Edición original: Girls 7 a 12 USA, Image Comics.
Edición España: Planeta; Marzo de 2007.
Guión, dibujo y color: Joshua y Jonathan Luna.
Formato: tomo recopilatorio de 144 págs.
Precio: 11,95 €.
Casi un año después de que Planeta publicase el primer tomo de Girls tenemos por fin una nueva entrega.
Al igual que el primer volumen, este segundo se ocupa de recopilar seis números de la serie original de los Hermanos Luna, la segunda que han creado bajo el paraguas de Image Comics.
Al igual que Ultra, la primera de ellas, Girls ha resultado ser una serie limitada, aunque a diferencia de aquella, va a contar con 24 números en total en vez de con 8. Maxiserie por tanto.
Eso hace que su división en cuatro tomos recopilatorios sea la ideal para su publicación, y en vista del ritmo lento con el que se va desplegando la trama, es una distribución que infunde alivio al lector poco amigo de las historias alargadas.
La gran pega de Girls es precisamente esa, que es leeenta, muy leeenta, y para impedir que este hecho nos cause un rechazo extremo, debemos mirar más allá del misterio que la envuelve, y que a priori suponía el elemento clave para dejar enganchado al lector, expectante ante el siguiente episodio. Como en Lost.
Si bien a diferencia de esa serie televisiva Girls ya tiene un final inminente (en los USA aparecerá la conclusión el mes que viene), la poca disposición a revelar qué se oculta tras las misteriosas mujeres desnudas que han surgido tan espontáneamente en Pennystown nos recuerda a las cada vez más escasas explicaciones que liberan los guionistas de Perdidos.
Lo que ocurre, la conclusión a la que yo he llegado tras leer todo lo publicado de la serie hasta el momento, es que los Luna Bros utilizan el misterio central y a las chicas ligeras de ropa como gancho para atraer al público, porque lo que parecen realmente interesados en contar es cómo se comportan los variopintos habitantes del pueblo ante una situación de aislamiento y peligro constante, cómo conviven y sobreviven aguantando las traiciones y decepciones que se lanzan los unos a los otros. En este sentido la serie tiene una dirección bastante bien llevada, con personajes vulnerables que sucumben ante el sexo y el deseo a pesar de los frecuentes arranques de violencia, y que les van consumiendo poco a poco por culpa de un atolondramiento y lujuria desmedida. No es un tratamiento psicológico tan certero como el de Kirkman en Los Muertos Vivientes, pero sí que podemos identificar en la sociedad actual ese tono soez que adoptan algunas de las relaciones vistas en la obra.
El mencionado misterio gira en torno a la bella mujer que el joven Ethan se topó de noche en medio de la carretera. Tras una apasionado encuentro sexual, a la mañana siguiente la mujer había puesto unos enormes huevos de donde emergían más mujeres idénticas a ella. Lo peligroso y peturbador de estas chicas es que atacan con violencia desenfrenada a toda otra mujer que se encuentren, dejando intactos a los hombres, con quienes no dudan en aparearse para producir más ejemlares de su particular especie. Por qué actúan así y de donde proceden es el misterio por resolver que circula por la serie. De momento este segundo volumen aunque nos da algunas pistas, sigue ahondando en la adaptación de los personajes a su desesperante situación, y a las decisiones que se ven obligados a tomar para mantener un cierto orden bajo el que protegerse.
Si leíste el primer tomo ya sabes por donde van los tiros y que tono tiene la serie, un tono con toques gore y de película de zombis, con humor lascivo y negro, no apto para lectores demasiado exigente. Y con chicas tan bellas como peligrosas.
¿Qué significa eso de «no apto para lectores demasiado exigente»?
A mí me parece que se denigra a esta serie en exceso y en ocasiones usando argumentos superficiales (no lo digo particularmente por ti, Juanjo). Y aunque yo también prefiero Los Muertos Vivientes, con la que a menudo se compara, no veo una diferencia brutal entre ambas.
Por otra parte, para ser un cómic centrado en decenas de mujeres desnudas es de destacar que gráficamente sea más recatado y de mejor gusto que muchísimos tebeos de superhéroes. Aquí no creo que sea ningún reclamo, allí sí.
Hombre con lo de no apto para lectores exigentes me refiero a que la serie tampoco aguanta un análisis muy profundo, porque se aproxima más a una peli de terror juvenil que a otra cosa. Y que conste que me ha parecido bastante entretenida, aunque el lastre de la lentitud le ha restado mucho del interés inicial.
Y si es verdad que para salir tantas mujeres desnudas no salen mal paradas, los Luna mantienen bien las proporciones.
Pues no me parece una comparación en absoluto afortunada. El cine de terror adolescente se basa sobre todo en los sustos (muchos de ellos tramposos) y en situaciones de tensión en las que los protagonistas huyen de la amenaza.
Poco de ello veo en Girls, la verdad, y mucho más acerca del comportamiento de los seres humanos como colectivo en situaciones extremas y de las relaciones entre los sexos y los estereotipos que guardamos del género opuesto. Nada especialmente profundo, cierto, pero tampoco creo que se pretenda.
Que conste que aunque le ponga algunas pegas a la serie, mi intención inicial era claramente la de defenderla. Y me puede recordar algo a las pelis de terror adolescente por el comportamiento tontorrón de algunos personajos o su forma de hablar, sobre todo de los hombres, y de su comportamiento de salidorros totales ante las chicas que dan nombre a la serie.
De los Luna Bros me gustó mucho más Ultra, a ver si la publican por aquí.
Pues a mí me ha gustado lo de las «chichas ligeras de ropa». Je,je, pero si esas «girls» casi no tién chicha…
A mí me encanta esta serie! Yo caía fijo con estas chatis, por muy poca chicha que tengan. Pero fijo.
Ultra lo editará Aleta proximamente!