ZN Indie: Novedades USA #70

En esta entrega de Novedades USA no tenemos ni un solo cómic que pueda calificarse como malo. Lo que sí tenemos es variedad. Y ojo, que esta selección de números uno ni se aproxima a la variedad que podemos encontrar en tiendas. Es desde hace tiempo imposible cubrir todas las novedades. Si hay alguna novedad que os interese ver por aquí, ¡decídmelo en los comentarios!

The Ninjettes #1

¿Cuánto dinero le habrán pagado a Garth Ennis? ¿Y tenía sentido pagarle? The Ninjettes es un battle royale de toda la vida que la editorial disfraza de spin-off de Jennifer Blood, la serie que creó Ennis y luego continuó un por aquel entonces desconocido Al Ewing (quién iba a decir que un guionista con tan mala leche sería el nuevo Kurt Busiek de Marvel…). Esta miniserie ni siquiera se ambienta en el mismo universo de la serie original. Lo que los lectores nos encontramos es otra ambientación distópica. En una América en la que continúan los tiroteos escolares y la sociedad se niega a regular la tenencia de las armas de fuego, los políticos han encontrado una solución: forzar a todos los alumnos que den señales de sociopatía a matarse entre ellos en un campo repleto de armas y munición. En el caso de las chicas, para justificar semejante gasto público, la ganadora pasará a ser parte de las Ninjettes, las asesinas más peligrosas de América.

Quienquiera que haya visto Battle Royale notará al instante el parecido entre la premisa de esta serie y la de la película japonesa que inspiró el subgénero. Fred Van Lente no quemó muchas neuronas buscando un argumento original… Pero, como es habitual en él, entrega un guion muy competente, con mucha acción, situaciones bien hilvanadas, humor, una buena protagonista y un cliffhanger con el que incentivar la lectura del siguiente episodio. Además, está acompañado por un equipo artístico netamente superior al habitual en las series de Dynamite. Joseph Cooper realiza un encomiable trabajo dando forma a las ocurrencias del guionista, ya sean gags visuales o cabezas explotando, y narrando la historia con composiciones de página simples pero eficientes. Igual de, o incluso más, encomiable es la labor de la colorista Dearbhla Kelly, cuya paleta, que a veces imita el estilo pop art con mucha sorna, le da al dibujo un aspecto visual interesante y resultón que no se ve en todos los battle royales.

En contra de este volumen de The Ninjettes juega su falta de ambición, una constante en las series de Dynamite y de Van Lente. Este inicio nos deja claro que estamos ante una serie que se contenta con ser entretenida. No esperéis ni obras maestras ni nada fuera de lo normal.

Valoración: Entretenido battle royale para quien no se haya hartado aún del género o quiera entretenerse un breve rato con un cómic de acción ligero.

Unbreakable Red Sonja #1

Hace tiempo que dejé de contar cuántos relanzamientos de Red Sonja van ya. Dynamite termina e inicia series cada cinco o seis meses. No hace falta ser un genio para deducir los motivos detrás de esta estrategia comercial: en un mercado tan competitivo como el americano, un número uno es una buena forma de llamar la atención, máxime si la serie tiene un equipo creativo digno. Tal es el caso de Unbreakable Red Sonja, serie con la que la editorial celebra el quincuagésimo cumpleaños de la heroína del bikini de metal.

A diferencia del aniversario de Vampirella hace unos tres años, la editorial apuesta por el clasicismo. Jim Zub, experto en cómics de fantasía, aúna fuerzas con el italiano Giovanni Valleta para narrar una historia con todo lo uno que esperaría de Red Sonja: espadazos, hechiceros, monstruos de generosas proporciones, tabernas, etc. Confieso que me gustaría ver un poco más de ambición, como en el volumen escrito por Mark Russell, pero Zub siempre ha sido la clase de escritor artesano más preocupado por ofrecer mes a mes entretenimiento al lector que por crear obras maestras. Por su parte, Valleta no es que sea un dibujante entregado a experimentos gráficos o páginas que dejen sin aliento al lector. Este no es el equipo que renovará la franquicia. Y puede que tampoco haga falta una renovación. Nada malo puedo decir de este número uno, hecho con mucho cariño y esfuerzo. Cuando hay autores altamente competentes de por medio, las historias de Red Sonja aún pueden ofrecer un buen entretenimiento.

Valoración: Para fans de Red Sonja y para lectores con ganas de un poco de fantasía con aroma a los clásicos del género.

Crashing #1

Tarde o temprano la línea Originals de IDW abordaría ese género omnipresente en el mercado americano, es decir, los superhéroes. Lo hace con su tercera serie, Crashing, sobre una médico que atiende de día a superhéroes y de noche a supervillanos, situación que la empuja a recaer en su adicción a las drogas. Si no me falla la memoria, la profesión de los médicos que tienen sudar la gota gorda en un convulso mundo de héroes y villanos nunca se ha explorado en una serie de Marvel, DC o Image. Razonable que los editores de IDW hayan apostado por ella.

Ahora bien, no esperéis un retrato convincente de la profesión médica. Sospecho que Matthew Klein no ha abierto ningún libro de medicina o visto algún documental fiable, en gran parte porque le da igual lo que sucede en la mesa de operaciones o las salas de espera. Su interés está en el coste humano de un sistema sanitario sin suficientes recursos para atender a los pacientes… y en debates éticos y sociales que ya hemos visto en otras series con superhéroes. ¿Era necesario ambientar la serie en un mundo de superhéroes a dos telediarios de una Civil War? En mi opinión no. Los mejores momentos de este primer número son todos los relacionados con el agotamiento de la protagonista trabajando en el hospital y los entresijos de ese sistema sanitario desbocado por los superhéroes. Guion y dibujo (buen trabajo por parte de Morgan Beem) consiguen generar una sensación de angustia y estrés aplastante en el transcurso del número que hace plausible que la protagonista recaiga en su adicción. En cambio, cuanto más se profundiza en cuestiones superheroícas, más interés pierde el número. Espero que en los siguientes números Klein sepa encauzar su historia y así no desperdiciar el trabajo de sus colaboradores.

Valoración: Interesante propuesta y una ejecución mejorable. Recomiendo esperar a los siguientes números antes de emitir un veredicto final.

Vanish #1

Madre mía, menudo cómic acabo de leer. Ya advertían Donny Cates y Ryan Stegman que Vanish era un cómic de los 90 sin filtro ni censura ni límites. Y eso es Vanish. Un cómic de los 90 hecho por dos adultos que de niños soñaban con leer una versión para adultos de Spawn, meta que han perseguido con ahínco desde los primeros compases de su carrera como autores profesionales. No por nada su sello editorial se llama Kids Love Chains.

La serie de Cates, Stegman y sus colaboradores habituales narra la brutal lucha contra el mal que emprende Oliver Harrison, antaño el héroe que salvó el mundo de la destrucción a manos de un mago negro. Hoy malvive adicto a la botella y los calmantes, pero la aparición de un grupo de superhéroes llamado The Prestige le forzará a enfrentarse a sus viejos enemigos. Siendo este un cómic de homenaje a los 90, Harrison ni se cuestiona volver al ruedo, el tópico habitual en esta clase de historias sobre viejas glorias retomando su lucha, pues está sediento de sangre, hasta arriba de testosterona y tiene muy, muy, pero muy mala leche. Vamos, como todos los anti-héroes de esa ominosa década. Ahora bien, no puedo reprocharle tal actitud a este personaje. El mundo de Vanish es violento y miserable hasta alcanzar extremos cómicos; a su lado, la Nueva York de Spawn es Disneyland.

Vanish puede parecer una parodia de los primeros cómics de Image, pero no lo es. Cates y Stegman son demasiado ambiciosos como para contentarse con hacer una serie que consista únicamente en referencias o chistes acerca la obsesión de Rob Liefeld por las cartucheras. El gran mérito de este número uno, y espero que del resto de la serie, es mostrar que el estilo y los excesos de los 90 nunca fueron el problema. Más bien lo fue la falta de talento, algo que el equipo creativo de esta serie posee en cantidad. En su primero número Vanish sigue muchos de los patrones de los cómics de Image, pero con resultados diametralmente opuestos a los de sus referentes. El arranque de esta serie es espectacular, divertido, apasionante, con un gamberrismo que depara momentos de auténtica genialidad. Por primera vez en mucho tiempo aplaudí leyendo un número uno y no me cabe duda que el trabajazo de los autores se merece tal reacción.

Por supuesto, que las ideas de Cates y Stegman sean las de niños macarras jugando con las figuritas de sus cómics favoritos es algo que tiene sus límites. Por favor, no esperéis una obra que aspire a igualar al mejor Will Eisner u Osamu Tezuka. Si no estamos dispuestos a seguirles el juego, a dejarnos llevar por el «noventerismo» de la serie, poco disfrutaremos de la lectura. Pero huelga decir que los autores ni engañan a nadie ni obligan a seguir leyendo.

Old Dog #1

Image tiene más que homenajes a los 90. Una semana después de Vanish se estrenó esta Old Dog, serie en la que Declan Shalvey hace uso de todo lo aprendido colaborando con Warren Ellis en Caballero Luna. La influencia de su ex-colaborador (con quien quizás vuelva a trabajar para darle un final a Injection) es evidente tanto en forma como en contenido. Agencias de espionaje secretas con principios morales ambiguos, tecnología de ciencia ficción y terroristas es lo que nos podemos encontrar en un número unitario con una narrativa de corte cinematográfico. Solo falta el cinismo y sarcasmo de Ellis. Pero Shalvey no quiere imitar a su ex-colaborador, sino ofrecer el mejor trabajo de su carrera. Podría conseguirlo. Visualmente arrollador y con una estructura narrativa simple y eficaz, este número nos deja claro que el autor irlandés aún no ha alcanzado el cenit de su carrera porque aún tiene mucho que ofrecernos… y que el sarcasmo de Ellis es innecesario para que un espía viejo pueda molar.

Valoración: Excelente debut. Para todos los fans de series de espías.

Junkyard Joe #1

El universo compartido de Mad Ghost Productions se se expande con esta Junkyard Joe, protagonizada por un robot homónimo al que ya pudimos ver en las páginas de Geiger. Geoff Johns, Gary Frank y Brad Anderson repiten como equipo creativo y como aliciente para la lectura. Son la clase de equipo que siempre producirá algo que es como mínimo muy competente. Como este primer número.

Ambientado en 1972, los autores nos narran la historia de un robot luchando en la guerra de Vietnam. Se ha explorado tan a fondo este conflicto bélico que llega a aburrir leer más historias ficticias sobre él (nada sorprendente si tenemos en cuenta el impacto que tuvo en la psique de América y sus aliados); pero Johns y Frank consiguieron entretenerme de principio a fin con una historia que ha sido calculada rigurosamente, a la que no le faltan ni sobran viñetas o líneas de diálogo, y aun así parece haber sido realizada con mucha facilidad, señal de la maestría de dos veteranos con años de éxitos a sus espaldas. Se acrecienta mi impresión de que el mayor obstáculo que tiene este equipo es la visión de Johns de los superhéroes y universos compartidos, que pone límites a la ambición de las obras de Mad Ghost. Si el guionista olvidase algunas lecciones aprendidas en DC Comics, podría llegar a escribir esa obra maestra que le quiere regalar a Frank y Anderson.

Valoración: Debut que demuestra que los creadores de Doomsday Clock siguen en plena forma. Un cómic de acción impecable.