Si me preguntan qué novela gráfica o cómic me ha marcado más, digo sin dudarlo EL ALMANAQUE DE MI PADRE de Jiro Taniguchi. Recuerdo perfectamente la primera vez que lo leí. Fue en un AVE, cuando viajaba desde Barcelona a unas firmas promocionales en Madrid. Me llevé el libro con el ánimo de entretener esas tres horas de trayecto que son pocas, pero muchas a la vez si estás encerrada en una veloz cápsula abarrotada de gente.
Vaya si me entretuvo. Al final, tuve que respirar profundamente varias veces para no acabar llorando a mares y comprometer mi reputación, aunque no pude evitar acabar con los ojos vidriosos y que el autor a quien acompañaba me preguntara qué me pasaba. Y se lo dije. Y lo comprendió. Él también había leído la obra y le había emocionado hasta las trancas. Bien podría ser por el hecho de que perdí a mi padre prematuramente que me sumergí en la trama como si Taniguchi me estuviera relatando mi propia pérdida, mi infancia marcada por el divorcio de mis padres.
El argumento arranca cuando un hijo regresa desde Tokyo a casa después de que su padre fallezca. Hacía años que no pisaba su tierra, porque quería dejar atrás todo lo que le congelaba el alma y le hacía dependiente de su familia, sobre todo de su padre y del proceso de divorcio de sus padres. Durante su visita, el protagonista deberá lidiar con el recuerdo de su progenitor y cómo este le ha producido siempre un frío sentimiento, a pesar de haber vivido con él cuando su madre los abandonó por otro hombre y de que le proporcionó una buena infancia. Sin embargo, las cosas a veces no son como son sino como uno recuerda que fueron.
A través de sus páginas, Taniguchi, con esa manera magistral que tiene de transformar lo cotidiano en único, nos explica a través de flashbacks vestidos de capítulos cómo Youichi, su familia y allegados revisitan la vida del fallecido. Así, a golpe de recuerdo colectivo y de copitas de sake, va cambiando la película de su infancia: Hacía más de 10 años que no volvía a mi tierra y, ante mí, no paran de aparecer facetas totalmente desconocidas de mi padre.
Esta frase resume a la perfección las pocas ganas tenía Youchi de regresar y la sorpresa que se lleva al ver cómo esos pensamientos que habitaban en su corazón se ven dinamitados por los diferentes testimonios que se suceden en el velatorio. Y no te das cuenta y el genial Taniguchi te hace reflexionar sobre tu propia vida y revivirla, empatizando con la figura del hijo (y ahora que soy madre, con la del padre) y tocándote mil fibras. Porque el pasado no es lo que uno recuerda sino lo que muchos vivieron.
En definitiva, si te gustan las obras intimistas y costumbristas, EL ALMANAQUE DE TU PADRE te robará el corazón. Si te gusta el manga y Japón, te atrapará. Así que pocos se librarán de su hechizo. Espero que, si la lees, permanezca en tu memoria para siempre.
Copyright de las imágenes Chichi no koyomi © PAPIER/Jiro Taniguchi, 1995
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