Dirección: Justin Kurzel
Guión: Adam Cooper, Bill Collage, Michael Lesslie (película), Patrick Désilets, Corey May, Jade Raymond (videojuego)
Música: Jed Kurzel
Fotografía: Adam Arkapaw
Reparto: Michael Fassbender, Marion Cotillard, Jeremy Irons, Charlotte Rampling, Brendan Gleeson, Michael Kenneth Williams, Ariane Labed, Brian Gleeson, Carlos Bardem, Hovik Keuchkerian, Javier Gutiérrez, Matías Varela, Denis Ménochet, Mohammed Ali, Dino Fazzani, Gabriel Andreu, Megan Affonso
Duración: 115 minutos
Productora: 20th Century Fox / Regency Enterprises / DMC Film / Ubisoft
País: Estados Unidos
¡Ah, los templarios! ¡Cuánto han aportado a la ficción, a las teorías de la conspiración y a toda suerte de cuchipandas magufas! Cuando Hugo de Payns creó la Orden del Temple es muy probable que no imaginara siquiera el impacto que sus monjes guerreros tendrían en la historia medieval y el mito que se generaría, sobre todo a partir del proceso para su disolución y el aciago destino de sus dirigentes, cuando ya no quedaban reinos francos en Palestina. De una pequeña comunidad de caballeros con voto de pobreza al estilo monástico se pasó a una logia misteriosa cuyos fines podían ser tan benéficos como perniciosos. El Temple ha sido el pétreo convidado de toda conspiranoia que intente echar raíces en el pasado de la civilización y, desde luego, a relatos que se han movido en todos los grados de calidad. En el apartado sublime tenemos El péndulo de Foucault; en el olvidable bien puede habitar esta película que, mucho me temo, se suma a la larga lista de adaptaciones de videojuegos que han resultado decepcionantes.
El filme toma título, organizaciones, argumento y estética –del protagonista- de la saga de videojuegos creada por
La película cuenta una historia íntimamente relacionada con el primer título de la saga, que es el que sienta las bases de la trama que sus secuelas irán desarrollando. Sin embargo, no se trata de una adaptación sino de una inspiración, en la que encontramos a
Como puede comprobarse, la premisa es, cuando menos, intrigante. Si además echamos un vistazo al elenco protagónico, vemos que hay nombres ilustres: veteranos de la talla de
Para empezar, hay que indicar que el disfrute de la trama parte de la inevitable premisa de suspensión de la incredulidad. Las historias de logias viejuno-omnipotentes intentan dar una explicación diversa respecto de la historia oficial, siendo en este caso el duelo entre templarios y asesinos. Esbozos del control oculto por parte del Temple se dejan caer en comentarios expresados por el personaje de Rampling (cabeza visible de la Orden en el mundo contemporáneo) pero el desarrollo y la profundidad brillan por su ausencia. El resultado es un pastiche de órdenes, logias, reinos y poderes que son meras excusas para persecuciones y peleas en pasado y en presente.
Cuando las recreaciones genético-memorísticas de Lynch tienen lugar y viajamos a la brumosa Hispania de Isabel y Fernando (tanto monta, monta tanto) tenemos a una España controlada igualmente por un gobierno templario que no teme caminar bajo la luz del sol. Los Reyes Católicos no son más que títeres en manos de
Cuando Lynch descansa entre garbeo y garbeo, su vida se reduce a una existencia en las asépticas y carcelarias instalaciones de Abstergo en Madrid. Interacción con sus captores, con otros descendientes de la Orden de Asesinos y consigo mismo, ya que el reencuentro –literal y figurado- con sus raíces le acercará a la verdad sobre sí mismo. En estos momentos, la cinta pierde el escaso ritmo con el que cuenta en las escenas de acción y la historia se desarrolla tediosamente, hasta el siguiente reparto de porrazos.
Las actuaciones del plantel protagónico carecen de la fuerza que se presupone a unos intérpretes con esa trayectoria, pero quizá habría que echar en cara algo de esta problemática al guion. El personaje de Cotillard se mueve en la dicotomía entre la empatía hacia su cautivo y la lealtad hacia su progenitor, pero la evolución –si es tal- del mismo está llevada a trompicones. La pretensión de presentarla como inocente cuando se ha sentado la premisa de su participación activa en la empresa dependiente del Temple, resulta casi absurda.
En el plano de las curiosidades, hay que destacar la bruma amarillenta –casi modelo «boina de contaminación madrileña» con la que se envuelven las visitas de Lynch al tiempo de Nerha. La visión irreal que se imprime a las imágenes, ayuda a contextualizar –y a tomarse bastante a broma- la estética con la que se recrea la corte de los primos Trastámara: Isabel la Católica con tatuajes al estilo maorí, damas de compañía salidas del Celeste Imperio, un caballero negro con todo el aspecto de un samurái. Un singular disparate visual que constituye uno de los entretenimientos de la película.
El resultado final es una cinta que, sin tener una duración excesiva, se hace larga para la audiencia. La afición que haya seguido la serie de juegos podrá jugar a las referencias, algo que supone un aliciente adicional, si se ha militado activamente en ese colectivo. Como detalle final, me gustaría resaltar positivamente las intervenciones de Javier Gutiérrez (que lleva varios años demostrando sus capacidades interpretativas) y de Hovik Keuchkerian (Hispania: la leyenda, Cocretas).
P. S. No se pierdan la aparición estelar de Nicolás Copérnico.
Pues no sé, a mí me gustó. No es una maravilla del séptimo arte pero es apañada, está entretenida y es mejor que muchas otras adaptaciones de videojuegos. Además de que tiene la gracia de tener actores españoles. Ese Javier Gutiérrez como Torquemada…
Venga, pues ya está.
Que aprobéis esta bazofia, zanja por completo la duda de si tenéis alguna mínima idea de cine.
A mí me ha parecido un truño de los gordos. Me aburrí a más no poder y además, me parecieron muchos diálogos forzados y sin aparente sentido, así como muchas escenas.
Como tampoco tenía ningún sentido la pelea que hubo en las azoteas. Kilómetros y kilómetros de azoteas con calles minúsculas entre los edificios (lo digo por los saltos que hacían entre edificio y edificio, era como mucho un par de metros) y en el que, constantemente, los «buenos» eran interceptados por los «malos». Daba igual a qué edificio saltaran, pues ya estaban ahí los «malos» esperándolos para pegarse de tortas. Totalmente absurdo. Aparte, ahí todo el mundo, hasta el más mindundi, subía los edificios como Spiderman.
Vamos, que no. Un cero de los gordos.
Desde luego la película es un despropósito de los gordos. Y con el agravante añadido de que, como ya le sucedió a la franquicia Resident Evil, partía de unos juegos con un argumento cuyo desarrollo ya se prestaba a adaptarse al cine, y la adaptación se carga de un plumazo todo el potencial cinematográfico del original. Si en Resident Evil tiraron a la papelera el guion de George A. Romero (fiel al videojuego) para perpetrar aquel mata-mata estúpido de Paul W. S. Anderson, aquí hacen un proceso de «estupidificación» similar respecto a las historias de Altaïr Ibn La’had o Ezio Auditore. Y en el proceso desperdician talentazos actorales como los de Fassbender o Cotillard.
Lo de destacar a Javier Gutiérrez en la crítica solo puedo entenderlo como algún tipo de chauvinismo, porque (y mira que me gusta Gutiérrez en otros sitios: en La isla mínima está sublime) su Torquemada es para darle de guantazos al responsable (que intuyo que no es tanto él como el guionista y el director).
Y sí, desde luego hay que decir que darle un 7 a la dirección (caótica, atropellada, torpe), un 5,5 al guion (espantoso de principio a fin) o un 7,3 al «apartado visual» (impersonal, y muy lejos del anterior trabajo de Kurzel) es… no sé si desproporcionadamente generoso o directamente inconsciente. No sé, creo que aquí se es en extremo complaciente con las películas en cuanto estas tienen un origen «afín» a las temáticas de esta web (ya sean adaptaciones de cómics o de videojuegos como en este caso). Y más teniendo en cuenta el texto, que pone a la película (suavemente, eso sí) de vuelta y media… no se corresponde con ese 6,5 de nota media ni de c**a.
Lo mejor fue escuchar a Fassbender decir «mantana» y no «manzana».
La película, un gigantesco «meh». Sin saber mucho del juego, lo confieso, la idea es buena, pero la película queda en la nada. Final medio vacío, cosas que suceden porque sí, unos malos que parecen tener muy en claro qué son los Asesinos, pero no parecen tomar muchas precauciones con ellos y les dejan todo servido en bandeja…
No sé. No es una película terriblemente mala (como sí lo es Suicide Squad, por ejemplo), pero es malita, olvidable.
Saludos!
A mí si me gusto la película. Es entretenida y tiene unas secuencias de acción espectaculares, que es lo que en realidad buscaba, tanto más que soy fan de los videojuegos. Eso sí a mi novia le aburrió soberanamente.
Espero que no borren mi comentario como pasó en otra entrada.