De la introducción de Carlos Sampayo |
Hacerse Nadie
Guión: Jorge García
Dibujo: Fidel Martínez
Introducción: Carlos Sampayo
Ariadna – 64 pág BN – 12 €
No hay historias más morales que las historias inmorales. No hay tramas más éticas que las que hablan de traición. No hay secretos peor guardados que aquellos de los que nunca se habla. Son principios básicos sobre los que trabaja el urdidor de tramas negras. Y estos dos autores los conocen y los recrean con gran destreza.
Reseña |
Nunca he sido amante de las historias breves, aunque el buen hacer de Jorge García y Fidel Martínez en Cuerda de Presas me animó a probar con esta colección de relatos de género negro que se amparan bajo el sugerente título de Hacerse Nadie. Y me alegro de ello. Me alegro de haber hecho la prueba porque Fidel y Jorge, Jorge y Fidel, demuestran con su trabajo la extensible prolongación del instante. Hacerse Nadie es como un vino viejo que debe beberse a pequeños sorbos, degustando su riqueza de matices, identificando su rastro de sabores, paladeándolo incluso cuando el vino es ya sólo recuerdo. Porque en sus breves historias hay una densidad que trasciende el momento, que cala tan adentro como el frío en los huesos. Sus frases, sus secundarios, los detalles ambientales, la atención al momento histórico, la caprichosa colisión de acontecimientos y la exigente propuesta gráfica de Fidel Martínez son responsables de tal milagro.
En sus primeras historias es un cierto aliento poético el que se impone. A veces escondido tras una sentencia recurrente, otras veces en la bella plasmación de una secuencia.
Posteriormente, a partir de la soberbia narración titulada Mano a Mano, es el peso de lo que acontece – alrededor y en el interior de cada personaje – lo que logra penetrarnos.
Y curiosamente, a través de este género narrativo arquetípico que los autores escogen visitar desde su imaginería primera y más reconocible, nos alejamos cada vez más del artificio. Porque estos relatos de Jorge y Fidel diríanse un ejercicio de metafísica, un ensayo sobre la esencia del ser, destilada en palabras y gestos, en sombras y secuencias, un pasado de cinematógrafo en el que poder descubrir nuestras más profundas honduras.