ZN7: 7 días, 7 noticias breves – TheNew7D7N (Semana35)

Doctor Who es una serie británica. Hecha en Gran Bretaña, para los británicos. Con sus coordenadas sociales y políticas, y sus gustos.
Que luego resulta exportable y al resto del mundo le gusta, estupendo. Que no gusta, pues vale.
Que tal vez sería más «universalista» adaptando los conceptos o personajes a entornos más, digamos, genéricos. Puede ser. Quizá podríamos llevar al Doctor al Salvaje Oeste, o presentarle a Nixon, o… No, lo tengo, hagamos un remake a lo Elementary…
No dudo (bueno, sí. lo dudo mucho) que me resultaría más cercana la serie si el protagonista fuese, por ejemplo, chino, y la mayoría de sus aventuras transcurriesen en Torremolinos, o tal vez en Nueva York, o, mejor, en Vulcano o Namec, que le añadiría verosimilitud…
Como ya se ha dicho aquí mismo, también está el hecho de que la serie, sin los presupuestos que manejan las series americanas, tiene que ahorrar en lo posible. Esto también influye en los efectos espaciales de la primera temporada, que es también el intento de homenajear y ser fiel a la idiosincrasia de la serie, con sus monstruos de gomaespuma y los maquillajes imposibles, sin mucho CGI.
El Doctor lo ha dicho cientos de veces: adora a los humanos, especialmente a los británicos. A mí me vale.
Al fin y al cabo, el planeta Tierra, especialmente Nueva York (con sus variantes en cuanto al nombre) lleva años siendo el centro de nuestros universos tebeísticos favoritos, y yo no me quejo, ni siquiera cuando Hal Jordan no explora nunca su sector espacial…
Por otra parte, suscribo todo lo que han comentado muchos amigos en comentarios anteriores: voto por Doctor Who, por Harlan Ellison, por Rose, David Tennant y por Russell T. Davies, que, no lo olvidemos, consiguió resucitar la serie en 2005 y devolverla a la grandeza. Sé que mucha gente reniega de su etapa, pero para mí siempre será muy superior a la de Moffat, superior a todo lo que hubo antes.
Ah, y coincido también con Juanete en su apreciación de la sexta temporada, tramposa y muy falta de calidad. Afortunadamente, cuenta con un Smith cada vez más cómodo en el papel…

Claro, Pachosuchus, de eso se trata. Lo de la calidad es, efectivamente, relativo; depende de a quién se le pregunte, sí.
Todo depende del gusto de cada uno, de sus preferencias, que es de lo que todos aquí estamos hablando.
Nadie está intentando sentar cátedra al respecto, sino simplemente dar su opinión al respecto, tan válida como cualquier otra.
Aquí confluyen los que piden opiniones y referencias sobre la serie, los que prefieren a un determinado actor, personaje o enfoque de la serie, y los que no ven ningún atractivo en la misma.
Para bien o para mal, hay gente que abomina de la etapa Davies en la serie, pero no es mi caso, y, como ya dije, coincido en muchos puntos expresados por otros habituales antes que yo.
Personalmente, prefiero dedicarme a comentar y apoyar los comentarios afines a mi propia opinión antes que desmontar los argumentos contrarios.
No coincido en absoluto con la apreciación de Juanete en comentarios como los números 101 o 107 acerca del metatexto, pero sí comparto con él o con otros, como ya dije, la opinión sobre la era Moffat, especialmente en la sexta temporada.
Coincido con mucha gente, como es el caso de Ocioso, en que Moffat me parece (insisto, Pachosuchus: me parece. A mí) mejor guionista ocasional que responsable absoluto de la serie.
En el otro lado de la balanza, no estoy de acuerdo con Sputnik acerca de la simplicidad de la era Moffat. Al menos, no tengo el mismo concepto de la simplicidad que él.
Me parecen mucho más estrafalarias  y poco simples las tramas de Moffat:

Conceptos maravillosos en todos los casos, en algunos casos pequeñas joyas simplemente apuntadas, como ya hacía Davies, pero que no me parecen simples en absoluto, no.
Ah, y, lo siento, pero no se me ocurre ningún bicho más raro que un alienígena con traje y corbata, como son los Silentes; algo que, por otra aparte, ya hizo Davies con los Oods y que, insisto, me parece raro, y turbador a más no poder.
Sin embargo, coincido con Sputnik en que esto es precisamente lo maravilloso de la serie, lo que la hace grande, y loca, y absurda, y genial, y en eso prefiero centrarme. En que, como a Sputnik y a tantos otros, me encanta Moffat y su versión del Doctor. Pero prefiero a Davies.
Y, de verdad, la trama de la sexta temporada, que sí me parece muy lineal y su final tramposo y precipitado suponen una decepción para mí. No termina de atraerme la idea de que nos presenten el misterio de la trama principal de la temporada en el primer capítulo y luego, al estilo yanki, meter toda una temporada de relleno hasta el final. Sí, temporada con brillantes gemas escondidas entre la paja, como The Doctor’s Wife, A Good Man Goes to War o Let’s Kill Hitler, o el regreso de Greg, pero bastante floja en líneas generales. Hasta la temporada anterior es mejor, para mí.
Y aunque me encantan Smith y su Doctor (insisto, creo que cada día lo hace mejor), empiezo a cansarme enormemente de la táctica Moffat de «el Doctor pone cara ambigua, que parezca que no sabe lo que está pasando, pero sí, o tal vez lo sabe todo, pero no se entera de nada, y al final nos sacamos de la manga que lo tenía todo preparado desde el principio, y que es imposible sorprenderlo, aunque finja que sí y sea un manipulador nato, porque todo trancurre según su plan pero finge que no porque, bueno, ya sabes, es el Doctor».
Y eso por no hablar del Método Moffat de trabajo:
http://basuraandtv.tumblr.com/image/6210887985 
Genial…
Pero, por favor, que nadie se ofenda, que simplemente estoy expresando mi opinión, en base a mis preferencias personales, sobre la que es mi serie favorita. No pretendo convencer a nadie, sino explicar por qué prefiero esto o aquello, o por qué coincido con la opinión de Fulanito y no con la de Menganito…
Ah, y yo también estoy deseando ver la nueva temporada, el 50º aniversario de la serie y, sí, la despedida de Smith como Doctor. Se le echará de menos, desde luego.
Para terminar (sí, por fin, gracias al que haya llegado hasta aquí, y perdón a todos): Sputnik, dime donde tenemos que firmar para la reunión de estos tres Doctores, por favor…

«Simplicidad. Sencillez. En la presentación»
Gracias, Sputnik. Lo había entendido perfectamente, y conozco el significado del término, de verdad, pero te agradezco que me lo aclares aun más.
Llámame pesado si quieres, pero sigo diciendo que, aunque entiendo tus argumentos, no los comparto. De hecho, para mí es justo al revés: es a Moffat a quien veo barroco y enrevesado y, sobre todo, tremendamente efectista. De hecho, es que me parece puro artificio. Genial, sí, pero efectista.
No te lo tomes como algo personal, por favor. Simplemente me fascina que ambos veamos cosas diametralmente opuestas en los mismos conceptos.
Si me lo permites, sí te haré notar que contrapones la era Davies, con sus bichos rarísimos, frente a la simplicidad de las criaturas de la era Moffat, para, luego, reconocer que los Silentes y los Ángeles son raros de cojones, aunque,eso sí, sencillos. Es a lo que yo me refería: a mí me parecen tan raros, o más, los «bicharracos» de Moffat como los de Davies. Porque si los Vashta Nerada no son raros, ya me dirás…
Y, hombre, es que las tramas de las temporadas cinco y seis no me parecen simples, sencillas. Ni en la presentación, ni en el desarrollo, ni en su desenlace. La quinta temporada es un mecanismo intrincado digno del mejor artesano relojero. Aunque, insisto, creo que en la temporada seis todo está resuelto porque sí, porque lo pone el guión que yo he escrito… Y eso, a mí, no me vale.
De verdad, no quiero meterme en una guerra contigo, pero parece que estamos confrontando nuestras posturas desde el respeto y esto me apasiona: Podremos coincidir o no, pero estoy seguro de que podré aprender con nuestro debate.
No digo que no me satisfaga el estilo Moffat. Me encanta. Lo que pasa es que le veo una serie de fallos, sobre todo en la sexta temporada, que hacen que eche de menos a Davies, al que prefiero de largo.
Por cierto, una cosa que siempre me ha llamado la atención de los episodios de Moffat en la etapa Davies es que, aunque sus episodios cortos están muy arriba en mi lista de favoritos (Blink y The Girl in the Fireplace, a los que tú aludes), sus episodios dobles (The empty Child / The Doctor Dances, por ejemplo), que sé que están muy bien considerados, con razón, me parecen un pelín estirados.
Me explico: son maravillosos, sí, pero creo que habrían sido mejores como episodios de 40 minutos En cambio, su doble final de la quinta temporada (la Pandórica) me parece magistral. Y, por cierto, en sus episodios de Sherlock no me sobra ni un solo minuto.

A ver, Sputnik, que veo que sonaba sarcástico, y no era mi intención.
Intentaba decirte, simplemente, que entiendo de qué me hablas, pero que yo lo interpreto de forma opuesta.

Volvamos sobre los Vashta Nerada. Sé bien que son una creación de Moffat, gracias (y, de verdad, no pretendo ser sarcástico). Precisamente los nombré por eso, porque son creación de Moffat, y son raros hasta decir basta. De lo que hablo, lo que tienen en común con el resto de creaciones de Moffat, así como con toda su visión de la serie, es precisamente eso: son, en mi opinión, engañosamente simples, pero tremendamente complejos en realidad.
Los Vashta Nerada, como los Ángeles o los Silentes, como las temporadas seis y siete de Doctor Who, son, a mi entender, sencillas en su apariencia, en su elemento estético. Sin embargo, es solo una fachada.
Estos conceptos no constan únicamente de la estética, el diseño. Sí, los Silentes son los típicos alienígenas Roswellianos, los Vashta Nerada son sombras y los Ángeles Llorosos son estatuas. Simple. Pero solo estéticamente.
En realidad son conceptos complejos, y muy brillantes: unos alienígenas a los que uno olvida en el mismo instante en que desaparecen de su campo de visión, olvidando asimismo encuentros pasados;  las pirañas de las sombras, que habitan en la oscuridad y devoran la carne, animando a su antojo los despojos; unos seres encerrados cuánticamente en una envoltura pétrea que se mueven cuando no los miras, y que te envían al pasado para alimentarse de la energía residual de tu ausencia en tu época de origen…

De eso hablaba todo el tiempo, efectivamente. De que los conceptos de Moffat son simples en la superficie, en lo puramente estético. Lo que no sabía es que tú te referías únicamente a esa parte al aludir a su simplicidad. Lo curioso es que, en el fondo, con un par de discrepancias, ambos estábamos hablando de lo mismo y, perdona si me equivoco, entonces también estamos de acuerdo en esto.

En cuanto a los episodios dobles, tengo que hacer extensiva mi opinión al resto de episodios dobles que han aparecido en la serie desde su «reactivación» en 2005. Coincido contigo en que prefiero el episodio de Cornell al de Moffat; a pesar del Capitán Jack, o del niño vacío, me resulta más redondo.
Sin embargo, a pesar de disfrutar mucho con estos episodios dobles, o con los de la librería o los de los Sontaran, por ejemplo, y los de los Cybermen, los Daleks en Manhattan o el Planeta Imposible, no sé, siempre me han sobrado 20 o 30 minutos de cada dupla, más o menos.

Curiosamente, esto nunca me ha pasado con los finales de temporada, ni con Moffat ni (menos aun) con Davies. Los finales de temporada de ambos me parecen redondos. Si acaso, creo que el final de la temporada seis es bastante precipitado. Ahí sí hubiesen sido necesarios dos episodios, por favor, gracias.
Ah, y lo mismo para el inicio de esa sexta temporada, también. Episodio doble. Redondo.

En cualquier caso, entiendo lo que dices acerca de la dupla El niño vacío / El Doctor Baila, y que a mucha gente le enganchasen esos episodios. A mí, como dijo antes Ocioso, ya me tenía desde el primero, con sus Autones, con Rose y con Eccleston. Por cierto, me parece MAGISTRAL la escena entre el Doctor y Rose, cuando salen de casa de ella y este le dice su nombre. Las muecas que pone, mientras ella no se entera de nada. Ahí me enganché para siempre.
De hecho, a pesar de los episodios de los Slitheen en Downing Street (otros 40 minutos de sobra, aunque, como siempre, todo lo salva el actor que interpreta al Doctor en cada momento), seguí ahí y, antes del Capitán Jack y el Niño Vacío me encontré con «Dalek» y con «El día del padre». Era imposible escapar, demadiado tarde. O demasiado pronto, no lo sé bien: con un Señor del Tiempo, uno nunca puede estar seguro…
También es cierto que tenía mucho cariño a la serie desde que veía, siendo un crío, a Tom Baker en la TVG, de modo que fue, simplemente, el reecuentro con un viejo amigo de la infancia que ha crecido para convertirse en un tipo genial.

Sí, tienes razón, Sputnik: un poco verborreico sí que soy, sí; pido disculpas por ello…
Efectivamente, al final estábamos hablando de lo mismo, sí, pero yo no había entendido a qué te referías.

Sobre el funcionamiento de «Rose» como primer episodio, te recomiendo que te leas esto:
http://crisei.blogalia.com/historias/70955 
o, mejor, entra aquí y te haces un repaso, estoy seguro de que lo encontrarás muy interesante:
http://crisei.blogalia.com/categorias/Doctor+Who 
Lo mismo para el resto: el aficionado a la serie, así como los neófitos, que no lean asiduamente los posts de Rafael Marín sobre nuestro buen Doctor se está perdiendo algo muy grande. O no. Yo soy de los que opinan que sí…

Coincido contigo en que el doble episodio de los Slitheen es cutre, y falsamente cutre, sí, y se regodea en ello, desde luego. Ese es su encanto, en eso consiste la serie. El problema para mí es que, como digo, todos estos episodios resultarían más atractivos como episodios de 40 minutos.
«Dalek», por ejemplo, es brillante, fantástico; pero no me imagino otros 40 minutos de Rose, o el Doctor, o un Dalek, subiendo escaleras. El episodio no hubiese dado para tanto.
Y esto mismo pasa con los episodios de los Slitheen y algunos más: sobra metraje. Entiendo lo desesperado de la situación del Doctor y compañía sin que me repitan una y otra vez las tomas de los infectados de El Niño Vacío o los espantapájaros de Naturaleza Humana asediando al Doctor y sus compañeros de fatigas. Como tú dices, lo bueno es que sirven para explorar con mayor profundidad personajes y relaciones.

No recuerdo en qué año estrenaron «Doutor Who» en la TVG , no sé si alguien puede ayudarme con esto, pero yo chupaba mucha serie en la TVG ya desde sus inicios.

Lo que no quita para que por aquel entonces tuviese tiempo para Tintín, Astérix y Lucky Luke, para Spiderman y Batman o para Enid Blyton, sin que por ello pudiese dejar de jugar al fútbol, a La Guerra de las Galaxias o a buscar ranas y cabezolos con mi hermano mayor y mis primos a tres kilómetros de Guitiriz…

Y sí, está claro que Reverend ha sido abducido: como lo será The Drummer, y quizás también El Asombroso Espaiderman. Los Hijos del Tiempo crecen…

Así es, Ocioso. La serie se regenerará a sí misma para seguir ofreciendo lo mismo de manera totalmente distinta, para reinventarse y ser completamente diferente, y nueva, y absolutamente fiel a lo que siempre ha sido, a lo que siempre será, en realidad: algo prestado que nunca se devolvió, grande y pequeño al mismo tiempo, totalmente nuevo y antiguo. Y azul. Del azul más azul que existe…

Qué gran serie, y qué grandes, y descabellados, y brillantes diálogos, los del Doctor…

Aunque coincido, lógicamente, con Ocioso con respecto a su valoración acerca de Torchwood, tengo que decir que siempre me ha llamado enormemente la atención que se catalogue la serie de Doctor Who como orientada al público infantil.

Ocioso la califica de optimista y divertida, sí, pero muchas veces se la califica de serie para niños. Hombre, para todos los públicos, tal vez, aunque siempre ha habido conceptos demasiado maduros, oscuros o directamente aterradores como para calificarla de infantil.

Me recuerda a la clasificación de la literatura popular de aventuras de la época victoriana como literatura juvenil. Me pregunto si dentro de doscientos o trecientos años se calificará a la trilogía Millenium, de Stieg Larsson, también como literatura juvenil, y nuestros descendientes podrán encontrárselas en la colección Barco de Vapor…

Pero estoy divagando.

El caso es que Torchwood es demoledora, seca y siniestra, sin duda. Más en su segunda temporada que en la primera, en mi opinión. Y la tercera también lo es, a mi modo de entender, pero en otros aspectos distintos, apuntados en las temporadas anteriores. Los Niños de la Tierra me parece escalofriante. Sí, hemos visto gobiernos como este antes, y volveremos a verlos (de nuevo en la cuarta, sin ir más lejos) y hemos visto antes a Jack Harkness llegar más lejos de lo que nunca hubiésemos imaginado, pero no hasta este extremo.

Por cierto, otra cosa que me llama poderosísimamente la atención: nunca he sido capaz de reconocer al Capitán Jack de Doctor Who en el Jack Harkness de Torchwood. Me pregunto hacia dónde tirará Moffat (su creador, ¿no?) si lo recupera en alguna ocasión: hacia el alegre Malcolm Reynolds en versión Firefly de sus inicios, o hacia el oscuro Malcolm Reynolds de Serenity en que se ha convertido.

Y sí, Karza, El Día del Milagro es más americana que británica, y se nota. Para mal.

«si, sigue siendo entretenida pero no es lo mismo, eso esta muy claro… habrá quinta temporada?»

Se supone que sí, Karza, aunque me da que en el último par de años se ha vuelto de, digamos, producción un poco lenta…
Además, ahora que John Barrowman se ha incorporado al reparto de Arrow, a poco que la serie tenga éxito, lo mismo no vemos a Jack y Gwen en una buena temporada…