En realidad, vaya por delante, una entretenida y efectiva película de ciencia ficción, a mayor gloria de Vin Diesel, en la que se liquida de un plumazo la herencia de lo visto anteriormente en Las Crónicas de Riddick para devolver a su protagonista a su lado «más salvaje» y, paradójicamente, recuperando una dimensión más humana y verosímil perdida después del final de Pitch Black.

La primera media hora de Riddick resulta todo un «manual de supervivencia» sustentando en solitario por Vin Diesel, toda una declaración de intenciones con la que se pretende una cierta tabula rasa, enfrentando a Riddick a un mundo hostil lleno de bestias y criaturas muy logradas desde el punto de vista de su diseño gráfico –James Cameron debería tomar algunas lecciones de David Twohy en su intento de crear nuevos mundos y especies extraterrestres- muy integrados en una estética ya característica de las películas de la saga, excesiva y falsa, pero fascinante y creíble a su extraña manera. Por otro lado, las intuiciones de algunos aficionados no andaban desencaminadas, en sus planteamientos y en su guión Riddick no resulta en apariencia más que un remake de Pitch Black, con un presupuesto mayor, más espectacular en su puesta en escena e incluso con actores más solventes, pero David Twohy logra corregir errores pasados y mantener un mejor equilibrio en el conjunto de la película mientras no se avergüenza de la innegable simpleza del relato. En Riddick encontraremos ciertos elementos que consiguen integrar esta secuela en la continuidad de la saga, leves y apenas trascendentes, David Twohy simplemente se limita a congelar la historia de Riddick, la deja en stand by sin profundizar más en la mitología de la saga de lo que ya lo hizo en Las Crónicas de Riddick y sus películas de animación y videojuegos.

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Escena de Riddick de David Twohy con Vin Diesel, Katee Sackhoff y Matt Nable

Esto acaba dejándonos la sensación de ser este un capítulo de transición o un peaje al futuro de la historia pero no resulta algo que no impida disfrutar al máximo nivel de la película, con el fresco cinismo y sobrada personalidad de su protagonista, con sus hormonadas escenas de acción, con una historia que logra mantener la tensión a lo largo de su metraje, jugando con la misma estructura vista en Pitch Black y llevándola, si cabe, un paso más allá. De esta manera, podríamos decir que Riddick se sitúa a medio camino de la eficiente austeridad de Pitch Black y los excesos de Las Crónicas de Riddick, logrando un balance que ninguna de estas entregas precedentes había alcanzado y, si no fuese por la carencia de su elemento sorpresa y su repetición de esquemas, posiblemente podríamos estar hablando de la mejor parte de esta atípica trilogía. En relación al apartado interpretativo, por supuesto, el resto de actores palidecen ante la carismática presencia de Vin Diesel, lo cual puede ser un punto negativo para algunos espectadores porque su aura sobrevuela continuamente la película aún en su ausencia, pero David Twohy, incluso en la original Pitch Black, ya dejó claro que su Riddick era el gran descubrimiento y el verdadero «macguffin asesino» de la historia.

Pero, a pesar de esto, en Riddick algunas de las caracterizaciones e interpretaciones de los recién llegados consiguen mantenernos en guardia en algunos casos, como el de la implacable Katee Sackhoff, una auténtica aspirante a reescribir el término femme fatale, el sobrio personaje del australiano Matt Nable, un siempre impactante Dave Bautista -dejándonos una muestra más de su idoneidad para encarnar a Drax el Destructor en Los Guardianes de la Galaxia de James Gunn– o un Jordi Mollà disfrutando y aceptando con gusto el rol de villano patético y punto de fuga humorístico de la película. El resto, un entretenido survival horror, una comedida película de ciencia ficción en sus aspiraciones, no tanto en su uso de los efectos especiales y sus sobredimensionadas pero fantásticas escenas de acción que David Twohy consigue que no sean incompatibles con escenas más «íntimas», llenas de tensión y suspense. En definitiva, Riddick supera las expectativas, lo habíamos dado por muerto pero cometimos un grave error, porque este orgulloso asesino de inquietante mirada aún parece tener mucho por decir y, seguramente, lo acabará haciendo, si la taquilla lo permite, porque a él le gusta cumplir sus promesas.

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Titan
Titan
Lector
8 septiembre, 2013 11:55

La quiero ver, me interesa, pero debo de ser de los pocos a los que la segunda le gustó muchísimo, más que la primera.

BLUNTMAN
BLUNTMAN
Lector
8 septiembre, 2013 14:21

Cronicas de Riddick no era mala del todo, planteaba unos escenarios y unos diseños bastante chulos, pero…que Riddick, quien las pasa bastante canutas en Pithblack se convirtiera en un conan-bakala invencible lo lastra todo.
Nadie le puede hacer mella, , hasta el malo final parece que intenta golpearle y no consigue hacer un daño efectivo…penoso.

Pero, como un rayo de esperanza, estaba la película de animación que dejaba entrever que esta saga podría ofrecer más de lo que aparenta.

Con esta tercera entrega se termina de poner clavos en el ataud ya que de lo que podría haber sido una continuación que limara los errores de CDR se hace un borrón y cuenta nueva para ofrecer más de lo mismo, que es lo que hundió la anterior entrega.

Muy mal Vin Diesel, el ego te puede…

Un saludo.

@Mister_Air
@Mister_Air
Lector
9 septiembre, 2013 17:55

Aunque no deja de ser una fantasmada,es una película muy entretenida.Una especie de Pitch Black 2.0 que me ha dejado muy buen sabor de boca.
P.D.Justo cuando abandoné la sala para ir al baño va la rubiaca y enseña las peras :S

Chinocu
Chinocu
Lector
13 enero, 2015 10:29

Entretenida, sin más. Creo sinceramente que la primera (Pitch Black) ha quedado casi como una película «de culto» (hasta cierto punto) y que ami en su momento me gustó mucho. La segunda era entretenida por momentos y algo fantasma. Pero esta tercera se pasa un poco de fantasmada tambien y tiene tanto humor que cuesta tomársela en serio muchas veces. Lo podían haber echo más serio y sucio y quizás entonces levantaría esta saga, pero creo que no tiene solución. Seguramente la próxima secuela será para todos los públicos y salvará a niños o algo así, visto el camino que lleva…
Aun así es entretenida como cine palomitero, pero poco mas…

Un saludo.