Vampirella: 1992 One-Shot, de Max Bemis, Roberto Castro y Marco Ramos. Por José María Vicente.
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Con Vampirella: 1992 Bemis se propone escribir una implacable crítica al sexismo en el cómic americano en los 90 y al mismo tiempo una historia con tintes metatextuales y metafísicos. No sería un cómic suyo sin ponderaciones sobre la subjetividad de nuestra percepción de la realidad. Es una propuesta un tanto extraña, pero me parece razonable que los editores de Dynamite la aprobasen; la crítica social y el terror existencial ocupan lugares bien definidos en el argumento del cómic, reforzándose mutuamente. De hecho, para demarcar ambas vertientes tenemos a dos dibujantes alternándose, uno de ellos con un estilo oscuro y siniestro, mientras el otro imita el estilo dibujo de los 90.
El problema de este especial es que ya desde la primera página nos podemos intuir que el guionista no estaba particularmente inspirado. Los pasajes de calado metafísico se hacen insufribles y caóticos por culpa de una verborrea pretenciosa que no parece terminar nunca ni tiene nada interesante que aportar. Y qué decir de la otra parte del cómic. En las tres primeras páginas el guion ya ha agotado todo su repertorio de críticas y observaciones, todas ellas tan obvias que no me hubiese sorprendido ver a un personaje con un cartel en el que esté escrito «SEXISMO» por si no quedase claro que se está criticando. A partir de entonces, el guion no hace otra cosa más que repetirse para disgusto de todo lector con un poco de buen gusto y criterio. Si tan solo la sátira del fandom noventro fuese algo más creativa… La intención de Bemis es crear un climax catártico, en el que Vampirella pueda plantarle a cara todos los listillos que la han tratado como un objeto sexual a lo largo del especial, pero esas tres páginas no compensan el sufrimiento que hay que atravesar hasta llegar ahí.
Respecto al dibujo, Roberto Castro y Marco Ramos están mucho más inspirados. Castro emplea un estilo de dibujo sucio y oscuro que me gustaría ver en un cómic mejor escrito, mientras que Ramos emula tan convincentemente a Jim Lee y sus clones que me sentí como si me hubiese transportado a los años 90. Los colores de Andrew Dalhouse y Dinei Ribeiro cumplen con su función sin ser destacables.
Tremenda decepción. Eso es lo que pienso de este especial. Buscad algo mejor para leer, que seguro que no es difícil.
M.O.M.: Mother Of Madness, de Emilia Clarke, Marguerite Bennett y Leila Leiz. Por Igor Álvarez Muñiz.
Las películas basadas en cómics están de moda, llevan años, no digo nada nuevo, pero lo que sí que parece que se está poniendo de moda es que los actores famosos de cine hagan cómics, bueno, los guionistas y productores ya llevan tiempo metidos en el medio y con resultados de todo tipo. Esto da para pensar, desde mi punto de vista es bueno. En principio muchos artistas son multidisciplinares, por lo que no se trata de intrusismo, pero también suponen una inyección de dinero a las pequeñas editoriales, véase el éxito de BRZRKR, y no deja de ser una forma de difusión del cómic gracias a la fama de estas personas. Pero además hay dinero detrás y esta gente no es tonta, sigamos el ejemplo anterior, donde Keanu Reeves fichó como co-guionista a Matt Kindt y de dibujante a Ron Garney para hacer dicha serie que, sin ser un pelotazo a nivel cualitativo, está bastante bien. Pues algo parecido ocurre con M.O.M.: Mother Of Madness, una historia que parte de la mente de Emilia Clarke, conocida por ser Daenerys de la Tormenta, Rompedora de cadenas, Madre de Dragones… se ve que su título más famoso le inspiró.
Pero no lo hace ella sola sino que ficha a una guionista muy potente para que desarrolle bien sus ideas, Marguerite Bennett, de la que hemos hablado mucho en esta página gracias a sus trabajos para DC (Bombshells o Batwoman) y para Aftershock (Animosity o Insexts). Además Bennett tira de una conocida suya para el dibujo, pues Leila Leiz realizó Horde junto a la guionista para la editorial de Mike Marts. Y es que Leiz ha pasado gran parte de su corta carrera en Aftershock, con obras como Alters o Shock, aunque su anterior trabajo fue en Vault, The Last Book You’ll Ever Read junto a Cullen Bunn. Es normal, su dibujo es bastante bueno, mejorando en sus últimas obras, y maneja muy bien la narrativa, con lo cual es un punto a favor para acercarse a esta obra.
M. O. M. es una miniserie de tres números publicada por Image, ambientada en un futuro cercano, que nos cuenta la historia de Maya, una madre soltera a la que tiene superpoderes. Al igual que ocurre con la serie de Reeves, la protagonista se parece visualmente a la famosa actriz, probablemente para cubrir las posibilidades de venta de esta historia a un estudio o quizás simplemente por tener su cara en el medio, pero, como decía, el dibujo está suficientemente bien como para que nada de eso importe. Y el guion es muy de Bennett, se nota su mano en todo momento. Las intenciones de divulgación del feminismo están claras desde que se plantea ya la idea de este cómic, pero Bennett es muy buena tratando estos temas. No se limita a poner a una mujer de protagonista sino que muestra cómo es la sociedad sin tapujos y va introduciendo pequeños detalles que ayudan mucho a meterse en la mente de los diferentes personajes. Es algo que hace en Animosity y que hizo en Insexts, sus dos obras más personales hasta el momento, y con muy buenos resultados.
Un monólogo inicial de Maya nos cuenta todo su origen, su vida como heroína y saltan a lo importante, su vida actual como madre trabajadora. Los diálogos y las diversas situaciones son lo que hacen a este cómic algo diferente de lo que nos podemos encontrar en las mayors, lo cual la hace más densa, pero nada pesada. Sin ser nada sumamente original y estando lejos de otras obras de Bennett, parece que estaremos ante una miniserie interesante, llena de detalles, como los poderes de Maya, y un buen reflejo de lo que millones de personas tienen que aguantar en su día a día, todo ello sin olvidarse de la acción, que se deja para las últimas páginas y parece que aumentará en los siguientes. No será el cómic del año pero tampoco está mal. Todo pinta que en el futuro hablaremos más de ella.
Skybound X #1, de vv.aa. Por José María Vicente.
El sello Skybound cumple 10 años, y Robert Kirkman celebra este aniversario con la antología Skybound X, que no será recopilada en tomo. Porque si hay algo que le gusta tanto como vender licencias a Hollywood, eso es forzar a los lectores americanos a comprar cómics en las tiendas especializadas (o Comixology para el resto de naciones). Lo que podemos esperar de esta antología es un vistazo a los grandes éxitos de la editorial y a lo que está por venir.
Arranca el primer número de la antología con la primera parte de Rick Grimes 2000, una historia escrita por Kirkman y dibujada por Ryan Ottley. En el número 75 de The Walking Dead, ambos autores gastaron una broma a los lectores de la serie, ideando un final falso en el que Rick Grimes descubría que el virus zombie lo habían creado alienígenas que poseen armas de laser, robots y tecnología capaz de resucitar a cualquier ser viviente. Esta primera parte es una reimpresión de ese final falso, recoloreado por Dave McCaig, y no ha perdido su encantando pese al paso de los años. Es una gran flipada, ciencia ficción con la acción y violencia de Invencible, y mi mayor motivo para leer los siguientes números, en los que los autores le darán a la historia la continuación y final que tanto necesitaba.
También tenemos a Tillie Walden escribiendo y dibujando un breve relato que sirve de transición entre los videojuegos de The Walking Dead y su futura novela gráfica del personaje de Clementine, la estrella de esos juegos. Sin ser nada especial, se agradece que no ignore los juegos y me ha convencido de que hará un buen trabajo con su novela gráfica.
Del relato de Manifest Destiny poco puedo decir. Nunca me ha interesado la serie, y mi opinión no ha cambiado.
Por último, tenemos un relato de Ultramega en el que James Harren se desata nuevamente. Gran dibujo, historia entretenida y mucho amor hacia los bichos gigantes y los superhéroes japoneses. No le puedo pedir más a un cómic de acción.
Como en todas las antologías, la calidad de las historias de Skybound X varía, o no todas serán de nuestro gusto. Me pregunto si hay fans del sello editorial que lean todas y cada una de sus series. Si sois uno de ellos, esta antología es para vosotros. A los demás os recomiendo echarle un vistazo al listado de relatos anunciados hasta la fecha y juzgar si las historias que os podrían gustar justificarían invertir vuestro tiempo y dinero.
Syphon #1, de Mohsen Ashraf, Patrick Meaney, Jeff Edwards y John Kalisz. Por Alfonso del Pino.
Cuando un sanitario llamado Sylas recibe el poder de sentir y absorber el dolor de los demás, descubre su nuevo propósito en la vida: liberar de su dolor a aquellos que lo rodean. Pero cuanto más usa su don, más pesada se vuelve la carga de su cruzada, que no tarda mucho en atraer la atención de agentes misteriosos e interesados por sus habilidades.
Syphon es una miniserie de 3 números editada por Image Comics dentro de su sello Top Cow. Se trata de un relato de fantasía neo-noir cuya trama general ha sido ideada por Mohsen Ashraf, quien se encarga del guion junto a Patrick Meaney. Aunque Syphon es uno de sus primeros cómics, ni Ashraf ni Meaney son nuevos en la industria del cómic. En el caso de este último, estamos ante el documentalista de cómics detrás de piezas tan reconocidas como Grant Morrison: Hablando con dioses o The Image Revolution. Por otra parte, al mando del dibujo y del color de esta miniserie se encuentran Jeff Edwards y John Kalisz, respectivamente.
Syphon es un cómic muy entretenido, de lectura ligera e interesante. Su primer número hace bien todo lo que un primer número debe hacer bien. Consigue que nos interesemos por el personaje principal, por la premisa, y construye los cimientos de la trama que se va a desarrollar más adelante. No obstante, estamos hablando de un número de esos de visto y no visto, que se puede leer en unos dos minutos. Esto puede resultar algo preocupante si tenemos en cuenta que la miniserie tan solo constará de 3 números, pues hace poner en duda su capacidad para contar algo sustancial y satisfactorio en un espacio tan breve y descomprimido.
Sin embargo, el mayor aliciente de esta obra seguramente sea su apartado gráfico. Jeff Edwards es de esos dibujantes “de franquicia”, que va trabajando sin hacer mucho ruido en números de relleno para series como Transformers, Las Tortugas Ninja, GI JOE… Syphon es su oportunidad de brillar en un título más personal, de demostrar de lo que es capaz en mejores circunstancias; y lo consigue. Lo que más destaca de sus páginas son las originales composiciones que se le ocurren, gracias a las cuales la lectura se vuelve mucho más espectacular y estimulante. Además, son composiciones que consiguen algo tan difícil como lo es el ofrecer planteamientos visuales tan originales y retorcidos sin perder ni una pizca de claridad a la hora de narrar. Lo único que podríamos echar en falta en este dibujo es un poco más de personalidad en el trazo, más allá de las composiciones. Por suerte, el color de John Kalisz realiza un trabajo sensacional para que esa chispa no se eche falta y termina de rematar un gran trabajo.
En definitiva, el primer número de Syphon es muy entretenido, genera el interés necesario y convence por su dibujo. Puede que su narrativa tan descomprimida, combinada con el hecho de que la miniserie constará de 3 números en total, haga levantar alguna ceja; pero lo cierto es que el viaje hasta ahora ha valido la pena y, como mínimo, se ha ganado la curiosidad de los lectores.