Guión: P. Craig Russell.
Dibujos: P. Craig Russell.
Color: Lovern Kindzierski.
Formato: Volumen en tapa dura con la miniserie original.
Precio: 10 €.
El caso de Conan en el mercado del cómic en España es muy similar al del manga Dragon Ball. Al igual que con la creación de Akira Toriyama, el bárbaro inventado para el ámbito literario por Robert E. Howard ha tenido un impacto tan hondo en los lectores que los cómics y novelas que protagoniza se encuentran en un estado de constante reedición.
Gran parte de la culpa recae en autores como Roy Thomas, John Buscema o Barry Windsor Smith, por haber contribuido con sus versiones y prolongaciones del mito del cimmerio a consagrarle como un referente popular de la fantasía heroica.
Mil veces copiado y homenajeado, Conan contó hasta mediados de los 90 con nuevas aventuras en formato cómic, hasta el cese de las mismas y un letargo del que despertaría en pleno siglo XXI gracias al auge de la espada y brujería desencadenado por El señor de los Anillos. Situado ahora en la editorial Dark Horse tras décadas de establecimiento en Marvel, el relanzamiento del bárbaro se puso en manos del veterano Kurt Busiek y de Cary Nord.
Busiek optó por una dirección muy clara para sus historias, adaptar a su manera los relatos originales de Howard. La serie ha sido todo un éxito que ha devuelto al primer plano a Conan, y que ha propiciado la aparición de miniseries y especiales complementarios a la serie mensual.
De esos proyectos extraordinarios el más prestigioso e incluso más sugerente que la serie regular es la miniserie Conan y Las Joyas de Gwahlur, y lo es porque tras ella está P. Craig Russell, un guionista/dibujante a la medida para Conan.
Al cabo del tiempo este autor se ha convertido en un adaptador de obras tan elegantes como la ópera de Wagner El Anillo de los Nibelungos o un cuento de Neil Gaiman.
Quién más apto que él para adaptar entonces uno de los relatos del padre del bárbaro, el titulado Las Joyas de Gwahlur.
El argumento de ese relato lleva a Conan en una búsqueda por hacerse con los preciados dientes del gigante Gwahlur, todo ello con los tintes clásicos que incluyen bellas damas, reinos magníficos y retos aventureros.
El respeto de Russell hacia la obra base es loable y muy de agradecer porque para qué arreglar lo que no está roto.
En cuanto al trazo del autor, que no se prodiga tanto como quisiéramos, es muy limpio y claro, y especialmente efectivo a la hora de ofrecer una buena narración y un reflejo creíble de los mundos de fantasía, como ya demostró recientemente en Fábulas: El Último Castillo.
La edición de Planeta reúne la miniserie americana de 3 ejemplares en un único volumen de tapa dura, que por su carácter accesible y autoconclusivo se hace recomendable para los no iniciados en las hazañas de Conan.
Además como si de los extras de un dvd se tratasen, el tomo viene acompañado por una larga entrevista al autor que incluye bocetos y explicaciones de cómo afronta la composición de algunas páginas.
El cimmerio ha vuelto para quedarse, y con proyectos tan suculentos como este lo ha hecho por la puerta grande.
Esta novedad del Salón fue una sorpresa para mi y una compra obligada.
Me encanta Russell con su estilo precioso y elegante. Y, aunque como guionista no es tan bueno, suele ser bastante entretenido.
A ver cuando alguien se atreve a publicar sus adaptaciones de cuentos de Wilde.
Precisamente al ser mejor dibujante que guionista le viene también la función de adaptador de relatos y cuentos, así ya hay una historia base para no fallar.