En el año 1992, el visionario y emprendedor Mike Richardson, fundador de Dark Horse Comics, daría un paso adelante para crear su propia compañía cinematográfica, Dark Horse Entertainment, con la intención de promocionar los cómics de su propia editorial y, colateralmente, conquistar Hollywood. La próspera «filosofía de Dark Horse», la misma que había llevado a Mike Richardson, ya a finales de los ochenta, a adquirir los derechos de franquicias cinematográficas tan populares como Aliens, Depredador o Star Wars, seguía estando muy clara y aún sigue rezando en la página web oficial de Dark Horse Entertainment: «las grandes historias son grandes historias independientemente de donde se cuentan». En la entrega de esta semana de Mundo Independiente, Enrique Ríos hacía un interesante repaso al nacimiento de Dark Horse Comics en su artículo Cuando Dark Horse revolucionó el mundo, introduciéndonos también en el interés cinematográfico de Mike Richardson y sus primeras (y exitosas) producciones. Los orígenes de Dark Horse Entertainment están ligados a los de Universal Studios y Largo Entertainment, la compañía del productor Lawrence Gordon responsable de Depredador (1987) y La Jungla de Cristal (1988) de John McTiernan, con los cuales Mike Richardson se asociaría para meter el hocico por primera vez en el mundo del celuloide como coproductor del slasher Dr. Rictus (1992) dirigido por Manny Coto, una historia de abundante «sang i fetge» sobre un psicópata y asesino en serie con su correspondiente titulo en medicina.
En este punto, conviene recuperar al respecto unas declaraciones del propio Mike Richadson, reproducidas por el compañero Enrique Ríos en su comentado artículo: «…habíamos cogido una postura muy fuerte sobre la propiedad intelectual, y prometí a los escritores y dibujantes que miraría por sus intereses. Nuestros tebeos consiguieron atención de manera casi inmediata, y los estudios y productores llamaban. Le dije lo mismo a cada uno e ellos, si quieres licenciar cualquier cosa que controlamos, necesito ser un productor del proyecto. Por supuesto, no tenía experiencia en ese papel, un hecho que me señalaron repetidamente todos aquellos que quisieron licenciar nuestros tebeos. Después de cuatro años de esto, Lloy Levin, quien había trabajado para el mega productor Larry Gordon, me llamó. Le repetí la misma petición. Lloyd era un fan de Dark Horse y siempre buscaba nuevo material. Habló con Larry, quien me llamó y me dijo ‘mira, chico, si quieres producir coge un avión y vente para aquí’. Lo hice y lo hicimos. Produjimos una película de terror llamada Dr. Rictus«. Esta no se trataba de ninguna adaptación de los cómics de Dark Horse, su recién nacida hermana pequeña Dark Horse Entertainment sólo ejercía como coproductora asociada de esta convencional historia de terror, los beneficios serían realmente paupérrimos, pero para Mike Richardson el interés era la misma experiencia, el Dr. Rictus sería su personal laboratorio de pruebas para tantear un terreno desconocido para él y lanzarse rápidamente al galope en busca de nuevos retos.
Esto último pasaba necesariamente por la adaptación de las obras del catálogo de Dark Horse, empezando Mike Richardson por sus propias creaciones, cosa que acabaría desembocando en el estreno de dos propuestas tan dispares como La Máscara (1994) dirigida por Charles Russell y Timecop. Policía en el tiempo (1994) del cineasta Peter Hyams. La primera, La Máscara, era la adaptación cinematográfica del cómic homónimo creado por Mike Richardson, John Arcudi y Doug Mahnke, el estrafalario personaje de verdoso rostro, enésima reinvención o reinterpretación de la novela El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde (1886) de Robert Louis Stevenson, con el cual el director Charles Russell y su protagonista, el histriónico Jim Carrey, conseguirían, con un presupuesto irrisorio, un sonoro y sorprendente éxito en taquilla. La película llegaría a estar nominada al premio Oscar en la categoría de Mejores efectos visuales -galardón que se llevaría el Forrest Gump (1994) de Robert Zemeckis– y catapultaría a Jim Carrey, y su compañera modelo Cameron Diaz, al estrellato, haciendo popular a un personaje hasta entonces anónimo para el gran público. En un intento de aprovechar la oportunidad abierta Dark Horse Entertainment produciría una serie animada del personaje para la cadena CBS, emitida entre 1995 y 1997 hasta su cancelación, y en tiempos más recientes, promoviendo su olvidable continuación, El hijo de La Máscara (2005) de Lawrence Guterman que prescindiendo de Jim Carrey fracasaría y se hundiría en los abismos de la taquilla.
Por su parte, en Timecop. Policía en el tiempo, la nueva colaboración en la producción de Dark Horse Entertainment con Universal Studios y Largo Entertainment, tenemos una historia concebida nuevamente por Mike Richardson, y desarrollada por Mark Verheiden y Ron Randall, publicada en una antología de ciencia ficción de cierto regusto y aire británico de Dark Horse. El largometraje, dirigido por Peter Hyams, con guión de Mike Richardson y Mark Verheiden y con el belga Jean-Claude Van Damme como principal reclamo -el mismo año que estrenaba la (mal) recordada Street Fighter (1994) perpetrada por Steven E. de Souza– se convertiría en uno de los éxitos más rentables de la historia de Dark Horse Entertainment. No obstante, esta acabaría derivando en una sucesión de fracasos y productos menores como la serie de televisión Timecop (1997) de la cadena ABC, prematuramente muerta, o la secuela directamente estrenada para el mercado doméstico Timecop II: La decisión de Berlín (2003) dirigida por Steve Boyun, con Mike Richardson y Mark Verheiden participando nuevamente del guión, y con el estadounidense Jason Scott Lee suplantando el rol del siempre voluntarioso Jean-Claude Van Damme en la película original. El prometedor debut de Dark Horse Entertainment en la producción les llevaría a asumir riesgos no amortizables, Barb Wire (1996) de David Hogan, Virus (1999) de John Bruno y Mystery Men (1999) de Kinka Usher -hablamos de ella la semana pasada en El «otro» cine de superhéroes– se convertirían en auténticos fiascos, provocando el sueño de los justos para la crítica y cayendo en el absoluto olvido para el público.
El de Barb Wire, la chica mala y cazarrecompensas creada por Chris Warner y John Arcudi, resulta un caso curioso y llamativo, siendo un cómic que recibiría su adaptación a la gran pantalla con sólo un puñado de historias a su espaldas, con una Pamela Anderson compatibilizando su presencia en Los Vigilantes de la Playa con el papel protagonista de una película que no conseguía levantar el interés más allá del escote de su heroína y los compases del tema musical Word Up! de Gun. Por su parte, Virus, pasaría totalmente desapercibida en la salas de cine, la historia inspirada en la obra de Chuck Pfarrer y Howard Cobb, mezcla de ciencia ficción y terror, no lograría captar la atención del público aún con el reclamo de actores como la honorífica scream queen Jamie Lee Curtis, William Baldwin o el veterano Donald Sutherland. Y, finalmente, destino parejo sufriría Mystery Men de Kinka Usher, la adaptación del disfuncional grupo de superhéroes de Bob Burden, por la que se pasearían Ben Stiller, Geoffrey Rush o Greg Kinnear para firmar una comedia y parodia superheroica que no pareció hacer mucha gracia a nadie. En relación a esto, habría que tener en cuenta que el género superheroico aún no había explotado, no había una cultura cinematográfica del superhéroe, lo cual en parte explicaría la debacle de Barb Wire y, sobre todo, Mystery Men, porque sin unos precedentes sólidos para abrir camino y contexto una parodia, independientemente de su calidad, puede carecer totalmente de sentido. Mención a parte para Enemy, proyecto fallido de serie de televisión producida por Mike Richardson, con guión de David S. Goyer, basada en el psicótico vigilante de Steven Grant.
En el plano intermedio, la serie de animación Big Guy y Rusty el niño robot (1999-2000), una producción de Dark Horse Entertainment y Columbia TriStar Television para FOX Kids, basada en el cómic de Frank Miller y Geof Darrow, sería una pequeña satisfacción para la compañía de Mike Richardson aunque esta por sí sola no serviría para remontar la caída libre en la que había entrada la productora. La inexperiencia en el terreno de la producción de Dark Horse Enterteinment, con una elección bastante cuestionable de sus adaptaciones, les había conducido a un punto en el que había quedado dilapidado su anterior crédito para, en última instancia, distanciarse de su hasta entonces socia y compañera Universal Pictures. No obstante, la marca Dark Horse seguiría adelante, publicando sus obras y abriendo nuevas puertas, como bien nos contaba el otro día Enrique Ríos, adentrándose en el terreno del merchandising y la edición de libros en prosa. Pero Hollywood tiene caminos que el hombre desconoce, a medidos de la pasada década 20th Century FOX estrenaría Alien Vs. Predator (2004) del artesano Paul W. S. Anderson, en la cual Mike Richardson ejercería como productor ejecutivo colaborando a llevar a la gran pantalla una idea original y revolucionaría que en 1990 había tenido su compañero Chris Warner para Dark Horse. La política de derechos de franquicias cinematográficas de Dark Horse Comics cerraba así un círculo abierto con la compra a finales de los años ochenta de unas historias y personajes que habían sabido plenamente rentabilizar.
La siguiente aventura de Dark Horse Entertainment y Mike Richardson sería más ambiciosa, el director Guillermo del Toro, avalado por Revolution Studios y Sony Pictures, firmaría Hellboy (2004), la adaptación a la gran pantalla del demoníaco personaje de Mike Mignola interpretado en la película por un inmejorable Ron Pearlman secundado por actores de la talla de John Hurt, Selma Blair o Doug Jones. En un primer momento, la película no pasaría de ser un moderado éxito, recuperando su inversión pero dejando un margen de beneficios bastante pequeño para lo esperado, aunque incrementado en el mercado doméstico, convirtiendo la cinta en todo un título de culto y dando a conocer el personaje y facilitando nuevos proyectos sobre él. De esta manera, Hellboy 2: El Ejército Dorado (2008) acabaría siendo una realidad y, posiblemente, en un futuro, podamos ver el cierre a esta trilogía que los aficionados y Ron Pearlman ya han empezado a demandar a Guillermo del Toro. La popularidad del personaje también permitió a Dark Horse Entertainment, en colaboración con Sony Pictures, lanzar un par de adaptaciones animadas para estreno en Cartoon Network y su posterior difusión en DVD, Hellboy Blood & Iron y Hellboy: Sword of Storms (2006), dirigidas por Phil Weinstein, Tad Stones y Victor Cook, con guiones de Mike Mignola y con las voces originales de los actores de las películas, Ron Perlman, John Hurt, Selma Blair y Doug Jones.
Por otro lado, el director mexicano Robert Rodríguez y el aspirante Frank Miller presentarían posteriormente su revolucionaría Sin City (2005), la película adaptaba los relatos El duro adiós, La gran masacre, Ese bastardo amarillo y El cliente siempre tiene la razón de la obra del mismo título del guionista estadounidense. En este caso, la producción correría a cargo de Dimension Films y Troublemaker Studios, la compañía de Robert Rodríguez, dejando o apartándose a un lado por sí misma Dark Horse Entertainment. Esto se repetiría unos años después, nuevamente con Frank Miller, con el estreno del 300 (2007) de Zack Snyder producido por Legendary Pictures y Warner Bros. Pictures. Las películas serían todo un fenómeno, para Dark Horse no fue tampoco un mal negocio, ni mucho menos, lo confirma Mike Richardson al hablar de las ventas y nuevos lectores de cómic en relación a estas adaptaciones: «Puedes saltar en el tiempo a cuando se estrenó la película de Sin City y vendimos una barbaridad de copias de Sin City y nos dijeron que eso era atraer a nuevos lectores. Y después con 300, que según tengo entendido es la novela gráfica que más beneficios ha generado, vendimos cientos de miles a treinta pavos cada uno. Nos dijeron que eso era atraer a nuevos lectores». En todo caso, resulta llamativo el hecho de que Dark Horse Entertainment no se implicase más directamente en estos dos largometrajes, ligados ambos a la figura de Frank Miller, el cual debe ya estar relamiéndose con el estreno de las futuras 300: El origen de un imperio (2014) de Noam Murro y Sin City: A Dame to Kill For (2014) repitiendo Robert Rodríguez y él mismo como directores.
En este particular, volviendo a recurrir al comodín de nuestro redactor de Mundo Independiente, Enrique Ríos, podemos intentar encontrar la respuesta, o al menos una aproximada, porque según nuestro compañero no debemos olvidar que «la política de Dark Horse es que los creadores son los propietarios de sus productos, o sea que son los creadores los que tienen los derechos cinematográficos. Mike Richardson creó Dark Horse Entertainment porque se había comprometido con los creadores a sacar el máximo provecho a sus tebeos y por eso se convirtió en productor porque así de paso controla lo que se hace con los productos Dark Horse. De ahí que las películas de Dark Horse sean más respetuosas con los originales… Supongo que Frank Miller tiene incluso mucha más libertad que los demás y quiso encargarse él mismo de sus adaptaciones e hizo las tratativas por su cuenta. A un autor poco conocido le interesa que Mike Richardson haga los tratos pero a Frank Miller le interesa hacer los tratos él mismo porque sacará más dinero». Posiblemente esto mismo, unido a una etapa en la que Dark Horse Entertainment resurgía de un pequeño bache de fracasos y malas decisiones, favoreciendo ello una mayor prudencia en sus empresas cinematográficas, y también asumiendo unos límites impuestos por sus propias circunstancias, acaben por poder explicar o echar algo de luz sobre lo que podríamos llamar «cuestión milleriana».
Mientras estas producciones seguían su curso Dark Horse Entertainment se preocuparía en años sucesivos en proyectos de corte más bajo, o para ser más exactos, independientes, no relacionados necesariamente ni estrictamente con las adaptaciones de sus cómics. De ahí la creación del subsello cinematográfico Dark Horse Indie estrenado, con el apoyo de Image Entertainment, con la atípica Monarch of the Moon (2005) de Richard Lowry, una película de bajo presupuesto homenaje a los seriales cinematográficos y las publicaciones pulp de principios del siglo XX. En esta línea, Dark Horse Indie, como recordando los orígenes de Dark Horse Entertainment con el Dr. Rictus, se lanzaría directa a la serie B, financiando el thriller Splinter (2006) de Michael D. Olmos, la película de terror sobrenatural Visiones del Más Allá (2006) de Tim Sullivan o la comedia de terror My name is Bruce (2007) -renombrada en España como Posesión demencial– en un simpático ejercicio de onanismo cinematográfico dirigido y protagonizado por el gran e inconfundible Bruce Campbell. Por su parte, en su voluntad de llegar a todo sitios, Dark Horse Entertainment también produciría el aplaudido documental Mr. Warmth: The Don Rickles Project (2007) de John Landis para la cadena HBO centrado en la figura del veterano humorista, monologuista y actor estadounidense Don Rickles y con intervenciones de personalidades del celuloide como Clint Eastwood, Robert De Niro, Chris Rock, Whoopi Goldberg, Robin Williams, Sidney Poitier, Billy Crystal o James Caan.
Ese mismo año, Dark Horse Entertainment afrontaría un proyecto con más potencial, adaptando ahora en compañía de Ghost House Pictures y Sony Pictures una obra del catálogo de IDW Publishing, el popular cómic de terror vampírico 30 días de oscuridad del guionista Steve Niles y el dibujante Ben Templesmith. El resultado sería 30 días de oscuridad (2007) del director David Slade, ofreciéndonos una de las versiones recientes más animalizadas del arquetipo vampírico, una película protagonizada por Josh Hartnett en la que el mismo Steve Niles participaría del guión, una sencilla y entretenida producción de terror que se convertiría en un inesperado y meritorio éxito. El fenómeno tendría una cierta repercusión, filmándose un par de miniseries de televisión para el canal FEARnet de las que Dark Horse Entertainment se desvincularía, 30 Days of Night: Blood Trails (2007) de Victor García y 30 Days of Night: Dust to Dust (2008) de Ben Ketai, ampliando el universo concebido y explorado por Steve Niles en los cómics. Posteriormente, Dark Horse Entertainment, recuperando viejas malas prácticas, se enfrascaría en la producción de una mediocre secuela de la película original, 30 días de oscuridad 2: Tinieblas (2010), rescatando a Ben Ketai para la dirección, pero la película acabaría estrenándose directamente en DVD y pasaría justamente desapercibida. La posibilidad de seguir explotando esta franquicia por parte de Dark Horse Entertainment parece, hoy por hoy, más cuando los derechos de la obra no residen en sus oficinas, parece bastante remota e improbable.
La última producción para la gran pantalla de Dark Horse Entertainment, recuperando su antigua relación con Universal Pictures, ha sido R.I.P.D. Departamento de Policía Mortal (2013) de Robert Schwentke, película que se estrena mañana en los cines de nuestro país y cuya crítica, a cargo del compañero Raúl Silvestre, podíais leer ayer mismo por estos lares. En este caso, el referente es el cómic policiaco de corte sobrenatural de Peter M. Lenkov y Lucas Marangon. Esta superproducción, con un reparto encabezado por Ryan Reynolds y Jeff Bridges, no ha convencido en Estados Unidos, saldándose con el reciente fracaso de la propuesta de Dark Horse Entertainment y Mike Richardson. Para el futuro, algunos proyectos quedan en cartera, las adaptaciones animadas de Beasts of Burden -en base al cómic de Evan Dorkin y Jill Thompson– y Chickenhare -siguiendo la serie de novelas gráficas de Chris Grine– o posibles producciones aún por confirmar como Damn Nation -el cómic de terror de Andrew Cosby y Jason Shawn Alexander– y el salto a la gran pantalla de la popular Emily the Strange -creada por Nathan Carrico– para la que fue tanteada en su día una imparable Chloë Grace Moretz. Por lo tanto, el futuro de Dark Horse Entertainment sigue estando al alcance de su mano, su voluntad de diversificarse, siempre preservando los derechos de las obras de sus autores le ha impuesto ciertos limites en su andadura, desconocidos o prescindibles para otras productoras e editoriales, pero también ha servido para señalar otra dirección, un sendero de pasto fresco con muchas posibilidades por descubrir, explorar y, seguramente, financiar.
¿Cuál es la mejor película basada en un cómic de Dark Horse...?
- Sin City (28%, 228 Votes)
- Hellboy (20%, 161 Votes)
- 300 (19%, 156 Votes)
- La Máscara (11%, 85 Votes)
- Hellboy 2: El Ejército Dorado (10%, 78 Votes)
- Mystery Men (5%, 41 Votes)
- Barb Wire (2%, 15 Votes)
- Timecop. Policía en el tiempo (2%, 13 Votes)
- Alien vs. Predator (1%, 11 Votes)
- El Hijo de la Máscara (1%, 6 Votes)
- R.I.P.D. Departamento de Policía Mortal (1%, 5 Votes)
- Virus (0%, 2 Votes)
Total Voters: 801
Es una chorradilla para un excelente artículo, pero en uno de los pies de foto pone «Fran» Miller. 🙂
Corregido. Gracias 😛
Dios, Barb Wire, diría «qué recuerdos», pero lo cierto es que no me acuerdo absolutamente de nada de esa peli salvo que era peor que pegarle a un padre con un calcetín sudado. Incapaz de recordar una escena o una sinopsis simple de la película.
«Dios, Barb Wire, diría “qué recuerdos”, pero lo cierto es que no me acuerdo absolutamente de nada de esa peli salvo que era peor que pegarle a un padre con un calcetín sudado. Incapaz de recordar una escena o una sinopsis simple de la película.»
Normal, Pamela Anderson ocupaba toda la pantalla y te impedía prestar atención.
¿Dios mio quien escribe los chascarrillo a pie de foto?, lo que me he reído con la ultima de Miller y Rodríguez.
Qué artículo tan intereante, Jordi. He visto casi todas esas películas, pero nunca me había parado a pensar que las producían todas la misma gente. ahora me explico esa fiebre noventera de adaptaciones de comics de los que en España no habíamos oído hablar en la vida.
«Dios, Barb Wire, diría “qué recuerdos”, pero lo cierto es que no me acuerdo absolutamente de nada de esa peli salvo que era peor que pegarle a un padre con un calcetín sudado. Incapaz de recordar una escena o una sinopsis simple de la película.»
Yo recuerdo dos cosas.
Pamela Anderson no tenía nada que envidiarle a Elizabeth Taylor. Lo que pasa es que ser ese inalcanzable objeto de deseo no la hizo valorarse como se debiera.
Yo recuerdo que Barb Wire fue el paso intermedio entre «ZOMG TETAS!!!1!» y descubrir el porno de mis hermanos mayores. Good times ^^
Nunca he entendido lo de Pamela Anderson. Incluso en la modalidad look-pornstar había unas cuantas tias mucho mas guapas y la que ponía mas berracos a los tíos de la época era la mas fea, artificial, tapón y sinsustancia.
«Te reto a mirarme diez segundos seguidos a la cara.»
Perdí el desafío :p
Ocioso ha comentado:
‘Nunca he entendido lo de Pamela Anderson’
Esa carreritas en ‘Los Vigilantes de la Playa’, te daban ganas de cantar aquello de ‘…Bamboleo, bamboleo…’
http://www.youtube.com/watch?v=9lAQQWpFN8I
Yo con Pamela Anderson descubri que es posible masturbarse hasta perder el conocimiento.
¡Que coño bamboleo! ¡Pero si estaban fijas!
Iban arriba, abajo, arriba, abajo, pero sin bamboleo lateral, ni deformación, ni nada de lo que hace que una teta sea una teta.
Tocarle las tetas a Pamela tiene que ser como tocárselas a una estatua del parque.
Algunas de mis peliculas favoritas basadas en comics estan en la lista:
Los dos Hell Boy, ‘Sin City’, ‘300’, ‘La Mascara’ y ‘Mystery Men’.
Dificil elección. Al final he votado por ‘Mystery Men’, con un villano llamado ‘Casanova Frankestein’ y un ¿superheroe? gaseador como ‘El Flato’ lo tenian casi todo ganado.
Ahora entiendo lo de las estatuas que tienen el bronce desgastado en las tetas y el paquete.
Es un hecho de sobra conocido que los parques se llenan por las noches de mendigos y homosexuales carentes de brújula moral que destrozan nuestro patrimonio artístico.
No se que problemas teneis con Pamela. Los superheroes tienen que tener músculos de culturista (El Conan de Schwarzenegger) y las superheroinas curvas imposibles.(o si no preguntarle a Jim Lee)
Y representa un tipo de belleza que a muchos nos pone.
http://www.youtube.com/watch?v=AkH8IVATwWw
Ademas con esos flotadores a los que agarrarse no podía haber mejor socorrista en el mundo mundial.
Refrotadores de estatuas, no se puede caer mas bajo.
«Ademas con esos flotadores a los que agarrarse no podía haber mejor socorrista en el mundo mundial.»
La putada es que el boca a boca te lo hacia David Hasselfold
Borat desaprueba mucho de los comentarios aquí vertidos.
Me pasa como a Jorge; a mí la Anderson me desagrada. Claro que, así en general, una tía que lleve en los pechos (o en los morros) más caucho que un tráiler de ocho ejes no me pone, la verdad. Que, oye, a lo mejor es cuestión de probar, pero a mí dadme unas tetas de verdad, aunque estén caídas, que unas bolsas de silicona; de la misma manera que prefiero a una mujer con sus arrugas antes que a esas habitantes del museo de cera con sus jetos llenos de bótox.
¡Y con pelos alrededor de las aureolas!
Al final he votado por Hellboy. Más por lo que me gustó que por su fidelidad al cómic. Ahí creo que se acercan más Sin City y 300. De hecho, creo que 300 es (a pesar de sus licencias con el tebeo) mejor que el cómic que adapta; y es que, para mí, lo mejor del tebeo es el trabajo de Lynn Varley. Sin City (la peli) me gustó pero tiene un fallo de casting enorme: Bruce Willis. Que no es que lo haga mal, pero es que es Bruce Willis haciendo de Bruce Willis. Y ni siquiera da el personaje por edad. Deberían haber echado el resto y haber contratado al único que podía haberlo interpretado: Clint Eastwood; si el personaje era un homenaje evidente a Harry el Sucio. Y si Clint no estaba por la labor, Ed Harris lo hubiese bordado.
«¡Y con pelos alrededor de las aureolas!»
XDDD
Nada como compartir un momento de charla en la cama con un par de copas de vino mientras usas unas pinzas arrancar los pelillos de zonas tan íntimas. Llegados a ese punto ya puedes afirmar eso de «contigo, pan y cebolla».
Digo yo, vamos. El día que pueda confirmar la teoría ya te diré.
Yo he votado Sin City por lo bien que lo hicieron en todos los sentidos ya sean efectos visuales, casting o localización. Una adaptación muy digna y que te deja un gran sabor de boca. Aunque es cierto lo que comenta Retranqueiro, Bruce Willis hace de él mismo y no de su personaje.
Yo de joven fantaseaba con hacer un trió con Pamela y David Hasselhoff.
Y mi voto ha ido directo a la deliciosa y siempre estimulante HELLBOY.
«no me llames,nena»(pamela,dixit)
«mistery men» era descacharrante.un casting estupendo al servicio de un guion muy divertido.el ben stiller que mas me gusta tras «zoolander»y «tropic thunder».eso ,en el apartado mas ligero.en el lado mas revolucionario para el medio,300 supuso un salto cualitativo para la epica cinematografica,eso es indudable.y,finalmente,me quedo con «hellboy»,y la necesaria urgencia de que se cierre la trilogia con ,al menos,una ultima entrega que deje mejor sabor de boca que la segunda ,que me parecio algo floja,la verdad.
300 es magnífica. Cambió la manera de hacer cine de acción. Además el reparto es perfecto.
Hellboy tiene un guión espantoso, que se revindicó en su secuela, ya que Hellboy 2 es muy buena.
Sin City, tiene un mal reparto. ¿Jessica Alba en el rol de Nancy? Auchh.. Los únicos que lo hacen perfecto son Mickey Rourke y Benicio del Toro.
Virus, gran película noventera, lamentablemente tuvo mala publicidad, y eso mata cualquier film.
Time Cop, excelente. Una de las mejores cintas de Van Damme
La Máscara. Entretiene.
El resto al olvido.
Aunque reconozco el buen hacer de 300, mi voto es para Mystery Men, una de mis películas favoritas. Lo demás, supongo que Alien vs Predator resultó entretenida, al contrario que el resto.