Astrogirl
El catálogo de Image Comics alberga series principalmente de corte mainstream, aptas para el público de Marvel y DC, que sigue a los autores de sus superhéroes favoritos a los fértiles pastos del indie americano. De vez en cuando, sin embargo, la editorial publica series para un público tan reducido que uno sólo puede preguntarse cuánto dinero habrán perdido sus creadores. Tal es el caso de la miniserie que reseñamos hoy, publicada en 2016 e ignorada al instante.
Circuit-Breaker es, me atrevo a decir, una de las serie más impenetrables de todo el catálogo de Image. Una serie para un extremadamente pequeño grupo de lectores tradicionales que ni estoy seguro que exista en América: fans de la obra de Osamu Tezuka que están familiarizados con los subgéneros de los robots mecha y los superhéroes sentai, saben quiénes son Shigeru Mizuki y Doraemon (personaje desconocido en América) y sienten mucha afinidad por los cómics americanos experimentales.
El argumento de Circuit-Breaker nos lleva a un Japón futurista donde se han ilegalizado los robots inteligentes. Los pocos robots en libertad recurren al terrorismo para resistir la opresión, y la única esperanza de los humanos es Astroboy una robot adolescente construida para defender la justicia y tender puentes entre humanos y robots.
A medio camino entre la parodia y el homenaje, la serie está ilustrada y rotulada por el maestro Kyle Baker (con un poco de ayuda de Mindy Steffen), un autor dado a experimentos gráficos, y ¡menudo experimento el de esta serie! Acostumbrado a jugar con la forma de sus figuras y sus técnicas de ilustración, el dibujante hace un trabajo extravagante e insólito incluso para él. En una sola página puede mezclar personajes salidos de una mala copia occidental de un manga, figuras idénticas a las de Tezuka, robots kawai, las motocicletas de Akira y una caricatura de Tupac Shakir. Todos ellos en fondos realizados por ordenador, coloreados con tonalidades atípicas y acompañados de onomatopeyas enormes hechas en WordArt. Uno se queda con la impresión de que Baker se está riendo de los clichés de la cultura pop japonesa, pero también de los cómics occidentales inspirados en mangas y animes.
Guste o no el trabajo de Baker, por lo menos es más interesante que el de su compañero Kevin McCarthy, cuyo guion avanza a trompicones, sin rumbo, como si estuviera improvisando un argumento para ir enlazando los chistes que nos quiere contar. Esto no sería problema si los chistes fueran graciosos, pero, al contrario, el guion comete el mayor error que puede hacer una parodia: los gags son sólo efectivos si el lector entiende todas las referencias, y pocos gags son ingeniosos. Todos los chistes de esta serie ya los ha hecho, y mucho mejor, la mítica Bobobo-Bo Bo-Bo, que además ofrecía mayor cantidad de chistes y arcos argumentales mucho más interesantes y coherentes que los de esta serie.
Con un guion tan endeble, McCarthy no consigue darle a Baker nada, ni una sola escena, que rentabilice sus experimentos estéticos. Diría que el ilustrador parece estar a veces hasta abrumado por los saltos de escenas y las referencias que tiene que encajar en unas pocas viñetas, algo insólito en un maestro de la narrativa como él. Otras veces parece haber perdido fuerzas o interés, mostrándose sorprendentemente cansado en escenas que requieren más brio y dinamismo.
En varias páginas de Circuit-Breaker Baker y McCarthy imitan los gags de peleas multitudinarias de los mangas de Tezuka, peleas en las que personajes de otras series o medios hacen cameos divertidos. Comparados con el original, estas páginas resultan aburridas, no tienen el espíritu creativo de Tezuka, están sólo porque uno no puede parodiar el manga clásico sin hacer un homenaje a las peleas que el dios del manga tan bien dibujaba. Resumen muy bien estas páginas el problema de la serie: sus creadores se conocen al dedillo sus referentes, pero no son capaces de replicar la magia que hay en ellos.
Circuit-Breaker está descatalogada, disponible sólo en alguna web especializada en cómics de importación. No estoy seguro de que las ilustraciones de Baker compensen el esfuerzo de encontrar un ejemplar. Lo que sí puedo garantizar es que los mangas de Osamu Tezuka, Katsuhiro Otomo y Mazinger Z están disponibles en español, en ediciones muy cuidadas, y os gustarán más que esta serie.
Lo mejor
• La experimentación de Kyle Baker
Lo peor
• Un guion insulso
• Chistes y referencias que perdieron su gracia hace tiempo
• Las ilustraciones de Baker van de más a menos
Guion - 4
Experimentos gráficos - 7
Interés - 6
5.7
尋常一様
Serie que no consigue o quiere ir más allá de la simple parodia de tropos y clichés que ya han sido ridiculizados por otros cómics con mejores resultados. Sólo para fans de Kyle Baker.