We’re back! Después de un (relativamente) breve descanso, vuelve Novedades USA con un nuevo formato. Las series regulares son hoy un anomalía en el indie, sólo viables para unos pocos afortunados como Todd McFarlane y Robert Kirkman. En consonancia con los tiempos que corren, ya no hablaremos de números uno, sino miniseries enteras. Lo que no cambia es la subjetividad de la sección. Os seguiremos ofreciendo nuestra opinión personal con honestidad, de lector a lector, destacando las series que creemos que merecen ser leídas y publicadas en español.
Red Zone #1-4
Guion: Cullen Bunn
Dibujo: Mike Deodato Jr.
Color: Lee Loughridge
Rotulación: Steve Wands
Formato: Grapa, 32 páginas.
Precio: $3,99
Tenía que suceder. Mike Deodator Jr., el dibujante más rápido del indie americano, capaz de producir un cómic por semana, ha coincidido con Cullen Bunn, el escritor más rápido del indie americano, que anuncia como mínimo dos series de terror nuevas cada mes. El resultado de esta colaboración es una lectura igual de rápida que su ritmo de trabajo. Red Zone se lee en un santiamén y como muchas obras de estos dos autores, nos mantendrá entretenidos, pero nos olvidaremos de ella pasados cinco minutos.
Bunn y Deodato nos narran las peripecias de un ex espía americano huyendo de Moscú, ciudad más peligrosa incluso en los cómics que en la realidad. En la Moscú de esta serie no te tiran por una ventana, el método favorito de Vladimir Putin, sino que te persiguen con granadas, ametralladoras, misiles guiados e incluso tecnología robótica futurista, un arsenal que ya quisiera tener el ejército ruso en Ucrania. El guion de Bunn prefiere el exceso a la verosimilitud, la acción a la intriga y las explosiones a las subtramas. Todas sus fuerzas se centraron en mantener un ritmo frenético, unos personajes que nos caigan bien desde la primera página y en darle a Deodato una retahíla de tiroteos y persecuciones con las que divertirse dibujando.
Nuevamente el dibujante brasileño calca a Vincent Cassel, actor de quien parece estar enamorado, aquí «interpretando» al protagonista de la serie. Estoy convencido de que hay un personaje idéntico a Emma Thompson y uno de los villanos me recuerda a Russell Crowe. Aparte de actores calcados, en Red Zone nos volvemos a encontrar con fondos generados por ordenador y cuadrículas rígidas, los otros dos vicios del dibujante que ni los juegos de luces y sombras ni el colorista Lee Loughridge pueden camuflar siempre. Aunque entiendo los motivos de estos vicios (la industria americana no perdona ningún retraso), me apena que un dibujante de tanto talento se sabotee a sí mismo. En sus mejores páginas, Red Zone es un cómic de acción divertidísimo; pero la ilusión se resquebraja en muchas otras páginas y no vemos a un espía repartiendo plomo y puñetazos, sino a un fotograma de Vincent Cassel sosteniendo una pistola generada por un programa de modelado 3D y sobreimpreso en la foto de una calle rusa.
Sin embargo, un mejor dibujo no cambiaría mucho mi valoración de esta serie. Sus autores la concibieron como un entretenimiento rápido, sin intención de ganar premios o estimular el alma o intelecto de los lectores, objetivo que cumplen con creces. Podría hasta afirmarse que los dejes de Deodato la hacen más memorable de lo que debiera ser. Si no os molesta el dibujo y queréis entreteneros unos veinte minutos, ésta no es mala opción. El bajo precio de la versión digital y el futuro tomo recopilatorio se ajustan a lo que ofrece.
Valoración: Un cómic para Monica Bellucci y lectores que en días de estrés quieran un cómic sencillo (y barato) y no les importe el dibujo.
Sacrament
Guion: Peter Milligan
Dibujo: Marcelo Frusin
Color: Marcelo Frusin
Rotulación: Sal Cipriano
Formato: Tomo, 128 páginas.
Precio: $9,99
No es la primera vez que Milligan profundiza en la fe cristiana, pero pocas veces lo ha hecho con un cómic tan entretenido. Sacrament narra la historia de un cura católico que tiene que realizar un exorcismo en un futuro en el que la religión está prohibida y la humanidad se ha expandido por el cosmos. AWA Studios menciona El Exorcista como uno de los referentes de esta serie y no se equivoca. Milligan se ha inspirado tanto en la obra de William Peter Blatty que por momentos tuve la sensación de estar leyendo una nueva versión del exorcismo más famoso del cine y la literatura. No creo que al escritor de American Ronin le preocupen las acusaciones de haberse inspirado demasiado en otra historia. Lo que a él le interesa es hurgar en la mente de un hombre que ha perdido la fe y explorar la lucha entre el bien y el mal, temas que no requieren argumentos innovadores. Además, los exorcismos son un subgénero que no permite mucha innovación y El Exorcista es tan genial que podríamos afirmar que hizo innecesario el género que creó. No tiene mucho sentido reinventar una formula ya perfeccionada.
Según cómo se mire, la visión de Milligan de la fe cristiana y la naturaleza del bien y el mal es más optimista o más pesimista que la de Blatty, una ambigüedad que, cómo debe ser, queda sin resolver al terminar la serie. Lo que tengo claro es que me divertí mucho con la lectura. El guion supo mantenerme interesado en todo momento en el protagonista y sus secundarios, manejando con soltura el ritmo de la historia y confiando en la habilidad de Marcelo Frusin para crear imágenes sobrecogedoras. El ilustrador argentino retrata con pulso firme y excelentes resultados la lucha entre un hombre de Dios y el demonio, haciendo énfasis en el miedo que delata cada movimiento del protagonista durante los rituales de exorcismo. Tomando notas de la estética de Alien, la famosa película, el ilustrado consigue que nos sintamos parte de un claustrofóbico mundo de ciencia-ficción con insalubres fábricas y apartamentos estériles. Me quito el sombrero ante su trabajo convirtiendo una sala vacía en un espacio tenebroso en el que el mal se manifiesta con impunidad.
En resumen, Sacrament es uno de los mejores lanzamientos que nos ha dado la editorial de Axel Alonso, que intenta ser heredera de la Vertigo de los 2000. Con más cómics como éste, que saben contar una historia comercial pero con un estimulante trasfondo adulto, podría conseguirlo finalmente.
Valoración: Gustará a todos los amantes del terror y los exorcismos.
Junkyard Joe
Guion: Geoff Johns
Dibujo: Gary Frank
Color: Brad Anderson
Rotulación: Rob Leigh
Formato: Tomo
Precio: $14,99
El año pasado comenté que el mayor obstáculo de los cómics de Geoff Johns y Gary Frank era la visión del guionista del género de los superhéroes y los universos compartidos, incapaz de salir del molde creativo de DC Comics, nada sorprendente si tenemos en cuenta que él fue el uno de los capitanes de la DC de los años 2000. A Johns le hacía falta olvidarse de años escribiendo eventos y relanzamientos e historias nostálgicas. Junkyard Joe no es un cambio radical o el inicio de una nueva etapa creativa en su carrera, pero sí un pequeño paso adelante.
Como en los cómics de DC Comics de este dúo, uno no puede evitar quedarse atónito ante los contrastes de Junkyard Joe. En el primer número de la serie asistimos a escenas de guerra con una violencia escalofriante, y a partir del segundo número la serie la historia del robot soldado Junkyard Joe se entrecruza con la de una familia americana, edulcorándose la serie hasta que vuelve la violencia ultrarrealista. Podría decirse que ésta es una serie para adultos que quieren historias bonitas, sobre valores americanos como la unidad familiar, pero se avergüenzan de leer cómics sin violencia. Vamos, un cómic para el lector americano medio de DC Comics, que pronostico que no tendrá mucho interés en esta serie.
¿Qué puede ofrecernos esta serie a los lectores que no sentimos nostalgia por los años en que Superman tenía melena? Pues a dos autores con un gran dominio del medio en el que trabajan. Puede que sus mejores años hayan quedado atrás, pero quién tuvo, retuvo. Johns aún sabe cómo ganarse el corazón del lector con sus historias de familias en plena crisis y sus (super)héroes ensimismados en traumas personales. Frank sigue siendo un gran dibujante de cómics de acción y familias en un mundo de superhéroes. Y no tenemos que sufrir referencias a crossovers pasados o venideros, imposiciones editoriales o la obsesión de Johns por los cómics de su infancia. A diferencia de Geiger, las referencias al universo compartido The Unnamed se limitan a un epílogo que no empaña el resultado final. Junkyard Joe se puede leer como una obra independiente, algo inesperado pero muy de agradecer. Tenemos por fin un cómic cuya calidad justifica la marcha de sus autores de ese desierto llamado DC Comics hacia el oasis de Image Comics.
Ya solo les hace falta aprender a Johns y Frank que la violencia no es necesaria para todas las historias que quieren contar. A pesar de no molestarme la cantidad de hemoglobina en la serie… ¿acaso era necesario dibujar mutilaciones en un cómics sobre niños haciéndose amigos de un robot de buen corazón? Johns y Frank, ningún editor de DC os hará la vida imposible si no hay una muerte por capítulo en vuestras series indie.
Valoración: Una muy buena lectura para fans de los cómics de acción.