#ZN Manga – Los Caballeros del Zodíaco: Saintia Sho nº 1

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Edición original: Akita Shoten – septiembre 2013
Edición España: Editorial Ivrea– mayo 2017
Guión: Masami Kurumada
Dibujo: Chimaki Kuori
Entintado: Chimaki Kuori
Portada: Chimaki Kouri
Precio: 8 euros (tomo en tapa blanda de 200 páginas)

 

Hace unos meses, discutía con la ilustradora Delfina Palma acerca del carácter imprescindible de las obras y, en general, del arte y demás creaciones culturales. El objeto de la conversación –en el seno de la red social del trino- era la película que ampliaba el universo de Harry Potter. Yo apunté que una historia como aquella era innecesaria y ella argumentó que el arte no es «necesario» -en el sentido de crucial para la subsistencia-; con independencia de la relevancia de tal o cual obra, cualquier creación artística o manifestación cultural podía influir en la vida de una persona. Nunca había visto el asunto de las obras derivadas –spin off, que les llama la comunidad pitlingo-parlante- desde otro ángulo que no fuera el puramente comercial (exprimir una idea hasta que no dé más de sí o de no) de ahí que, en su momento, calificara a Rogue One como una película innecesaria (y el símbolo de la política de Disney respecto de las franquicias adquiridas a George Lucas). Sin embargo, en el momento de su estreno podría haberse dicho lo mismo de La Guerra de las Galaxias, una película de aventuras donde se recogen todos los elementos definitorios del género (y hay mucha inspiración sobre obras anteriores). El valor de la primera / cuarta parte de la historia acontecida hace mucho, mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana, viene dado por su influencia en estos últimos cuarenta años. El argumento de mi interlocutora hizo y hace que ahora me enfrente a creaciones como Saintia Sho con otros ojos.

Hace ya unos cuantos años que la franquicia «saint-seiyana» se nutre de obras derivadas de todo tipo. Desde el Episodio G de Megumu Okada al Saint Seiya Omega de Toei Animation, pasando por El lienzo perdido de Shiori Teshirogi o Soul of Gold. Una historia que se suponía cerrada hace casi treinta años, cobró nuevo impulso merced a una esperada continuación de su truncado anime. Este hecho venía a destacar una evolución que, a día de hoy, concibe a muchas franquicias como fenómenos globales y ha traído consigo también el hecho de que maese Kurumada se haya arremangado y esté enfrascado en una continuación del manga original, Next Dimension. Saintia Sho se une a este creciente número de productos de la franquicia, que contará además con una versión animada antes de que finalice el año.

La historia de esta serie se presenta como un relato que corre paralelo al manga clásico, iniciándose justo antes del comienzo del torneo galáctico. Este primer tomo introduce a la primera protagonista de la nueva saga: Shōko, una adolescente que lleva varios años sin ver a su hermana mayor Kyōko. Ambas fueron iniciadas en las artes marciales por su progenitor, pero la primogénita recibió una beca de estudios de la Fundación Graude –la misma que se encargó de seleccionar a un buen puñado de huérfanos y enviarles a los centros de entrenamiento dependientes del Santuario-. No se han visto en cinco años, ya que la entidad que actúa como mecenas así lo ha impuesto. Cuando la joven descubre que Saori Kidoh, cabeza visible de la citada fundación, acude a su mismo instituto, se arma de valor y la enfrenta, con el fin de conocer el sino de su hermana. Este acto le dará la respuesta que busca, pero cambiará igualmente su vida para siempre. Kyōko ha sido entrenada para convertirse en una «saintia» una de las damas protectoras de Atenea. Siguiendo la tradición que se remonta –sí, efectivamente- a los tiempos mitológicos (coletilla-explicación recurrente en toda la franquicia) en sus primeros años de vida, la reencarnación de la diosa helena debe ser atendida únicamente por mujeres. Así pues, las saintias, al contrario de las mujeres-caballero, están exoneradas de la obligación de llevar la máscara que simboliza la invisibilidad de su sexo. Kyōko es una de las protectoras personales de Saori y luce la armadura del Caballo Menor (Equuleus). Junto a ella se encuentra Mii del Delfín, secretaria personal de la reencarnación de Atenea. Su descubrimiento como guerreras a los ojos de Shōko coincide con la llegada de una amenaza que pone en peligro tanto los planes de Kidoh como la propia existencia de una adolescente cuya existencia está volviéndose del revés: Eris, la diosa helénica de la discordia, ansía reencarnarse en un cuerpo mortal y, a través de sus agentes, las dríadas, intentará capturar a Shōko. Kyōko se interpondrá en ese aciago destino y llevará a su hermana menor a tomar el pesado manto, concretado en la armadura del Caballo Menor.

Como puede comprobarse, el primer tomo de las aventuras de las doncellas guerreras de Atenea introduce muchos elementos bien conocidos por la parroquia «saint-seiyana». Para empezar, tenemos una historia fraternal en la que una de las partes toma la determinación de encontrar a la otra. Así como Seiya se lanza a la búsqueda de su hermana Seika (aceptando la participación en el torneo galáctico, como contrapartida a la promesa de Saori de utilizar los recursos de Graude en la búsqueda) Shōko quiere encontrar a Kyōko. El hecho de que esta última sea una dama guerrera cuyo legado influye en la decisión de la protagonista, no deja de ser un guiño a los tiempos en los que se pensaba –no sin muchas razones- que Marin del Águila, la mentora de Pegaso, podía ser efectivamente su hermana perdida. Para seguir, hay que hacer referencia a la enemiga principal, la diosa griega de la discordia. El hecho de que emplee una manzana de oro para sus fines, lleva directamente a otra de las fuentes de influencia en el trabajo de Chimaki Kuori: la película La malvada diosa Eris (邪神エリス Jashin Eris). Aquella cinta –que tiene los males de todo el apartado fílmico de la franquicia-. Con ella viene, no solo la manzana de oro –que, tanto en la cinta como en el manga, sirve de trampa para captar a la huésped que debe albergar la esencia divina- sino también algunos personajes que tendrán su papel en la trama. Así como en el filme Eris se valía de antiguos caballeros caídos –como los de Orión, Escudo o Cruz del Sur- aquí encontraremos algunos de estos difuntos bajo las órdenes de la diosa y enfrentados a las Saintias. Siendo evidente que el único límite –y aun así, flexible- es la historia original, Kuori tiene libertad para contradecir lo que no forma parte del «canon mangante» y dar, como Teshirogi en El lienzo perdido, la versión de una antigua y presente fan a la franquicia. En este último caso, la ambientación se traslada a la anterior guerra sagrada; en el actual, se trata de una historia paralela que, por motivos evidentes, no puede influir en la trama principal. Las saintias no están llamadas a participar en las aventuras de los caballeros, de ahí que se eche mano de una enemiga que, sin estar presente el manga, sí forma parte de la franquicia.

Uno de los desafíos de este manga es el de alcanzar el necesario equilibrio entre la novedad y la tradición. Por un lado, la repetición del esquema habitual puede llevar al hastío y la sensación de que la historia que presenta es «más de lo mismo»; por otro, un exceso de novedad –empezando por las protagonistas- puede alejar a una parte de la afición veterana. Esta dicotomía –común a todas las franquicias con cierta trayectoria- está también presente aquí y se expresa en la presencia de personajes clásicos, como Milo de Escorpio. En entregas posteriores, se verá que algunos elementos definitorios de la serie y sus derivadas permanecen: Shōko y Mii serán las primeras integrantes de un sexteto que incluirá a personajes que evocan al quinteto original. Habrá una guerrera que cambiará de bando, otra vinculada a China y tres cuyas armaduras evocarán relaciones con las de los caballeros de bronce.

Uno de los puntos fuertes del manga está, sin lugar a dudas, en el dibujo de Chimaki Kuori. La ilustradora, devota de la serie original y del anime, vuelca aquí un estilo que recuerda mucho al de otra seguidora de la franquicia, la dibujante Shiori Teshirogi. Los diseños de las nuevas armaduras tienen muy buen aspecto y las agentes de Eris transmiten por su aspecto la necesaria sensación de peligro, amenaza y repulsión.

En conclusión, tenemos un nuevo producto de la franquicia, que reitera muchos de los esquemas habituales, pero que presenta un nuevo elenco de personajes y tiene el potencial de enriquecer el legado de la obra creada por Masami Kurumada. Además, tiene el interés de ser la base del próximo anime del universo «saint-seiyano», aunque es menester advertir que, según cuentan las noticias, la estructura y el equipo responsable serán los mismos que los de Soul of Gold. ¿Será Saintia Sho otra serie memorable o un nuevo intento de hacer negocio con una inversión mínima? Ya se verá.

Una nueva versión del ataque clásico
Ilustración de la serie

  Edición original: Akita Shoten – septiembre 2013 Edición España: Editorial Ivrea– mayo 2017 Guión: Masami Kurumada Dibujo: Chimaki Kuori Entintado: Chimaki Kuori Portada: Chimaki Kouri Precio: 8 euros (tomo en tapa blanda de 200 páginas)   Hace unos meses, discutía con la ilustradora Delfina Palma acerca del carácter imprescindible…
Guión - 7
Dibujo - 8.1
Interés - 6.9

7.3

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Curioso
Curioso
Lector
3 julio, 2017 20:44

Solo espero que el anime tenga mejor suerte que el de El Lienzo perdido.

Creo que mientras las tramas sean interesantes no son malos los productos derivados.

Lo intentaron también con Doremi y la verdad lo que llevo de lectura no me parece lo suficientemente bueno, y supongo que por eso no sacaron anime basado en las publicaciones derivadas.