¡Bienvenidos a nueva entrega de la sección más informal de ZN Indie! Como siempre, encontraréis mi opinión personal de varias de las novedades del indie americano. Esta semana, superhéroes, guerreros confederados y vampiros.
Radiant Black #12-13, de Kyle Higgins, Marcelo Costa, Meghan Camarena y Goñi Montes
Edición original: Image Comics
Guion: Kyle Higgins y Meghan Camarena
Dibujo: Marcelo Costa y Goñi Montes
Color: Igor Monti
Rotulación: Becca Carey
Formato: Grapa. 32 páginas. $3,99
En Novedades USA no solo comentamos números uno. También comentamos, aunque con poca frecuencia, números de series en curso que creemos que merecen un poco de atención o, como es el caso de Radiant Black, han ido mejorando con cada número.
El primer número de la serie de Kyle Higgins y Marcelo Costa me dejó con cierto escepticismo: era un cómic bien escrito y dibujado pero, en mi opinión, demasiado deudor de varias de sus influencias, Spider-Man e Invencible. Los dos siguientes números fueron igual de notables y conservadores. Y, por fin, al final del cuarto número, la serie despeguó con un inesperado cliffhanger. La influencia de los Power Rangers que los autores habían prometido empezó a hacerse notar con muy buenos resultado. De la combinación entre superhéroes americanos y japoneses está surgiendo una serie emocionante, mucho mejor que casi todo el catálogo de Marvel y DC, motivo que explica el increíble éxito de ventas que está teniendo la serie y sus spin-offs.
En el número 12 de la serie, como ya sucedió en el número 6, Higgins narra junto a autores invitados el origen de uno de los Radiants, permitiendo de este modo que Costa pueda tomarse un merecido descanso. Es el turno de Radiant Pink, superheroína que cuando no está salvando el mundo se gana la vida como streamer. Para darle un toque veracidad a la historia, Higgins co-escribe el número con Meghan Camarena, una streamer popular en América.
La intención de Higgins y Camarena es que Radiant Pink sea un personaje de la franquicia con el que los lectores más jovenes puedan identificarse y eso es algo que consiguen en este número. La cruda realidad de vivir de vídeos y streams, la presión de las redes sociales, los problemas económicos de la juventud americana, la dificultad de compaginar vida laboral y privada… Podría ser una historia de terror este número de no ser por el bello dibujo de Goñi Montes y un final optimista que me dejó con ganas de que empieze el segundo año de Radiant Black.
Y vaya comienzo. El número 13 ha superado mis expectativas. ¡Qué final de número! Cuando pensaba que la historia de Radiant Black no podría ser más interesante, Higgins y Costa me asestaron una puñalada al corazón que hace insorportable esperar al siguiente número.
Leed Radiant Black si os gustan los superhéroes. Me agradeceréis la recomendación.
John Carter of Mars #1, de Chuck Brown y George Kambadais
Edición original: Dynamite Entertainment
Guion: Chuck Brown
Dibujo: George Kambadais
Color: George Kambadais
Rotulación: Jeff Eckleberry
Formato: Grapa. 32 páginas. $3,99
Qué sería de esta sección sin un relanzamiento de Dynamite Entertainment. Es mi destino, deber e infortunio el poder leer y comentar todo relanzamiento de las licencias de la editorial. A veces tengo el placer de encontrarme con propuestas tan interesantes como la Vampirella de Cristopher Priest y Ergun Gunduz. Otras veces tengo que lidiar con series como el reciente volúmen de Purgatori. El número uno de John Carter of Mars no es ni un arranque tan prometedor como el de Vampirella ni un aburrimiento como el inicio de Purgatori; tan solo es un cómic normal y corriente del que no hay mucho que decir.
Me gusta mucho Bitter Root y por eso me apena escribir que Chuck Brown, uno de los artífices de esa serie, se muestra poco ambicioso en este número uno. Un número de introducción convencional, predecible y sin nada especialmente destacable es todo lo que ofrece. Lo único medianamente interesante de su guion es la mención al racismo de los Estados Confederados de América, por cuya causa luchó John Carter antes de llegar a Marte. Edgar Rice Burroughs, al igual que muchos otros autores americanos de su generación, tenía una visión idealizada de la Confederación. Contra tal interpretación equivocada del pasado arremete Brown, pero sin mancillar al personaje de John Carter, retratado aquí como un hombre virtuoso y tolerante.
A diferencia de la mayoría de dibujantes que ha tenido John Carter de Dynamite, George Kambadais no dibuja como si quiesiera entrar a la DC Comics de hace dos décadas. Nada de hombres con más músculos que Schwarzenegger, mujeres con pechos tan grandes que deben sufrir unos dolores de espalda espantosos y un estilo de corte realista aburrido. Le queda mucho trabajo por delante para alcanzar a sus influencias, pero, ¡qué demonios!, estoy contento de haberme encontrado con un dibujante que dibuja como quiere en vez de perder su identidad adaptandose a las exigencias del publico habitual de las series de Dynamite.
No obstante, un dibujo interesante comparado con anteriores volumenes no es suficiente para recomendar este volumen de John Carter. Gustará a los fans de la franqucia, pero, si este número uno es inidicación de la calidad de los siguientes números, al resto nos dejará indiferentes.
West of Sundown #1, de Tim Seeley, Aaron Campbell y Jim Terry
Edición original: Dynamite Entertainment
Guion: Tim Seeley y Aaron Campbell
Dibujo: Jim Terry
Color: Triona Farrell
Rotulación: Crank!
Formato: Grapa. 32 páginas. $3,99
Debo confesar que empecé la lectura de este número uno casi a regañadiantes. La descripción de la serie no me entusiasmaba. Con frecuencia encuentro series indie que mezclan géneros y se piensan que ya nada más tienen que hacer por ganarse el interés de los lectores. Ni siquiera la presencia de Tim Seeley, autor sinónimo de calidad, y el debut como guionista de Aaron Campbell, un gran dibujante, me llamaban la atención. Qué equivocada estaba.
West of Sundown es un western con vampiros que debería haberme aburrido. En el mercado indie hay suficientes series de vampiros atormentados, u otras criaturas, que solo atermentan a malvados hombres adinerados que representan a las élites americanas. Suficientes series hay con influencias de los western de Sergio Leone. Pero… no hay tantas series que recuerdan que en la América del siglo XIX los ciudadanos de acendencia irlandesa no eran considerados «blancos». Pese a tomarse muchas libertades recreando el pasado de su país, Seeley y Campbell saben con qué detalles históricos beneficiar su historia. Esa atención a los detalles también puede verse en la estructura del guion y la caracterización de personajes. Los protagonistas pueden antojarse como héroes convencionales, pero en pocas páginas y sin recurrir a largas explicaciones, los dos escritores y el dibujante Jim Terry dan vida a unos anti-héroes cuyo devenir me interesó. Con protagonistas como estos un número introductorio se hace ameno de principio a fin.
Leí hace tiempo un especial de Vampirella dibujado por Terry que me dejó con buen sabor de boca. En West of Sundown me he reecontrado con él y por lo que veo, el dibujante ha mejorado mucho desde entonces. Su dibujo extirpa el glamour de las historias de vampiros y el romanticismo del salvaje oeste; el mundo que sus lápices retratan es sucio, despiadado, un pozo de miseria, la clase de ambientación que necesita la historia. Por su parte, los colores de Triona Farrell crean bellos horizontes que constrastan con los colores más apagados que rodean a los personajes, un contraste que le dan el toque justo de epicidad y oscuridad al dibujo.
Al terminar la lectura, no me hicieron falta largas reflexiones para dar un veredicto final. Si estáis interesados en un western con vampiros, West of Sundown, promete ser una opción a considerar.
Me alegro por Radiant Black; justo hoy me he leído el primer arco para ver si picaba con la edición de Norma y me ha dejado muy convencido pero, si dices que va a más, pues de cabeza. Un saludo.