En 1993, en pleno boom del manga, el Saló del Còmic de Barcelona tuvo a Japón como país invitado. Y los autores que llegaron como invitados forman una alineación de estrellas del cómic japonès casi impensable hoy en día: Katsuhiro Otomo, Jiro Taniguchi, Buichi Terasawa, Ryoichi Ikegami, Suehiro Maruo, Masachi Tanaka (Gon), y el dúo Koji Inada y Riku Sanjo (de Dragon Quest). Poco después llegaría el Saló del Manga, que este año cumple sus 20 años de existencia. Si bien es prácticamente imposible llevar a tantos autores de primera línea en un solo evento, está claro que este año tenemos una alineación de lujo como ha habido pocas. Cuatro autores que representan cuatro generaciones distintas de mangaka: Inoue, uno de los que llevó la Shônen Jump a lo más alto; Obata, que en los últimos años ha revolucionado el manga con Death Note o Bakuman; Hanazawa, una nueva raza de mangaka que se mueven entre el mainstream y lo underground; y Ken Niimura, una especie aparte, el único autor español que ha conseguido publicar en Japón de la misma manera que lo haría un mangaka japonés. Cuatro grandes invitados para un año muy significativo para el evento. Los fans tendrán la oportunidad de asistir a una serie de encuentros con estos autores, y para ir lo mejor preparados posible, os ofrecemos ahora un breve repaso de las biografías y bibliografías de estos cracks de la pluma.
TAKEHIKO INOUE
Ha sido el último autor en ser anunciado, y probablemente sea uno de los autores más importantes que ha podido traer el Saló del Manga. El motivo: ser el autor de uno de los mangas más vendidos de todos los tiempos, uno de los co-responsables de llevar a la revista Shônen Jump a conseguir un Récord Guinness de ventas, con sus más de 6 millones de ejemplares vendidos. La obra que se lleva el mérito no es otra que Slam Dunk, uno de los mitos del manga y anime deportivo.
Nacido en 1967 en Kyushu, hay dos grandes pasiones que han dirigido la vida de este autor: el dibujo y el baloncesto. Empieza a practicar este deporte en secundaria, convirtiéndose luego en el tema que le llevaría a la fama como mangaka. Pero antes de llegar a publicar sus propias historias, Takehiko Inoue empieza de ayudante de Tsukasa Hojo, trabajando en su obra más popular, City Hunter. Debuta en las páginas de Shônen Jump con Purple en 1988, y su primer tomo llega un año después con Chamaleon Jail.
Slam Dunk es su segunda obra, y se basa en parte en sus propias vivencias personales, ya que asegura haberse puesto a jugar a baloncesto para llamar la atención de las chicas. Como auténtico fanático del deporte, se empecina en plasmar en sus páginas el dinamismo, velocidad y espectacularidad del baloncesto; y a lo largo del manga es más que evidente su evolución técnica. Como ya hemos dicho, la obra rompe todos los récords, y cuando llega a su fin, las ventas de Shônen Jump nunca más vuelven a ser las mismas. Pero además de vender mangas, Slam Dunk inspira a muchos niños para que se pongan a jugar a baloncesto, siendo un deporte bastante popular en Japón.
Su siguiente obra se mantiene dentro de la temática, pero en este caso hace un salto espacial, situando al equipo protagonista en un torneo intergaláctico. Buzzer Beater se publica primero a través de Internet (y estamos aún en los noventa) en japonés, coreano, chino e inglés. Aunque luego será recopilado en tomos por Shûeisha.
Si bien podía parecer que Inoue se iba dedicar a crear mangas de baloncesto uno tras otro, su siguiente trabajo se aleja totalmente del género deportivo, y abraza el jidaimono. Vagabond, probablemente su segunda obra más popular, llega en 1998 para contarnos la historia de uno de los samurais históricos más famosos de todos los tiempos: Musashi Miyamoto. La serie llega ya a los 37 volúmenes y aún no ha terminado. La obra se basa en la novela Musashi de Eiji Yoshikawa, y es una obra de ficción sobre este personaje real, autor de El Libro de los Cinco Anillos.
El gusanillo del baloncesto no termina de marcharse, y en 2001 Inoue empieza paralelamente a la publicación de Vagabond, otro manga, REAL (que sigue publicándose a día de hoy). La obra reúne a tres personajes marginados que tienen en común la pasión por el baloncesto… deporte que deben practicar en silla de ruedas.
Más allá de sus publicaciones regulares de manga, vale la pena destacar el trabajo que hizo en Pepita, una especie de álbum de viaje con bocetos, videos y fotos, que explica su estancia en Barcelona tras la pista de Gaudí.
TAKESHI OBATA
La carrera del dibujante Takeshi Obata, nacido en Japón en la provincia de Niigata en 1969, comenzó en 1985 a los dieciséis años con la publicación de 500 Kounen no shinwa en la editorial Shūeisha, trabajo que le serviría para ganar el prestigioso Premio Tezuka y entrar en el medio como ayudante del mangaka Makoto Niwano. En 1989 alzaría el vuelo por cuenta propia con Cyborg Jii-chan G, obra publicada en la revista Shōnen Jump en la que ejercería como dibujante y guionista de la historia aunque bajo el seudónimo de Ken Kobatake.
Después de varias obras menores como Arabian Lamp Lamp con Susumu Sendo, Chikarabito Densetsu – Oni o Tsugu Mono al lado de Masaru Miyazaki y Karakurizoshi Ayatsuri Sakon en colaboración con el autor Sharakumaro, la fama empezaría a llamar a su puerta de Takeshi Obata en 1998 con su trabajo con la guionista Yumi Hotta en Hikaru no Go. Este sería uno de sus primeros grandes éxitos, centrado en el go, un juego de mesa original de China muy popular en Japón, un título que sería adaptado al anime y con el que el dibujante ganaría en 1999 el Premio Shōgakukan y en 2003 el Premio Cultural Osamu Tezuka.
Pero nada comparado al boom que supondría su posterior trabajo con el guionista Tsugumi Ohba en la popular Death Note con la que ambos conseguirían el reconocimiento a nivel internacional de público y critica como refrendan de nuevo su nominación al Premio Cultural Osamu Tezuka y las recibidas en el Festival Internacional de Angoulême de Francia, en los estadounidenses Premios Eisner y en los británicos Premios Eagle.
El éxito sería tan destacado que Takeshi Obata y Tsugumi Ohba se convertirían en el equipo creativo de moda despertando un gran interés con su regreso en 2008 con la serie Bakuman ambientada en el mundo del manga y con ciertas reminiscencias biográficas de sus autores en la trama. Esta como en el caso de Death Death llamaría la atención de los lectores al presentarse como un shōnen atípico, un tipo de obra por la que son ahora reconocidos sus autores. El currículum de Takeshi Obata se completa con obras como la traslación a viñetas del videojuego Blue Dragon de Tsuneo Takano, Hello Baby de Masanori Morita, Urōboe Uroboros! y RKD-EK9 guionizadas ambas por Nisio Isin y la adaptación de la novela All You Need Is Kill de Hiroshi Sakurazaka en la que trabajaría codo con codo con Ryosuke Takeuchi y Yoshitoshi Abe.
Por último, también habría que hablar de la labor como diseñador de Takeshi Obata que el mangaka ha sabido compaginar con el manga, poniendo su detallado y estilizado dibujo al servicio de videojuegos como Castlevania Judgement y animes como No Longer Human y Kokoro.
KEN NIIMURA
El dibujante y guionista de ascendencia hispano-japonesa Ken Niimura, nacido en 1981 con el nombre completo de José María Ken Niimura del Barrio, inicio su contacto con el mundo del cómic en el movimiento fanzine como fundador de H Studio, Arruequen y el sello editorial Epicentro bajo el que se aliaría con varios colectivos valencianos. En estos primeros años destacan en su currículum obras como Underground love, Clockworld, Vacío Absoluto, Otras jaulas o En el camino de la madeja, Historietas, trabajos que combinaría con su faceta como docente impartiendo cursos sobre cómic y manga en la Universidad de Salamanca o la Maison de la culture du Japon à Paris.
En el año 2008 su carrera daría un vuelco con la publicación de Soy una matagigantes, obra debut en el mercado estadounidense en la que colaboraría con el guionista Joe Kelly y con la que obtendría una nominación a los premios Eisner en la categoría de Mejor Obra para Público Adolescente y el Premio Internacional de Manga de Japón otorgado por el Ministerio de Asuntos Exteriores. El buen sabor de boca que dejaría la obra llevaría a Ken Niimura y Joe Kelly a unir fuerzas nuevamente para firmar un par de historias en la cabecera de The Amazing Spider-Man.
Pero la versatilidad de Ken Niimura le han permitido evitar estancarse como autor publicando en mercados tan dispares como el italiano en la revista Black, en la publicación sueca C´est Bon Anthology, en la francesa Fluide Glamour y, por supuesto, en Japón con antologías de historias cortas como Traveling y Henshin. Esta capacidad de movibilidad también le ha permitido colaborar a nuestro protagonista con autores de calado internacional como Víctor Santos, David Lafuente, Luciano Saracino, Javier de Isusi, Arnaud Bureau o Choi Juhyun.
KENGO HANAZAWA
Kengo Hanazawa parece que ha salido de la nada para comerse el mundo. Su obra más famosa, I am a hero, empezó a serializarse en 2009 en la Big Comic Spirits, una de las revistas de seinen más famosas de Japón. Este manga de zombis se ha convertido en todo un fenómeno, y a su autor en un mangaka de prestigio.
Pero la carrera de Kengo Hanazawa no empieza con los zombis. Nace el 5 de enero de 1974 en Hachinohe, en la prefectura de Aomori. Con 23 años viaja a Tokio para trabajar de asistente del mangaka Osamu Uoto, autor de Dossier A, publicado en Francia por Delcourt. Este trabajo, junto a la obra de Yoshiharu Tsuge, al que dice admirar mucho, influyó en su estilo y su forma de trabajar. Con 29 años empieza su primer manga, Ressentiment, con el que recibió el premio Sense of Gender en 2005. Aún una obra muy primeriza y con un estilo muy alejado del actual, la finaliza en 2005 con tan solo cuatro tomos y empieza ese mismo año Boys on the run, la historia de Tanishi Toshiyuki, un chaval de 27 años, con un trabajo que desteta y sin novia. En esta obra se vuelve a ver, al igual que se hace en Ressentiment y más adelante en I am a hero, la figura del japonés medio, sin ambiciones ni interés y con un futuro poco preciso, un modelo que se ha convertido en una presencia continua en la obra del autor. Boys on the run nos cuenta la lucha de Tanishi por salir adelante en un mundo al que no se ha llegado a adaptar, y encontrará fuerzas para su propósito en el boxeo y una chica con cierta peculiaridad. El cómic fue adaptado a una película de imagen real en 2010 por Daisuke Miura.
I am a hero es la obra que según el propio autor le ha salvado de convertirse uno de sus típicos personajes perdedores. Ha sido nominada tres veces al Premio Manga Taisho, sin llegar a conseguirlo ninguna vez, y ha sido publicada en varios países, entre ellos España, Alemania, Francia e Italia. Una constante en la obra del autor es la búsqueda de realismo. En I am a hero lo consigue mejor que nunca, pues además de una historia llena de personajes muy reales, caracterizados por su debilidad, como es el caso del protagonista, o del egoísmo que surge en situaciones de estrés, esta obra cuenta con un dibujo muy trabajado y lleno de detalle que te sumerge mucho más en el mundo creado por el autor.
Kengo Hanazawa pertenece a la misma generación de autores que Inio Asano, que buscan un nivel de dibujo muy técnico y cierto realismo acorde a la generación que les ha tocado vivir. I am a hero cuenta con 15 tomos en el mercado, y el autor ha declarado que está trabajando en otro proyecto y que probablemente sea shonen.
Para ser un salón que no suele destacar por sus artistas invitados (aunque en los últimos años ha mejorado un poco este aspecto) se lo han currado bien esta vez.