Barbie es una película de la que se habían escuchado muchos rumores, se habían filtrado muchas imágenes, pero en realidad sabíamos muy poco. Probablemente, lo que más espectadores ha arrastrado a las salas de cine ha sido la propia marca de la muñeca más popular de Mattel, no en vano las salas estaban llenas de madres con sus hijas. Pero otro grueso de espectadores se habrá acercado gracias a sus estrellas protagonistas, Margott Robbie (quien también ejerce como productora) y Ryan Gosling, así como por su guionista y directora Greta Gerwig. La directora de Lady Bird y Mujercitas nos tiene acostumbrados a una visión morada del mundo que, a priori, contrastaba con nuestras ideas preconcebidas sobre Barbie. A fin de cuentas, a lo largo de más de dos décadas, la muñeca de largas piernas nos tenía acostumbrados a una producción audiovisual muy concreta. Desde 2001 hasta 2017 cada año se ha estrenado, como mínimo, una película de la franquicia Barbie. La veda fue abierta por Barbie en el Cascanueces dirigida por Owen Hurley y le siguieron múltiples versiones principescas de la muñeca; dejando a un lado la idea de las mil profesiones de Barbie. Por tanto, no era de extrañar que el público en general esperase encontrar una suerte de película apta para todos los públicos, una comedia familiar o una romántica. Por suerte, no es lo que nos encontramos en la sala de cine.
El éxito de Barbie viene avalado por una recaudación de más de 300 millones de dólares en el fin de semana de su estreno. Desbancando en popularidad a los dos pesos pesados que comparten cartelera con ella: Oppenheimer de Christopher Nolan y Misión Imposible dirigida por Christopher McQuarrie. Un hecho que ha sorprendido y al mismo tiempo alegrado a la industria del cine. Da gusto ir al cine y ver tanto las áreas comunes como las salas llenas de espectadores interesados en consumir este medio al cual tanto queremos. De hecho, la coincidencia de tres grandes estrenos ha convertido a este fin de semana en el cuarto de mayor recaudación en Estados Unidos. En nuestro país, se han alcanzado cifras de asistencia prepandémicas.
Barbieland es un mundo rosa pastel donde viven todas las barbies organizadas en torno a una utopía. Un lugar donde las barbies están seguras de sí misma, son independientes y autosuficientes. Del mismo modo que las muñecas comercializadas en nuestra realidad, las Barbie ejercen todas las profesiones imaginables. Son diversas en sus formas, colores, tamaños y habilidades. Desde la Barbie doctora protagonizada por la actriz transgénero Hari Nef, hasta la Barbie agobada de Sharon Rooney , pasando por la Barbie presidenta interprestada por Issa Rae. Pero, en Barbieland también viven otros seres: los muchos tipos de Ken, un Alan (Michael Cera) y una Midge (Emerald Fennell). Entre los Ken más destacados tenemos a Ken asiático por Simu Liu , el divertido Ken tritón interpretado por John Cena y, para los aficionados del cine de superhéroes, remarcar la participación de Kingsley Ben-Adir, actor de Gravick en la serie de Disney Plus Invasión Secreta. Además, como curiosidad, entre el reparto de kens podemos encontrar a Scott Evans, hermano de Chris Evans.
Mientras que las Barbie ejercen las profesiones que sustentan el lugar, los kens se dedican al mundo contemplativo y a la diversión, ya que, en nuestra realidad, su existencia no se ha ligado a una profesión. Esta cuestión que será baladí al principio de la cinta irá tomando importancia a medida que pasan los fotogramas hasta convertirse en piedra angular del conflicto entre la Barbie y el Ken protagonistas. Pero antes de llegar a esto, conoceremos a la Barbie Estereotípica interpretada por Margot Robbie quien, tras un día perfecto, se despertará en su Mansión Barbie despeinada, con ojeras y… ¡con los pies planos!
Desde el estreno de El lobo de Wall Street, Margot Robbie no deja de sorprendernos. Desde su participación en el biopic de I, Tonya (Graig Gillespie), pasando por la carta de amor al cine de Babylon (Damien Chazelle), hasta la propia Harley Quinn de El Escuadrón Suicida (James Gunn) y en Barbie, sus interpretaciones siempre son pasionales, derrochando carisma. Robbie consigue que la muñeca ideal de Mattel se convierta en una mujer real que decide enfrentarse a su futuro con unas sandalias.
«¡Nunca me pondría tacones si mis pies tuvieran esta forma!»
Barbie Estereotípica
Solo Barbie Rara sabe qué le está pasando a Estereotípica y la solución: para volver a ser perfecta, tiene que ir hasta el mundo de los humanos y conseguir que su niña vuelva a ser feliz. Y dicho y hecho. Pero, antes de salir de Barbieland, Barbie Estereotípica descubrirá que tiene un compañero de viaje: Ken Playero. El Ken que está enamorado de ella y que al acompañarla quiere demostrarle que está dispuesto a abandonar los placeres y comodidades de su mundo por su amor. Pero, cuando llegan al mundo de los humanos, ambos protagonistas descubren que el mundo de Barbieland no es un reflejo del mundo de los humanos. Barbie descubre la inseguridad y la vergüenza, mientras que Ken hace lo propio con el privilegio masculino y el patriarcado. A partir de aquí, el personaje de Ryan Gosling intentará que la utopía de Barbieland se convierta en la utopía de Kenland.
Las dudas sobre Ryan Gosling para el papel de Ken, estaban injustificadas. El actor de La La Land y El Diario de Noa nos muestra otra faceta de sus capacidades con un gran personaje tragicómico. Con pequeños gestos y miradas furtivas, la cámara capta como Gosling va creando un personaje perdido en sí mismo. Un muñeco roto, creado para un propósito que nunca llegará. Esta situación le golpeará y confundirá, también le conducirá a cometer errores; pero nada que no pueda solucionarse con autodescubrimiento. Pese a que el rubio platino de Ken no le queda bien a Ryan, la interpretación de Ryan le queda muy bien a Ken.
Así, Barbie se añade a la extensa lista de películas que recurren al concepto de universo alternativo para desarrollar su trama. Quizás como reflejo del descontento generalizado con el mundo en el que estamos viviendo. Una realidad decadente en lo social, político y económico. Una realidad de la cual huir con el recurso único del ser humano: la imaginación. Todos podemos imaginar un mundo posible mejor que nuestra realidad, y todos querríamos mudarnos a él. Eso sería mucho más sencillo que seguir bregando en un mundo donde jamás llegaremos a un consenso con nuestros opuestos. Y, en realidad, de esto trata Barbie. De la ciudad que han creado todas las niñas que juegan con una Barbie. Una realidad donde pueden ser cualquier cosa con seguridad, independencia y autoestima. Donde conceptos como patriarcado y machismo no existen y, por tanto, tampoco la igualdad ni el feminismo. Porque es el lugar donde las niñas imaginan que sus muñecas lo son todo. Una fantasía inocente e ingenua donde lo más importante es hacer fiestas de pijama todas las noches, jugar en la playa y combinar modelito para trabajar. Pero una fantasía de poder femenino.
Una de las noticias que ha sobrevolado el estreno de la película reza que en 2021 hubo escasez de pintura de color rosa fluorescente de la marca Rosco a nivel mundial a causa de la producción de la película. Más allá de la verosimilitud de la noticia y del clickbait fácil al que recurren cada vez más los portales dedicados al séptimo arte, Barbie hace honor a su marca comercial y derrocha tonos pastel en cada fotograma. Pero, además de crear una atmósfera irreal de mundo de fantasía, esta elección cromática permite generar una sensación de coherencia visual. Por tanto, cuando aparecen elementos como el Ken de Gosling vestido de negro, se magnifica el efecto de disrupción de la lógica utópica. Del mismo modo, los números musicales también buscan una coherencia con la propia historia. Estos se limitan a Barbieland mientras que, en el mundo humano, lleno de hombres aburridos en traje, no tienen cabida. Centrándonos en esta cuestión, merece una mención especial la canción I’m Just Ken de Ryan Gosling que combina dos coreografías subrayando la dualidad que sufre Ken. Y es que él no ha encontrado aún su lugar en el mundo, Ken es solo un accesorio más de Barbie. Un muñeco creado para acompañarla en sus aventuras. Pero, del mismo modo que Barbie tiene que ir al mundo real para descubrir cual será el final de su historia, Ken tiene que volver a Barbieland para entender que él también tiene el deber de encontrar su camino. Y este camino no puede ser montado en un caballo.
Greta Gerwig firma una película redonda, ágil y divertida. Una sátira a nuestro mundo a través de los ojos de un puñado de muñecos y muñecas que nos miran sin entendernos. Barbie recurre a situaciones surrealistas y a gags de humor absurdo sin renunciar a un guion sólido donde las diferentes ideas clave se van interconectando a medida que avanza la trama. A este nivel se permiten el lujo de añadir elementos metatextuales con referencias a productos de la marca Mattel e, incluso, de la competencia como las muñecas Bratz de MGA Entertainment . Todo ello manteniendo un ritmo de narración que sin ser atropellado tampoco permite que el espectador se distraiga. Un equilibrio difícil, pero alcanzado por el equipo creativo.
Barbie es la película que no sabíamos que necesitábamos. Una sátira del patriarcado desde el rosa pastel, desde lo estereotípico, desde lo femenino más mainstream. Desde la Barbie estereotípica hasta la Barbie rara, todas merecemos un lugar donde ser lo que queramos, con autonomía y seguridad. Todas merecemos encontrar nuestra Barbieland en la Tierra.
Dirección - 8.5
Guión - 9
Reparto - 8
Apartado visual - 9
Banda sonora - 8.5
8.6
Una utopía social en rosa pastel
Vista. Resumen aburrida, mucho.
Estética ok.
Argumento empiezas OHhh y acabas pufff ¿Mensaje? Pos fale, pos malegro.
Para crisis existenciales de muñecos más divertida la legopelicula.
Punto positivo, que por recaudación en Mattel se animen a hacer ya un peliculón de los muñecos de Marvel Secret Wars, con escudos of course y cameo de Jim Shotter.
El mensaje puede estar bien (es un poco tramposo en algún momento, pero no se puede esperar otra cosa), pero la deriva resulta forzada en ciertos momentos, y sobre todo… el humor no funciona. Sé que es una sátira, pero si quieres hacerla divertida, utiliza elementos humorísticos más globales. El humor es muy Will Ferrell -de hecho es uno de los protas-, y a mí no me va nada. El tema musical tampoco funciona especialmente, muchos chistes pierden gracia en castellano y los cuatro giros que hay se ven venir desde lejos.
Está bien concienciar, pero hay que hacerlo -desde mi punto de vista- con algo más de gracia.
Un poco de mala leche y unos cuantos fans -de lo que sea-dispuestos a disfrazarse no deberían ser suficiente para que la prensa en general se esté mostrando tan indulgente con la película. Una película puede ser muchas cosas, pero pasarlo bien debe ser un requisito para su calificación. Es industria del entretenimiento, aparte de ser un arte. Y si se lo reclamamos a películas de género, deberíamos hacerlo con todas.
Yo no suspendería a la peli, pero desde luego las notas que estoy viendo por ahí me parecen bastante infladas, y las opiniones de la gente que conozco -de todos los géneros y gustos- van por otro lado.
Para pasar el rato, sin más. Y no un gran rato, salvo que valores mucho y bien el aire acondicionado y las palomitas.
Precisamente uno de los valores de la película es que pese a querer transmitir un mensaje nunca olvida que es una comedia. Pero estoy viendo mucha masculinidad frágil arremetiendo contra la película.
Bastante mejor que Oppenheimer.