En el servicio informativo indie de Zona Negativa hablamos a menudo de las finanzas de IDW Publishing, que no son para tirar cohetes. Los problemas de dinero de la editorial provienen de su división de cine y televisión, una iniciativa bastante lógica dado el éxito de las adaptaciones de cómics, pero con resultados bastante pobres. Además de decepcionar a los fans con malas adaptaciones de ciertas licencias que merecían algo mejor, IDW se quedó muy lejos de recuperar los costes de producción de sus series de televisión. Véase el caso de Wynonna Earp, un proyecto que probablemente se aprobó sólo debido a la gran fe de Ted Adams, el co-fundador de IDW. Una fe que seguramente se debía a su vínculo personal con la licencia. Fue él quien aprobó la serie original de Wynonna Earp en Wildstorm Studios y fue él quien la rescató del olvidó en IDW.
Con motivo de la serie de televisión, IDW reeditó en 2016 todo el material original de Wynonna Earp en un tomo subtitulado Strange Inheritance que he leído para intentar entender qué vio Ted Adams en esta licencia para apostar el futuro de su empresa en una adaptación televisiva.
Wynonna Earp comenzó su andadura en 1996 en Wildstorm Productions, que en esa época era aún parte de Image Comics. Su creador es Beau Smith, el responsable de marketing de la difunta Eclipse Comics y guionista ocasional. Amante de los westerns, Smith le propuso a Ted Adams una serie protagonizada por la descendiente de Wyatt Earp, el famoso justiciero americano. Pero no sería un western al uso: Wynonna formaría parte de una agencia del gobierno federal estadounidense que neutraliza amenazas sobrenaturales.
A pesar de los esfuerzos de su creador y editorial, Wynonna Earp fue cancelada a los cinco números. No tuvo mucha suerte la serie, ya que en 1996 el cómic americano estaba pasando por un mal momento económico, pero no estoy seguro de que fuera sólo una cuestión de suerte. Wynonna Earp es posiblemente el cómic más aburrido de los primeros años de Image, peor incluso que los engendros que surgieron de la mente de Rob Liefeld, que ya es decir. Esto se debe a la alarmante falta de imaginación de Smith, cuyos guiones no intentan ni abarcar subtramas, ni ofrecer sorpresas, ni hacer nada que camufle que su historia es una sucesión de escenas de acción con un hilo conductor casi inexistente. En las dos historias de este volumen la protagoniza se desplaza a un lugar, es inmediatamente atacada por sus enemigos, los mata y ahí termina la historia. ¿Diálogos interesantes? Ninguno. ¿Escenas de acción creativas? Ninguna. Francamente, creo que cualquiera de nosotros podría escribir un guion más elaborado y redondo.
A diferencia de sus compañeros en Image, Smith era consciente de la ridiculez de la primera generación de cómics de Image y su serie tiene un tono satírico. Debo admitir que un par de chistes y referencias me hicieron gracia, pero no son suficientes para disimular las carencias de los guiones.
En el primer volumen de la serie Smith colaboró con los dibujantes Joyce Chin y, ojo, Pat Lee, el popular dibujante de principios de los 2000. Ambos dibujan con un estilo muy deudor de la época, con todo lo bueno y malo que eso implica, pero sólo Chin era consciente del elemento satírico de la serie y le echó un poco de ganas al dibujo. El trabajo de Pat Lee hace apreciar como nunca antes sus dibujos en Transformers. Los lápices de ambos dibujantes fueron coloreados por Nathan Lumm, quien aplica el coloreado digital por el que Wildstorm era tan famosa. Como en muchos otros casos, estos colores son demasiado sofisticados para dibujantes habituados al coloreado manual de la época.
Tras la cancelación de Wynonna Earp, Wildstorm fue comprada por DC Comics, un movimiento editorial que hizo redundante el departamento en el que trabajaba Ted Adams. Como compensación, Wildstorm dejó que Adams y sus compañeros relanzasen ese departamento como una empresa independiente llamada IDW. Esa empresa mutó en la IDW Publishing que conocemos hoy y, buscando series con las que abrirse paso en el duro mercado americano, Adams se acordó de Beau Smith y Wynonna.
Publicada entre finales de 2003 y principios de 2004, la miniserie Wynonna Earp: Home On The Strange muestra exactamente el mismo problema que la serie previa. Smith no tenía ni imaginación ni habilidad para usar cualquier recurso narrativo, subtrama o argumento que pudiera hacer interesante las aventuras de Wynonna Earp. Se plantea una misteriosa conexión entre la protagonista y sus rivales que resulta irrelevante dado que, nuevamente, la historia se resume en los villanos a atacando a la protagonista y muriendo. Tan vergonzoso como la estructura del guion son los diálogos de los personajes, sobre todo los del personaje de Smitty, claramente un alter ego de Smith que se presenta como un hombre super masculino al que ninguna mujer se le puede resistir.
Para relanzar a Wynonna IDW contrató al dibujante Carlos Ferreira, cuya trazo es superior y menos exagerado que el de Joyce Chin y Pat Lee, pero irónicamente menos interesante y efectivo porque el mayor realismo no se corresponde con el tono paródico del guion. El contraste entre guion y dibujo hace también más evidente que Smith intenta camuflar sus pésimos guiones con chistes tan estúpidos como unos gremlins paletos. Un trabajo más efectivo hacen los tres entintadores de la miniserie, que seguramente hicieron creer a los lectores que no había un entintador diferente por número. Por su parte, el color de Salvatore Aiala es sorprendentemente notable para un cómic indie de principios de los 2000, época en la que los coloristas abusaban de los degradados y toca clase de brillos y efectos de Photoshop que hoy resultan aberrantes.
Poco después de Home On The Strange se publicó un breve relato de Wynonna Earp en la antología de terror Tales of Terror. Titulado Blood Is The Harvest y dibujado por Manuel Vidal, el relato repite la estructura de las dos series previas: Wynonna acude a investigar la presencia de fuerzas sobrenaturales, es atacada antes incluso de poder empezar la investigación, mata al villano de turno y vuelve a casa. Smnith intenta darle un poco de humor a esta historia tan insulsa y básica, pero los chistes no tienen gracias y sus diálogos rozan lo lamentable. El dibujo de Vidal es, me temo, el peor que ha tenido la franquicia hasta la fecha, aunque reconozco que el color de Adriano Honrato Lucas le hace un flaco favor.
Los fans de Wynonna tuvieron que esperar a 2010 para leer una aventura de esta mujer de armas tomar. Con la miniserie The Yeti Wars, la franquicia obtuvo a su mejor dibujante: el difunto Enrique Villagran. La participación de este dibujante debió motivar a Smith a dar lo mejor de sí mismo porque para esta miniserie firmó unos guiones ligeramente más sofisticados. Por primera vez tenemos subtramas en la franquicia, todo un hito para que el sólo hicieron falta catorce años desde la publicación del primer cómic de Wynonna Earp. Cómo no, las subtramas son completamente irrelevantes para la resolución de la historia y no aportan nada de valor, pero se agradece el esfuerzo. Lo que no cambia respecto a anteriores series es la forma de avanzar la historia (los villanos vuelven a atacar a la protagonista antes de que pueda empezar su investigación); los pésimos diálogos; lo patético que es que Smith se inserte en la historia como un macho alpha; y el poco efectivo humor, que sorprendentemente es mucho más rancio que el de la serie original de 1996. No había forma de salvar un guion así por mucho que Villagran lo intentase. El pobre dibujante tuvo además que ver cómo el coloreado digital de Kris Carter afeaba sus lápices, que requerían colores más planos y menos efectos modernos.
El tomo recopilatorio de IDW incluye también una breve relato de prólogo dibujado por Luis Diaz que compite con Blood Is The Harvest por ser el cómic con peor dibujo en la franquicia.
En conclusión, tras sufrir el conjunto de historias recopiladas en este tomo, me queda claro que la calidad de sus cómics no fue el motivo por el que IDW adaptó Wynonna Earp a la televisión. En 250 páginas Smith no hace nada digno de ser adaptado ni crea un universo o conceptos interesantes para una serie de televisión. De hecho, la serie de televisión, según leo en Internet, no tiene nada que ver con los cómics. No sería descabellado decir que el favoritismo de Ted Adams propició la adaptación o que IDW sólo se interesó en la licencia porque las adaptaciones de cómics atraen más financiación externa que una idea original.
Leo muchos cómics indie de calidad cuestionable, cosas como las series licenciadas de Dynamite Entertainment y los cómics de Star Trek de IDW, y os puedo garantizar que éste es el peor tomo indie que he leído en 2024.
Wynonna Earp (1996) - 0.1
Wynonna Earp: Home On The Strange - 0.3
0.2
Malo
Uno de los peores tomos en el catálogo de IDW Publishing.